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Resultó que casi al mismo tiempo, dos relojes de pared de la casa quedaron sin funcionar. Uno en mi cuarto y otro en la cocina. Nada que un par de pilas nuevas no pudiera solucionar, así que fue a la tienda que está al lado de casa y compré dos paquetito con dos pilas. Uno para los relojes, el otro de repuesto.
Procedí a cambiar la pila del primero de los relojes, pero no comenzó a andar de inmediato. Volteé la pila creyendo que la había puesto mal, pero nada, el reloj seguía parado. "Ya lo llevaré al relojero después", pensé.
Repetí la acción con el otro reloj y tuve el mismo resultado: con pila nueva, el reloj seguía sin funcionar. Lo sacudí creyendo que los días de inactividad lo podían haber afectado, pero nada.
Pensando que el problema eran las pilas, tomé el paquete de repuesto y volví a cambiar las pilas de ambos relojes. El resultado fue el mismo, los relojes no caminaban.
Agarré el reloj más grande y pesado, el de la cocina, y me fui caminando hasta el relojero que hace años se encarga de reparar mis relojes y de cambiarles las pilas. Son unas seis cuadras de distancia. El reloj pesa lo suyo, la distancia se me hizo un poco larga, pero todo valía con tal de recuperar el tiempo perdido.
Cuando llegué donde el relojero, le pedí que revisara el reloj pues le conté que no funcionaba a pesar de tener pila nueva. Al entregárselo, el relojero me miró y me dijo: "pero está caminando". Y era verdad, el reloj andaba sin problemas. El relojero lo puso a la hora y me lo entregó sin cobrarme nada, a la vez que me decía: "tal vez la caminata ha activado algo en el mecanismo".
"Será eso", pensé, mientras regresaba a la casa. Al llegar, lo puse en su sitio y me fui a ver el otro reloj. Nada, seguía parado. Lo sacudí, aplicando casi el mismo remedio que podría haber tenido resultado con el reloj de la cocina, pero no tuve éxito. Pensé en regresar otro día al relojero.
Pasaron varias horas y tras muchas idas y venidas de esa tarde, entré a mi cuarto y por instinto, como hago casi todos los días, levanté la vista hacia el reloj. No recordaba que no funcionaba, así que acepté la hora que marcaba como correcta.
En eso, recordé que el reloj se había negado a echarse a andar en la mañana. Volví a mirar y... el reloj no solamente estaba funcionando a la perfección, sino que marcaba la hora correcta. Tuve que acercarme para ver si no estaba presenciando ese dicho según el cual hasta un reloj malogrado da la hora correcta dos veces al día. No, el segundero avanzaba.
El reloj de mi cuarto marcaba la hora exacta, ni un minuto más ni un minuto menos.
Hace dos meses, mi hijo compró un hermoso reloj antiguo. Dejó de funcionar en un día. Lo llevó a arreglar. Se volvió a parar. De nuevo al relojero, que dijo que no cerraba bien. Se volvió a parar. Entonces lo metí en una caja donde guardo documentos.
ResponderEliminarHace diez días, abrí la caja para sacar unos papeles. El reloj estaba caminando y sigue fuerte y sano.
¿No será ese reloj pariente de los míos?
EliminarTenían ganas de dar una vuelta, y visitar al relojero... también tienen ellos sus caprichitos, 😉
ResponderEliminarDebe ser eso, Milena, tal vez se aburrieron de estar plantados en una pared sin moverse durante largos meses.
EliminarDefinitivamente, los relojes no solo nos dicen la hora. También tienen sus caprichitos. Y de vez en cuando quieren salir a pasear.
ResponderEliminarY se merecen su paseíto, así regresan recargados.
EliminarDesde luego que es un misterio, Gabriela, sobre todo lo del reloj de tu dormitorio. Ese dicho no lo habíamos oído nunca, pero está claro que tiene su razón de ser...
ResponderEliminarBesos mil de las dos
J&Y
Hasta el momento, varios días después, el reloj sigue dando la hora correcta sin tropiezos. Y que siga así.
EliminarUm grande mistério, não há a menor dúvida!
ResponderEliminarBoa semana, Gabriela.
Beijinhos
Gracias, Nina, buena semana para ti también.
Eliminarme has dejado con el misterio, a no ser que el reloj le gusta que lo saquen a pasear ....
ResponderEliminarEso o le gusta jugarnos bromas. Quién sabe.
EliminarHOLA GABY, SUERTE LA TUYA, LO QUE ES A MÍ, RELOJ QUE SE PARA NUNCA MÁS VUELVE A ANDAR.
ResponderEliminarSALUDOS POR CASA.
Qué raro. Tal vez sea que acá, en medio de tantos relojes, se sienten acompañados y en medio de amigos.
EliminarMuy ocurrente lo sucedido con los relojes, seguramente querían atención especial o sea cariñito de tu parte. Hoy me sucedió algo parecido pero con la plancha, pues no había forma de que caliente de modo que mi nieta me dijo que iría en ese momento a comprar otra pues la necesitamos.
ResponderEliminarAhora falta que compren la nueva plancha y que la supuestamente malograda empiece a funcionar de lo más bien.
EliminarPues si que es un misterio.
ResponderEliminarNo deja de sorprender la verdad.
Besitos
Es lo bueno de la vida, estos misterios que nos dejan pensando, Inma.
EliminarMe recuerda lo de "Misterios sin resolver", Gabriela. Pero entre que ande y no ande, más vale que lo haga.
ResponderEliminarRecuerdo esa seria, Esteban, y el desconcierto que me dejaban los relatos de desaparecidos.
Eliminar"Cosa é mandinga, mire vea!" Diría alguno de los paisanos de por aquí. Bonito relato con aire de misterio como es mi gusto. Saludos cariñosos desde mi tierra, "La de todos los verdes, Entre Rios !" Tía Lelé
ResponderEliminarQué frase tan linda, llena de color local.
Eliminar:D
Bien dices que esto es puro misterio, Tía Lelé.
Se lo pensaron los dos antes de ponerse de nuevo "las pilas" Gabri. El mío de la cocina hay veces que se las gasta así, lo soluciono dándole un pequeño meneillo .
ResponderEliminarBuen martes .
Besos.
Y ya con las pilas puestas, volvieron a funcionar en buena forma. Llevan varias semanas andando sin atrasarse.
Eliminarjajajajaja que buen misterio, ya imagino tu cara, bueno, lo importante es que ya funcionan no importa porqué jijiji
ResponderEliminarY ahí siguen los dos relojes, caminando y dando la hora muy puntuales.
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