jueves, 29 de noviembre de 2012

Más perlitas... más

Y más perlitas...
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Comienzo diciendo que esta imagen no es precisamente una perlita, es simplemente que me parece una iniciativa digna de mencionarse.

La Municipalidad de Miraflores ha emprendido esta campaña para fomentar que los conductores se estacionen siguiendo mínimas reglas de tránsito. No debe ser muy agradable encontrarse con este cartel en pleno parabrisas del auto, pero es menos agradable no poder salir de casa porque un irresponsable estaciona pésimo.

Tal vez, la perlita está muy pequeña y no se nota.

En esta toma se ve claramente el detalle. Cuando veo un error de este tipo me pregunto cuántos ojos han visto esta portada antes de que salga a la venta. Se me hace tan asombroso que nadie se dé cuenta del error. Antes incluso de leer el contenido, una metida de pata como me jala el ojo inevitablemente.

Si eligiera una carrera, cualquiera que esta fuera, tengan la certeza absoluta de que elegiría un centro educativo que no cometiera errores tan gruesos. Definitivamente, acá estudió el redactor de la revista de arriba.

Cada año, una tienda por departamentos usa para su campaña navideña esta frase que me crispa los nervios. Cada año me pregunto por qué nadie se da cuenta de que sería mejor que la frase dijera: "Sueña... es Navidad", o "Sueña. ¡Es Navidad!" o incluso "Sueña, es Navidad". Cada año tengo la esperanza de que para la próxima Navidad alguien aumentará los signos de puntuación que me parece que faltan de manera clamorosa. Y cada año veo que solamente me queda soñar.

¿Es que hay estacionamientos que NO sean para autos? ¿Creerán que seguimos en el tiempo con carretas tiradas por caballos como medios de transporte?
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Pasaron las elecciones del Colegio de Abogados de Lima de este año. Como ya he contado antes, son elecciones de miedo. Ahora, los perdedores han emprendido acciones para declarar nulo el proceso y empezar todo de nuevo. Espero sinceramente que esta iniciativa no prospere.

domingo, 25 de noviembre de 2012

Llegamos a los cinco

La semana pasada, exactamente el martes 20 de noviembre, se cumplieron cinco años de la publicación de la primera entrada de Seis de enero.

Una serie de circunstancias me complicaron la existencia la semana pasada, La principal fue que se malogró la computadora, con lo que la redacción y publicación de esta entrada de celebración debió quedar postergada. Pero ya solucionado el inconveniente, no hay más excusas.

Cuando acepté el reto de iniciar un blog, la recomendación fue escribir sobre algo de lo que supiera mucho. Y lógicamente, qué mejor que publicar experiencias personales, me dijeron. Y la pregunta surgió de inmediato: ¿a quién puede interesarle lo que tenga que decir?

Con dudas, publiqué la primera entrada. Y hoy día, 258 entradas después, creo que puedo decir que felizmente encontré personas a las que les interesaba lo que tenía por decir. He hecho buenos amigos gracias a este blog y al intercambio con otros blogs. Prefiero no mencionar a ninguno en concreto pues todos son igualmente importantes, ya sea que lean y comenten siempre, que lean y comenten a veces, que lean y no digan nada. Todas las visitas que llegan por acá son valiosas por igual.

Seis de enero cumple cinco años. Si fuera un niño de carne y hueso ya hubiera empezado en el preescolar. Hasta se puede decir que tendría su propia personalidad.

Burla burlando, van los cinco por delante... quién me lo hubiera dicho ese noviembre de 2007.

sábado, 17 de noviembre de 2012

Eufemismos

A los publicistas se les dice creativos por algo. Y lo demuestran no solamente con el ingenio de algunos comerciales, sino con la manera en que nos presentan situaciones de todos los días con las que muchas veces nos es fastidioso lidiar.

Por ejemplo, me causa gracia la manera en que presentan el estreñimiento. Jamás de los jamases usan la palabra tal cual. No, ¡horror! Así que echan a andar el ingenio y usan frases como tránsito intestinal lento o intestino perezoso.

Vemos a una mujer muy guapa, siempre muy guapa, diciéndole a una amiga que se siente hinchada, que sospecha que tiene tránsito intestinal lento. ¿Se imaginan a dos amigas hablando con esas palabras? Entonces, la interlocutora le dice que ella también sufre de lo mismo, pero que lo ha solucionado tomando tal pastilla. Santo remedio, a la siguiente escena vemos a la de intestino antes lento ahora acelerado, feliz de la vida, con ropa de gimnasia, haciendo aeróbicos.

