sábado, 6 de abril de 2019

Una víbora en el salón de clases

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A continuación, presento otra historia prestada, de alguien que me la mandó directamente del baúl de los recuerdos y me autorízó a publicarla en este blog.
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Todo se desarrollaba normalmente en el salón de estudios. En las filas de ordenadas carpetas se sentaban las alumnas de dos en dos. Una hermana religiosa, instalada al frente, cuidaba y vigilaba a las estudiantes que, en absoluto silencio, preparaban sus tareas para el día siguiente. Ellas estudiaban internas en el colegio ubicado en una ciudad del Oriente peruano, y ésta era la última actividad del día antes de ir a dormir.

El salón estaba ubicado en una esquina del edificio y sus altas ventanas estaban siempre abiertas para recibir el fresco de la noche, en el caluroso y eterno verano tropical. Desde allí, las alumnas escuchaban las voces y sonidos que venían de la calle, y estaban tan acostumbradas que ya ni prestaban atención a esos sonidos.

La noche avanzaba normalmente, cuando de pronto se inició la hecatombe, comenzó el maremágnum, se desató la histeria colectiva. Todo comenzó cuando una alumna vio caer algo de la ventana que daba a la calle, y gritó "una víbora!". Nadie sabía bien qué pasaba, pero del fondo del salón las alumnas salieron despavoridas de sus asientos, arrastrando a su paso carpetas y libros, empujando a otras compañeras, mientras corrían y gritaban, para alcanzar la puerta y salir del salón.

Más de una alumna cayó de su silla y recibió algunos pisotones antes de poder levantarse. Una de ellas, en lugar de ponerse a salvo, buscaba a su hermana menor entre las caídas, cuando finalmente la vio ya muy cerca de la puerta. Solo ahí salió también con el tumulto. Sin embargo, a pesar de todo el griterío y laberinto, no hubo lesiones ni contusiones graves. El salón de estudios quedó en completo desorden hasta el día siguiente. Al hacer la limpieza, encontraron una cáscara de plátano al lado de la ventana.

Pero todo ese griterío y ruido del salón se escuchó también en la calle. Nadie sabía qué pasaba y comenzaron las averiguaciones. Al día siguiente, el periódico de la ciudad publicó en primera plana: "Falsa alarma de víbora causa tremendo alboroto entre colegialas".

El suceso quedó grabado para siempre en la memoria de todas esas alumnas que, años después, cada vez que se juntan para alguna celebración, recuerdan entre risas el incidente.

26 comentarios:

  1. Quiero pensar, Gabriela, que si la víbora hubiese sido tan atractiva como la que publicas, hubiera generado aplausos.

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    1. Me causa gracia la idea, pero no creo que una víbora genere esa reacción, por más atractiva que sea.

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  2. Me hace gracia porque efectivamente cuando pasa algo así es horrible el miedo que se desata, se pasa fatal, pero luego si es que no ha habido heridos ni ha pasado nada, se recuerda entre risas. Es totalmente cierto.
    Me ha gustado tu historia.
    SAludos.

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    1. No solamente no hubo nada, sino que no hubiera podido pasar nada porque no había víboras ni nada parecido. Pero cuando el miedo colectivo se desata, nada lo para.

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  3. ¡Nosotras también habríamos huido despavoridas, Gabriela! Aunque entendemos la que se organizó, también nos da un poco de susto pensar el lío tan tremendo que un mal entendido puede ocasionar...

    Besos mil de las dos

    J&Y

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    1. Imagínate, un montón de chicas corriendo y gritando. Hasta un tercero ajeno al lío se hubiera asustado y hubiera huido despavorido. Es de esas situaciones en las que corres primero y preguntas después.

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  4. Un gracioso podría haber originado algo peor. Por suerte sirvió para que se recordara con sonrisas aquella situación.
    Besos Gabriela

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    1. Es trágico pensar que un gracioso puede causar una desgracia mayúscula. Triste, pero real y posible.

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  5. Me puedo imaginar el tremendo susto que se llevaron esas estudiantes, sobre todo las que no sabían qué pasaba y sólo corrían. Para no olvidarlo en verdad.

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    1. Por lo leído, la mayoría no sabía qué pasaba, solamente que algo aterrador las acechaba.

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  6. Yo me siento protagonista de esta historia y me imagino del pánico que cundió en el grupo. Sabemos que en la selva hay víboras que saltan, así que podía llegar rápidamente al grupo y coger a la primera que encontraba. Qué espanto!!!

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    1. El pánico es fácil de imaginar, y hasta es un poco contagioso.

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  7. Gracias querida Gaby,ya se tu fuente y la quiero mucho,compartimos aquel episodio de nuestra feliz y candida adolescenci.Como no sentir panico si muy cerca de donde viviamos era habitat de todo tipo de reptiles y animales exoticos.Hermoso recordar a la distancia.

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    1. Tenemos en común querer mucho a esa fuente, fuente inagotable de historias prestadas que, felizmente, me deja usar.

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  8. Não é de admirar que se tenha criado todo esse tumulto.
    Eu teria sido a primeira atritaram e a fugir espavorida.
    Ainda bem que tudo não passou de um falso alarme.
    Beijinhos

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    1. ¿Te imaginas si de verdad hubiera habido una serpiente? Mejor no lo imaginamos...

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  9. Se agradecen los prestados... Menudo alborto organizó la cascarita dichosa.
    Un abrazo.

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    1. Siempre se agradecen los prestados. Vienen al rescate cuando nos queda poco por contar.

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  10. Yo sería la primera en huir despavorida, soy muy "miedica" especialmente con los reptiles.

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    1. Yo creo que hasta el más valiente saldría despavorido en una situación así. Es comprensible.

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  11. Trajiste a mi memoria hechos de mi vida estudiantil y sobre todo algo ocurrido en el internado pues yo tambien era parte del loquerío de esa noche, pero luego es lindo recordar como anécdotas para contar a los nietos.
    Un abrazo.

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    1. Debe haber sido tal como dices, un loquerío. Total y absoluto.

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  12. Jajaja Y es que cuando ocurre algo así no te paras ni a pensar. Primero corres a ponerte a salvo y luego preguntas.


    Un abrazo!

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    1. Ni hablar, ni se piensa.
      Este comentario se perdió en la sima del ciberespacio, perdón por la demora en publicarlo.

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  13. Interesante historia! Espero verte pronto por mi blog! Felices pascuas! 🐇🐇🐇🐣🐣🐣

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