jueves, 25 de diciembre de 2008

Rincón escondido

Mi amiga Renata vive en Arequipa. Hace algunas semanas me pidió que le recogiera un certificado de los estudios que ha hecho a distancia en una universidad limeña.

Hacia allá fui, la mañana de un jueves cualquiera. La oficina de esta universidad queda en un sitio por el que he pasado muchas veces, casi siempre en medio de prisas y apuros, con la atención puesta únicamente en el reloj y en el tráfico.

Solamente que este jueves cualquiera pasó a ser un jueves diferente y especial.

La última cuadra del recorrido la hice caminando, no sé por qué. Iba, como siempre, con apuro y mirando el reloj, sin percatarme de nada más que el edificio al que me dirigía, visible desde una cuadra de distancia. Cuando en eso giré la cabeza hacia la acera del frente, y apareció ante mis ojos un pequeño parque que se extendía por toda la manzana que estaba a mi izquierda.

Camina placido en medio del ruido y de la prisa, y piensa en la paz que se puede encontrar en el silencio. (*)
Era un oasis silencioso, solamente interrumpido por el cantar de los pájaros. Ni un solo ruido que delatara el tráfico que se mueve a una cuadra de distancia. Imposible dejar que un momento así se perdiera. El celular entró en acción una vez más.

El lugar es tan tranquilo que da ganas de sentarse a leer, como lo hace la chica que ven sentada en los escalones del monumento. Si se fijan bien, al fondo podrán apreciar algunas de esas camionetas que constituyen buena parte del transporte público limeño.

No fue solamente la tranquilidad del sitio lo que llamó mi atención. Fueron las hojas caídas por todos lados, el verde impecable del pasto, la sensación de ser un rincón cuidado, la curiosidad por saber cuántos secretos encierran estos árboles.

Al frente de este parque queda el edificio al que yo me dirigía.

Esta otra foto la tomé desde las escalinatas de la universidad, ya al salir. Se puede ver el mismo monumento un poco más alejado. Esa pared aparentemente blanca que se ve al fondo (en verdad es rosada) es la residencia del embajador de Estados Unidos en el Perú.

Gracias a Renata descubrí un rinconcito de Lima en el que nunca había reparado. Los correteos habituales casi provocan que me pierda la delicia de este tranquilo remanso, situado en medio de tanto ajetreo que lo hace pasar desapercibido.

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(*) Texto completo de la Desiderata acá.

¿No se supone que la Navidad es la fiesta de amor y de unión? ¿Tan difícil es ponerse en los zapatos de otro? Lo digo porque ayer 24 de diciembre, a pocos minutos de la medianoche, vi pasar camiones recolectores de basura de un distrito limeño. Lo que quiere decir que los trabajadores a cargo de dicha labor pasaron la Navidad en la calle, lejos de sus casas y sus familias. Me pregunto si a los alcaldes, o a quienes hayan tomado tan "solidaria" decisión, les hubiera gustado estar en los zapatos de esos trabajadores. ¿Tan difícil era pedir a los vecinos que, por un día, no sacaran la basura a la calle?

La blogósfera peruana en 2009

Hace algunos días, encontré en mi bandeja de entrada un mensaje de Juan Arellano con el siguiente desafío:

Hola:

Me gustaría hacer un post con las respuestas de varios bloggers a esta única pregunta:

¿Cómo ves o qué esperas de la blogosfera peruana o internet en general para el 2009?

Obviamente espero tu respuesta que la puedes hacer en forma de post o responderla por esta vía. Consideraré las llegadas hasta el 21 de diciembre. Gracias

Juan

Durante días tuve el mensaje sin saber qué responder. Hasta que Juan me conminó a contestarle, pocos días antes de la fecha límite. Acá mi respuesta, que le hice llegar vía mensaje de correo electrónico:
Gabriela de Seis de Enero es cauta en sus esperanzas y mas bien nos remite a otras realidades:

sencillamente no sé qué esperar de la blogósfera peruana o de Internet en general. Pero para tratar de elaborar una respuesta y no quedarme con el simple (y cómodo) "no sé", espero que los blogs sigan desarrollándose, que sigamos disfrutando de esta libertad de decir lo que queremos, que ni notamos porque la damos por hecho. Viendo lo que sufren bloggers de otros países por el "delito" de decir lo que piensan, puedo decir que somos afortunados. Espero que la blogósfera siga creciendo y que los bloggers independientes no encontremos dificultades frente a los bloggers que cuentan con el respaldo de medios de comunicación. Finalmente, espero que los acontecimientos en el Perú nos den siempre tema del cual hablar... eso creo que podemos darlo por descontado.
Para ver las respuestas de otros bloggers, recomiendo leer posts que Juan ha escrito al respecto en cuatro partes:
  1. Pregunta a los bloggers y demás
  2. La blogosfera peruana en el 2009 según los propios bloggers peruanos (I)
  3. La blogosfera peruana en el 2009 según los propios bloggers peruanos (II)
  4. La blogosfera peruana en el 2009 según los propios bloggers peruanos (y III)

Siempre es interesante ver lo que los demás tienen que decir.

Gracias Juan por incluirme en este post.

jueves, 18 de diciembre de 2008

Historia de un Nacimiento

Desde que empezó diciembre, veía algo pelado el ventanal del edificio en el que vive. Todos los días, al salir a trabajar, pensaba en cómo hacer para conseguir el mismo nacimiento en cartón que adornó el ventanal hace algunos años.

En su trabajo veía el adorno que quería tener en su ventanal. Le preguntó a la persona que le vendió el que tuvo unos años antes, pero le dijo que ya se habían terminado. "Ese ventanal se ve muy vacío", pensaba una y otra vez.

Hubiera sido más fácil rendirse, pero ahí seguía dándole vueltas al asunto. Hasta que se le ocurrió una idea: con papel calcó los bordes del nacimiento de cartón que estaba en su oficina. El papel no era transparente, pero apoyándose contra el vidrio tenía luz suficiente para ver bien los bordes. Calcó todo en diferentes hojas tamaño A-4: San José por un lado, la Virgen María por el otro y, por supuesto, el Niño Jesús. La Estrella de Belén tuvo que dejarla a un lado, estaba pegada muy alto y su altura no le permitía llegar hasta allá.

Ya en casa, compró cartulina blanca y pasó cuidadosamente los varios moldes formando las figuras del Nacimiento. Luego, con mucha paciencia y cuidado, los recortó dándoles la forma exacta.

Después le pidió a Gonzalo que le hiciera la estrella porque el dibujo nunca fue lo suyo (tampoco lo mío). Y con ayuda de otra persona a quien quiere mucho, pegó cuidadosamente el Nacimiento en el ventanal.

El ventanal ya no está vacío. Lo veo todos los días al salir de la casa, y pienso en el esfuerzo conjunto que se requirió para lograrlo. Pienso que los vecinos ni lo imaginan, que los visitantes frecuentes y los ocasionales tampoco lo imaginan. Solamente ven ahí un lindo Nacimiento que los saluda y despide cada vez que entran o salen.

A todos ustedes:

¡FELIZ NAVIDAD!

jueves, 11 de diciembre de 2008

Diciembre...

Diciembre es un mes de emociones encontradas, no tengo la menor duda. Hace algunos años, el escritor peruano Abelardo Sánchez León publicó un excelente artículo en su columna semanal del El Comercio. Por suerte guardé el texto completo, aunque no el sitio web ni la fecha exacta de su publicación.
Rincón del autor: Diciembre

Por Abelardo Sánchez León

Este mes es una piedra difícil de trasladar y tropieza con el hueco negro de la despedida. Diciembre sacude lo hecho. A fin de cuentas es un mes de evaluaciones.

