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El día se anunciaba bueno.
Todo salió bien en la entrevista, al menos así lo sintió. Al salir, cuando la encargada de la recepción le devolvió su documento de identidad que dejó al entrar, oyó un anuncio inesperado:
- Tu documento de identidad venció ayer. Acá eso no es importante, pero para otras cosas lo vas a necesitar vigente.
El alma se le cayó a los pies. No podía ser, cómo había pasado por alto algo tan importante. ¿Cómo iba a viajar con un documento vencido? Había decidido no llevar su pasaporte, solamente el documento de identidad. Y a esas alturas, viajar con el pasaporte y dejar la renovación del documento de identidad al regreso no era opción porque... el pasaporte también estaba vencido hacía más de un mes.
El día se empezó a torcer.
Eran poco más de las diez de la mañana. Decidió ir a hacer el pago para la renovación del documento, pero ¿de cuál? El pasaporte se lo entregaban de inmediato, pero necesitaba el documento de identidad vigente.
Su buena estrella, la que va a su lado siempre casi desde que tiene uso de razón, le hizo ver que lo mejor era pagar por ambas renovaciones. Después vería qué hacer.
Pagó sin problemas. Para su fortuna, casi no encontró colas al hacer el pago, así que lo hizo en 15 minutos.
Al salir, decidió ir al documento de identidad primero. Ese documento demora casi una semana en estar listo, pero su buena estrella le hizo sentir que podía intentar iniciar el trámite e ir con esa constancia más su documento vencido a renovar su pasaporte. Felizmente, todos los lugares a donde debía ir estaban muy cerca uno de otro.
El día volvía a parecer auspicioso, pero todavía lo sentía torcido.
Nuevamente, encontró la oficina vacía. Así que no se demoró ni media hora. Le contó al digitador su situación, y él le aseguró que con la constancia de renovación bastaba para los trámites. Eso sí, debía mostrar el documento de identificación vencido:
- Ese no será problema -contestó.
Fue a su última parada, la oficina de pasaportes. De nuevo, casi no había público esperando. Llegó donde la digitadora, le contó su situación, y ella le respondió de manera tranquilizadora:
- Basta que tus datos estén actualizados en el sistema, y ya deben estar porque eso se hace prácticamente en tiempo real.
Treinta minutos después, salió de la oficina de pasaportes, con su documento de viaje renovado, con el trámite de su documento de identidad iniciado, con sus planes de viaje enteritos.
Ahora sí, el día de locos que empezó con buenos anuncios y se torció por unas horas terminó bien.