martes, 22 de diciembre de 2009

Obra escolar

Ahí estábamos, en la puerta del auditorio, esperando para ver una obra escolar casi como cierre del año. Conversaciones triviales, las de siempre: el clima que no se decide a cambiar de una vez, los cumpleaños que se acercan, el tráfico que empeora como siempre en diciembre.
Se abren las puertas. Entramos. Escogemos sitio. Esperamos que se levante el telón.
Aparece el primer personaje. Vemos a un quinceañero bastante conocido vestido de adulto, pero un momento después solamente veo a un hombre que regresa a la buhardilla donde se ocultó con su familia durante más de dos años. Está apesadumbrado, le duele el alma. Desolación es la palabra que describe el momento. Según él, ya no le queda nada porque ha perdido todo lo que más amaba. Quiere quemar todo lo que queda del pasado e irse lejos. Sus amigos, a los que no ve desde hace tres años, le muestran un pequeño cuaderno. Ese cuaderno que su hija menor llamaba Kitty, y donde apuntó diligentemente todo lo que pasaron dentro de esa pequeña buhardilla durante dos años.
Leí esa misma obra cuando estaba en el colegio. Vi la película. Una de las varias que han hecho sobre este famosísimo diario. A estas alturas, ya no me importa ni me da risa ver a todos esos muchachos interpretando a hombres y mujeres por igual. Ya no noto que usan pelucas, ni ellos parecen sentir vergüenza por usarlas. A pesar de saber lo que sigue, a pesar de conocer el final, hasta esa noche de teatro escolar, nunca me había puesto en los zapatos de las personas que vivieron lo que esta adolescente cuenta en su diario. Por primera vez me doy cuenta de que querían sobrevivir sin saber qué les esperaría después. ¿Después de qué? De la guerra y sus (¿)reglas(?), que los habían obligado a esconderse sin saber qué pasaría en el minuto siguiente.
Y así vemos que pasan los días y los meses. Que todos tratan de mantener la calma en esas condiciones extremas. De vivir normalmente. Es evidente que no siempre lo logran, pero tratan y lo hacen lo mejor que pueden.
Finalmente, llega el momento en que los soldados tocan con insistencia las puertas. De manera brutal. Irrumpen a la mala. Los personajes miran con terror. Nadie en el público se ríe. Supongo que también han dejado de ver a ocho muchachos disfrazados y están viendo a ocho personas aterrorizadas ante la incertidumbre del futuro inmediato. Una voz en off cuenta que les concedieron cinco minutos para prepararse antes de partir, y a pesar de su miedo, en esos cinco minutos, la dueña del diario se las arregló para contar lo que pasaba en ese preciso momento.
Porque a pesar de todo, creo que la gente es verdaderamente buena de corazón.

Espero que la gente no la haya defraudado, aunque ella ya no haya estado aquí para verlo.

PD: a todos, una feliz Navidad y que 2010 sea mejor que 2009 en todos los aspectos.

miércoles, 16 de diciembre de 2009

Elecciones de miedo

Ya lo dije hace dos años: es una pesadilla circular que se repite cada año. Como para poner de mal humor a cualquiera más paciente que yo.
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María del Carmen, amiga de la familia desde hace muchos años, es una colega relativamente reciente. Empezó a estudiar Derecho cuando sus hijos ya eran grandes. Por eso, está acostumbrada a votar siempre con abogados menores que ella. Pero los amables voluntarios de ONPE no conocen ese detalle, y ella es bastante despistada. Por eso, cuando pidió que le dijeran dónde debía votar, y fue a dar a una mesa con abogados bastante mayores no le pareció raro. Creyó que este año habían organizado las mesas de acuerdo con la fecha de nacimiento.

Después de 90 minutos de estar en la cola le tocó su turno. Cuando entregó su carné al presidente de la mesa, casi perdió el sentido al oír las palabras "señora, usted no vota acá". Ya no le importó nada, se quiso ir sin importarle la multa por no votar. Pero un voluntario de ONPE, que la vio con el rostro desencajado la llevó a votar a la mesa que le correspondía. Ya sin colas, votó en menos de 15 minutos.

Regresó a su casa a las 2:00 pm. Había salido a las 10:00 am.
Otra amiga, a la que llamaré Úrsula, nos cuenta ella misma la odisea que pasaron ella y su hija:

Para mí fue realmente una aventura tortuosa. Debo haber estado en uno de los infiernos de Dante. Algo malo debo haber hecho, porque la experiencia tuvo visos de penitencia. Horrible!!!!!!!!!!!!