Experimenta una extraña sensación de vacío. Se acerca la Navidad y su corazón late como un reloj atascado en la arena. Siente poco, incluso en su relación con las personas más cercanas: su pareja, sus hijos, sus amigos, sus colegas.

Considera que se ha vuelto huraño, cascarrabias, que todo le molesta. Ni qué decir de la política. No puede criticar a la juventud por ser tan indiferente con la política, pues él mismo está como endurecido. No le interesan aquellas riñas y confrontaciones entre candidatos. Está, sin saber por qué, de mal humor.

Ha ayudado en su casa a que se levante, como un verdadero himno de esperanza, el árbol de la Navidad. Aquel árbol, comprado hace unos veinte años en una tienda de segunda mano por la Arenales, le recuerda a tantos otros árboles, cuando era un muchacho y ayudaba a su padre a levantarlo en aquella casa hoy derrumbada. Pacientemente ha contribuido a que durante las noches se llene de luces intermitentes.

Piensa que diciembre es un mes feliz, pero que por extrañas razones, completamente desconocidas, siente malestar en lugar de alegría. Llega exhausto al último mes del año y anhela descansar en el pequeño jardín que su esposa cuida con verdadero esmero. Pero las cosas no se dan. Quiere revisar unos poemas, regar, contemplar la luna de diciembre, hacerle el amor. Lo intenta, pero no se dan las circunstancias. Diciembre es una piedra difícil de trasladar y tropieza con el hueco negro de la despedida. Diciembre sacude lo hecho y se lo refriega en la cara, a fin de cuentas se trata de un mes de evaluaciones, de lejanas calificaciones escolares, de rojos en la libreta.

Piensa que en las épocas del colegio diciembre tenía un sabor especial: por ejemplo, no tener más de dos cursos desaprobados, frecuentar La Herradura con sus amigos Andrés y Vicente, ir a la vermouth del cine Orrantia. Diciembre era risa si pasabas de año. No había malestar acumulado. Las luces navideñas iluminan las fachadas a falta de estrellas y en el centro de su cerebro algo no funciona. Sus cálculos, sus simples deseos, no le han salido.

Decide encerrarse. No asistir a los diversos festejos de fin de año, cuando diciembre es una agenda apretada. Pero si no va tendrá que estar solo y soportarse. Se trata del destino: el tibio sol de diciembre tiene ahora un sabor a metal antiguo. Lo distingo a la distancia, trato de pasarle la voz, pero me abstengo.

Este mes es una piedra difícil de trasladar y tropieza con el hueco negro de la despedida. Diciembre sacude lo hecho. A fin de cuentas es un mes de evaluaciones.
... y de despedidas y de reencuentros y de balances y de nostalgias y de ausencias y de presencias y de esperanza, agregaría yo.
Gracias a Balo, porque supo expresar como pocos las sensaciones de este contradictorio mes.

jueves, 4 de diciembre de 2008

Una pensionista para nada pobre

Hace algunos meses escribí un post titulado Cuéntame cómo pasó, dedicado a la serie española del mismo nombre que transmite Televisión Española todos los jueves, entre setiembre y enero. La serie no es conocida en el Perú, yo empecé a verla totalmente por casualidad desde hace unos cuatro años.

En ese post yo decía:

Todos los adultos [de la serie] han vivido en carne propia la tremendamente cruenta Guerra Civil Española, y han conocido de primera mano el hambre y la incertidumbre del día a día.
Cuando rememoran la guerra, los personajes de la serie siempre recuerdan el hambre que vivieron en esos duros tiempos. Cada vez que Toni comenta en voz alta que las cosas tienen que cambiar, la abuela Herminia tiembla y responde "lo único que no quiero es volver al hambre del 36". Y cuando Desi, que estaba lleno de dudas a pocos minutos de casarse con Clara, le pregunta a Antonio si acaso no tuvo dudas antes de casarse con Merche, este le responde: "Que era 1948, hombre, que lo único que nos preocupaba era si tendríamos qué comer al día siguiente".
Esa respuesta de Antonio se me ha quedado grabada en la memoria.

Hace poco más de una semana, totalmente por casualidad, di con un blog titulado 'Soy una pobre pensionista', escrito por una española que firma con esa frase como seudónimo y que se define a sí misma:

Nací en el Madrid de antes de la Guerra, y ahora que estoy estudiando Informática, quiero aprovechar lo que aprendo día a día para compartir con vosotros los recuerdos de mi vida.

Lo que asombra es que esta pensionista acaba de cumplir 86 años, y acá la tienen, estudiando Informática y llevando adelante un blog. Poca cosa... casi nada.

Esta blogger ha vivido en carne propia los rigores de la Guerra, el hambre que tanto recordaban la abuela Herminia y Antonio. En su post Casa, obuses y refugio en el Metro nos cuenta:

[...]

Como dormíamos en esas condiciones [vestidos y calzados] no usábamos sábanas ¡a ver quién, con zapatos y sin jabón para lavar! Yo recuerdo que pensaba en otros niños que estarían durmiendo en sus camitas, con sus camisones, y muy importante para mí, sin zapatos, y unas sabanas blancas y fresquitas, ¡qué envidia y qué nostalgia de tiempos pasados! Yo le pedía a mi madre ¡por favor déjame quitarme los zapatos! Pues que si quieres, ni de broma, vamos. Esta situación duró casi hasta el final de la guerra.

[...]

Sin palabras.

Y en 'Supervivencia' nos dice:

En la guerra, mientras permanecíamos "refugiados" en la cueva durante los bombardeos, yo ahora pienso que casi nos hacíamos inhumanos, sólo afloraba en nosotros el instinto de supervivencia, no nos preocupaba donde caían las bombas, ni a quien le tocaba, el caso es que no nos tocara a nosotros (hablo por mí, pero creo que ese era el sentir de todos). Lo digo porque, cuando el bombardeo terminaba, el suspiro era general y la exclamación la misma: ¡nos hemos librado!

Los aviones empezaban generalmente sus bombardeos por lo alto de la carretera de Valencia, como si vinieran del pueblo de Vallecas hacia Madrid, así que las explosiones empezaban por nuestra izquierda, y daba la impresión de que las lanzaban con cronómetro, era entre una explosión y otra el mismo espacio de tiempo, pum... pum... pum... así que yo, particularmente, iba calculando si la siguiente bomba sería para nosotros o si pasaría de largo.

Cuando las explosiones estaban ya muy cerca, que todo retumbaba a nuestro alrededor, las familias nos abrazábamos e inconscientemente cerrábamos los ojos, y yo creo que hasta conteníamos la respiración. ¿Nos tocará? Estoy segurísima de que todos teníamos el mismo pensamiento, ¿nos tocará? Cuando la siguiente explosión sonaba ya a nuestra derecha es cuando venia el suspiro colectivo, y la frase “nos hemos librado”. Pero esto algunas veces no era así, pues de repente volvíamos a oír explosiones muy cerca, y aquello, por lo menos a mí, me "descolocaba", pues eso quería decir que no había funcionado ese cálculo tan rarito que yo me inventé. Cuando esto pasaba, era porque los aviones habían dado la vuelta y soltaban el resto de sus bombas otra vez sobre nosotros. Esto, en los últimos tiempos de la guerra, nos lo hacían varias veces en una misma noche, con lo cual era terrorífica, de verdadera pesadilla, aquello no terminaba hasta que era de día y entonces podíamos salir de la cueva. A partir de ahí, empezábamos a ser otra vez personas y comenzaba la preocupación por los demás, a querer saber donde habían caído las bombas, si habían afectado a amigos o parientes, a ser solidarios y si se podía ayudar en lo que fuera posible. Lo que digo ¿dónde habían estado todos estos sentimientos durante el bombardeo? ¡Supervivencia!

