jueves, 25 de noviembre de 2010

Sucedió un domingo

Era una mañana cualquiera de un domingo cualquiera, un poco antes del mediodía. Después de varios días nublados, Lima estaba soleada. Debo reconocer que, si bien el verano no es mi estación favorita, tener una mañana soleada es algo que alegra los ánimos.

Regresaba caminando de comprar literalmente cuatro cosas del autoservicio que está a pocas cuadras de la casa. Tenía una bolsa pequeña en la mano, todas las compras cupieron en esa sola bolsa.

Me crucé con un hombre y una mujer que venían conversando. Cuando pasaron por mi costado, detecté que hablaban en portugués. Pensé en mi amiga Elisa, y recordé los días que estuvo en Lima hace algunos meses.

Avancé dos cuadras. Delante de mí caminaban en el mismo sentido que yo tres muchachos. Hablaban fuerte entre ellos. Coincidentemente, también hablaban portugués. En eso, uno de ellos se volteó, me miró y me preguntó si el shopping quedaba cerca. Como me lo preguntó en castellano, repregunté en castellano qué era lo que querían comprar. El segundo me dijo con una mezcla de portugués y castellano: "estamos buscando LarcoMar. É perto?" Cerquísima. Es más, como voy hacia allá, caminemos juntos, les dije.

Me contaron que son de Sao Paulo, que ese domingo era su último día en el Perú, que el viaje había durado diez días en total, que el día anterior habían regresado de Puno, que les había afectado la altura, que antes habían estado en Cusco, que habían hecho dos días del Camino Inca, que Macchu Picchu les había fascinado. Todo eso en el tiempo que toma caminar media cuadra.

En la segunda media cuadra, el tercero me preguntó si en LarcoMar había sitios para comer. Muchísimos, les dije yo. ¿Comida japonesa? Por supuesto que si.

Cuando llegamos al punto en que yo debía voltear, les indiqué hasta dónde debían seguir antes de doblar a la izquierda. De ahí debían seguir la calle hasta un semáforo, cruzar la pista y ya estarían en LarcoMar.

Se despidieron los tres haciéndome adiós con la mano. Les respondí de igual manera. Supongo que llegaron bien a LarcoMar. Espero que hayan llegado bien a LarcoMar.

Dicen que por cada turista que se siente bien tratado, vienen diez más. Ojalá que este brevísimo encuentro con los tres paulistas traiga 30 paulistas más. Y si no es así (nunca lo sabré) por lo menos ayudé a que ellos llegaran al lugar que buscaban.

Nota: fuente de la imagen.
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¡Feliz Día de Acción de Gracias!



sábado, 20 de noviembre de 2010

¿Tres años no es nada?

Dice la canción que 20 años no es nada. Contrariamente, hoy que este blog cumple tres años, puedo decir que tres años es mucho. Más que mucho.

Hace tres años, cuando empecé con Seis de enero, lo hice sin mucha convicción. Casi por obligación. Hoy, con 162 posts publicados, 39 seguidores y más de 2,000 comentarios puedo decir que no me arrepiento de haberlo iniciado. Se ha convertido en un medio para expresar ideas, y para escuchar las ideas que expresan otros. Me ha servido para conocer personas y para que esas personas me conozcan. Tres años después de compartir relatos a veces intrascendentes puedo afirmar que es cierto eso de que todos tenemos una historia que contar.

Este post será corto. Y lo termino acá, invitándolos a leer el primer post de toda esta aventura. Se llama Viaje al pasado.

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Hoy sabado 20 de noviembre Renzo celebra sus 200 posts publicados en su blog y también su cumpleaños. Desde acá le mando un saludo, y le agradezco la mención a Seis de enero en su post de celebración. Que sean muchos más indicándonos dónde se come rico (y dónde no).

viernes, 12 de noviembre de 2010

Otras perlitas más

Casi sin querer, encontré otras perlitas más. Para ampliar las fotos, hay que hacer click en la imagen.

Pobrecita la joven Reina Victoria. Parece que cuando falleció el Príncipe Alberto, se le perdió también la basta de uno de sus tantos vestidos. Por la forma en que está escrito el texto, no creo que se refieran a que se quedó devastada.

Perdón por la ironía, pero es que de este cine ya pocas cosas me sorprenden.


¿No será que el color del jarabe puede variar ocasionalmente?

Hasta con la Iglesia hemos topado. Es una lástima que un cuadro tan bonito y tan bien hecho hable de creaturas en lugar de criaturas. ¿Alguna otra persona lo habrá notado?

¿Quién será esta Anna que provoca que un enamorado escriba este mensaje con piedras? La foto la tomé desde lo alto del acantilado que da al Océano Pacífico, en el Malecón de Miraflores.


Y finalmente, directo de la Riviera Maya, un pleonasmo bibliográfico. Esta imagen es cortesía de una frecuente lectora de este blog que pasó unos días por allá y que tuvo la delicadeza de tomar la foto especialmente para hacérmela llegar.

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El sitio web Rammenas publicó una versión en inglés de la historia que publiqué en este blog con el título Marrón.