Otro ejemplo es el de los niños que llevan por lema "no me gusta", antes de siquiera probar la comida que alguien les ofrece. Lo que cualquier ser humano definiría como niño caprichoso, los publicistas califican como selectivo al comer. Entonces, la mamá del niño selectivo está preocupada porque su hijo "no le come nada". Así que, de nuevo, otra amiga le dice que su hijo también es selectivo, pero que ella lo solucionó con cierto complemento vitamínico. Vemos de nuevo a la primera mamá, ya contenta porque su selectivo hijo recibe todos los nutrientes que necesita su cerebro para desarrollarse en sus primeros años de vida.

Si por un momento prestamos atención y tenemos la suerte de poder leer la letra pequeña, veremos unas advertencias que son de miedo. Tanto que creo que es preferible tener el intestino perezoso y al niño desnutrido. Y eso, si es que podemos leer las advertencias, porque en televisión pasan tan rápido y con una letra tan minúscula que ni siendo Vicky la robot podríamos leerlas. Si son en radio, mueve a risa la rapidez con que hacen pasar la grabación. Parece una creación de Alvin y las ardillas. Ni hablar del tamañito de las letras en los avisos en periódicos y revistas, además de ser letras color crema sobre fondo blanco.

¿Tan difícil es llamar a las cosas por su nombre? Inténtelo, verán que no pasa nada.
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Con relación a la entrada anterior, solamente pude conseguir el nombre de la última de las películas que mencioné. Se llama Historias de metro. A ver si logro enterarme del nombre de las otras dos.

jueves, 8 de noviembre de 2012

Tres películas en busca de título

A ver si mis lectores y amigos del ciberespacio me ayudan en esta búsqueda. Hay tres películas que vi en algún momento y cuyo título (y a veces hasta la trama) no puedo recordar por más que me esfuerce.

El abogado y su autito
Esta película es de los años 60, aunque evidentemente la vi mucho después. Es italiana o inglesa, y por alguna razón, me inclino por la segunda opción. El protagonista es un abogado muy derecho pero con métodos no muy ortodoxos. Tiene un autito que creo recordar que era blanco, descapotable, de dos puertas, con el que se le ve recorriendo la ciudad a toda velocidad mientras se oye una musiquita de fondo.

Todo va bien en su vida hasta que le llega un caso, mejor dicho, EL caso. Está involucrada una mujer con características similares a Jessica Rabbit, pero de carne y hueso.

En este caso, hasta ahí llegan los recuerdos.

El cartero manco
Esta es una película francesa, que me parece que era hecha para televisión. La acción transcurre en un pueblo francés en plena Primera Guerra Mundial.

Un muchacho regresa de la guerra a su pueblo. Todos lo han dado por muerto porque cayó herido y en su momento nadie dio razón de él. Está bien, está a salvo, pero ha perdido un brazo. Se siente inútil, una carga para sus padres pues cree que no puede trabajar. Encima de eso, creyéndolo muerto, su enamorada de toda la vida se casó con otro, con el rico del pueblo que siempre estuvo enamorado de ella.

Hasta que una propuesta le cambia la vida a nuestro protagonista: el cartero del pueblo se va a retirar y ha pensado en dejarlo como su reemplazo. Total, le dice, para ser cartero necesitas tus dos piernas, no tus dos brazos. El veterano cartero le advierte que ser cartero es difícil en tiempos de guerra: la gente no quiere recibir sobres, menos todavía si vienen llenos de sellos. También le advierte que a la gente le gusta celebrar con el mensajero cuando reciben buenas noticias.

Esta película la recuerdo muy bien, pero no quiero seguir contándola por si alguien llega a verla.

En el metro de Nueva York
Creo que el título es Historias de metro, pero no he podido encontrarla a pesar de mis reiteradas búsquedas en Google. Son varias historias cortas que tienen como elemento vinculante el metro de Nueva York.

Una de las historias es totalmente muda y cuenta el "romance" de dos pasajeros habituales del mismo tren a la misma hora. Nunca se hablan, pero es evidente que tienen una comunicación silenciosa que funciona perfectamente. Hasta que un día, él aparece con una esposa embarazada.

Otra historia cuenta lo que le pasa a una mujer que por alguna razón se queda atrapada en los andenes del metro y debe pasar la noche ahí. Imaginen su susto inicial, en un tiempo probablemente anterior a los celulares. Imaginen su miedo cuando se le acerca uno de esos hombres sin hogar que hay en todas las ciudades. Terminan siendo la mejor compañía mutua de una noche inolvidable.

Me encantaría volver a ver las tres películas descritas, pero para eso, el título es imprescindible.