Hoy, pensándolo en la distancia, no dudo de que en aquella cueva, si nos hubiera caído una bomba habríamos sido, de no morir en el momento, enterrados en vida. Ya se dieron casos.

[...]
Les invito a visitar a esta pensionista, nada pobre por cierto. Yo le digo rica pensionista, porque evidentemente su riqueza como persona es enorme. Contesta todos los comentarios que le hacen sus lectores, siempre con una frase tan amable y de manera tan agradable que da ganas de seguirla leyendo, y encima no permite que la traten formalmente usando el 'usted'. Me hace sentir como si la conociera personalmente. La semana pasada visitó este blog, e incluso ha agradecido este post:
Mi querida Gabriela, me siento tan abrumada ante palabras tan hermosas y tan cariñosas hacia mí, que no me salen las palabras. ¿Gracias? No, creo que es poco, muchas, muchas, muchísimas gracias, estoy muy contenta de haberte encontrado y de que me permitas contar con tu amistad. Recibe un cariñosísimo abrazo.
Lo único malo es que se conecta solamente los fines de semana, por lo que hay que esperar siete días por sus novedades. Pero la espera vale la pena.
¡Gracias, rica pensionista! Nos vemos este fin de semana.

lunes, 1 de diciembre de 2008

Misterios domésticos

Más de una vez han pasado en mi casa las siguientes situaciones.

1. Cucharitas que desaparecen: por lo general, los cubiertos vienen en juegos de 6, 8 y 12. No entiendo cómo ni por qué, al cabo de un tiempo solamente hay 5, 7 u 11 cucharitas. Con los cuchillos, tenedores y cucharas no pasa lo mismo, es solamente con las cucharitas. Tratando de encontrar una respuesta a ese misterio doméstico, se me ocurrió que podían irse por el desagüe al momento de lavar los cubiertos. Descubrí que es imposible por la sencilla razón de que no hay espacio para que pasen por ahí.

Todas las personas a las que les he contado esto me han dicho lo mismo: que en su casa también se les desaparecen las cucharitas.

2. Medias que faltan: al momento de guardar la ropa recien lavada, muchas veces descubría que faltaba una media. Una sola. Lo más gracioso es que la media "perdida", por lo general de nylon, aparecía al cabo de muchos meses en los lugares más insólitos, como bien encajada dentro de la manga de una chompa o en la pierna de un pantalón, en un rincón de la lavadora (después de haber mirado montones de veces) o hecha un trapo en un rincón del lugar de la casa en que se tiende la ropa mojada (nuevamente, después de haber mirado montones de veces).

Harta de esa situación, compré una bolsa con cierre hecha de una tela con muchos huequitos. Ahora las medias no se pierden entre que las seco y las guardo... sino entre que me las saco y las lavo.

3. Ganchos de ropa que se multiplican: aparece de la nada en mi clóset, un gancho vacío colgado a plena vista, que horas antes no había estado ahí. Una cosa es que las cucharitas o medias desaparezcan, y otra muy diferente es que los artículos, ganchos de ropa en este caso, surjan de la nada, podríamos decir que por generación espontánea, y se planten por su cuenta en un lugar visto y revisto no sé cuántas veces. Por una parte mejor, porque me ahorran el trabajo de buscar uno cuando quiero guardar la ropa recién lavada.

4. Plumas: aparecen por toda la casa, plumas encajadas en las esquinas de todas las habitaciones: en la sala, la cocina, el baño, en los dormitorios. Sé que deben ser de las palomas que vuelan por todas partes, pero lo raro es que van a depositarse en los lugares más recónditos y refundidos, casi entre los zócalos y las paredes. Por lo menos yo, nunca he visto cómo llegan ni qué caminos recorren hasta los lugares en los que las encuentro. De repente miro hacia una esquina, y veo una pluma. Suelo guardarlas, encontrar esas plumas me hace sentir que soy la destinataria de un mensaje que debo descifrar.

5. Vecinos fantasmas: estos vecinos constituyen un misterio tan grande que les dediqué su propio post. De todas maneras, los menciono en este porque los considero uno de los más grandes misterios domésticos. A veces escucho taconeos a mitad de la noche, o el sonido de miles de canicas rodando y rebotando sobre el piso del departamento de arriba del mío y que viene a ser el techo de mi casa, o como si alguien estuviera jalando y arrastrando por todos lados los muebles más pesados del mundo sin llegar a decidirse dónde dejarlos. Además, siempre son sonidos nomás, nadie habla nunca. Aunque pensándolo bien, es mejor que nadie hable nunca.

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Todas las imágenes han sido tomadas de Google Images.

jueves, 27 de noviembre de 2008

El trámite más inútil

Nota: para ver al ganador de esta iniciativa en México entrar acá.
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En algún momento de nuestras vidas, por lo menos una vez, todos hemos chocado con la burocracia. Más exactamente, hemos chocado con lo que consideramos es la ineficiencia y la necedad de la burocracia.

No quiero aburrirlos con la cantidad de veces que me han observado trámites con las causales más absurdas, y si no fuera porque me han pasado a mí, creería que son exageraciones de la persona que me las cuenta. Créanme que me ha pasado más de una vez, y solamente hay dos opciones: darle gusto al burócrata y llevar el trámite a buen término o chocarse contra la pared y perder un precioso tiempo y la paciencia. Creo que la elección es evidente.

Por eso llamó mi atención esta nota que encontré en El Comercio hace algunas semanas. Copio acá algunas partes:



CIUDAD DE MÉXICO [EFE / EL COMERCIO]. El Gobierno de México presentó un original concurso que pretende premiar a los tres ciudadanos que den con el trámite "más inútil, complejo, ilógico y engorroso" en las administraciones públicas federal, estatal y municipal, informaron fuentes oficiales. [...]

Los premios serán en metálico, uno de 300.000 pesos (28.000 dólares) para el ganador en la categoría federal y dos más de 100.000 pesos (9.350 dólares) cada uno para el peor trámite estatal y municipal. [...]

Otra de las condiciones que exige el concurso es que los participantes deben haber sido usuarios del trámite que denuncien, durante el último año, independientemente de que lo hayan concluido o no. [...]

La iniciativa se inscribe dentro del Programa de Mejora de la Gestión que impulsa el Gobierno y busca reducir los trámites y servicios que ofrece la Administración Pública de los 4.200 actuales a unos 3.000 hasta 2012.

La fecha límite fijada por el gobierno de México venció hace casi un mes, por si alguien se hubiera animado a participar en el concurso. Para ver al ganador entrar acá.

De otro lado, el blog Neeka's Backlog, de la ucraniana Veronica Khokhlova, una de las autoras de Global Voices Online, también menciona trámites inútiles, como el que comparte en su post publicado el 22 de setiembre de 2008, y que traduzco a continuación:
[...] Hasta ahora, España está a la cabeza de todos los demás en la encuesta para obtener el premio del Bozal de Oro por causar el mayor resentimiento a sus solicitantes. Además del fastidio habitual con el papeleo, el consulado español exige a los solicitantes de visa que se reporten en el consulado a su regreso a Ucrania. Tetyana Kaminska, editora de la revista de diseño de interiores 'Ideas para su hogar', dijo que se indignó al enterarse de esta práctica “absurda”.

Kaminska dijo que perdió dos días para darle al consulado una fotocopia de la página de su pasaporte con el sello de Aduanas que probaba que había regresado de España.

“Cuando fui el primer día, una guardia me dijo que fuera a las 8 am al día siguiente… Cuando llegué la mañana siguiente, había una cola de 50 personas todas paradas en el otro lado de la pista porque aparentemente el pavimento delante del consulado es zona tabú”, describió al comienzo de su odisea. Hacia las cinco de la tarde, dijo que finalmente la invitaron a entrar. “Sin embargo, en la puerta me dijeron que no podía pasar con mi cartera. Así que me vi obligada a dejarla al otro lado de la calle en un cuarto de equipajes.

