sábado, 25 de marzo de 2023

Historia de dos sábados

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Un sábado cualquiera, de esos días de frío limeño que el verano hace añorar, iba caminando por una calle cualquiera. Era temprano, regresaba de hacer unas compras rápidas en un supermercado cercano a mi casa. La hora ideal para las compras, cuando los supermercados están vacíos.
A pocos metros de una esquina, ya casi a mitad de camino, vi a una mujer con actitud de esperar algo. Estaba elegantemente vestida, con un abrigo rojo y una gruesa bufanda de cuadros que hacía juego con el abrigo. Pese a que no había sol, usaba lentes oscuros. Tenía el pelo lacio oscuro, a la altura de la quijada.
Aunque casi no se le veía la cara, pude notar que sonreía. Sonreía y me miraba. Me miraba con expresión amable. ¿Será alguien que conozco?, pensé. Al acercarme pensé que iba a reconocerla, pero no.
Se me acercó, siempre sonriendo y me preguntó si conocía una calle. Esa calle está muy cerca de donde estábamos, e intenté explicarle cómo llegar. Finalmente, le dije: "voy a pasar por ahí, vamos caminando, si no te importa".
Empezamos a caminar juntas. Me contó que es peruana, que vivió muchos años en Buenos Aires y que ahora vive en París. Que viene ocasionalmente a Lima a visitar a la familia. Me dijo su nombre, su apellido es sinónimo de unos dulces muy ricos que venden en Lima. Me preguntó si conocía la marca, y me empezó a contar de los orígenes.
En eso, llegamos a su destino. Me agradeció y la dejé tocando el timbre del departamento que buscaba. Yo seguí mi camino y llegué a mi casa.
Pasaron varios meses. El frío limeño se convirtió en ese agobiante calor que desde antes de que empiece ya quiero que termine. Llegó otro sábado de compras en el mismo supermercado cercano. De compras rápidas. De compras tempranas para que sean rápidas.
Regresaba a casa y a pocos metros de donde me encontré con esta peruana que vive en París la volví a ver. Era ella, no había duda, a pesar de que ya no usaba ni el grueso abrigo rojo ni la bufanda a cuadros. Pero su corte de pelo y su sonrisa eran inconfundibles. 
Me vio, y desde lejos me saludó. Nos saludamos. Me preguntó si me acordaba de ella, le dije que sí. Le pregunté si quería que la guiara de nuevo. Me dijo riendo que no, que esa vez sabía muy bien por dónde ir.
Nos hicimos adiós y cada quien siguió su camino.

viernes, 17 de febrero de 2023

Olvido sabatino

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Es una mañana de sábado normal, prenavideño. Tienes que ir a hacer algunas gestiones en diversos sitios, nada complicado. Dispones todo y sales.
Caminas cuatro cuadras, y por instinto, te llevas la mano al bolsillo a donde llevas el celular. Es algo mecánico, casi automático. Salvo que esta vez sientes algo diferente. No hay celular. Te sobresaltas y de inmediato viene a tu mente la imagen del teléfono sobre la mesa.
Se te olvidó. Nunca te había pasado.
Te detienes a pensar. ¿Regresas las cuatro cuadras ya avanzadas o sigues sin el teléfono y lo tomas como un experimento? Decides seguir y ver si eres nomofóbica o si aún puedes vivir "a la antigua" sin el aparatito a la mano.
Tu primera parada es el autoservicio, faltan algunas cosas en la casa. Vas directo a los anaqueles donde está lo que quieres comprar. Sientes a lo lejos un sonido conocido, crees que es tu celular, te llevas la mano al bolsillo. ¡No hay nada! Ah, verdad, lo olvidaste.
Terminas tu comprar y vas al siguiente punto. Una farmacia. ¿Cómo se llama lo que quieres comprar? Lo busco con el celular... Ah, verdad, no lo tienes. Con ayuda del farmacéutico das con el nombre y lo compras.
Vas directo a la tercera parada. En el camino, pasas por una heladería. Ves que hay nuevos sabores y te alegras. Quieres tomarle una foto al despliegue de colores de los helados, pero recuerdas que no es posible. Te vas, saboreando e imaginando la próxima visita a la heladería.
Ya de regreso a tu casa ves un cartel muy ingenioso. "Qué pena que no tengo el teléfono para tomarle una foto. Ojalá siga aquí la próxima vez que pase por acá".
Finalmente, llegas a casa. Empiezas a guardar lo que compraste. En eso, a lo lejos un sonido conocido. "Ah, verdad, se me había quedado el celular".

