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Al hombre le encantaba el dulce, y si le hubieran dado a elegir, hubiera dicho que el manjarblanco ocupaba definitivamente el primer lugar de la lista. Somos dos.
De alguna manera, en algún sitio, había aprendido a preparar su dulce favorito con un resultado delicioso. Y con un método facilísimo: ponía dos latas de leche condensada en una olla con agua y las dejaba hervir durante dos horas. La única condición era vigilar que hubiera siempre agua suficiente. Transcurridas las dos horas, debía dejar enfriar las latas antes de abrirlas. Tal vez esa espera era la parte más difícil del proceso. Después de eso, solamente le quedaba disfrutar de tanta delicia.
Así que ese día repitió las acciones llevadas a cabo innumerables veces antes: puso dos latas en suficiente agua, tapó la olla, prendió el fuego y se resignó a esperar.
Se hacía de noche y, como todos los días a esa hora, empezó a acicalarse para ir al canal de televisión donde trabajaba como presentador de noticiero nocturno. Era un largo procedimiento en donde los minuteros de los relojes de la casa podían dar dos vueltas completas antes de que se le viera partir al canal, elegantísimo, luciendo ternos que hacían juego con camisas meticulosamente elegidas y corbatas que combinaban a la perfección. Y eso que eran tiempos de televisión en blanco y negro.
La rutina diaria se llevó a cabo sin contratiempos ese día. Todo, menos un pequeño detalle.
Más de una hora después de su partida, mientras los demás ocupantes de la casa veían tranquilamente algún programa nocturno, el ruido más fuerte que hubieran escuchado nunca los sobresaltó de manera indescriptible. Años más adelante hubieran pensado que algún auto se había convertido en vehículo de terror y que lo habían hecho volar por los aires. Pero en esos tiempos, las noticias iban por otro lado y las palabras coche y bomba todavía no iban juntas.
Con el susto aún en el cuerpo, bajaron corriendo sin saber qué buscar ni dónde mirar. El misterio se resolvió al llegar a la cocina, los cabos se ataron en un segundo: en el techo, cual estalactitas, pendían porciones de manjarblanco caliente. En la olla, donde no quedaba una sola gota de agua, una lata solitaria parecía saludar riendo los trozos de su compañera de ebullición vencida por el calor.
Unas manchas marrones en el techo quedaron para siempre como mudo testimonio del olvido de una noche de verano.
Sé quien es pero no recuerdo el incidente. Gracias por compartir.
ResponderEliminarDe haber estado presente, sin duda lo recordarías.
EliminarSabes ese mismo incidente me lo contó una amiga , solo que ella se fue al cine con su novio y al volver a casa la esperaba su padre con un gran enfado.
ResponderEliminarNo imagino lo que pasó con el hombre a su regreso a casa. Esa parte no me la han contado.
Eliminar:D
Es un método peligrosísimo!!No debe emplearse.
ResponderEliminarbesos
Sin supervisión, de ninguna manera.
Eliminar:D
¿Qué es lo que quería hacer? Menudo susto...
ResponderEliminarManjarblanco, tal vez lo conozcas como dulce de leche, esa delicia que tiene diferentes nombres.
EliminarOcurre cuando uno se confía en la memoria y deja las cosas a medio hacer. En este caso una lata de leche dentro de agua hirviendo. El agua se termina y la lata estalla. Vaya susto! Bueno, imagino que el responsable habrá recibido una buena reprimenda al volver a casa.
ResponderEliminarPobre, ni me lo quiero imaginar.
EliminarFelizmente tudo acabou bem, sem que o desastreatingisse dimensão de catastrofe,que poderia ter ocorrido!
ResponderEliminarEsse cozinheiro é um perigo público 😁😁😁😁😁😁
Pobre cocinero, se descuidó mucho.
EliminarCreo saber quien es la persona que puso al fuego las latas de leche condensada y déjame decirte que también a mí me pasó la misma cosa y que luego del susto y la risa tuve que limpiar piso, techo y todo lo dulce que yo había imaginado saborear y que me quedé con las ganas.
ResponderEliminarPara mí, lo peor en una situación así sería quedarme con las ganas de disfrutar mi tan esperado manjarblanco.
EliminarHola Gabriela. No he probado nunca el dulce de leche, pero no tardaré. Los sustos en la cocina pueden ser peligrosos.
ResponderEliminarBesos
Te aseguro que cuando lo pruebes pasará a ser uno de tus dulces favoritos.
EliminarCon tanta coquetería, se le fue el santo al cielo al presentador... Lo que nos ha llamado la atención es como siendo tan presumido, según lo describes en tu relato, sucumbiera al dulce de leche con tanta frecuencia... ¡Con lo que eso engorda!
ResponderEliminarBesos mil de las dos
J&Y
Eso fue, su afán de perfección fue más fuerte que su gusto por el manjarblanco. Pues extrañanamente, parece que las calorías extra no le afectaban. Suertudo él.
EliminarSiempre me preguntaba por qué era manjar blanco en Chile y dulce de leche en Argentina. Ahora descubro que ustedes lo dicen igual que acá.
ResponderEliminarManjarblanco de toda la vida. Aunque no es blanco realmente, sí que es un verdadero manjar.
EliminarAnda que no sabía que se hacía asi..
ResponderEliminarVaya factura a pagar por ser golosillo...
Besitos.
Gracias por estar tán cerca
Se ensució el techo básicamente. Si bien quedaron algunas manchas, no fue nada grave y sé que todo se limpió con un trapo mojado.
Eliminarah jajaja,la mamá de una amiga mía también preparaba así el dulce de leche en Madrid y yo nunca me atreví a hacerlo porque me daba miedo de que la lata pudiera explotar. Por lo que veo es muy posible...
ResponderEliminarqué rico manjar!
Acá, el que se distrae o se olvida, pierde.
EliminarOlá tudo bem?
ResponderEliminarQue perigo! Ultimamente estou assim, distraída.
Todos os dias vamos almoçar em casa. Fiz o almoço e sempre lavo a louça. E neste dia lavei a panela que é de ferro e tem que secar no fogo se não enferruja. Acredita que esqueci no fogo. Quando chequei em casa aquele cheiro. Que susto! Ainda bem que só perdi a panela. hhahah Agora Alfredo revisa tudo antes de sairmos de casa.
Bjos tenha uma ótima semana.
Qué susto deben haber pasado cuando se dieron cuenta. Hace bien Alfredo en revisar todo, es una buena idea hacerlo también aunque no salgan de la casa.
EliminarY el rico manjar saltó por los aires :))
ResponderEliminarMe pasó son unos huevos, Gabriela los puse a cocer y me olvidé de ellos, cuando oí un ruido extraño en la cocina, me acordé... Se quedaron sin agua y me los encontré a los tres estrellaos en el suelo de la cocina, no querian quemarse y saltaron😄
Pd.Te mandé un correo;)
Buen jueves.
Besos.
Qué susto... Por lo menos, limpiar debe haber sido un poco más fácil.
EliminarRecibí tu correo, gracias por consideración. Lo respondí.
:D