domingo, 27 de marzo de 2016

Recuerdos de Pascua

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Estos son recuerdos de Pascua, recuerdos ajenos que vienen de un tiempo que no es el mío y de una tierra que es a medias mía.
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Recuerdo una mañana de domingo. Mi mamá nos despertó tempranito, creo que recién había salido el sol. Esa mañana estaba radiante, no llovía, no iba a llover. Nos vistió con nuestros vestidos de domingo y nos llevó de la mano a la Iglesia. Había mucha gente, también afuera, en la plaza. Mi hermana y yo no soltábamos la mano de mi mamá. Se acabó la misa y empezó la procesión. Las imágenes iban adelante. Primero la Virgen Dolorosa, con una capa negra, de luto por la muerte de su hijo, Jesús.

Cargada en hombros de fieles, dio la vuelta por la plaza hasta llegar a la municipalidad. Todo el pueblo acompañaba la procesión. El cortejo se detuvo y de pronto vi que de un balcón de la municipalidad bajaban con cuerdas una silla adornada con cojines y flores, en donde iba sentada una niña vestida de ángel. Ea un ángel, nos dijo mi mamá. La niña llegó hasta la Virgen y le quitó la capa negra. La gente gritó y aplaudió porque la Virgen quedó toda blanca, ya sin luto, mientras las campanas de la Iglesia tocaban a Gloria. Recuerdo haber pensado que no importaba si la silla se caía. La niña era un ángel y volaría al cielo.

De pronto vimos al lado de la Virgen a un pequeño y glorioso Jesús, de pie, con la mano en ademán de bendecir. Es Tata Reshillo, el Señor Resucitado, nos explicó mi mamá.

Las imágenes de la Madre y el Hijo continuaron rodeando la plaza y regresaron a la Iglesia, en medio de cánticos y repiques de campana. Tata Reshillo fue colocado delante del altar.

Regresamos a casa. Empezaba el día y nos esperaba el desayuno con pijuayos, rosquitas, humarí y dale dale.

En adelante, cuando veía pasar a una jovencita, la miraba bien buscando al ángel que bajó del balcón de la Municipalidad para quitar el velo de la Virgen. No recuerdo haberla visto en esas épocas (creo, de repente me equivoco, que se casó muchos años después con don Mariano. Los entendidos confirmarán o desmentirán esta versión). De todos modos, los únicos que no cambian en los recuerdos son la Virgen Dolorosa y Tata Reshillo.

lunes, 21 de marzo de 2016

Entrada terapéutica

En mi entrada anterior, titulada "Me saca de quicio", contaba algunas pocas, poquísimas, situaciones que me hacen perder la paciencia, que tampoco es mucha. Lo curioso es que casi todos quienes comentaron en esa entrada expresaron otras situaciones que les hacen perder la paciencia. Es decir, mi renegadera tuvo un fin terapéutico.

Las habilidosas blogueras de "Retro y con encanto" dijeron entre risas y hasta con picardía:
Coincidimos en muchas de esas cosas que te desesperan, Gabriela. Y es que no deja de ser una falta de consideración y de educación el hacer esperar a los demás sin razón... A esa señora de las monedas una de nosotras le hubiera soltado algo, seguro, jajajaja A nosotras nos saca de quicio la gente que arroja papeles al suelo como si nada, más de una vez le hemos dicho a alguno "perdone, se le ha caído eso al suelo...."
Nina, de "Mi pensamiento viaja", nos hace ver que en Portugal, desde donde escribe, y en muchos otros sitios por donde viaja, la situación no deja de ser frecuente:
Realmente son situaciones absurdas y muy irritantes. También ocurren aquí.
Norma, de "Siempre es primavera", mencionó algo que para mí es un misterio, pues no sé qué tanto pueden llevar algunas mujeres en tremendas y pesadas carteras:
A mi me saca de quicio las señoras que en el súper buscan "no se qué" en el fondo de su bolso o aquellas que tardan mucho tiempo haciendo su firma como si hubiera allí registro de ellas.
Desde Colombia, Madame Web del blog "La lógica de mi papá", mencionó algo que ya no sucede pues desde hace varios meses las entradas al cine vienen numeradas (y sí, es muy bueno tener un blog para desahogarse):
Yo estuve en cine en Lima y lo que mas me sorprendió es que no hay silleteria numerada para las funciones...o sea, a la furia para tener un buen puesto... o.O Es bueno tener un blog para desahogarse :D saludos
Sopa Azul cuenta lo que le molesta y nos deja una buena recomendación:
¡Menuda paciencia! A mí últimamente me saca de quicio la gente al volante. Nadie usa los intermitentes, no respetan los límites de velocidad, se pasan la raya continua, hacen gestos con las manos, etc... Respiremos hondo, Gabriela.
Esteban, autor del blog que lleva su nombre, cuenta algunas de las casi 5,500 cosas que lo sacan de quicio. Por cierto, a mí también me sacan de quicio las personas que tutean a un vendedor, aunque a veces sea una persona mayor:
Solidarizo contigo Gabriela. En mi caso me sacan de quicio 5439 otras cosas. Como las señoras de la misma edad de su "víctima" que tratan de tu a dependientes de cualquier negocio a sabiendas que ellos no le pueden contestar igual; o automovilistas que ocupan dos estacionamientos por desidia; o personas que mientras te atienden en cualquier lugar, arremeten y hacen preguntas sin esperar su turno, o...o...o... mil más.
Inma Luna, autora del blog "ॐ El blog de Inma_Luna ॐ", intenta dar una explicación a estas molestas situaciones:
Como para no sacar de quicio, y lo peor son esas personas que se hacen las indecisas, solo para llamar la atencion uffff, lo de la señora del super vamosssss.
Desde su lareira en Venecia, Chusa nos da su opinión de lo que la saca de quicio:
jajaja, Gabri, perdona pero tu entrada me ha hecho reìr de lo lindo, bueno porque no era yo la que estaba ahì en la cola, eh. A mi me ha pasado a menudo cuando estoy para comprar el billete de tren de corto recorrido y està a punto de llegar, voy con el tiempo justo y el de delante se pone a reservar con toda tranquilidad un billete largo recorrido y pregunta horarios, precios y con toda la calma, cosas que se pueden hacer desde casa on line, y los de detràs que nos lo comemos vivo, jaja...
Yvette, habitual lectora y comentarista de esta bitácora virtual, contó que le irrita algo que a mí también me saca de quicio:
Saca de la paciencia la frescura de la gente, igual pasa en los ómnibus donde el chofer es cobrador, y cuando suben los pasajeros en cola recién allí se ponen a buscar el monedero entre un montón de cosas para por fin con mucha frescura sacar la moneda y pagar. Creo que solo nos queda decir... ja... ja... ja.
Finalmente, Laura de "Así me gusta el mundo", menciona un lugar donde estas sitaciones se dan con demasiada frecuencia:
Cosas desquiciantes que están en todos sitios a la orden del día y nos pasan amenudo, sobre todo en la caja del super.
Anima en algo ver que no soy la única que pasa por situaciones que ponen a prueba la capacidad de aguante de cualquiera.
dsd.

