domingo, 22 de marzo de 2020

#YoMeQuedoEnCasa

Imagen
Había una vez un país como cualquiera. La gente entraba y salía, iba y venía, podía verse, abrazarse, besarse sin restricciones.

Y sin embargo, preferían relacionarse por medio de una ubicua pantallita de pocos centímetros cuadrados. No existía vida más allá de la dominante pantalla. Era tanta la fijación con la pantalla que hasta tenían accidentes al ir por la calle libremente por no ver dónde ponían el pie.

Curiosamente, cuando estaban frente a frente, las personas preferían pegarse a la pantallita y "relacionarse" con un tercero que no estaba ahí.

Hasta que llegó un enemigo extranjero. Llegó en medio de anuncios, con bombos y platillos. Se las arregló para mover todo un aparato de comunicaciones.

No faltó quienes lo tomaron a la ligera. Bromeaban, lo retaban "parao y sin polo". Algunos, los más prudentes, comenzaron a tomar medidas para enfrentarlo. Dejaron de entrar y salir, de ir y venir, de verse, abrazarse y besarse.

Otros tuvieron actitudes incomprensibles, corrieron a tiendas, supermercados, abastos y se aprovisionaron de incomprensibles cantidades de artículos de primera necesidad. No importaba que los compraran en cantidades desmedidas que no podrían agotar ni en tres años. No importaba que dejaran sin esos suministros a otros. Se portaron como dignos habitantes de Yonomás, al punto que casi podías creer que estabas ahí.

Mientras tanto, el enemigo avanzaba y avanzaba. Y ya fue obligatorio esconderse en casa, casi sin respirar para que el enemigo no se diera cuenta de que había personas escondidas. Para dejarlo pasar de largo.

De nuevo, no faltaron quienes lo tomaron a la ligera. Pero ya no era cosa de broma. Las autoridades empezaron a tomar medidas drásticas que fueron igualmente aplaudidas y criticadas.

Y la pantallita, antes tan imprescindible, comenzó a hastiar por obligatoria. Era una tabla de salvación, pero llegó el momento en que el contacto físico directo antes despreciado se volvió una ausencia pesadisima. Llegó también el momento en que todos añoraban hasta el sonido del timbre de casa. Con calles vacías, nadie visitaba a nadie.

Así pasó el peligro. El enemigo se agotó. La vida poco a poco volvió a la normalidad. Mejor dicho, a una nueva normalidad. Y casi todos se adaptaron. Y casi todos recordaban esos días de encierro y soledad.

Y si vencieron, fue porque hicieron caso y se quedaron en casa.

#YoMeQuedoEnCasa

Inspirado en el poema "Y la gente se quedó en casa".

22 comentarios:

  1. Excelente descripción de la situación que vivimos actualmente. Vamos a ser optimistas y esperar que pronto recordaremos todo esto como una pesadilla que terminó con final feliz.

    ResponderEliminar
  2. Bonito cuento. Qué razón tienes. Un beso

    ResponderEliminar
  3. Muy, pero muy real y casi diría exacto lo que describes pues lo estamos viviendo. Dios nos ayude y despertemos pronto de esta pesadilla de tener este virus entre nosotros y volvamos a nuestra vida normal pero recordando siempre que debemos mejorar nuestro estilo de vida y corregir muchas... muchas cosas.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Sí, son muchas las cosas que debemos corregir y cambiar. Ojalá esta situación ayude.

      Eliminar
  4. Eu fico em casa! Levo muito a sério esta ameaça e, em casa, espero escapar ao contágio e voltar à normalidade.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Para escapar del contagio hay que cumplir las reglas. Ojalá pronto tengamos buenos resultados.

      Eliminar
  5. Así es amiga cuando esto pase pensaremos diferente.
    Al vernos privados de la libertad que teníanos es cuando la valoramos.
    Esto pasará y ojalá sea pronto que ya se ha llevado muchas vidas por delante. Y parece increible a que todavía haya gente s que se lo tome a la ligera y no lo asuma.
    Deseando que estés que pases buena cuarentena. Gabriela y Cuídate.
    Desde casa te mando este abrazo 🙅

    ResponderEliminar
  6. Esperemos que no falte mucho para que el enemigo desaparezca del todo, Gabriela... Curiosamente, esas pantallas son ahora nuestra ventana a amigos y familiares, gracias a las vídeo llamadas podemos sentirnos más cera de nuestros seres queridos...En fin, mucho ánimo y paciencia.

    Cuídate mucho y recibe un beso grande de las dos

    J&Y

    ResponderEliminar
  7. Me fascina el haberte hallado Por aqui en Miami nos quedamos en casa pero tenemos libertad de sacar al perro a caminar Nadie nos penaliza
    un abrazo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias por haberte detenido por acá.
      Abrazos desde mi Lima querida.

      Eliminar
  8. Ojalá nos empachemos de computadora, móvil, televisión,... Y que cuando esto acabe valoricemos el estar juntos, el abrazarnos, el compartir. Además, que sirva de enseñanza para dejar a un lado el móvil cuando estemos en compañía.
    Cariños y cuídate!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Ojalá aprendamos algo después de todo esto. Que sirva de algo.

      Eliminar
  9. Hola Gabriela qué magnífica descripción de esta nueva situación tan surreal. Por aquí aún seguimos sin salir a menos que no sea para lo imprescindible, un solo miembro familiar puede ir al súper y siempre con mascarilla. Hoy domingo de Pascua da mucha impotencia no poder viajar para estar toda la familia junta. Esta vez agradezco la tecnología para seguir en contacto, aunque me siento una privilegiada por poder disfrutar de la naturaleza en mi jardín. Los cielos más bonitos que nunca, las casas respiran en su interior ya con desesperadas ganas de salir, las calles silenciosas aunque he notado que entre vecinos nos saludamos más, con sonrisas y gestos de lejos.. Buena Pascua a ti y a todos los amigos lectores que veo en tus comentarios. Abrazos y salud 🍀🌴🌺

    ResponderEliminar

Por el cumplimiento del Reglamento de Protección de Datos de la UE (RGPD) 2016/679, al suscribirte a Seis de enero aceptas que se usen tus datos conforme a lo establecido en la política de privacidad. Esta establece los términos en que el blog usa y protege la información que brindan los suscriptores al usar el blog.