Llegué bien al colegio, luego de un conato de choque. Caminé como tres cuadras hasta llegar a la zona de las rejas o vallas plateadas que habían puesto cerrando la calle. Me recibió una banda de músicos, un show de capoeira y finalmente una tuna, con sus correspondientes ruidos todos mezclados entre sí, además de los gritos y hurras, vivas y demás de los seguidores o contratados de cada candidato (qué barbaridad .... 14!!!!).

Cuando logré abrirme paso entre ese espectáculo de nuestra vergüenza anual, una persona me jaló del brazo porque había pasado delante de un candidato (ni idea) y no le había dado la mano. Qué horror, como me la pude perder!!!!!! Reconozco que me volteó el hígado y respondí de mala gana que ella no tenía ningún derecho a jalonearme. Lo que sí fue fácil fue no aceptar ni un solo papelito de propaganda.

Caminé lo más rápido que pude (cuidando que mi hija no se me perdiera), entré al colegio y también fue fácil ubicar mi mesa. Una persona de ONPE me dio las indicaciones muy amablemente.

Subí al segundo piso para ubicar mi mesa y (música de "Psicosis" por favor) encontré una cola de más de 50 personas. La cola daba vuelta en "U". Paciencia y buen humor. Hora y 10 minutos después, pude votar pasando delante de la presidenta de mi mesa. Trabajaba a la velocidad de la tortuga (con perdón de las tortugas) y ya mostraba muy poco buen humor.

Para colmo, cuando ya estaba por entrar a votar, una señora (de aquellas a las que les encanta que le llamen "doctora") se acercó a mi hija que estaba junto a mí, a pedirle que le "vendiera" su cola, porque mi hija evidentemente no iba a votar. Lógico, no solo no iba a votar, sino que tampoco estaba "en" la cola, sino solo me acompañaba con gran cuota de estoicismo. Me indignó que se dirigira de frente a una niña con absoluta ignorancia de que la niña no podía estar allí sola (o es que habrá una nueva venta de negocio infantil de ir a las votaciones a vender colas?). Pues simplemente la cara de interrogante de mi hija era bárbara. Intervine para reclamarle a la señora que si tenía algo que decir era conmigo y no con mi hija y que hiciera su cola como todo el mundo porque cualquier cosa que pretendiera en contrario era de todas formas una falta de respeto a todos los que, detrás de mí, ya llevaban su buen tiempo haciendo cola, como mandan las mínimas normas de convivencia.

Ya con los pies destrozados, llegué al carro donde un "guachimán" perfectamente uniformado me dijo que la "tarifa" de parqueo eran S/. 5.=. No me parecieron adecuadas ni sus formas ni su tarifa, pero ya estaba taaaaaaaaaaaaaaaannnnnn agotada que no tenía fuerzas ni ánimo para cuestionar nada.

Si no fuera por los S/. 200.= de multa, no lo repito.

Estos son apenas dos testimonios de los miles de abogados colegiados en Lima. No hay más que agregar.

jueves, 10 de diciembre de 2009

Es el colmo...

Es el colmo que una actriz aparezca en todos los medios públicos a ventilar sus ingresos, y a renegar de un recorte de pensión que su ex quiere hacerle diciendo que "con ese recorte, sus hijos verán disminuida la calidad de vida a la que están acostumbrados". ¿Qué hay de las familias que tienen que vivir con S/.5 al día? ¿Qué hay de las mujeres que quedan viudas y no tienen a quién reclamarle para que sus hijos no vean disminuida su "calidad de vida"?
Es el colmo que, una vez al año, los abogados tengamos que pasar las de Caín para elegir a nuestros nuevos representantes. Si nadie duda de los medios electrónicos para guardar nuestro dinero en los bancos, ¿por qué no se puede establecer un sistema similar para que votemos tranquilamente y sin atropellos? Que la tortura anual quede para los que quieran pasar un mal rato una mañana de sábado de noviembre.
Es el colmo que en las semanas previas a estas elecciones de miedo, mi bandeja de entrada se haya visto llena de mensajes de tal y cual candidato tratando de convencerme para votar por él. Todos esos mensajes fueron descartados de inmediato, sin abrir. Como también fue el colmo que un candidato en particular hiciera que me llamaran a mi celular para hablarme de las bondades de su propuesta. Ni bien me dijeron que parte de quién llamaban, apagué el teléfono.
Es el colmo que una empresa que nos provee de servicio de cable nos sature de propaganda diciendo que hemos evolucionado, cuando la verdad es que hemos retrocedido a los tiempos en que no había sistemas de grabación de programas con la idea de verlos después. ¿Esto es evolución? ¿Habrán revisado el significado de la palabra en un diccionario?
Es el colmo que haya peatones que no respetan la luz roja y cruzan metiéndose entre los carros, como si unos cuantos segundos de espera fueran demasiado tiempo. Como es el colmo que haya de los que cruzan corriendo las autopistas, justo por debajo de un puente peatonal. Y a veces hasta cargandos niños chiquitos.
Es el colmo que los bancos y otras empresas nos atosiguen con sus ofertas, a las que es muy fácil acceder y casi imposible salir. Siempre tienen truco, siempre nos ofrecen las maravillas y a la hora en que necesitamos usar sus beneficios, todo es restricciones y más restricciones.