Festival de blogs: mi granito de arena

Global Voices en Español tiene interés en incentivar el blogueo y fomentar las redes de blogueros, y se ha pensado que una buena manera de lograr esto puede ser a través de los conocidos “Festivales de Blogs”.
Como formo parte de la gran comunidad de voluntarios de Global Voices, tanto en inglés como en castellano, era simplemente cuestión de tiempo antes de que me pidieran que participara en el Festival de Blogs. Así que acá estoy, casi como Lope de Vega (con perdón de compararme con tamaño talento) ante el mandato de Violante: en mi vida me he visto en tal aprieto.

El tema del festival es 'Blogs y Ciberactivismo'. ¿Qué sé yo de este tema? Pues la verdad muy poco, por no admitir casi socráticamente que no sé nada (de nuevo pido perdón por este nuevo atrevimiento).

Creo que es la primera vez que admito públicamente tener apenas una idea muy vaga de lo que es la Web 2.0. No sé qué son los programas de fuente abierta. No sé qué es un RSS feed ni un podcast. Mi desconocimiento es tan grande que esos pocos temas son los únicos que se me ocurren.

Además de eso, no estoy en Facebook, y por más que me lo sugieran con la mejor de las buenas intenciones, no pienso estar por ahí. Estuve una vez, durante 24 horas, más por curiosidad que por convicción. Y confirmé que mi resistencia era justificada. Que no se me malentienda: respeto a los que si son usuarios de Facebook y agradezco que se respete mi voluntad de no andar por esos barrios. Por eso, dejo expresa constancia de que si me "encuentran" por ahí, tengan la certeza de que alguien ha tomado mi nombre.

Tampoco estoy en Twitter. Tal vez si mis actividades diarias fueran isiquiera medianamente nteresantes consideraría la posibilidad de abrir una cuenta, pero como que siento que mi vida normal no amerita estar resumida en 140 caracteres. Que tampoco se me malentienda: respeto a los que tuittean y que usan ese medio para mantener a los demás al tanto de las novedades.

Por eso escogí el título que escogí para este post: mi granito de arena. Literalmente, un aporte tan minúsculo que casi no aporta. He leído interesantes historias de personas que lograron importantes cambios que comenzaron cuando expusieron una situación en línea. A pesar de mi ignorancia en el tema, puedo darme cuenta de que nada de esto sería posible si no existieran esos mecanismos cuyo funcionamiento desconozco casi en su totalidad. Y aplaudo el valor que tienen ciudadanos comunes y corrientes que un día deciden que es momento de decir ¡BASTA! Muchas veces se arriesgan ellos mismos con la decisión de convertirse en ciberactivistas.

Son ellos los que tiene una historia que contar en este Festival de Blogs. Desde acá, les hago llegar mi reconocimiento.

Nota: los invito a ver mi más reciente post, con más perlitas.

jueves, 4 de noviembre de 2010

Retazos

Una mujer camina al lado de una niña por la calle. Bien podrían ser madre e hija. En eso, la mujer saca un celular y le pregunta a la niña:
- ¿Llamamos a tu mamá?
- ¡Si!- responde la niña entre aplausos y risas.

Luego de una pausa:
- ¿Mamá? Te quiero mucho. Chau.

Fin de la llamada. En algún lado, una mamá tuvo el mejor instante del día.
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Un hombre y una mujer jóvenes van por la calle. Cada uno tiene un pequeño perrito con sus respectivas correas. De repente, en sentido contrario viene otra mujer con otro pequeño perrito. Este perrito que viene en solitario se queda paralizado. El hombre pregunta:
- ¿Será que nuestros perros le dan miedo?
- Así parece -responde la otra mujer, la que lleva el perrito en solitario.

El hombre y la mujer jóvenes cruzan la pista entre risas y se llevan a sus pequeños perritos. El perrito que venía en solitario sigue su camino.
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Dos muchachos esperan su turno ante la cola de un autoservicio para pagar sus escasas compras:
- Mira, tú dile nomás "te invito a comer". Si la flaca acepta al toque, perfecto.
- Ya...
- Pero si te pregunta "¿adónde iríamos?"... Mmm, no sé, ah.
- ...
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Un hombre, una mujer y un niño de unos 3 años van caminando por la calle. Al llegar a la esquina, el hombre dice:
- ¿Qué hacen los niños al llegar a la esquina?
- ¡Levantan las manos! -dice alegremente el niño, y une la acción a la palabra.

Los dos adultos toman al niño, cada uno de una mano y así agarrados los tres cruzan la pista. Al llegar al otro lado, lo sueltan y siguen caminando los tres juntos.
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En un micro, una mujer encuentra asiento al lado de un señor mayor. El señor está tratando infructuosamente de limpiar sus anteojos con el minúsculo boleto que acredita que ha pagado su pasaje. La mujer se da cuenta, saca papel higiénico de su bolsillo y se lo entrega al señor. Él se lo agradece, limpia sus lentes sin problema y se los pone. A la mujer le llega al momento de bajar. Al levantarse para salir, el señor le vuelve a agradecer. Ella responde con una sonrisa y al poco rato se baja del micro. Una vez abajo, se voltea a mirar el bus y una ventana le deja ver que el señor se despide de ella con un alegre gesto de la mano. Ella le devuelve el gesto de la misma manera.