”Cuando Kaminskaya llegó a la ventanilla del funcionario tras ocho horas de espera, un funcionario de la sección de visas le preguntó si le había gustado España . “No, no me gustó,” dijo pensando en el caos con las visas en Ucrania.

Este es un ejemplo de trámite inútil, porque creo que las autoridades de cualquier consulado pueden pedir información al departamento de migraciones del país en el que se encuentren. No creo que haya necesidad de hacerle perder a una persona dos días de trabajo simplemente para que acredite que no se quedó en el país al que fue de visita.

Lo he dicho ya varias veces en este blog: en todas partes se cuecen habas.

domingo, 23 de noviembre de 2008

Lima en los tiempos de APEC

En el Perú, cada año tiene un nombre oficial. 2008 se llama "El año de las cumbres internacionales en el Perú". Como pueden deducir, el nombre siempre está relacionado con el año en que se vive o con las expectativas que hay para el año que viene porque el nombre es elegido hacia finales de cada año. En realidad no sé si es una costumbre privativa del Perú o si es internacional.

La cosa es que 2008 ha sido, efectivamente, el de las cumbres internacionales en el Perú. Digo cumbres porque en mayo Lima fue sede de la V Cumbre de América Latina, Caribe y Unión Europea (ALC-UE). Y este fin de semana, se llevó a cabo la reunión anual del Foro de Cooperación Asia Pacífico (APEC).

Como todo en la vida, ha tenido su parte mala y su parte buena.

Entre lo malo está, en primer lugar, haber tenido la ciudad prácticamente de cabeza los últimos meses debido a las múltiples obras simultáneas con la finalidad mejorar el aspecto de Lima. Sobre todo, mejorar el estado de las pistas, más que lamentable en muchos casos.

Respecto de esto escuché hace pocos día en la radio, en una entrevista que le hicieron a varios escolares que habían ganado el concurso de debates, que uno de los muchachos decía que esto eqiuvale a cuando uno recibe en su casa a un invitado importante: hay que poner la casa bonita para que el invitado se sienta a gusto. Que es así como debíamos verlo y dejar las quejas a un lado.

Irrefutable.

Entre lo bueno, qué duda cabe, que nuestro país ha estado en los ojos del mundo, que hemos sido centro de atención y que nuestra gastronomía sigue volando alto.

En este post no pretendo analizar los efectos y consecuencias que esta cumbre tendrá para el Perú. Eso lo dejo a los entendidos, que obviamente harán análisis más sesudos de los que yo podría intentar hacer. Desde mi punto de vista, haré un resumen de lo que fue Lima en los tiempos de APEC para los ciudadanos comunes y corrientes.

Vivo en Miraflores, a pocas cuadras del Hotel Marriott, donde se alojó el (futuro ex) presidente de Estados Unidos, George Bush, y toda su comitiva. Esto motivó que las cuadras finales de la Av. Larco estuvieran cerradas al tránsito vehicular desde las primeras horas del jueves 20 de noviembre. Había policías en todas las esquinas, en grupos de cuatro o cinco, lo que me hacía tener una extraña sensación de seguridad. Como me dijo uno de ellos con el que consulté, el tránsito de personas no estaba restringido, solamente el vehicular. Por si las dudas, desde el lunes 17 estuve saliendo a la calle con el DNI en el bolsillo, algo que nunca hago pues siempre me identifico con mi carné de abogada. Debo admitir que no tuve ningún problema.

El viernes 21, día de la llegada del presidente Bush a Lima, las calles alrededor de mi casa estaban cerradas para los autos. Las personas siempre pudimos circular, sin inconvenientes. En algún momento de la tarde, lo único que escuchamos durante aproximadamente 15 minutos fue el sonido de helicópteros dando vueltas sobre nuestras cabezas. Eran parte del despliegue de seguridad, como también lo era el acorazado que estaba en el Océano Pacífico, a cierta distancia justo delante del Hotel Marriott.

Acá imágenes tomadas con mi celular la mañana del sábado 22.

El edificio de color verde azulado con franjas horizontales amarillas es el Hotel Marriott. Vean las tranqueras de color verde que impedían el acceso de carros a la Av. Larco. Comparen con las imágenes tomadas en un día normal, que publiqué en un post previo.

Nuevamente acá pueden ver al fondo el Hotel Marriott, y también las tranqueras en la Av. Larco impidiendo el paso de los autos hacia las últimas cuadras de esa avenida. Los carteles con el signo distintivo de APEC Perú 2008 están en los postes de todas las avenidas por donde pasaron las diversas comitivas. En todos ellos aparece la palabra Bienvenidos en varios idiomas.

Pero como Seis de enero no es un buzón de quejas, termino exponiendo la mejor de las ventajas que nos trajo APEC Perú 2008 (como ocurrió en mayo la Cumbre ALC-UE): el gobierno declaró días no laborables el jueves 20 y el viernes 21 de noviembre. Si es así, que las cumbres y los visitantes ilustres pasen por acá más seguido.

PD: si quieren ver un análisis más detallado de APEC Perú con varios puntos de vista, pueden leer el post de Juan Arellano titulado Reunión del Foro de Cooperación Asia-Pacífico.

jueves, 20 de noviembre de 2008

Bodas de papel

Seis de enero cumple un año. Es un poco paradójico que una bitácora virtual celebre Bodas de Papel, pero así es. Hoy se cumple exactamente un año desde que publiqué el primer post, aunque durante varios días el blog estuvo abierto y en blanco por la sencilla razón de que no tenía idea sobre qué podía escribir.

Hace pocos días también, el martes 11 de noviembre, cumplí un año como traductora voluntaria en Global Voices Online en castellano. Una cosa está ligada con la otra, porque tal vez este blog no existiría si no me hubiera unido al equipo de traductores voluntarios. Creo que ambas están entre las mejores decisiones que tomé en 2007.

Para mí, fue una sorpresa enorme la mención de Marta en su blog Alemania: economía, sociedad y derecho. No imaginé que me leyeran en Alemania, ni tampoco que las sencillas historias de mi pequeño rincón personal merecieran tanto reconocimiento.

Creo que con esa mención de Marta fue que empecé a perderle el miedo a esto de escribir en un medio tan público como es Internet. Con eso se rompió el chivato, como decimos en el Perú.

Además de Marta, gracias a Seis de enero conocí a Katia, a Marcela, a Hilda, a Esteban, a Island, a Scatts (dos de los varios autores de Polandian), a Taras, a Arnis, a Vitaliy, a Coffeewallah, a Cibercuoca, a Mariyah y a tantos otros bloggers, muchos lectores fieles y otros tantos visitantes ocasionales que pasan o pasaron por acá, de países tan diversos como Argentina, Chile, Alemania, México, Trinidad y Tobago, Polonia y Ucrania.

Si alguien se da el trabajo de visitar todos los posts desde el primero, se dará cuenta de que muchos de los más antiguos no tienen comentarios, como mucho uno o dos. Poco a poco empezó a aumentar el número de comentarios, lo que indica que también crecía el número de lectores.

Acá una foto de los visitantes de anoche, donde cada estrellita celeste representa un lugar en donde alguien abrió Seis de enero, aunque haya sido una sola vez (¡hay estrellitas celestes en todos los continentes!):


Espero que Seis de enero celebre muchos años más, espero seguir teniendo ideas para publicar cada semana, espero que los lectores fieles (que poco a poco han ido aumentando) sigan dándose una vuelta por acá. Nunca sabemos a dónde nos puede llevar este espacio nuevo y desconocido hace apenas un año para mí que se llama blogósfera.