jueves, 3 de diciembre de 2009

Los remakes

Un remake es una nueva versión de algo. Es un nombre que por lo general se usa para designar nuevas versiones de películas o novelas. Personalmente, las califico como un desastre.
La película "An affair to remember" (Leo McCarey, 1957, que en castellano se llama "Algo para recordar") es un clásico del género romántico. La escena en que Nick y Terry visitan a la abuela de él en su casa a orillas del Mediterráneo es inolvidable. He perdido la cuenta de la cantidad de veces que la he visto. Mi amiga Caro tuvo la delicadeza de regalarme un DVD de la película. De acá surgió eso de "nos encontramos en el último piso del Empire State", que después se usó en "Sleepless in Seattle" (Nora Ephron, 1993).
Y luego vino el remake, "Love affair" (Glenn Gordon Caron, 1994). Esa misma (?) escena inolvidable a orillas del Mediterráneo con una encantadora abuela se convierte en un desagradable episodio con una abuela de lo más antipática. Con lo que se pierde la magia de la película, porque después de esa reunión con la abuela Janou es que se desencadena todo lo demás.
Si van a hacer otra trama, ¿por qué no usan otro título?
Hay remakes de series de televisión también. "Beverly Hills 90210" se ha convertido en el mero código postal "90210". Atrás quedaron los engominados peinados noventeros de chicos y chicas para dar paso a adolescentes muy propios de la primera década de este siglo. En realidad, no la he visto ni por curiosidad.
Por ahí hay una película que se llama "Los ángeles de Charlie", que no tiene absolutamente nada que ver con la serie del mismo nombre. Lo único que es exacto es el título, y un tipo al que nunca se le ve la cara y que se comunica con ellas por un altavoz. Bueno, por lo menos debían mencionar a un tal Charlie para justificar el título.
Otro punto en contra de los remakes es la muy mala elección de los actores. Recuerdo mi asombro cuando leí el reparto del (felizmente) fallido remake de la novela brasileña "Vale todo". Casi todos los actores tenían la misma edad, y se suponía que unos serían los hijos de los otros.
El colmo de todos los remakes de los últimos tiempos es el de la novela "Corazón salvaje", que va como por su cuarta versión. Ni siquiera sé por qué le llaman remake. La historia de esta últma versión es muy diferente a todas las anteriores con mínimos rasgos similares que, salvo el título y el nombre de algunos de los personajes, son tan comunes que aparecen prácticamente en cualquier telenovela: hijos sin padres, bebés abandonados con una cadenita muy fina, amores imposibles entre ricos y pobres, malvados cada vez más malvados y finales felices. A los que vieron cualquiera de las versiones previas, les recomiendo enfáticamente no ver esta producción para evitar decepciones.
Vuelvo a preguntar: si van a hacer otra trama, si los personajes van a tener otras características, si no van a dejar nada de la versión original, ¿por qué no se buscan otro título?
¿Se imaginan a otro diciendo que "siempre tendrán París"? No, mejor no.
PD: Tom Hanks no es uno de mis actores favoritos, pero después de leer esta noticia, estoy empezando a cambiar de opinión.
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Te envío un saludo muy especial en tu cumpleaños, querida amiga. A veces, hasta me parece escuchar tu risa.