jueves, 30 de octubre de 2008

Recuerdos con una sonrisa

Hoy pensaba en ti. No es que necesite un día especial como el que se viene para pensar en ti, sino que hoy quise contártelo. A estas alturas ya debes saber que estás presente siempre, pero igual quiero compartir contigo algo de lo que viene a mi memoria cuando pienso en ti.

Recuerdo cuando te pasabas horas leyendo el Almanaque Mundial, el del año en que estuviéramos, y que a tu lado descubrí países lejanos con nombres llamativos. Ahora cuando veo esos nombres vuelvo a verme sentada a tu lado en la mesa del comedor de la casa de Garzón. Qué dirías si supieras que en alguno de esos países hay personas leen Seis de enero.

Recuerdo que, como sabedor de todo que eras, siempre me descifrabas los enrevesados hechizos que Endora lanzaba contra el pobre Darrin. Ahora que el cable nos regala estas series de la infancia, cada vez que oigo esos hechizos (que ahora entiendo sin ayuda) te recuerdo una vez más, con una sonrisa.
Recuerdo tu entusiasmo y ese brillo en los ojos cuando descubrías algo, por más simple que fuera, cuando unías las piezas de datos sueltos y llegabas a una conclusión.
Recuerdo la vez que me caí en la calle y me hice una tremenda herida en la rodilla. Para que no llorara ni te pidiera volver a la casa, te las ingeniaste de mil maneras para hacerme reír, y lo lograste pese a todo.
Recuerdo cuando le enseñabas a leer a Kitty, y la vez en que le explicaste cómo era eso de que uno tenía 11 dedos si se empezaba a contar descendentemente desde el diez y se sumaba los cinco de la otra mano: 10, 9, 8, 7, 6 más 5 (de la otra mano) = 11.
Recuerdo la guerra que era levantarte todas las mañanas para que estuvieras listo a la hora de salir al colegio. Y también que cuando nos encontrábamos por los pasadizos tú nunca ignorabas a tu(s) hermana(s) menor(es), como seguramente más de uno habrá hecho alguna vez.
Recuerdo tus llamadas a cualquier hora del día solamente para decir "cuéntame algo", lo que a Kitty y a mí nos causaba fastidio porque casi nunca había nada para contar. Cómo las extraño ahora.
Recuerdo los famosos radioteatros que hacíamos con mi papá primero, y contigo después, sacando las historias de los chistes y usando unas grabadoras que ahora seguramente podría encontrar en tiendas de antigüedades.
Recuerdo que gracias a ti aprendí a ir a todos lados caminando, a veces a más de 20 cuadras de distancia. No solamente lo aprendí, sino que lo sigo haciendo.

Recuerdo cuando llegabas a la casa y a gritos nos pedías que te acompañáramos, con el agregado de "le conviene". Esas dos palabras hacían que Kitty yo dejáramos lo que estuviéramos haciendo para salir corriendo. Realmente, nos convenía.

Recuerdo esa sensación de 'tener un hermano grande' del que me enorgullecía tanto, que me hacía sentir confiada y segura y con el que contaba siempre. Porque a pesar de que podíamos quedarnos roncos peleándonos y gritándonos, los tres nos queríamos (nos queremos) con el alma entera. Esto no lo cambio por nada del mundo.

Recuerdo esos bailecitos que le obligabas a hacer a mi mamá, y esas cargadas que tanto miedo le daban a la tía Angelita. ¿La sigues cargando?

Recuerdo que a veces era casi imposible hablar contigo porque contestabas todo con trozos de canciones, y no sé cómo hacías, pero siempre era la canción adecuada a lo que fuera que tuvieras que decir. No puedo dejar de mencionar una que te encantaba, Color esperanza.

Te recuerdo con una sonrisa, de manera inevitable casi siempre acompañada de una lágrima, "llenecita de preguntas, eso sí".
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Imagen de Google Images

miércoles, 22 de octubre de 2008

Zapatitos

Más de uno habrá visto esos zapatos que cuelgan por los pasadores de los cables por las calles. Acá en Lima los he visto muchas veces. No por todos lados, es cierto, pero si con cierta frecuencia. Nunca he sabido qué significan, a pesar de que siempre han despertado mi curiosidad.

Justamente el otro día, caminaba por una calle del distrito limeño de Lince, cuando vi estos zapatitos colgando de un cable. De inmediato, mi celular fungió de cámara una vez más, y helos aquí:

Recurrí a Google para ver si por ahí encontraba el significado de este detalle peculiar que sé que no es un fenómeno exclusivo de Lima. Acá consigno, no necesariamente copio textualmente, lo que encontré en mi búsqueda.