¡Un gogol de gracias a todos!

jueves, 13 de noviembre de 2008

El ventilador asesino y otros miedos atávicos

Hace algunas semanas, encontré en Global Voices Online un post de la autora coreana Hyejin Kim que llamó mi antención, por lo que procedí a traducirlo: 'Muerte por ventilador y lo que crees'. Debajo reproduzco una parte:


Hay un mito que ha pasado de generación en generación en Corea. La “muerte por ventilador”. Si te duermes con un ventilador [prendido] en un cuarto hermético, puedes morir. Cuando era niña, los adultos que me rodeaban siempre me advertían que no debía cerrar la puerta y dejar el ventilador prendido mientras dormía porque podría morir. Es como una historia de terror de verano. A veces en el verano los periódicos informan que alguien murió en una habitación hermética y que había un ventilador prendido cerca de la persona. Cuando crecí, amigos – no coreanos – se burlaban de mi creencia y llegué a dudar de que podría no ser posible.

Wiki mencionó ‘
muerte por ventilador’ como una leyenda urbana que se originó en Corea del Sur, y los bloggers hablan sobre la leyenda.

Pero es difícil borrar aquello que has creído tu vida entera.

Ciertamente, es muy difícil borrar aquello en lo que has creído tu vida entera. Y paso a explicar algunos de las cosas en las que he creído mi vida entera.

La tía Angelita contaba la historia de un hombre que alguna vez tomó ciertas sales digestivas efervescentes, de las que vienen en pastillas que hay que disolver en agua, pero como las tomó antes de que estuvieran totalmente disueltas "en la noche lo estaban velando". Ella lo contaba así, y ya sabemos lo impresionables que son los niños a los cuatro o cinco años, que era la edad que yo tenía.

Muchos años han pasado, mucha agua ha corrido por debajo del puente, pero a mí me sigue dando miedo tomar cualquier tipo de sales digestivas. Cuando mi mamá se enteró de la razón de mi negativa a tomarlas, me contó que la historia real fue que el hombre ni siquiera intentó disolver la pastilla, sino que se la tragó directamente con la idea de que la efervescencia se produciría en su estómago sin tener que esperar, esperar y esperar. Que nada tiene que ver con las otras sales, las que vienen en polvo y que si el polvo queda bien disuelto nada va a pasar. Pero nada. Me sigo negando a tomar toda clase de sales digestivas.

A mediados de los años 70, cuando yo era muy chica, hubo en Lima un terremoto muy fuerte. Lo recuerdo como si lo estuviera viviendo, y en verdad ese no es uno de mis recuerdos más felices de la infancia. Lógicamente, ese terremoto tuvo varias réplicas, y una de ellas empezó en el preciso instante en que yo golpeaba fuertemente la puerta del baño pidiendo a mi querida Cami que saliera a jugar conmigo. En ese momento, sentí que la réplica había sido consecuencia de mi violenta forma de tocar la puerta del baño. Racionalmente, sé que no es así... pero desde entonces no puedo escuchar que golpeen ninguna puerta fuertemente, pues siento inmediatamante el miedo de que todo va a empezar a temblar.

Nunca había oído el mito de la muerte por ventilador, pero entiendo perfectamente que haya coreanos que durante el verano prefieran no dormir con el ventilador prendido y las puertas cerradas. Ni siquiera con el ventilador apagado.

Son sensaciones de las que uno no puede desprenderse. No importa cuántos años tengas, no importa cuánto tiempo haya pasado, no importa que racionalmente sepas que nada va a pasar, no importa lo que otros te digan... es muy difícil borrar aquello en lo que has creído tu vida entera.

Seguramente más de uno tiene creencias como estas, de las que están fuertemente arraigadas en algún lugar del subconsciente, tan profundamente arraigadas que ya ni sabríamos cómo librarnos de ellas, a tal punto que dejamos de hacer algunas cosas de puro miedo.

jueves, 6 de noviembre de 2008

Contradicciones publicitarias

Debe ser muy difícil relatar una historia creíble que atrape la atención de las personas, que las haga interrumpir lo que sea que estén haciendo para prestarle atención y que además las convenza de comprar sus productos. Todo en unos 30 segundos, a veces incluso menos. Sin contar las horas que demanda la creación, producción, filmación y postproducción de un comercial que aparecerá durante breves instantes en nuestras pantallas o radios. Por lo tanto, no se trata de hacer un apanado virtual a los publicistas, sino solamente a algunas de sus costumbres.

Acá van algunas de esas costumbres.

Es práctica común en algunos comerciales, sobre todo de radio, que sus personajes hablen usando el mismo tonito fingido y extra sobreactuado que usaban el Chavo del 8 y sus adláteres cuando "juegaban". Tenemos ahí las voces que pretenden pasar por amas de casa en una conversación casual y que inician o terminan cada uno de sus intervenciones con la palabra 'vecina', o con risitas falsas. ¿Acaso la gente habla así?

Está también el que le dice a su esposa que 'nuestro hijo' ha enviado un mensaje de texto. ¿No se ajusta más a la verdad decir que 'Fulano' ha enviado un mensaje de texto? Se me ocurren otras maneras algo más sutiles para dar a entender en pocas palabras que quien ha mandado el referido mensaje es hijo del que habla.

Están también los que usan palabras tan rebuscadas que me pregunto si quieren hacerse entender o presumir de su amplio vocabulario. Como el comercial que dice que el producto que promocionan "no es sucedáneo de la leche materna". ¿No sería más fácil decir "este producto no reemplaza a la leche materna"? Además, creo que esta frase alterna se entiende mucho más rápído que la primera.

Hay un comercial tan antipático que me obliga a apagar la radio cada vez que escucho la musiquita que lo identifica (por suerte, creo que ya no lo pasan). Una voz de niño dice: "Ipso facto interpondré las acciones legales que me franquea la ley. [Pausa] Yo quiero ser abogado, para imponer la justicia en mi país". El comercial es de un colegio en el que se vive la universidad, y la campaña tiene varios comerciales diferentes, con términos específicos para diversas profesiones. ¿Creen realmente que los abogados hablamos así? ¿Creen que alguien con dos dedos de frente va a querer que su hijo vaya a un colegio para aprender a ser un revejido al que nadie soporte y al que ningún niño entienda cuando hable con él? Creo que la respuesta es obvia.

Termino mencionando la cascada ininteligible de recomendaciones y advertencias que tienen que tener los comerciales de radio, sobre todo en la publicidad de remedios y los anuncios de premios y sorteos. Dicen todo tan rápido que no se entiende nada, y más que advertencias parecen frases dichas en un lenguaje incomprensible. Es que para que vayan más rápido y agregue la menor cantidad posible de segundos al anuncio, aceleran la voz hasta hacerla llegar a un ritmo que de verdad más parece un murmullo de una multitud antes que recomendaciones y advertencias que deben ser claras para ser efectivas.

Pero para que vean que no todo son quejas, los dejo con dos momentos memorables de la publicidad peruana. Con toda seguridad, mis lectores peruanos recuerdan ambos avisos. Y los no peruanos podrán apreciar algunas muestras de creatividad publicitaria peruana.





