Hace más o menos dos años, mi amiga Beatriz me regaló un pequeño libro titulado La rage au cœur (La rabia en el corazón), cuya autora es Íngrid Betancourt. En ese momento, yo sabía que ella era la candidata presidencial por el partido Alternativa Verde que había sido secuestrada por las FARC junto con su compañera de fórmula, Clara Rojas.
Empecé a leer el libro, pero no pude resistir la sensación que me oprimía mientras lo iba leyendo, pensando que su autora, la que contaba alegremente episodios de su vida, estaba separada de su familia y de la gente que más quiere por razones que creo nunca entenderé, por más que lo intente. Simplemente, dejé de leerlo antes de llegar siquiera a la mitad.
El miércoles último la noticia de su rescate me sacudió como sacudió al resto del mundo. En una operación calificada de brillante por los analistas, rescataron a 15 rehenes: tres norteamericanos y 12 colombianos, entre los cuales estaba Íngrid Betancourt, quien ha llegado a convertirse en símbolo de tantas cosas que ya no es necesario ni enumerarlas.
La vi salir del avión que la transportó a la base aérea cercana a Bogotá, la vi abrazar a su madre, la vi atender varias veces el teléfono. Siempre con el rostro impresionantemente sereno. Con la serenidad que tienen las personas que han estado en el infierno y que han vuelto para contarlo. La serenidad de quienes han visto lo peor imaginable. De quienes han enfrentado al mismo demonio más de una vez. De quienes han sentido que cada vez les quedaba menos de sí mismos.
La serenidad de quienes ya trascendieron toda experiencia humana. Y vencieron.
Ojalá que pronto más familias puedan compartir esta misma alegría.
Bienvenida a la libertad, Íngrid. Espero, ahora si, poder terminar de leer tu libro.
PD: quiero agradecer al diario Peru21 por la mención a Seis de enero en su sección MundoBlog.
Felicitación
Hace 15 horas
Sabia que no podias dejar de escribir unas lineas sobre este acontecimiento tan importante. Aunque no soy colombiana y no tengo nada que ver con colombia , al igual que tu senti una alegria increible al enterarme del rescate. Aqui en USA fue un dia de celebracion y me parecio increible ver como todos los latinos , de diferentes paises se unian para celebrar y felicitar a nuestro hermnano pais Colombia.Ojala que esto sea el comienzo del fin de las FARC y que todos los demas rehenes sean puestos en libertad muy pronto.
ResponderEliminarBesos Olenka
Este día fué una gesta impresionante, una bisagra en la historia de la América del Sud, yo estoy conmovida de escuchar a esos muchachos que estuvieron de 8 a 10 años secuestrados, en condiciones vejatorias, por los terroristas protegidos por las ONGs del marxismo internacional, me fascinó escuchar a Ingrid Betancour, otrora defensora de las FARC, agradeciendo al Presidente Uribe y a las Fuerzas Armadas de Colombia, y pidiéndole a los de las FARC que no asesinen a sus captores, que ella sabe que esa es la política cuando pierden un rehén.
ResponderEliminarUna colombiana entrevistada en la calle dijo sentirse "Feliz, feliz, feliz por la liberación de Ingrid y porque no tengamos que agradecérsela a Chávez, ni al Presidente de Ecuador".
SE VIVE, SE SIENTE, URIBE ESTÁ PRESENTE !!!
Besos,
Katia