Algunos dicen que es la señal de que en la zona venden drogas y otras sustancias ilegales en general. Es la respuesta más común que encontré en la búsqueda, aunque no tiene ninguna lógica que alguien que se dedica a una actividad ilícita lo publicite de una manera tan notoria, a vista y paciencia de cualquiera... incluida la policía.

Otros dicen que desde ahí toman fotos a todas las personas que pasan por la zona, en una especie de vigilancia ciudadana. Ya me parece un poco complicado hacer que los pasadores se enreden en los cables, así que se me hace más complicado todavía evitar que la cámara se caiga del interior del zapato hacia el piso.

Otra versión es que son los zapatos que le quitan al novio en su despedida de soltero. Pero lo raro es que solamente hay zapatillas, nunca zapatos, y me parece un poco difícil que las personas que van a las despedidas de soltero no usen zapatos o algo un poco más formal que zapatillas.

Otros más simples afirman que son zapatillas viejas, y como sus dueños no tienen manera de deshacerse de ellas, las arrojan hacia los cables y ahí se quedan. La verdad nunca me he detenido a ver si las zapatillas son viejas o si se trata de artículos nuevos.

Por ahí leí que es una manera de rendir homenaje a personas del barrio que murieron violentamente, como las víctimas del incendio de Cromañón en Buenos Aires. Esta explicación me parece la más lógica de las expuestas hasta ahora.

Pero me quedo con una encontré, que encierra a todas las anteriores (como en los antiguos exámenes de ingreso a la universidad). Según este anónimo cibernauta "como decía Sherlock Holmes, la teoría más básica y sencilla es siempre la acertada. Si nadie está seguro del significado de las zapatillas [que cuelgan de los cables de luz] es que no tienen ningún significado".

No sé si esta última no-explicación sea acertada, aunque hay que admitir que las respuestas son muchas veces las más simples. Lo que sé es que estas zapatillas, que son parte del paisaje urbano de muchísimas ciudades del mundo, son para mí un misterio tan grande como los vecinos que hacen bulla a altas horas de la madrugada.

PD: desde Ucrania, Taras manda esta foto de zapatos colgando de cable en su barrio. ¡Gracias Taras!

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'Zapatitos' era el nombre que Manuel (Pedro Infante) le daba al objeto de su afecto, María Teresa (Sarita Montiel) en la película 'Necesito dinero'. Él trabajaba en un sótano que tenía una ventanita por la cual veía la calle, y Zapatitos pasaba por ahí para ir a trabajar todos los días sin saber que un par de ojos miraban extasiados esos zapatitos. Aunque tiene toda la simpleza de una película antigua, la recomiendo.

miércoles, 15 de octubre de 2008

Esta vez me tocó a mí...

Hace algunos meses, les contaba yo de un ángel mensajero que me alegró el día. Fue una cosa muy simple, pero que llegó en el momento justo.

Traigo esta historia a colación porque resulta que esta vez me tocó ser el ángel mensajero de otra persona, alguien a quien nunca he visto personalmente, que se hace llamar Coffeewallah, que vive en Puerto España, en Trinidad y Tobago, que tiene un blog maravilloso con el nombre de 'Sentada en el Coffewallah', que descubrí al traducir un post para Global Voices Online y que desde el primer momento me atrapó de una manera que no puedo explicar.

O tal vez si puedo explicar, porque el post que inició todo hablaba de la festividad religiosa del día en que termina el Ramadán, el mes sagrado de ayuno para los musulmanes. Ella contaba cómo celebraría esa día:

[...] Mi abuelita probablemente está trabajando como esclava encima de una cocina caliente mientras yo escribo; esto antes de dirigirse a la mezquita donde se reunirá con sus compañeros sobrevivientes, ella tiene 84 años, sus amigos están muriendo, antes de regresar a la casa para otra ronda de rápida actividad en la cocina. Ya que mi madre murió y no tiene más hijas… soy yo su compañía mientras cocina, renuente asistente de chef, porque no puedo hacerlo de la manera en que ella quiere, mi estilo de cocinar es muy diferente. [...].

Nosotros, los que quedamos, nos reuniremos brevemente en la cocina, para comer juntos antes de saltar para ir a cualquier otra parte. Me siento triste por ella, esto no es lo que ella se imaginaba. ¿Dónde están los ocho hijos que crió, dónde los nietos y dónde los bisnietos? No se oyen voces infantiles, nadie corre por debajo de los pies, no hay un enjambre de actividad [...]. Y ella estará feliz, aun con esto.