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Como comentaba off topic en un post previo, ¿alguien me puede explicar por qué la Municipalidad de Miraflores ha cambiado los carteles con los nombres de las calles, esos que se ponen en las esquinas? Sigo sin encontrarle sentido. Insisto en que los nuevos carteles tienen de color de fondo un verde mucho más claro que casi no contrasta con las letras blancas, lo que complica que a cierta distancia se lea el nombre de las calles. Mientras tanto, el estado de las pistas es más que lamentable.

martes, 4 de noviembre de 2008

Ese viejo árbol

Hace algunos días, haciendo una traducción para Global Voices Online en castellano, me encontré con un blog llamado Cuna de la humanidad. El post que yo estaba traduciendo tenía por título ¿Eres de Bahréin?, donde la autora contaba de las ideas preconcebidas que la gente tiene sobre su país. Actualmente está estudiando en Ohio, y a continuación copio un extracto de lo traducido:

A veces temo cuando la gente me pregunta de dónde vengo. No más del 10% de la gente que escucha “Bahréin” como respuesta tiene alguna idea de dónde puede estar ese país, pero esa no es la causa de molestia. Para los que saben que Bahréin está en Golfo Pérsico, hay una cosa que les viene a la mente – riqueza. Algunos podrían preguntar, pero son los que asumen los que más me molestan.

[…]

Entré al blog, y encontré un post que llevaba por título 'Y ese viejo árbol que odiábamos', y que con autorización de la autora, traduzco a continuación:


Ha pasado mucho tiempo desde que escribí. Pero hoy de verdad me siento con ganas de escribir, así que escribiré. Pretendo que este post sea el primero de una serie acerca de mis viajes.

Hace un par de meses fui a Londres
- mi primera visita al Reino Unido desde que me fui en 2006. Cómo me sentía al preparar el viaje era raro realmente: algo parecido a la manera en que me sentía cuando me preparaba para una temporada libre en Bahréin mientras vivía en el Reino Unido, después de todo, un segundo hogar para mí. Lo que es de verdad bizarro acerca de mi conexión emocional con el Reino Unido es que no siempre me sentí así. De hecho, casi lo odié durante mi primer año allá odiaba todo lo que hacía Gran Bretaña a Gran Bretaña. Estaba de mal humor y triste. Todavía no sé o no recuerdo cuándo ocurrió el cambio, pero claramente recuerdo que dejé de luchar contra el sistema en algún momento. Abrí los brazos al interminable verdor de las colinas de Gales - y ellas me devolvieron el abrazo. La sonrisa en las caras de los extraños en las calles de Cardiff, mozos y vendedores imprimían ahora una genuina sonrisa, y había una innegable calma a como me sentía cada día. Ya no odiaba el sol; más bien, un día soleado era razón suficiente para un día grandioso.
- “¿Todo bien, cariño?”
-“Todo bien”.
Todo bien, así me sentía de verdad.

El avión aterrizaba y yo estaba casi segura de que podía ver el Muelle Canary y lo que parecía ser el One Canada Square. En Heathrow, el funcionario de migraciones sonrió y me preguntó si todo estaba bien. Mirando mi
pasaporte, me preguntó cuánto tiempo había estado fuera del Reino Unido. Estaba desconcertada. Luché por mis palabras y luego dije finalmente “un año y medio”. Entonces me di cuenta de que estaba viendo mi permiso de residencia y no mi visa, y que casi a la vez que yo hablaba él notó la fecha de expiración y volteó las páginas de mi pasaporte a mi visa de negocios. Ahora me preguntó qué me trajo hoy al Reino Unido.

Mucha gente me había dicho que me sentiría rara de regresar como
turista a un lugar en el que he vivido. Para nada. Había una extraña sensación de comodidad acerca de conocer mi camino en el aeropuerto, comprar billetes del Heathrow Express a Paddington, y la conversación acerca de la lluvia con el taxista. Mis ojos rozaban las calles de Londres, y los nombres conocidos me trajeron chispazos de recuerdos. Siempre he sido una víctima de la nostalgia, pero no esperaba que la desencadenaría meros nombres en la calle. “Pert-a-manger”, “Tesco Metro”, “Bella Italia”, “Dorothy Perkins”, “Café Uno”, “ La Tasca”, “Café Nero” , “M&S Food”... y la lista sigue.

Tuve suerte con el clima, así que podía disfrutar de una caminata largamente anhelada. La abundancia de ardillas en el Parque
James Park parecía entender de fotografía: posaron para las fotos. Por una recomendación de Bint Battuta, visité Hampstead Heath por primera vez y no lo lamenté en absoluto. Poder echarme en el verde pasto, inhalar el aire fresco y seguir viendo Londres con una gran vista fue magnífico. Mucha gente que conozco piensa que Londres no es precisamente un destino de vacaciones, y podrían tener razón. Salvo que para mí Londres es más que vacaciones.

Fairouz dijo una vez:
Y ese viejo árbol...

El que odiábamos...
Ahora me encanta...
Y lo extraño...
Y te extraño...

Exactamente.

Su referencia a las ardillas que posan para fotos se me hizo conocida.

Tal vez si yo saliera por un largo periodo del sitio que considero mi casa también lo extrañaría todo, desde el cielo limeño nublado y siempre gris, las compras en la bodega de Luz María, las sopas de don Juanito, los anticuchos de doña Lourdes, la fruta de mi casero (cuyo nombre siempre me olvido de preguntar), saludar a Lolo al pasar por delante de su quiosco, la amable atención de las chicas de la farmacia, las combis que pueblan el paisaje limeño, el tráfico caótico de Lima, los gritos de mis vecinitos, las calles cerradas por diversas obras a las que muchas veces no encontramos sentido, los bocinazos de los taxistas... en una palabra, extrañaría todo, incluidos los informes del tráfico que pasan incesantemente en una radio local.

jueves, 30 de octubre de 2008

Recuerdos con una sonrisa

Hoy pensaba en ti. No es que necesite un día especial como el que se viene para pensar en ti, sino que hoy quise contártelo. A estas alturas ya debes saber que estás presente siempre, pero igual quiero compartir contigo algo de lo que viene a mi memoria cuando pienso en ti.

Recuerdo cuando te pasabas horas leyendo el Almanaque Mundial, el del año en que estuviéramos, y que a tu lado descubrí países lejanos con nombres llamativos. Ahora cuando veo esos nombres vuelvo a verme sentada a tu lado en la mesa del comedor de la casa de Garzón. Qué dirías si supieras que en alguno de esos países hay personas leen Seis de enero.

Recuerdo que, como sabedor de todo que eras, siempre me descifrabas los enrevesados hechizos que Endora lanzaba contra el pobre Darrin. Ahora que el cable nos regala estas series de la infancia, cada vez que oigo esos hechizos (que ahora entiendo sin ayuda) te recuerdo una vez más, con una sonrisa.
Recuerdo tu entusiasmo y ese brillo en los ojos cuando descubrías algo, por más simple que fuera, cuando unías las piezas de datos sueltos y llegabas a una conclusión.
Recuerdo la vez que me caí en la calle y me hice una tremenda herida en la rodilla. Para que no llorara ni te pidiera volver a la casa, te las ingeniaste de mil maneras para hacerme reír, y lo lograste pese a todo.
Recuerdo cuando le enseñabas a leer a Kitty, y la vez en que le explicaste cómo era eso de que uno tenía 11 dedos si se empezaba a contar descendentemente desde el diez y se sumaba los cinco de la otra mano: 10, 9, 8, 7, 6 más 5 (de la otra mano) = 11.
Recuerdo la guerra que era levantarte todas las mañanas para que estuvieras listo a la hora de salir al colegio. Y también que cuando nos encontrábamos por los pasadizos tú nunca ignorabas a tu(s) hermana(s) menor(es), como seguramente más de uno habrá hecho alguna vez.
Recuerdo tus llamadas a cualquier hora del día solamente para decir "cuéntame algo", lo que a Kitty y a mí nos causaba fastidio porque casi nunca había nada para contar. Cómo las extraño ahora.
Recuerdo los famosos radioteatros que hacíamos con mi papá primero, y contigo después, sacando las historias de los chistes y usando unas grabadoras que ahora seguramente podría encontrar en tiendas de antigüedades.
Recuerdo que gracias a ti aprendí a ir a todos lados caminando, a veces a más de 20 cuadras de distancia. No solamente lo aprendí, sino que lo sigo haciendo.

