martes, 25 de enero de 2022

El perro yogui

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Desde hace dos meses retomé la práctica de yoga. Hace casi dos años tuve que dejarla de lado por las razones que todos conocemos. La práctica regresó con cambios, y el principal es que ya no es un espacio cerrado sino en uno de los muchos rincones que ofrece el malecón de Miraflores.
Es otra dimensión practicar yoga entre césped, con la compañía del cantar de los pájaros (y sus ocasiones indeseables regalitos), viendo pasar corredores, caminantes, paseantes, ciclistas y perros. Perros por doquier, de todos los tamaños, modelos y colores. La gran mayoría van sujetos de una correa, algunos caminan sueltos pero bien vigilados por sus amos.
Así estábamos ese día, a ´punto de iniciar la práctica. Eran las seis de la mañana, el día se anunciaba nublado en este verano que llegó con fenómeno de La Niña. Inhala, exhala, inhala exhala... y de repente un revuelo me hizo dejar de lado la meditación inicial para ver qué pasaba.
Un perrito iba decidido hacia Grecia, la instructora que acompañaba la práctica ese día. Se sentó a su lado, mirándola con cara de curiosidad. Grecia dejó de hablar y empezó a prestarle atención al inesperado visitante. Luego, el perrito se alejó de ella y corrió hacia mí. Se sentó a mi lado con total familiaridad, y con la misma familiaridad empecé a acariciarle el lomo.
Era un perro chico, bien cuidado que inspiraba cariño.
De la nada, salió disparado y se fue corriendo hacia quien presumo es su dueña.
Lo vi irse, y a pesar de haber sido una vista muy breve, quedó una sensación triste ante su partida.

23 comentarios:

  1. Qué lindo ese momento que vivimos juntas en la clase❤🤗. Luego en la relajación final se acercó un perrito más grande y tuve miedo que te despertara bruscamente.

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    1. Era un perro respetuoso porque ni lo sentí. Hoy se acercó otro, tampoco pasó a mayores.

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  2. Si se acerca a mi me pensaría la caricia. Me mordió uno y desde entonces más bien los rehuyo, tranquilos aún paso por su lado, pero como los vea corriendo hacia mí me pongo de los nervios.
    Bien madrugáis para el yoga.
    Buena semana Gabriela.
    Un abrazo.

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    1. Una mala experiencia como esa deja un mal recuerdo para siempre.
      Así es, tempranito a hacer yoga, y de ahí... zumba.
      :D

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  3. Creo que tienen alma... y retribuyen con creces. Bueno, me encantan los perrso.bunch

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  4. A mí no se me acercan cuando salgo a caminar tempranito. Pero siempre están, y alegran la vista. A esa hora, la calle es su lugar.

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  5. Al parecer, ese perrito andaba inspeccionando que hicieran bien los ejercicios... =D
    Saludos!!

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    1. Y una vez cumplida su labor, se fue. A ver si otro día vuelve a revisar.

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  6. Qué bonito instante... desde luego la clase de yoga es más agradable ahora... en algo se mejoró...

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  7. Un buen ejercicio que trae paz al espíritu. Y mejor si tienes al lado una simpática compañía.

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  8. Antes que nada, Gabriela, tenemos que comentarte que nos ha impresionado la hora en la que practicas yoga; ¡por aquí nada empieza a las seis de la mañana! Y por otro decirte que las dos somos tan amantes de los perros que, sin lugar a dudas, habríamos disfrutado mucho también de esa inesperada visita.

    Besos mil de las dos

    J&Y

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    1. No es fácil. Cuando salgo de casa es de noche y está oscuro. Pero te vas acostumbrando.
      Ojalá vuelva la visita algún día.

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  9. 6 de la mañana!!!!! Eso sí es tener fuerza de voluntad amiga, jajajaja....Un abrazo

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  10. hola Gabriela todas las noches hago a mim modo un poco de yoga y leo ,estupendo relato el tuyo hacer yoga en compañia de una instructora , los animales del medio y un cabio perrito debe de ser una gran experiencia ...paso a desearte feliz fin de semana mi amiga Gabriela .jr.

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    1. Gracias, José Ramón.
      Ciertamente, hacer yoga en buena compañía es muy reconfortante.

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