AVISO DE SERVICIO PÚBLICO
"La flor de la canela" es obra de Chabuca Granda.
"El rosario de mi madre" es obra de Mario Cavagnaro.
"Amarraditos" es obra conjunta de Margarita Durán y Pedro Belisario Pérez.
Gracias por su atención.
FIN DEL AVISO DE SERVICIO PÚBLICO.

jueves, 22 de diciembre de 2022

Escenas de diciembre

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Una mañana de diciembre regresaba de mi caminata diaria por el malecón de Miraflores. Es una caminata agradable, en la que me cruzo con corredores, caminantes, paseadores de perros, personas que van a trabajar y, según la época del año, escolares rumbo a sus colegios.
Era una mañana que se anunciaba soleada, de las que suele haber en los días previos al verano. Son días de final del año escolar, días de adornos navideños por todos lados. Días en que la humedad habitual se siente menos opresiva y menos omnipresente.
Llegaba casi a la última calle grande que debía cruzar para regresar a mi casa. Es una calla por la que constantemente pasan buses y muchos autos. Así que me detuve a esperar el cambio de luz del semáforo.
A lo lejos venía un bus de los dos que tienen el paradero justo donde esperaba la luz verde.
En eso suenan a lo lejos unos pasitos rápidos. Eso es habitual a esa hora, son los pasos apurados de alguien que salió tarde, que se quedó dormido, que no quiere demorar más de lo que ya demoró.
Miré en dirección de los pasos y vi aparecer a un hombre joven que llevaba de la mano a un minvirgen María. La niña estaba perfectamente caracterizada, con un hábito blanco inmaculado, un velo color crema y rematado todo con zapatos negros, típicos del uniforme escolar.
Corrieron casi una cuadra completa, en dirección a donde yo estaba. La luz del semáforo cambió a verde, pero no crucé. Quería ver en qué acababa tan curiosa escena que solamente podía ocurrir en diciembre.
Ellos alcanzaron a cruzar, y sin dejar de correr, alcanzaron el paradero del bus en donde yo me había quedado detenida para verlos. Casi en el último segundo, justo antes del cambio de luz, lograron subir al bus, que avanzó con ellos ya adentro.
Seguí el bus con la vista hasta que la minivirgen María ya fue solamente un punto en la distancia.
¡Feliz Navidad, lectores de Seis de Enero!
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AVISO DE SERVICIO PÚBLICO
"La flor de la canela" es obra de Chabuca Granda.
"El rosario de mi madre" es obra de Mario Cavagnaro.
"Amarraditos" es obra conjunta de Margarita Durán y Pedro Belisario Pérez.
Gracias por su atención.
FIN DEL AVISO DE SERVICIO PÚBLICO.

sábado, 19 de noviembre de 2022

Miércoles de coincidencias

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Un miércoles cualquiera vas caminando por la calle. Regresas de tu hora de zumba, Y como todos los miércoles, vienes con tus compras del mercado semanal.
A lo lejos ves un corredor que viene en tu dirección. No es raro ver corredores por ahí, menos a esa hora. Notas que el corredor te mira y entonces te das cuenta de que lo conoces. Es alguien con quien has trabajado en algún proyecto años atrás, y casi siempre se encuentran a la volada.
Se saludan, conversan brevemente, se ponen al día de sus respectivas novedades en tres frases y cada quien sigue su camino.
Una hora después estás en el consultorio del oculista. Es el mismo que ve tus ojos desde todos los tiempos. Entre la medida de la vista y los saludos, el médico te cuenta que ha publicado un nuevo libro. Uno más, tiene varios en su haber.
Abre un cajón y te regala un ejemplar. Te dice que le da mucha pena que el médico que escribió el prólogo murió antes de ver el libro publicado. Te dice que eran buenos amigos, y que por eso le pidió que le hiciera el prólogo.
Te lee el nombre del médico y es el papá del amigo corredor con quien te encontraste en la mañana.
Meses enteros sin saber del amigo corredor, y en un solo día te lo encuentras y un rato después te encuentras con el nombre de su papá.
Cosas que pasan un miércoles cualquiera, en un miércoles de coincidencias.