Recuerdo cuando llegabas a la casa y a gritos nos pedías que te acompañáramos, con el agregado de "le conviene". Esas dos palabras hacían que Kitty yo dejáramos lo que estuviéramos haciendo para salir corriendo. Realmente, nos convenía.

Recuerdo esa sensación de 'tener un hermano grande' del que me enorgullecía tanto, que me hacía sentir confiada y segura y con el que contaba siempre. Porque a pesar de que podíamos quedarnos roncos peleándonos y gritándonos, los tres nos queríamos (nos queremos) con el alma entera. Esto no lo cambio por nada del mundo.

Recuerdo esos bailecitos que le obligabas a hacer a mi mamá, y esas cargadas que tanto miedo le daban a la tía Angelita. ¿La sigues cargando?

Recuerdo que a veces era casi imposible hablar contigo porque contestabas todo con trozos de canciones, y no sé cómo hacías, pero siempre era la canción adecuada a lo que fuera que tuvieras que decir. No puedo dejar de mencionar una que te encantaba, Color esperanza.

Te recuerdo con una sonrisa, de manera inevitable casi siempre acompañada de una lágrima, "llenecita de preguntas, eso sí".
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Imagen de Google Images

miércoles, 22 de octubre de 2008

Zapatitos

Más de uno habrá visto esos zapatos que cuelgan por los pasadores de los cables por las calles. Acá en Lima los he visto muchas veces. No por todos lados, es cierto, pero si con cierta frecuencia. Nunca he sabido qué significan, a pesar de que siempre han despertado mi curiosidad.

Justamente el otro día, caminaba por una calle del distrito limeño de Lince, cuando vi estos zapatitos colgando de un cable. De inmediato, mi celular fungió de cámara una vez más, y helos aquí:

Recurrí a Google para ver si por ahí encontraba el significado de este detalle peculiar que sé que no es un fenómeno exclusivo de Lima. Acá consigno, no necesariamente copio textualmente, lo que encontré en mi búsqueda.

Algunos dicen que es la señal de que en la zona venden drogas y otras sustancias ilegales en general. Es la respuesta más común que encontré en la búsqueda, aunque no tiene ninguna lógica que alguien que se dedica a una actividad ilícita lo publicite de una manera tan notoria, a vista y paciencia de cualquiera... incluida la policía.

Otros dicen que desde ahí toman fotos a todas las personas que pasan por la zona, en una especie de vigilancia ciudadana. Ya me parece un poco complicado hacer que los pasadores se enreden en los cables, así que se me hace más complicado todavía evitar que la cámara se caiga del interior del zapato hacia el piso.

Otra versión es que son los zapatos que le quitan al novio en su despedida de soltero. Pero lo raro es que solamente hay zapatillas, nunca zapatos, y me parece un poco difícil que las personas que van a las despedidas de soltero no usen zapatos o algo un poco más formal que zapatillas.

Otros más simples afirman que son zapatillas viejas, y como sus dueños no tienen manera de deshacerse de ellas, las arrojan hacia los cables y ahí se quedan. La verdad nunca me he detenido a ver si las zapatillas son viejas o si se trata de artículos nuevos.

Por ahí leí que es una manera de rendir homenaje a personas del barrio que murieron violentamente, como las víctimas del incendio de Cromañón en Buenos Aires. Esta explicación me parece la más lógica de las expuestas hasta ahora.

Pero me quedo con una encontré, que encierra a todas las anteriores (como en los antiguos exámenes de ingreso a la universidad). Según este anónimo cibernauta "como decía Sherlock Holmes, la teoría más básica y sencilla es siempre la acertada. Si nadie está seguro del significado de las zapatillas [que cuelgan de los cables de luz] es que no tienen ningún significado".

No sé si esta última no-explicación sea acertada, aunque hay que admitir que las respuestas son muchas veces las más simples. Lo que sé es que estas zapatillas, que son parte del paisaje urbano de muchísimas ciudades del mundo, son para mí un misterio tan grande como los vecinos que hacen bulla a altas horas de la madrugada.

PD: desde Ucrania, Taras manda esta foto de zapatos colgando de cable en su barrio. ¡Gracias Taras!

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'Zapatitos' era el nombre que Manuel (Pedro Infante) le daba al objeto de su afecto, María Teresa (Sarita Montiel) en la película 'Necesito dinero'. Él trabajaba en un sótano que tenía una ventanita por la cual veía la calle, y Zapatitos pasaba por ahí para ir a trabajar todos los días sin saber que un par de ojos miraban extasiados esos zapatitos. Aunque tiene toda la simpleza de una película antigua, la recomiendo.

miércoles, 15 de octubre de 2008

Esta vez me tocó a mí...

Hace algunos meses, les contaba yo de un ángel mensajero que me alegró el día. Fue una cosa muy simple, pero que llegó en el momento justo.

Traigo esta historia a colación porque resulta que esta vez me tocó ser el ángel mensajero de otra persona, alguien a quien nunca he visto personalmente, que se hace llamar Coffeewallah, que vive en Puerto España, en Trinidad y Tobago, que tiene un blog maravilloso con el nombre de 'Sentada en el Coffewallah', que descubrí al traducir un post para Global Voices Online y que desde el primer momento me atrapó de una manera que no puedo explicar.

O tal vez si puedo explicar, porque el post que inició todo hablaba de la festividad religiosa del día en que termina el Ramadán, el mes sagrado de ayuno para los musulmanes. Ella contaba cómo celebraría esa día:

[...] Mi abuelita probablemente está trabajando como esclava encima de una cocina caliente mientras yo escribo; esto antes de dirigirse a la mezquita donde se reunirá con sus compañeros sobrevivientes, ella tiene 84 años, sus amigos están muriendo, antes de regresar a la casa para otra ronda de rápida actividad en la cocina. Ya que mi madre murió y no tiene más hijas… soy yo su compañía mientras cocina, renuente asistente de chef, porque no puedo hacerlo de la manera en que ella quiere, mi estilo de cocinar es muy diferente. [...].

Nosotros, los que quedamos, nos reuniremos brevemente en la cocina, para comer juntos antes de saltar para ir a cualquier otra parte. Me siento triste por ella, esto no es lo que ella se imaginaba. ¿Dónde están los ocho hijos que crió, dónde los nietos y dónde los bisnietos? No se oyen voces infantiles, nadie corre por debajo de los pies, no hay un enjambre de actividad [...]. Y ella estará feliz, aun con esto.

Fue inevitable no recordar a mi tía Angelita, que hasta el final se encargó de nuestras cenas navideñas. Entonces decidí hurgar en ese blog, y encontré un post dedicado a la abuela, 'El sabor del amor', del cual traduzco un extracto:

Ella me ama, sé que es así [...]. La ella a quien me refiero es mi abuelita, la que en estos días visto solamente de manera intermitente. Está envejeciendo, se está poniendo más y más cansada y menos capaz de seguir a lo largo del día. [...]

Pero aún así, es mi abuelita y el amor de una pequeña abuela recorre un largo camino.

Me gustó lo simple de sus historias, no quería perdérmelas. Así que incluí su blog en mi lista de blogs favoritos. A los pocos días, vi que ella me lo había retribuido.

