jueves, 29 de julio de 2010

El genérico nomás

Hace pocos días, un post de AleMamá me hizo recordar una situación más o menos similar que me pasó en otra farmacia que no es la que ella refiere en este post.

Tenía una lista de varios remedios, así que opté por esa farmacia básicamente porque he comprobado que tiene los precios más bajos. Además, hay un local bastante cerca de mi casa.

Lista en mano, entré a la farmacia y me atendió una amable señorita. Le iba dictando uno por uno los nombres de la lista, y ella diligentemente los escribía en su computadora. Muchos de los nombres que le dicté eran nombres de genéricos, mucho más baratos que los medicamentos con nombre comercial. Cuando terminamos, me dio un papelito con un número, con el que me acerqué a la caja.

En esa farmacia el sistema es que uno le dice a la persona que atiende lo que quiere comprar, lo van digitando en una computadora y se genera un código de compra. Ese es el número que la señorita que me atendió anotó en el papelito que me dio. Con eso, uno va a caja y recién se genera el comprobante de pago.

Fui a la caja, me indicaron el total y yo pagué. Camino a recoger mi compra, revisé mi comprobante. Recién ahí vi que muchos de los nombres en la lista no eran de genéricos, sino de nombres comerciales. Así que regresé donde la señorita que me había atendido y le aclaré que yo no le había dado nombres de laboratorio, sino genéricos nomás. Luego de esa explicación, le pedí que me anulara esa orden y que me hiciera una nueva, esta vez con los genéricos, tal como yo se lo había indicado.

Medio de mala gana lo hizo. Tuve que regresar a la caja, explicarle eso a la cajera, que anuló el comprobante que ya me había hecho y me hizo otro. El precio total fue mucho menos, casi la mitad que el anterior.

Desde entonces, cada vez que compro en esa farmacia, me cuido de recalcarle a la persona que me atiende: "déme el genérico nomás".
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¡Felices Fiestas Patrias!
Los peruanos celebramos ayer y hoy 189 años de vida independiente.


jueves, 22 de julio de 2010

La hora infeliz

Hay una hora del día, entre 8 y 9 am, en que casi todos los canales de televisión transmiten los infames y ruidosos comerciales de "llame ahora, llame ya".

Es una hora completa de gritos estridentes, donde obesos modelos se convierten por obra y gracia de los efectos especiales, en apolíneos seres cuasi irreales. Donde nos muestran cómo podríamos tener blanquísimos dientes, una casa rechinando de limpia, libre de insectos, ratas y ratones, y cómo podemos preparar en segundos ensaladas y deliciosos platillos sin ensuciar nada. Mención aparte merece ese adminículo milagroso que nos permite conservar muy frescas ensaladas preparadas para comerlas 15 días más tarde. Me pregunto si los genios que conciben estas campañas se comerían una ensalada con más de 2 días de preparada.

Prácticamente todos los canales nos saturan con comerciales larguísimos, interminables, llenos de testimonios de hombres y mujeres que "rebajaron 32 libras" en apenas seis semanas. ¿Por qué no hablan en kilos? ¿Será que es más impactante bajar 32 libras que miserables 16 kilos?

Con borrosísimas fotos del gordo "antes", nos quieren hacer creer que el esbelto "después" es la misma persona. Quieren hacernos creer que las casas que al comienzo vemos por demás sucias, son las mismas que a los pocos segundos relucen de limpias, previo uso de una mágica poción que no encontraremos en tiendas.

La vida de las personas antes de comprar los maravillosos productos es una tragedia. Aparentemente, la compra incluye un curso completo, destinado mayormente a las mujeres, de cómo maquillarse, arreglarse, peinarse y vestirse. Por si no lo han notado, todas salen regias, muy diferentes a los llorosos mamarrachos que son antes de comprar el mágico producto.

Pretenden convencernos de los maravillosos efectos limpiadores de tal sustancia diciendo que "expertos de una universidad europea" han hecho estudios que confirman la efectividad. ¿Se tratará del doctor Fujimoto?

Felizmente, no todos los canales se unen a esta desagradable hora infeliz. Eso ya sería demasiado.


jueves, 15 de julio de 2010

Una cinta amarilla

Cuando alguien viaja a Brasil, es usual que traiga de recuerdo una o varias cintas de diferentes colores con la inscripción Lembrança do Senhor do Bonfim da Bahia. Nunca he estado en Brasil (al menos hasta ahora, espero que ese hecho cambie), pero conozco estas cintas.

