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La tienda tiene acreditada un empresa de taxis cuyos vehículos se estacionan en ordenada fila en una calle lateral. Al salir con la compra, siempre hay un solícito taxista que se ofrece a llevar al cliente a su destino.
Lo he hecho innumerables veces, sin el más mínimo problema.
Ese sábado, compré varias cosas, así que el regreso debía hacerse forzosamente en uno de los taxis registrados de la tienda. Al salir, se me acercó un taxista no muy comunicativo, al que seguí. Entre los dos empezamos a guardar las bolsas en la maletera. Él tomó las bolsas más pesadas, yo las más chicas.
De repente, vi que con una rápida maniobra, el señor levantó algo que me pareció una alfombra que cubría la llanta de repuesto y que en el agujero de la llanta metió una bolsa a la volada. Una de las bolsas que contenían mi compra. Lo vi todo pero no dije nada, no sabía qué pensar de lo que acababa de ver.
El recorrido hasta a mi casa, en una mañana de sábado, toma de unos 15 minutos. Todo el recorrido, este señor se lo pasó hablando por teléfono con un niño de su casa. La voz infantil se notó claramente a través del teléfono cuando saludó al hombre con cariño. La voz del hombre, en cambio, fue siempre autoritaria, amenazadora, agresiva, pues el niño no encontraba algo que el hombre necesitaba. Sumado a que creía haber visto que el hombre intentaba quedarse con parte de mi compra, el taxista me empezó a generar cada vez más desagrado.
Al llegar a mi casa, él abrió la maletera y mis ojos se dirigieron inmediatamente al lugar en donde lo había visto meter una bolsa apresuradamente. Felizmente lo había hecho con prisa, pues una mínima parte de la bolsa sobresalía entre los pliegues de la tela con que cubría su llanta de repuesto.
Estiré la mano hacia ese indicio de bolsa que asomaba apenas e intenté jalarlo. Sin decir nada, el hombre levantó la alfombra o lo que fuera, y sacó una bolsa que contenía parte de los abarrotes que había ido a comprar.
No quise ni mirar al hombre. Me aseguré de que en la maletera no quedara nada mío, le pagué, le di las gracias con mucha frialdad y le di la espalda. Recién me di la vuelta cuando escuché que el auto partía.
Piensa mal y acertarás...
Qué mal momento! Has acertado en no entrar en discusiones, quizás todo hubiera sido peor.
ResponderEliminarBesos Gabriela
¡Imagínate! Si así hablaba con quien deduzco es su hijo, cómo me hubiera tratado a mí.
EliminarImagina! Que situação tão desagradável. Será que ele pertencia ao conjunto dos táxis que trabalham para o supermercado?
ResponderEliminarAinda bem que estavas atenta e não te deixaste enganar!
Lo más probable es que hubiera creído que la bolsa se me quedó por error en la tienda. Creo que nunca hubiera sospechado del taxista, a pesar de su actitud desagradable
EliminarNunca me hubiera imaginado que un chofer de una tienda de categoría hiciera semejante barbaridad, so pena de perder el trabajo, pero de todo hay en la grey del Señor. Ahora tendré más cuidado al llevar las bolsas de las compras en taxi
ResponderEliminarGracias, por tu "piensa mal y acertarás".
Lo bueno es que es un caso único en años que tengo de ir a esta tienda. Así que sin duda es una excepción.
Eliminar¡Estarías deseando llegar a casa, Gabriela! Qué situación tan desagradable y tan tensa... Ojalá no vuelvas a encontrarte con él en la salida del super.
ResponderEliminarBesos mil de las dos
J&Y
Claro, quería llegar lo antes posible. Felizmente, el tramo no es largo y el mal rato no duró mucho.
EliminarEn todo el mundo, Gabriela, junto a taxistas honestos que son la mayoría, hay otros que desprestigian al gremio.También aquí en Chile existen casos de ladrones y bandidos que ejercen a su manera la "profesión".
ResponderEliminarEs parte de la naturaleza humana, supongo. Lo bueno es que los malos elementos no son la mayoría.
EliminarLa mayoría de taxistas de ese Super son correctos y amables. Pero no faltan las excepciones. Hay que tener ciicuid.
ResponderEliminarClaro, como en todas partes y actividades, los buenos son la mayoría. Lo que pasa es que lo malos hacen más bulla y se hacen notar más.
EliminarLo peor es que causa desconfianza y la pagan el resto de profesionales honestos.
ResponderEliminarSi estoy en tu lugar, haría el viaje con miedo.
Eso es lo lamentable, que los buenos profesionales terminan metidos en el mismo saco de los malos, y no son iguales.
EliminarPor desgracia es lo primero que hacemos. Y muchas veces ese pensamienro sale rana.
ResponderEliminarNo sé si conoces la expresión Salir rana. La usamos cuando esperamos un comportamiento de alguien o algo, y el resultado final no es lo que esperamos.
Una situación nada agradable.
Buen fin de senana.
Besos.
Sí había oído lo de "salir rana", más o menos fue lo que me pasó ese día.
EliminarMe ha encantado leerte algo que puede pasar y que tu cuentas tan bien..sin palabras sonrío te dejo un abrazo
ResponderEliminarGracias por la visita, y por ese abrazo.
EliminarMadre mía, no sé si hubiese sabido reaccionar tan bien como,lo hiciste tú.
ResponderEliminarUn abrazo .
Gracias por visitar mi blog y comentar.
Yo creo que sí, era mero sentido común. Espero no volver a encontrarme con alguien así.
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