Fue inevitable no recordar a mi tía Angelita, que hasta el final se encargó de nuestras cenas navideñas. Entonces decidí hurgar en ese blog, y encontré un post dedicado a la abuela, 'El sabor del amor', del cual traduzco un extracto:

Ella me ama, sé que es así [...]. La ella a quien me refiero es mi abuelita, la que en estos días visto solamente de manera intermitente. Está envejeciendo, se está poniendo más y más cansada y menos capaz de seguir a lo largo del día. [...]

Pero aún así, es mi abuelita y el amor de una pequeña abuela recorre un largo camino.

Me gustó lo simple de sus historias, no quería perdérmelas. Así que incluí su blog en mi lista de blogs favoritos. A los pocos días, vi que ella me lo había retribuido.

El martes en la noche entré a su blog, como lo vengo haciendo desde que lo descubrí, porque prácticamente cada día tiene nuevo post. Encontré algo que no me esperaba, al leer su más reciente post en ese momento, 'Rascando la barriga de Buda':

Un dragón se sienta en mi escritorio, un poderoso dragón chino, mirando silenciosamente todo el día, mientras trabajo. A su lado, Buda también mira serenamente, enigmático, sin ofrecer respuestas, simplemente una presencia traquilizadora en el mar de una actividad a menudo frenética. Esas dos figuras reemplazaron a un sonriente Buda de jade que había sido mi compañía por muchos años. Sus brillantes ojos y enorme barriga se sentaron encima de mi computadora durante mucho tiempo, cada cierto tiempo yo alargaba la mano y tocaba su alegre barriga con el dedo, y golpeaba el frío jade en busca de conexión, consuelo o algo así. Mi amiga TL venía y se la pasaba con él de vez en cuando, ambas nadábamos contra los desechos y Buda era un consuelo compartido. Su alegre energía siempre nos mantuvo ahí, nos sacaba de toda situación bochornosa.

Cuando TL decidió seguir su camino, me alegré enormemente por ella, era una buena decisión, pero yo sabía que la iba a extrañar terriblemente. [...] Como parte de un regalo de despedida, le di a Buda, para que tuviera un pedacito de mí en su nuevo hogar, y así no estuviera sola. Pero eso significaba que Buda se habría ido, y por un tiempo, no fue nada.

El dragón llegó después y la cabeza de Buda un poco más tarde. Y ahora son los vigilantes de mi espacio. Pero resulta que no son los únicos. En las últimas semanas, otros varios Guardianes han aparecido. Después de un largo letargo, casi. Una mañana, mientras ponía al día el blog, me encontré con un comentario de Gabriela en Lima. Cada día, otro optimista comentario positivo. No pudo haber llegado en un momento mejor. "Louise" conocida como mi compañera de bicicleta Charms seguía fuera en su misión, y yo estaba sintiéndome particularmente sola, asediada por las vicisitudes, mi alma gitana sofocada y sin suficiente café en el mundo para hacerme sentir mejor.

A través de las millas, Gabriela me recordó de los días en que tenía amigos por correspondencia. Chicos y chicas que solamente conocí por las fotos adjuntas a las cartas que yo leía ávidamente. Cartas que me dieron perspectivas de vidas a cientos de millas de distancia. Algunos, por montones de ideas o actividades. Estas cartas como resultado de Big Blue Marble y otras organizaciones dedicadas a fomentar amistades globales a través de la magia del correo. Hoy me comunico con cientos de personas en todo el mundo por una razón u otra, la inmediatez con que puedes conectarte es asombrosa, dado que pasaba un mes o seis semanas antes de que los amigos te contactaran. Leía esas cartas una y otra vez, y años despúes, al conocer a una de las chicas con las que me escribía, me confesó lo mismo. Afiné mi forma de escribir y mis habilidades de contar historias con esas cartas e hice algunos amigos; Doris y yo nos escribimos a lo largo de la primaria y la secundaria, y hasta la universidad y unos años después de eso. A la larga perdimos contacto después de que mi madre murió. Ahora tengo comentarios en mi blog.

