Una abuela del siglo XX, bastante actualizada en nuevas tecnologías, reflexiona al ver a su nieta, una niña nacida en el siglo XXI, con todo lo que eso implica.
Te cuento. Hace muchos años, mi papá, tu bisabuelo, tenía una cámara Kodak. Era rectangular, mi papá la había pintado de verde porque estaba oxidada. Le ponía un rollo de película dentro y tomaban las fotos. Solo las podían revelar cuando llegaba un fotógrafo al pueblo. Pero, ¿sabes qué?, yo tengo todavía esas viejas fotos. Opacas, borrosas, pero ahí están Reconozco a todos los que posaron para esas fotos. Estaban jóvenes, risueños. Yo me veo ahí, pequeñita como tú, junto a tu tía, mi hermana.
Y ahora llegas tú. De esas fotos viejas tomadas por la cámara Kodak solo quedamos tu tía y yo. En esos tiempos, cuando teníamos tu edad, sólo conocíamos nuestro pequeño pueblo, ni siquiera Lima, lo demás solamente estaba en los libros que leímos ávidamente, mucho después. Como por ejemplo las Tradiciones de Ricardo Palma. Seguro que no las conoces.
Por eso ahora, veo con asombro todo lo que sabes y dices. Mientras buscabas las fotos, hablaban de una amiga de tu mamá, que vive en París. Querían llamarla para saludarla por su cumpleaños, pero tu, mi pequeñita de cinco años sentenciaste; “Ahorita es de noche en París”.
¿Cómo pudiste saberlo? Creo, estoy segura, que escuchaste de pasada esa información y se quedó en tu cabecita. O tal vez alguien estaba escribiendo por el smartphone de tu mamá, desde París.
Y ahora te veo, te observo mirando las fotos en el smartphone de tu mamá con tus pequeños deditos, y recuerdo la vieja cámara Kodak pintada de verde de mi papá, tu bisabuelo.
AHORITA ES DE NOCHE EN PARÍS
Te miro. Veo tus manos pequeñitas delizándose por el smartphone
de tu mamá. Estás buscando las fotos de tu fiesta de cumpleaños, te detienes en una, aquella en donde soplas las velitas, las cinco velitas. Giras, vuelves, escoges con tus deditos. Ahí están las fotos.Te cuento. Hace muchos años, mi papá, tu bisabuelo, tenía una cámara Kodak. Era rectangular, mi papá la había pintado de verde porque estaba oxidada. Le ponía un rollo de película dentro y tomaban las fotos. Solo las podían revelar cuando llegaba un fotógrafo al pueblo. Pero, ¿sabes qué?, yo tengo todavía esas viejas fotos. Opacas, borrosas, pero ahí están Reconozco a todos los que posaron para esas fotos. Estaban jóvenes, risueños. Yo me veo ahí, pequeñita como tú, junto a tu tía, mi hermana.
Y ahora llegas tú. De esas fotos viejas tomadas por la cámara Kodak solo quedamos tu tía y yo. En esos tiempos, cuando teníamos tu edad, sólo conocíamos nuestro pequeño pueblo, ni siquiera Lima, lo demás solamente estaba en los libros que leímos ávidamente, mucho después. Como por ejemplo las Tradiciones de Ricardo Palma. Seguro que no las conoces.
Por eso ahora, veo con asombro todo lo que sabes y dices. Mientras buscabas las fotos, hablaban de una amiga de tu mamá, que vive en París. Querían llamarla para saludarla por su cumpleaños, pero tu, mi pequeñita de cinco años sentenciaste; “Ahorita es de noche en París”.
¿Cómo pudiste saberlo? Creo, estoy segura, que escuchaste de pasada esa información y se quedó en tu cabecita. O tal vez alguien estaba escribiendo por el smartphone de tu mamá, desde París.
Y ahora te veo, te observo mirando las fotos en el smartphone de tu mamá con tus pequeños deditos, y recuerdo la vieja cámara Kodak pintada de verde de mi papá, tu bisabuelo.