Es raro decir que uno viajó por la ciudad por la que se mueve y transita todos el tiempo, pero eso fue lo que me pasó hace pocos días.
Gracias a la visita de dos amigas de Costa Rica que vinieron al Perú con la idea de viajar a Machu Picchu. Su viaje estaba programado de tal manera que se quedarían en Lima tres días antes de partir a Cusco.
Desde antes de su llegada, habíamos acordado que al día siguiente iríamos a pasear por el
Centro Histórico de Lima para visitar varios lugares de la zona. Esos lugares sí los conozco bastante bien. Así, partimos desde Miraflores en el
Metropolitano, para que la experiencia fuera completa. Nuestra primera parada fue la
Iglesia de las Nazarenas, donde está el
Señor de los Milagros. De ahí caminamos a la Plaza de Armas, vimos la Catedral, el Palacio de Gobierno, el Palacio Municipal. Abundaron las fotos, los comentarios, las preguntas.
Enrumbamos por todo el
Jirón de la Unión, cruzamos por delante del
Palacio de Justicia y terminamos en
Polvos Azules, un lugar increíble que creo que todos los que visitan Lima deberían conocer. Como no podía ser de otra manera, terminamos en un restaurante de comida criolla.
Hasta ahí llegaron mis lugares conocidos. Al día siguiente, ellas se fueron a Ica a conocer diferentes lugares.
Un día después, nos volvimos a juntar. Ellas querían ir a las playas de Miraflores, algo que nunca había hecho caminando, a pesar de tener puentes y bajadas al mar a pocos pasos de mi casa. La ruta es corta, realmente me asombra lo cerca y fácil que fue llegar a la playa caminando. Llegaron hasta tocar el mar, querían comprobar si realmente era tan frío como les habían dicho. Recorrimos caminando un largo trecho por nuestra Costa Verde, y regresamos por la siguiente subida.
De ahí, nos dirigimos a la
Huaca Pucllana, otro lugar por el que he pasado infinitas veces sin jamás detenerme a entrar. Así que hice el recorrido guiado con ellas y aprendimos juntas sobre la
cultura Lima, sus características, principales actividades y su vida diaria.
Esa misma noche, vi el espectáculo con luces y agua en el
Circuito Mágico del Agua, otro lugar que conocía por fuera solamente, hasta esa noche. Perdí la cuenta de la cantidad de fuentes que están dispersas por el parque, la armonía de luz, colores y música. El broche de oro vino con el espectáculo de la pileta principal, donde el agua funciona como pantalla gigante de proyección de diferentes bailes y paisajes peruanos. Aunque, a decir verdad, me parece que lo que se proyecta podría ser mejor, como incluir una leyenda del baile que se ve y de la región de la que es típico.
Fue una experiencia enriquecedora ver Lima desde otros ojos, lejos del ruido y la prisa con el que la vida diaria nos obliga a andar por las calles y vías de esta ciudad por la que transito a diario.
Espero que mis amigas hayan disfrutado de su estancia en Lima, en Ica y Cusco. Por mi parte, me encantó disfrutar Lima desde una perspectiva distinta.