Una llamada al azar de Blue para saber de mí y un e-mail de Scene sobre una cosa u otra que yo había escrito en las semanas anteriores, todos estos contactos me hacen sonreír. Como me gusta leer los blogs de otras personas, mi jefe estaría probablemente horrorizado con la idea de que paso una hora al día, leyendo blogs; eso llena el espacio dejado por Buda. Porque, ustedes ven, leerlos a todos se ha convertido en frotar la barriga de Buda. Ustedes son mi piedra de toque contra la locura de mi propio día. Así que ya sea pelearme con Angry African, créeme amigo, todavía no te voy a mandar mis fotos braai; o sacudir la cabeza ante las tonterías que resalta Scene; traducir el castellano de Gabriela o seguir a las mascotas de Blue, ustedes son muy reales. En la semana pasada Coffeedude me ha hecho entender que TENGO que tener mi cafetería. Simplemente para que él y yo podamos sentarnos e intercambiar libros y ser juntos unos snobs literarios y de café. Annie, acuérdate de traer el Blue Mountain cuando vengas, no puedo darte bien ninguna de las viejas cosas.

Como pueden ver, sigo frotando enérgicamente.

Me alegré cuando vi que dejó un comentario en Seis de enero, pero no me imaginé que supiera un poquito de castellano y que leer este blog le servía para practicar lo que alguna vez aprendió. Pero como ven, hubo más que eso.

Sin quererlo, me tocó ser el ángel mensajero de alguien que por azar se cruzó en mi camino. Nunca lo hubiera imaginado. No sé si alguna vez podré ir a Puerto España a conocerla personalmente, aunque espero que si. Como me pasó con Marcela y con Katia y con otras personas maravillosas, este blog me ha servido para acortar distancias, para tener un sinfín de emociones que valen la pena de principio a fin.

sábado, 11 de octubre de 2008

Chip (o Dale), de carne y hueso

La primera vez que vi ardillas en vivo y en directo fue en un viaje a California. Caminaba con Gonzalo por las calles de Palo Alto, cuando de repente se agitaron unas ramas por encima de nuestras cabezas. Levanté la vista sobresaltada, y vi a una ardilla corriendo más rápido que el viento hacia la parte más alta del árbol que teníamos a nuestro costado. Iba al encuentro de otras ardillas, y estaba más asustada ella por nuestra presencia que nosotros por la suya.

Gonzalo me dijo que él ya se había acostumbrado a ver ardillas por todos lados y que no había razón para sobresaltarse. Verlas en las zonas de árboles era por allá tan normal como para nosotros en Lima ver palomas caminando por las veredas... aunque particularmente las palomas no son precisamente de mi simpatía.

La cosa es que hace pocos días tuve un encuentro con Chip. O con Dale. Prefiero a Chip, la de nariz negra, porque me parece más despierta que Dale. Así que digamos que me encontré con Chip. O si ustedes prefieren, con Dale. Y como muy pocas veces en mi vida, tenía una cámara en la mano, lista para tomar fotos. Una cámara de verdad, no un celular.
Comparto mi encuentro con Chip (o Dale).




En verdad tomé unas cuantas fotos más, pero no estaban muy claras porque Chip (o Dale) se las arregló para mimetizarse en medio del follaje de este árbol que, imagino, le sirve de casa y refugio. Mientras Chip (o Dale) corría velozmente entre las ramas, encima de mi cabeza sentí una agitación y un ruido que se me hicieron familiares. Recordé así la vez en que, hace no muchos años, Gonzalo me tranquilizó haciéndome ver que no había razón para asustarse por la presencia de una ardilla. No más de lo que ella se podría asustar por mi presencia.

Esta vez no debe haber sido muy grande el susto, pues como se puede ver, Chip (o Dale) hasta posó para mí.
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Imagen de Google Images

lunes, 6 de octubre de 2008

Lima, la nublada

Hoy, lunes 6 de octubre de 2008, Lima amaneció muy nublada.

Miren esta foto, tomada con mi celular desde la vereda que está frente a mi casa. Eran las 9:30 am.

Unas horas más tarde, a la 1:10 pm, tomé esta foto que ven a continuación. El edificio con vidrios azules y franjas amarillas que está casi en medio de la toma encima de la casa blanca de la esquina, es el hotel Marriott. Nótese que en la primera foto simplemente no aparece. Como si el hotel no estuviera ahí.

Esta tercera y última foto de la serie la tomé a las 2:36 pm. Por más que traté de ponerme en el lugar exacto, no lo conseguí. De todas maneras, se puede tomar como referencia la casa blanca que siempre aparece en el medio de la toma.

Muchas veces había notado cómo el Hotel Marriott desaparece en medio de la neblina. Muchas veces había querido retratar este paisaje limeño. Hoy finalmente lo hice. Lo comparto a través de Seis de enero.