martes, 15 de marzo de 2016

Me saca de quicio

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Más de una vez he usado este espacio para renegar. Esta entrada será una breve lista de cosas que me sacan de quicio y, por ende, me hacen renegar.

Empecemos por niños en el cine. Una vez superada la natural bulla que acompaña a una película de niños en el cine, resulta que hay algo que es peor. Me refiero a muchas de las mamás que van con los niños al cine. Más de una vez he escuchado en medio de la película a un niño que le dice a su mamá que quiere ir al baño. Son pocas, muy pocas, las que se levantan y llevan al niño al baño si decir nada. Lo más habitual es que la mujer reniegue y replique: "por eso te dije que fueras en la casa antes de salir".

Debo resistir las ganas de buscar a la autora de la infeliz frase y decirle: "has salido de tu casa hace 90 minutos, has atiborrado al niño de líquido desde antes que empezara la película, ¿y le reclamas que tenga ganas de ir al baño?"

Siguiendo con el cine, me saca de quicio la gente que espera a llegar a la ventanilla donde venden las entradas para RECIÉN ahí empezar a pensar qué van a ver. No entiendo, ¿esta gente tiene el repentino impulso de ir al cine y va para allá sin tener idea de qué va a ver? Bueno, concedamos eso, que el impulso fue repentino o que estaban cerca del cine. ¿No pudieron elegir la película que quieren ver en todo el rato que estaban haciendo cola? No, tienen que esperar a llegar a la ventanilla para pedir el listado de películas, que contiene los resúmenes, para empezar a pensar qué les conviene ver. Encima, después de todo el tiempo que se toman para decidir, ¡pagan con billete grande y el cajero no tiene vuelto! Mientras tanto, los demás que sí saben qué quieren ver deben esperar que la transacción se complete.

Una vez no me aguanté. Me acerqué a la ventanilla ignorando a dos indecisos que discutían entre ellos qué ver y le dije a la señorita que atendía: "mientras ellos deciden, ¿me puede atender? Yo sé qué quiero ver y además tengo exacto para pagarle". La señorita no solamente me pidió disculpas por la demora, sino que hizo que el par se arrimara y me empezó a atender de inmediato.

El colmo máximo lo viví esta misma semana. Estaba en la fila de las cajas de un supermercado y una mujer pagó su cuenta de 15 soles con ¡monedas de 10 céntimos! Es decir, entregó 150 monedas como pago. Y no se crea que las monedas estaban ordenadas o separadas en grupos de diez, por lo menos. No, claro que no. Las tenía todas revueltas en una bolsa, y las sacaba una por una formando montoncitos de diez monedas. Hizo eso 15 veces. Y la cajera tomaba el montoncito recién formado y volvía a contar las monedas. Lo peor fue que cuando ya había pagado y ya se iba, tomó un chocolate de esos que están al lado de las cajas, y pagó con un billete grande. Como decía Condorito, ¡PLOP!

Es que francamente, hay cosas que me sacan de quicio. Como los sitios web donde solamente puedes comentar si eres usuario de Facebook. No pues, así no juega Perú.

sábado, 5 de marzo de 2016

400 entradas

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Hace poco más de ocho años empecé este blog, sin tener la menor idea de en qué me metía. El blog existió durante casi dos meses completos antes de que apareciera la primera entrada. Y desde que escribí esa primera entrada y finalmente la publiqué pasaron varios días.

Como dicen en los noticieros, nunca imaginé que el viaje sería todo lo provechoso que terminó siendo. Vencido el temor inicial de apretar el botón PUBLICAR, las historias empezaron a surgir. Parafraseando a un personaje de la política peruana, las ideas llegaron solas.

Poco a poco empezaron a llegar lectores. Poco a poco empecé yo a leer más blogs. De esos lectores y de esos blogs, algunos todavía siguen llegando entrada a entrada. Con algunos hasta llegué a conocerme en persona, con otros hemos entablado comunicaciones más directas y significativas que simples comentarios en nuestras respectivas bitácora virtuales.

Así que ahora, ocho años y 400 entradas después, digo gracias a quienes caen por aquí y leen, a quienes caen por aquí a leer y comentar y a quienes caen por aquí aunque sea de vez en cuando.

Ha sido un viaje interesante. Veremos qué nos traen las próximas 400 entradas.