Dicen que la cinta tiene que ser regalada, que uno mismo no puede comprársela. Dicen que hay que amarrarse una cinta alrededor de la muñeca, formulando un deseo a la vez que un tercero hace los nudos. Dicen que hay que dejar que la cinta se caiga sola y que eso pasa cuando se han cumplido los deseos formulados.

Resulta que durante la Cumbre de Medios Ciudadanos de Global Voices, que se realizó en Santiago de Chile, muchos de los colaboradores de la comunidad tenían esas cintas. Por alguna razón, falta de curiosidad tal vez, no pregunté quién las entregaba ni dónde las habían conseguido. Así que me quedé sin cinta.

En realidad, después ni siquiera recordé el asunto.

Hasta que hace pocos días empezaron a llegar los mensajes de correo electrónico de los asistentes a la Cumbre, donde muchos de ellos anunciaban que se les había caído su respectiva cinta y que esperaban que su deseo se cumpliera pronto. Otros decían que sus deseos ya habían empezado a cumplirse. Otros que seguían esperando.

Yo contesté que a mí no me habían ofrecido una de esas cintas. Creo que debí decir que no me tomé la molestia de buscar que me ofrecieran una. Sea como sea, la cosa es que sentí que me estaba perdiendo parte de la diversión.

Hasta que tuve un nuevo encuentro con la dimensión desconocida. Buscando algo, abrí un cajón que abro todos los días. Y ahí, encima de todas las cosas que estaban en el cajón que abro todos los días, había una cinta amarilla (aunque sin viejo roble a la vista), un recuerdo del Señor de Bonfim de Bahía. No sé cómo ni cuándo llegó ahí, pero puedo asegurar con total certeza que el día anterior no la había visto. Lo que no puedo asegurar con total certeza es si el día anterior había estado ahí sin que yo la notara.

Ahora, tres nudos están en mi muñeca izquierda. Si me veo en la situación de algo muy formal, la puedo esconder con mi reloj. Es cuestión de esperar que lleguen los tres deseos.
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¿Por qué los jeans azules vienen cosidos con hilo anaranjado? ¿No sería más lógico que se usara hilo azul?


jueves, 8 de julio de 2010

Lista de nuncas

Acá algunos de los nuncas que tengo como leyes de vida.

1. Nunca le digo a un taxista qué ruta debe tomar.
La única vez que lo hice, el taxista sugirió ir por la Av. Javier Prado. Yo le pregunté si no sería mejor ir por la Av. Canadá, que es una vía paralela usualmente menos congestionada. El taxista me hizo caso. Cinco minutos después, estábamos atascados en plena Av. Canadá merced a unas obras de reparación de pistas. El hombre renegó hasta que me dejó en mi destino.
Me dije: "nunca más le sugiero una ruta a un taxista".
2. Nunca hago cola en las cajas de atención preferente en los autoservicios.
Sin percatarme del cartel que indicaba que era la caja de atención preferente, una vez me dirigí con todas mis compras. Cuando la cajera iba a la mitad de los artículos, se apareció un señor a los que elegantemente se les dice "adultos mayores", y empezó a exigir que cerraran mi cuenta en donde estaba para que lo atendieran a él. Felizmente, la caja del costado se acababa de desocupar y la cajera le dijo que lo atendería de inmediato. Al comienzo, el señor no quería, pero la cajera se impuso muy educadamente y logró que se cambiara de caja.
Me dije: "nunca más a la caja de atención preferente, aunque sea la más vacía".
3. Nunca voy a un shower (cuando voy) sin haber comido algo antes.
Los showers, despedidas de soltera en donde la novia recauda algo de fondos, suelen decir que empiezan a las 6 pm. Lo normal es que las invitadas empiecen a llegar a partir de esa hora, luego de salir de sus respectivos trabajos. Lo normal es que las invitadas no hayan comido nada desde la hora del almuerzo, por lo tanto, lo normal es que las invitadas tengan hambre. Ojalá alguien pudiera decirme cuál es la lógica de este tipo de ocasiones, en que las invitadas que van llegando solamente pueden sentarse y ver de lejos la comida esperando no sé qué. En algunos showers, hay mozos que van pasando bocaditos con cuentagotas. Hasta que horas después, alguna iluminada da la orden, y la marabunta se pone en acción.
Me dije: "nunca más vengo a un shower sin haber comido algo antes".
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Ya quedaron definidos los dos finalistas del Mundial Sudáfrica 2010. El domingo se juega el último partido. Habrá un nuevo campeón. Nuevo de verdad. Se acaba la fiesta del fútbol. La voy a extrañar.

