jueves, 23 de diciembre de 2010

Mejores deseos

A todos los lectores de este blog, a los lectores habituales, a los lectores ocasionales, a los que han entrado solamente una vez, a los que comentan en cada post, a los que comentan en algunos posts, a los que leen siempre y no se atreven a comentar, a los que leen a veces y tampoco se atreven a comentar (vamos, no es tan difícil), a los amigos que he hecho por este medio, a los que caen por casualidad, a los que llegan hasta acá a través de algún motor de búsqueda... a todos en general les deseo una feliz Navidad, que 2011 sea un año mejor en todos los sentidos y que sigan pasando por este rincón.

¡FELIZ NAVIDAD!

¡FELIZ 2011!

jueves, 16 de diciembre de 2010

Aun más perlitas

Aunque parezca machacona... más perlitas.

Todos en la vida, casi sin darnos cuenta, elegimos. Pero elegimos bien, es decir, elegimos con G. Un aviso como este pasa por muchas manos antes de su publicación, sobre todo en una empresa tan gigantesca como la del anuncio. Por eso no entiendo cómo nadie se dio cuenta de tremendo error. Lamentablemente, debo decir de este tremendo error tan común.

Además, el aviso tal cual lo ven en esta imagen salió publicado durante varios días.

Tal vez sea impresión mía, pero me aventuro a decir que el redactor de este aviso se ha olvidado de la importancia de la concordancia de género y número que debe haber entre adjetivo y sustantivo. Por lo menos en este caso, parece que se olvidó de la importancia de la concordancia de número. Asumiendo, claro, que sabe que debe existir esa concordancia.

Dudo mucho que la ubicación de esta oficina y local comercial sea tan excelente como el aviso nos quiere hacer creer. Otra cosa, ¿qué será un extacionamiento?

Con un poquito de esfuerzo, apenas con un mínimo de esfuerzo adicional, este aviso podría haber quedado ciertamente más confuso. O sea que si yo no ingreso a mi teléfono, debo acercarme personalmente con mi boleta de venta a los lugares indicados. Sería bueno saber cómo hago para ingresar a mi teléfono. ¿Tron?

De todos modos, no entiendo qué comprensión agradecen. No comprendí nada.

jueves, 9 de diciembre de 2010

Justicia poética(*)

El otro día recordé una historia que leí no recuerdo dónde y que ahora comparto a través de Seis de enero.
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Había una vez un viajero que estaba de paso en un pueblo de España. Faltaban pocas semanas para la Navidad. El viajero entró en un restaurante a comer y tomar algo y para refrescarse. Mientras estaba comiendo, notó que el dueño del bar recibía un trato muy malo por parte de su esposa.

Como era foráneo, no se animó a decir nada ni a comentar nada con los otros comensales. Simplemente, se dedicó a observar.

La mujer se dirigía al hombre por medio de gritos, llenos de insultos y sobrenombres desagradables. Y aunque el hombre respondía a todo de manera amable, el trato no se suavizaba ni se hacía más amable. Los demás comensales parecían estar acostumbrados al espectáculo porque ninguno se inmutaba.

De repente, el dueño del local sacó muy contento todo un billete de lotería. Lo que acá en el Perú llamamos un entero. O al menos así los llamábamos pues las loterías electrónicas casi han desplazado a las loterías tradicionales. Cuando el hombre se lo mostró a su esposa, esta montó en cólera. Entre insultos de todo calibre, le incriminó que cómo había hecho un gasto tan grande. Y lo obligó a revender todo el billete en ese instante.

Llegado a ese punto, más movido por la incomodidad, el viajero se fue, entre intrigado por saber en qué terminó la historia y entristecido por lo mal que lo pasaba este hombre.

Casi un año después, el viajero repitió la travesía. Movido por la curiosidad, decidió ir al mismo restaurante del año anterior. Lo encontró totalmente renovado, pero definitivamente era el mismo lugar. Reconoció al propietario, lo saludó y le dijo que había estado ahí un año antes. El hombre lo reconoció, o al menos fingió reconocerlo, lo saludó amablemente y tomó su orden.

El viajero temía ser testigo de los mismos maltratos del año anterior, pero no dijo nada. Así que enorme fue su sorpresa cuando vio que la mujer parecía haber dado un cambio de 180 grados. La desagradable persona de un año antes había dado paso a una mujer amable y hasta cariñosa.

Movido por la enorme curiosidad, el viajero se acercó al propietario del restaurante, y luego de pedir infinitas disculpas por ser tan entrometido, preguntó cómo había conseguido ese milagroso cambio. El hombre le respondió:
- Si usted estuvo acá hace un año como me dice, se habrá enterado del problema que tuve por haber comprado todo un billete de lotería.
- Pues, la verdad si- respondió el hombre.
- Fíjese usted cómo son las cosas. Ese billete resultó ser el que se llevó el premio mayor.
- ¡¡¡¿¿¿Qué???!!!
- Así es, pero no crea que ya había vendido yo todo el billete. Me quedé con dos partes, así que recibí un buen poco de ese premio. Además, como todos aquellos a los que les vendí el billete eran del pueblo, cuando cobraron su parte, a manera de agradecimiento, me dieron una porción de lo que les correspondía. Con eso, remodelé el bar y pude guardar una buena parte. Pero esa no fue la mejor parte.
- ¿Cuál fue?
- Habrá notado cómo han cambiado otras cosas por acá.

El propietario del restaurante sonriendo le guiñó un ojo y se fue rápido a atender el pedido de otro comensal recién llegado.

(*) La justicia poética no es tanto un tópico como una técnica literaria, por la que se consigue un final feliz, en el que la virtud y el honor de los buenos recibe su recompensa y el vicio y el comportamiento deshonroso de los malos su castigo.


jueves, 2 de diciembre de 2010

La máquina del movimiento perpetuo

El móvil perpetuo (en latín, perpetuum mobile) es una máquina hipotética que sería capaz de continuar funcionando eternamente, después de un impulso inicial, sin necesidad de energía externa adicional. Su existencia violaría teóricamente la segunda ley de la termodinámica, por lo que se considera un objeto imposible.

Junto con la piedra filosofal y el elixir de la eterna juventud, la máquina del movimiento perpetuo son las tres metas de los alquimistas. Hasta donde sabía, no se había logrado encontrar, ni descubrir ni inventar ninguno de los tres.

Pues tengo una noticia para los científicos del mundo: la máquina del movimiento perpetuo existe. Desde hace casi un mes funciona sin parar en algún lado cerca de mi casa. Lo único malo es que nadie ha podido encontrar dónde está.

Todo comenzó un lunes en la noche. El ruido se asemeja al de un motor en funcionamiento, sin variaciones de ningún tipo. Sonó toda la noche. A la mañana siguiente siguió. Y así ha venido ocurriendo desde entonces.

Al principio, pensé que pararía el fin de semana. Pero no. Fiel y constante, siguió con su ruido sordo, imparable, todo el día, toda la noche. Todos los fines de semana del último mes. Y así sigue hasta el momento, todo el día y toda la noche.

A estas alturas, ya no sé si es idea mía pero me parece que ya no hace tanto ruido. Tal vez sea que me he acostumbrado tanto al ruido que ya casi no lo siento. No lo sé. Lo que sé es que en vez de la máquina del movimiento perpetuo hubiera preferido que fuera el elixir de vida o la piedra filosofal.

Ojalá que el movimiento no sea tan perpetuo y se calle en algún momento. Y si es pronto, mejor.
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Acá el post con el resumen del Festival de Blogs en el que participé.