El martes en la noche entré a su blog, como lo vengo haciendo desde que lo descubrí, porque prácticamente cada día tiene nuevo post. Encontré algo que no me esperaba, al leer su más reciente post en ese momento, 'Rascando la barriga de Buda':

Un dragón se sienta en mi escritorio, un poderoso dragón chino, mirando silenciosamente todo el día, mientras trabajo. A su lado, Buda también mira serenamente, enigmático, sin ofrecer respuestas, simplemente una presencia traquilizadora en el mar de una actividad a menudo frenética. Esas dos figuras reemplazaron a un sonriente Buda de jade que había sido mi compañía por muchos años. Sus brillantes ojos y enorme barriga se sentaron encima de mi computadora durante mucho tiempo, cada cierto tiempo yo alargaba la mano y tocaba su alegre barriga con el dedo, y golpeaba el frío jade en busca de conexión, consuelo o algo así. Mi amiga TL venía y se la pasaba con él de vez en cuando, ambas nadábamos contra los desechos y Buda era un consuelo compartido. Su alegre energía siempre nos mantuvo ahí, nos sacaba de toda situación bochornosa.

Cuando TL decidió seguir su camino, me alegré enormemente por ella, era una buena decisión, pero yo sabía que la iba a extrañar terriblemente. [...] Como parte de un regalo de despedida, le di a Buda, para que tuviera un pedacito de mí en su nuevo hogar, y así no estuviera sola. Pero eso significaba que Buda se habría ido, y por un tiempo, no fue nada.

El dragón llegó después y la cabeza de Buda un poco más tarde. Y ahora son los vigilantes de mi espacio. Pero resulta que no son los únicos. En las últimas semanas, otros varios Guardianes han aparecido. Después de un largo letargo, casi. Una mañana, mientras ponía al día el blog, me encontré con un comentario de Gabriela en Lima. Cada día, otro optimista comentario positivo. No pudo haber llegado en un momento mejor. "Louise" conocida como mi compañera de bicicleta Charms seguía fuera en su misión, y yo estaba sintiéndome particularmente sola, asediada por las vicisitudes, mi alma gitana sofocada y sin suficiente café en el mundo para hacerme sentir mejor.

A través de las millas, Gabriela me recordó de los días en que tenía amigos por correspondencia. Chicos y chicas que solamente conocí por las fotos adjuntas a las cartas que yo leía ávidamente. Cartas que me dieron perspectivas de vidas a cientos de millas de distancia. Algunos, por montones de ideas o actividades. Estas cartas como resultado de Big Blue Marble y otras organizaciones dedicadas a fomentar amistades globales a través de la magia del correo. Hoy me comunico con cientos de personas en todo el mundo por una razón u otra, la inmediatez con que puedes conectarte es asombrosa, dado que pasaba un mes o seis semanas antes de que los amigos te contactaran. Leía esas cartas una y otra vez, y años despúes, al conocer a una de las chicas con las que me escribía, me confesó lo mismo. Afiné mi forma de escribir y mis habilidades de contar historias con esas cartas e hice algunos amigos; Doris y yo nos escribimos a lo largo de la primaria y la secundaria, y hasta la universidad y unos años después de eso. A la larga perdimos contacto después de que mi madre murió. Ahora tengo comentarios en mi blog.

Una llamada al azar de Blue para saber de mí y un e-mail de Scene sobre una cosa u otra que yo había escrito en las semanas anteriores, todos estos contactos me hacen sonreír. Como me gusta leer los blogs de otras personas, mi jefe estaría probablemente horrorizado con la idea de que paso una hora al día, leyendo blogs; eso llena el espacio dejado por Buda. Porque, ustedes ven, leerlos a todos se ha convertido en frotar la barriga de Buda. Ustedes son mi piedra de toque contra la locura de mi propio día. Así que ya sea pelearme con Angry African, créeme amigo, todavía no te voy a mandar mis fotos braai; o sacudir la cabeza ante las tonterías que resalta Scene; traducir el castellano de Gabriela o seguir a las mascotas de Blue, ustedes son muy reales. En la semana pasada Coffeedude me ha hecho entender que TENGO que tener mi cafetería. Simplemente para que él y yo podamos sentarnos e intercambiar libros y ser juntos unos snobs literarios y de café. Annie, acuérdate de traer el Blue Mountain cuando vengas, no puedo darte bien ninguna de las viejas cosas.

Como pueden ver, sigo frotando enérgicamente.

Me alegré cuando vi que dejó un comentario en Seis de enero, pero no me imaginé que supiera un poquito de castellano y que leer este blog le servía para practicar lo que alguna vez aprendió. Pero como ven, hubo más que eso.

Sin quererlo, me tocó ser el ángel mensajero de alguien que por azar se cruzó en mi camino. Nunca lo hubiera imaginado. No sé si alguna vez podré ir a Puerto España a conocerla personalmente, aunque espero que si. Como me pasó con Marcela y con Katia y con otras personas maravillosas, este blog me ha servido para acortar distancias, para tener un sinfín de emociones que valen la pena de principio a fin.

sábado, 11 de octubre de 2008

Chip (o Dale), de carne y hueso

La primera vez que vi ardillas en vivo y en directo fue en un viaje a California. Caminaba con Gonzalo por las calles de Palo Alto, cuando de repente se agitaron unas ramas por encima de nuestras cabezas. Levanté la vista sobresaltada, y vi a una ardilla corriendo más rápido que el viento hacia la parte más alta del árbol que teníamos a nuestro costado. Iba al encuentro de otras ardillas, y estaba más asustada ella por nuestra presencia que nosotros por la suya.

Gonzalo me dijo que él ya se había acostumbrado a ver ardillas por todos lados y que no había razón para sobresaltarse. Verlas en las zonas de árboles era por allá tan normal como para nosotros en Lima ver palomas caminando por las veredas... aunque particularmente las palomas no son precisamente de mi simpatía.

La cosa es que hace pocos días tuve un encuentro con Chip. O con Dale. Prefiero a Chip, la de nariz negra, porque me parece más despierta que Dale. Así que digamos que me encontré con Chip. O si ustedes prefieren, con Dale. Y como muy pocas veces en mi vida, tenía una cámara en la mano, lista para tomar fotos. Una cámara de verdad, no un celular.
Comparto mi encuentro con Chip (o Dale).




En verdad tomé unas cuantas fotos más, pero no estaban muy claras porque Chip (o Dale) se las arregló para mimetizarse en medio del follaje de este árbol que, imagino, le sirve de casa y refugio. Mientras Chip (o Dale) corría velozmente entre las ramas, encima de mi cabeza sentí una agitación y un ruido que se me hicieron familiares. Recordé así la vez en que, hace no muchos años, Gonzalo me tranquilizó haciéndome ver que no había razón para asustarse por la presencia de una ardilla. No más de lo que ella se podría asustar por mi presencia.

Esta vez no debe haber sido muy grande el susto, pues como se puede ver, Chip (o Dale) hasta posó para mí.
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Imagen de Google Images

lunes, 6 de octubre de 2008

Lima, la nublada

Hoy, lunes 6 de octubre de 2008, Lima amaneció muy nublada.

Miren esta foto, tomada con mi celular desde la vereda que está frente a mi casa. Eran las 9:30 am.

Unas horas más tarde, a la 1:10 pm, tomé esta foto que ven a continuación. El edificio con vidrios azules y franjas amarillas que está casi en medio de la toma encima de la casa blanca de la esquina, es el hotel Marriott. Nótese que en la primera foto simplemente no aparece. Como si el hotel no estuviera ahí.

Esta tercera y última foto de la serie la tomé a las 2:36 pm. Por más que traté de ponerme en el lugar exacto, no lo conseguí. De todas maneras, se puede tomar como referencia la casa blanca que siempre aparece en el medio de la toma.

Muchas veces había notado cómo el Hotel Marriott desaparece en medio de la neblina. Muchas veces había querido retratar este paisaje limeño. Hoy finalmente lo hice. Lo comparto a través de Seis de enero.

Esta es la Lima que extraño cuando estoy lejos. Este es el invierno limeño que me encanta (aunque oficialmente estamos en primavera) y que echo tanto de menos los primeros meses del año.