jueves, 1 de julio de 2010

La nota

Hace algunas semanas el sitio web Ramennas publicó una historia que les envié. Como estaba en inglés, muchos lectores de Seis de enero no pudieron leerla. Así que a continuación está el texto traducido al castellano.

Rammenas es un blog con historias cortas de ficción en inglés y en holandés. Historias cortas de hasta 500 palabras. En la versión traducida no necesariamente respetaré ese límite, pero lo más probable es que el resultado final tenga más o menos el medio millar de palabras requerido.
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LA NOTA
- ¡¡¿¿QUIÉN TE CREES QUE SOY??!!
En la cabeza de Andy retumbaban las palabras que la señora Anna le había gritado con su fuerte acento polaco. No había querido incomodar a su casera. Era ese papel... si pudiera entender lo que ahí decía escrito a mano. A juzgar por la reacción de la señora, con toda certeza lo que estaba escrito ahí no era bueno ni nada educado.
Al comienzo, ni siquiera se dio cuenta del papel. Se cayó de dentro de un libro, justo cuando Andy lo estaba devolviendo en la biblioteca de la universidad unos días antes. El papel apareció justo delante de él. Lo recogió y echó un vistazo a las palabras, aparentemente en polaco, muy parecidas a las que había visto en casa de la señora Anna. Por pura curiosidad, decidió averiguar qué significaban.
La señora Anna fue la primera persona a la que recurrió, pero nunca se imaginó una reacción como esa. Era siempre tan amable. "Tal vez le recuerde a alguien muy querido ", pensaba a veces Andy, pero no se atrevía a preguntar. Algunas preguntas traen tristes recuerdos.
Confundido y más intrigado, Andy decidió ir a buscar a Clayton. Tal vez juntos encontrarían una solución.
Andy le contó a Clayton todo el episodio del pedazo de papel, cómo lo encontró y la reacción de la señora Anna. Clayton sugirió regresar a la librería y revisar los registros del libro. Tal vez los usuarios anteriores podrían darles una pista. Para entonces, Clayton estaba tan intrigado como Andy.
Pidieron el registro. El único nombre era el de Andy.
Entonces, Andy recordó a la señora Danuta, la amiga polaca de la señora Anna. Fueron a su casa y tocaron la puerta. Ella no estaba. Jan, el antipático hijo de la señora Danuta estaba solo en la casa. Lleno de dudas, Andy le mostró a Jan la nota. Jan gruñó, se le enrojeció la cara, miró amenazadoramente a los chicos y les tiró la puerta.
Desanimado, Andy dobló cuidadosamente el papel y lo puso en el bolsillo de su casaca.
- ¿Y ahora, Clayton?
Entonces se acordaron del señor Novak, un profesor muy respetado que hablaba un montón de idiomas:
- Espera. La señora Anna se molestó mucho tras leer esas palabras. Jan estaba muy molesto. No quiero que el señor Novak se moleste también. Todos los aprecian, yo también –dijo Andy.
- Yo también. Contémosle toda la historia. Digámosle que eso no lo decimos nosotros. Solamente queremos saber lo que está escrito ahí.
Allá fueron, directamente a la oficina del señor Novak, que saludó a los muchachos. Luego de escuchar cuidadosamente la historia de Andy con apostillas de Clayton, les dijo:
- Bueno chicos, prometo que no reaccionaré de mala manera al papel que tienen. No importa lo vulgares o desagradables que sean esas palabras manuscritas. Ya me han dado curiosidad.
Así que Andy buscó el papel en el bolsillo de su casaca. Nada. Buscó en todos y cada uno de sus bolsillos. De nuevo, nada. Buscó y buscó.
El trozo de papel simplemente no estaba.
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¿Han visto cómo algunos comentaristas del Mundial confunden Eslovenia con Eslovaquia, y cambian eslovenios por eslovacos como si fueran la misma cosa?