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Conocías la canción desde hacía tiempo, la tarareabas sin gran esfuerzo, aunque nunca habías prestado atención a la letra. Pero ese día, una frase destacó "porque buscando tu sonrisa estaría toda mi vida", rematada con un "porque sí" tres veces seguidas. "Porque sí", como debería ser todo en la vida, sin explicaciones, sin motivos. Simplemente, porque sí.
Sabes que es una canción de un cantante argentino. No sabes bien de cuál, todos son buenísimos y lo que te importa en ese momento es disfrutarla.
Buscas el video en EL sitio de videos en línea. A partir de ahí, cada día, al prender la computadora, buscas el video y lo reproduces. Es casi un ritual, dejas que suene la canción y el día queda listo para empezar. Al cabo de un tiempo, ya no tienes que buscar el video, aparece en el primer lugar de la lista de sugerencias. Es más, ya hay una lista de otras canciones del mismo cantante, en grupo y como solista.
Un día, por distracción o quizás adrede, no cortas la reproducción tras ese primer video y empieza la segunda canción de esa lista, que también tarareabas sin prestar atención. Y descubres que tiene una frase que te atrapa, "no se puede cambiar de corazón como de camisa sin perder la sonrisa".
Ya no hay vuelta atrás. La lista de videos ya creció, no son dos ni tres, son cerca de 20, y más también. Salvo el primero, cada día los siguientes van cambiando. Y cada día descubres letras nuevas que quedan sonando en tu cabeza todo el día: "no sé lo que quiero, pero sé lo que no quiero".
Creo que todos nos hemos sentido así alguna vez.
Cuando cuentas de este "descubrimiento", todos se extrañan. Hasta te llegan a decir que no vayas a sacarle la vuelta a ese cantante mexicano que todos saben que te encanta. Claro que no, dices, tiene una voz espectacular, pero no compone. Este otro sí.
No le encuentras explicación, y no te importa. Te gusta porque sí, porque sí, porque sí.
¿Qué sigue? Ojalá un concierto. ¿Quién sabe? Mientras tanto, a seguir descubriendo letras hermosas gracias al algoritmo.