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Desde hace casi cinco meses, tres veces por semana, mi día empieza muy temprano. Y por muy temprano me refiero a antes de las seis de la mañana. Sea invierno o verano, el nuevo día recién se anuncia con sus sonidos e imágenes habituales. Y con sus personas habituales.
En la mayoría de casos, es fácil ver cuál es sel destino de esas personas habituales o al menos qué van a hacer. Pero en otros, es un misterio.
Como el señor del paradero.
Desde varios metros antes lo veo, sentado casi sin moverse en el paradero que está a una cuadra de mi casa. Se podría pensar que espera uno de los tantos buses que pasan por ahí y que a esa hora circulan con poca gente y casi sin prisa.
Era lo que pensaba.
Casi sin proponérmelo. empecé a prestar atención para saber qué bus tomaba. En el trecho que hay desde que lo veo hasta que paso por donde está sentado pasan varios buses. Y él no se sube a ninguno. Ni siquiera los mira, no le interesan. Simplemente está sentado ahí, mirando la calle desinteresadamente, sin prisa, sin apuro. Sin mover más que la cabeza de un lado al otro.
Siempre se sienta en el extremo izquierdo del paradero, apretado en un pequeño espacio, como si no tuviera más lugar para escoger. Como si tuviera que resignarse a compartir la banca con otros pasajeros que pueden llegar en cualquier momento.
Pero nadie llega.
Uno de tantos días, no lo vi. No estaba. Miré en todas las direcciones posibles. Nada. El señor del paradero no estaba.
Confieso que me dejó intrigada y preocupada.
La siguiente vez que pasé por ahí, ya estaba sentado en su sitio de siempre. Puntual como ya me tiene acostumbrada. Temo que nunca sabré qué pasó el día de su ausencia.
Como temo que nunca sabré qué espera, a quién espera.
Es una historia inconclusa.
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A mi me pasa lo mismo, veo desde la ventana pasar a las mismas personas a la misma hora. Seguro que nada saben de mi pero yo sé cómo visten y casi te digo en qué trabajan. Leí al costado de tu página que tu mamá descubrió un canal con el que se puede reír¿Me dirías cuál es?
ResponderEliminarBeso
A mí me encantaría ver así desde mi ventana... pero estoy al ras de la calzada y es muy poco lo que veo desde ahí.
EliminarNo sé qué canal era, pero prestaré atención si vuelve a caer por ahí.
¿Y no te nace, Gabriela, sacarlo de su rutina y hablarle?
ResponderEliminarClaro que es un riesgo. Tal vez te lo agradezca en el alma...o le de un infarto por alterarle el libreto.
Lo he pensado. Todavía no me atrevo.
EliminarYo otra vez, Gabriela. Leí lo de Global Voices.Yo también había hecho un post en mi blog sobre ese pueblo español singular de ideas rupturistas, pero prácticas y saludables.
ResponderEliminarNo sabía. Seguro lo leí, me hubiera encantado agregar una cita tuya en el texto.
EliminarY por que no le hablas? Solo un saludo. Una sonrisa chiquita y a ver como reacciona. En el futuro puedes satisfacer tu curiosidad, y ahora la mia.
ResponderEliminarYa van dos personas que comentan lo mismo. Debo reunir el valor... ¿y si resulta no ser real?
Eliminar😂🤣
Creo que el señor se "caería echado" como decía la tía Angelita, si te acercaras a preguntarle algo. Mejor dejarlo a la imaginación... creo.
ResponderEliminarTal vez la que caiga echada sea yo. Tengo que armarme de valor.
EliminarCabe-te a ti inventar o que se passa com esse senhor misterioso.
ResponderEliminarTem uma boa semana, Gabriela.
Beijo
Por más que lo pienso, no se me ocurren muchas causas para tenerlo sentado ahí, puntual e inamovible, a horas tan tempranas.
EliminarCreo que mejor sería dejarlo ahí, imaginar historias, porque de repente lo real podría quitar ese halo de misterio y desilusionar, "salvo mejor parecer".
ResponderEliminarAdemás, de repente el señor se asusta si le hablo. Eso también haría perder la magia.
EliminarPodías comenzar por saludarlo cada mañana, ya que sois habituales de la parada... Por aquí no sería raro hacer algo así. Y quién sabe si ese saludo te lleve más adelante concluir la historia...
ResponderEliminarBesos mil de las dos
J&Y
Es una opción válida, pero me voy quedando con permanecer en el misterio.
EliminarBuf, yo que me levanto a las 6 y 20 y ya me parece inhumano... La verdad que es intrigante lo de ese señor, ya son ganas de madrugar si solo está ahí sentado.
ResponderEliminarAlgo debe tener que hacer a esas horas, sin falta. Si tuviera tiempo a esa hora, me quedaría a observarlo.
EliminarSeguro que si le escuchas se pierde la magia. Pasa lo mismo cuando ves físicamente a un locutor radiofónico.
ResponderEliminarVoy por la misma idea. Prefiero dejar que la imaginación vuele. Y a ver si algún día tengo una respuesta.
EliminarApoyo la idea, magias aparte, de dirigirte a él directamente. Y no solo por curiosidad, sino por compartir espacio y contacto. De esto último, la sociedad está a falta.
ResponderEliminarAbrazo Gabriela.
PD: Llegué desde el blog de nuestro buen amigo Esteban.
Bienvenido, Ernesto. Tienes un nombre que me es muy querido. Es el nombre que compartían contigo mi papá y mi hermano.
EliminarHoy lo intenté, estaba con toda la disposición de saludarlo... pero justo al pasar por su lado se volteó. Y me quitó el impulso.
A ver si el miércoles es diferente.
Gabriela
ResponderEliminarTambém gosto de um pouco de mistério para vida :)
Regiane
Pero igual, me deja pensando...
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