Esta es la Lima que extraño cuando estoy lejos. Este es el invierno limeño que me encanta (aunque oficialmente estamos en primavera) y que echo tanto de menos los primeros meses del año.

jueves, 2 de octubre de 2008

Patrimonio preservado

Como ocurrió hace unos meses con el post Instrucciones de cómo NO tomarse fotos pasaporte, que traduje y publiqué en este blog, después de una nueva vuelta por Polandian encontré otro post que llamó mi atención: Diez edificios de Cracovia 100 años después. Previa autorización de Island, su autor, traduzco el post siguiente:

Un post de lunes sin complicaciones con énfasis en las imágenes antes que en la implacable prosa por la que somos conocidos (ejem).

Encontré un sitio fabuloso con montones de fotos de edificios de Cracovia tomadas en la última década del siglo XIX, así que me tomé este fin de semana para ver cómo son ahora (14 de setiembre de 2008).

1. Dom Popielów, ul.
Basztowa 1


Un agradable y sólido edificio, ha cambiado poco en cien años. El monumento de Cracovia a Rejtan está justo frente a este edificio.

2. Długa 8

Un pequeño y discreto edificio ahora con vecinos de gran hermano.

3. ul. Sławkowska 25


A la cabeza de una de las principales avenidas que llevan a Rynek Główny. Quien quiera que haya tomado la foto original medía 3 metros altura o estaba parado en un caballo.

4. Rynek Główny 4


Una fabulosa confección de una edificio que desde entonces ha sufrido la indignidad de convertirse en sede de un Hard Rock Café.

5. Esquina de ul. Karmelicka y Dunajewskiego


Situado en una de los cruces más ocupados en Cracovia, que va desde Karmelicka (mi barrio) a ul. Szewska, antigua vía de la ciudad. Nótese que ahora se puede caminar a través de la esquina del edificio en el primer piso, ahora convertido en acceso peatonal – me pregunto cuándo y cómo sucedió.

6. Dom Pod Pająkiem (Casa debajo de la araña), ul. Karmelickia 35


El edificio al final de mi calle. Difícil de fotografiar pues alguien, irreflexivamente, construyó toda una fila de edificios en el lado opuesto de la calle, con lo que se hizo imposible tener el punto de vista exacto. Vale la pena mirarlo, hay toda clase de arañas y referencias a telas de araña.

7. ul. Biskupia 2


Este edificio ha destacado acá antes como la estrella del Incidente de la Calle Łobzowska.

8. ul. Piłsudskiego 40


Escogí este debido a su estilo poco usual. Resulta que actualmente está atravesando por una renovación, y se le ha añadido un cuarto piso en algún punto de su historia.

9. Dom Zimlera, ul. Kurniki 3


Un edificio muy bien renovado muy recientemente cerca del nuevo y chispeante centro comercial Galeria Krakowska. Ahora es un conjunto de departamentos equipados con cocina, un restaurant, y un pub en el sótano.

10. ul. Karmelicka 37


Otro edificio al final de mi calle. Nótese el elegante revestimiento de mármol de los nuevos bancos inquilinos.

Soy culpable de este tipo de posts antes, aunque no en la misma escala.

Cracovia, la Capital Cultural Europea, es una de las ciudades más bellas de Europa. Recibe más visitas de turistas que ninguna otra ciudad polaca y ahí se unen lo más antiguo y lo moderno.

Island se ha dado el trabajito de pasearse por Cracovia, su ciudad adoptiva, tomando fotos desde el mismo lugar del que se tomaron las otras fotos, hace más de un siglo, para darnos la misma perspectiva y que la comparación sea fácil. A pesar de no haber estado nunca en Cracovia (espero conocerla algún día), es inevitable sentir una cierta simpatía por estas construcciones antiguas, que deben haber visto tanto a lo largo de estos más de cien años.

Después de leer este post de Island, se me quedó un gusto extraño. Mentalmente, comparé Cracovia con Lima, y con pena admití que en mi ciudad no hay grandes esfuerzos por preservar patrimonios antiguos: se demuelen casas señoriales para dar paso a modernos edificios. Dicen que es el precio a pagar en aras del progreso. Pero es inevitable sentir un toque de nostalgia por los tiempos idos. Como dice Neruda, nosotros los de entonces ya no somos los que fuimos. De igual manera, algunas ciudades de entonces ya no son lo que fueron. A veces, esos cambios son para bien... pero eso es algo que no siempre es cierto.

PD: pueden ver el roundup que Veronica Khokhlova ha publicado en Global Voices Online en inglés.