Los misterios domésticos son pan de cada día.
Primero fue un peine.
Cuenta mi mamá que estaba peinándose una mañana, antes de salir de la casa. Parada frente al espejo grande que tiene en el clóset de su cuarto, se pasaba el peine por la parte de atrás de la cabeza. Era su peine favorito, el que le provocaba menos tirones en el pelo, que era fácil de agarrar.
De repente, el peine salió volando de su mano con dirección desconocida. Al comienzo, trató de buscarlo, pero como no tenía mucho tiempo, agarró otro peine y terminó de arreglarse. Salió sin darle mucha importancia al peine perdido.
A su regreso, ya con calma, decidió buscar el huidizo artefacto. Dice que miró por debajo de la cama, por debajo de la mesa de noche, por debajo de la mesa donde está puesto su televisor. Nada. Entonces pensó en buscar de nuevo al día siguiente, a plena luz del día, pues como el peine es negro, podría estar confundiéndose con el color del piso. Lo buscó al día siguiente, sin éxito.
Sospecho que el peine ha decidido irse de vacaciones.
Hace algunas semanas, al ordenar la ropa recién lavada para regresarla a su sitio, noté que me faltaba una media. Una media color gris oscuro estaba en calidad de no habida.
Busqué en los lugares lógicos, y después pasé a buscarla en los lugares ilógicos. Sabido es que las medias suelen desaparecer así. Como dice Jerry Seinfeld, el día de lavado es el día de paseo para la ropa. Y las medias aprovechan el primer descuido para huir quién sabe por dónde y quién sabe en qué momento.
Como no era la primera vez que me pasaba algo así, guardé la media impar en una esquina del cajón correspondiente, dispuesta a esperar que la media fugitiva decidiera volver.
Pasaron varios días, más de una semana en verdad. Casi había olvidado a la media impar, cuando abrí el cajón donde guardo las medias. Encima de todas las demás medias estaba una media color gris oscuro. Un pensamiento cruzó mi mente, pero lo descarté, incrédula. Para confirmar si se trataba de la media obediente, que se había salido del lugar en donde la había encajado, metí la mano en ese rincón para verificar mis sospechas. La media obediente estaba en su lugar. La que había visto encima de las demás medias era la media fugitiva.
Ni hablar de preguntarle a dónde se había ido. Simplemente uní a los dos medias grises y volvió a formarse el par de siempre.
Creo que debo pedirle a la media que le diga al peine que vuelva, que será recibido con los brazos abiertos.
Primero fue un peine.
Cuenta mi mamá que estaba peinándose una mañana, antes de salir de la casa. Parada frente al espejo grande que tiene en el clóset de su cuarto, se pasaba el peine por la parte de atrás de la cabeza. Era su peine favorito, el que le provocaba menos tirones en el pelo, que era fácil de agarrar.
De repente, el peine salió volando de su mano con dirección desconocida. Al comienzo, trató de buscarlo, pero como no tenía mucho tiempo, agarró otro peine y terminó de arreglarse. Salió sin darle mucha importancia al peine perdido.
A su regreso, ya con calma, decidió buscar el huidizo artefacto. Dice que miró por debajo de la cama, por debajo de la mesa de noche, por debajo de la mesa donde está puesto su televisor. Nada. Entonces pensó en buscar de nuevo al día siguiente, a plena luz del día, pues como el peine es negro, podría estar confundiéndose con el color del piso. Lo buscó al día siguiente, sin éxito.
Sospecho que el peine ha decidido irse de vacaciones.
Hace algunas semanas, al ordenar la ropa recién lavada para regresarla a su sitio, noté que me faltaba una media. Una media color gris oscuro estaba en calidad de no habida.
Busqué en los lugares lógicos, y después pasé a buscarla en los lugares ilógicos. Sabido es que las medias suelen desaparecer así. Como dice Jerry Seinfeld, el día de lavado es el día de paseo para la ropa. Y las medias aprovechan el primer descuido para huir quién sabe por dónde y quién sabe en qué momento.
Como no era la primera vez que me pasaba algo así, guardé la media impar en una esquina del cajón correspondiente, dispuesta a esperar que la media fugitiva decidiera volver.
Pasaron varios días, más de una semana en verdad. Casi había olvidado a la media impar, cuando abrí el cajón donde guardo las medias. Encima de todas las demás medias estaba una media color gris oscuro. Un pensamiento cruzó mi mente, pero lo descarté, incrédula. Para confirmar si se trataba de la media obediente, que se había salido del lugar en donde la había encajado, metí la mano en ese rincón para verificar mis sospechas. La media obediente estaba en su lugar. La que había visto encima de las demás medias era la media fugitiva.
Ni hablar de preguntarle a dónde se había ido. Simplemente uní a los dos medias grises y volvió a formarse el par de siempre.
Creo que debo pedirle a la media que le diga al peine que vuelva, que será recibido con los brazos abiertos.
Sin duda alguna el Misterio de las Medias sin par. Un clasico en toda cultura y rincon geografico. Nadie se salva. Creo hay una dimension deconocida donde se mantienen los objetos escondidos, riendose de nosotros, hasta que un dia deciden volver. Ojala el peine negro decida volver.
ResponderEliminarBesos,
Silvana
Si, Silvana, las medias desaparecidas son un clásico. Pero esta vez, la media desaparecida regresó por sus propios medios. Eso nunca lo había visto.
EliminarTienes toda la razon.
EliminarTambién me ha pasado eso de encontrar objetos perdidos, en algún lugar en donde nadie hubiera imaginado que estarían. Así que el peine, seguramente cansado de acariciar cabelleras, regresará de unas merecidas vacaciones, cuando menos lo piensen.
ResponderEliminarA ver si la media lo convence, Acirema.
EliminarJeje... habrá que decirle que regrese a cuidar un peinecito.
ResponderEliminarSi, Milena, se le extraña mucho.
EliminarLA AVENTURA DE MEDIO, EL CALCETÍN EN FUGA
ResponderEliminarMedio salió el día de lavado subrepticiamente en seguimiento de una media calada muy coqueta. ¿Cómo hacer para que se fije en mí, se dijo, si soy tan gris? La siguió por el tambor de la lavadora mientras giraban alocadamente, pero llegó el momento de salir y su locura lo llevó a perseguirla por el canasto de la ropa por ordenar, por la tabla de planchar y por la planchada también, pero entre tantas prendas no pudo salir de ahí a tiempo para que Media Naranja, su pareja, fuera unida de nuevo a él, muy apretados, como cuando salieron del paquete para su luna de miel, y ella ni se enterara de la aventura iniciada pero no consumada porque las coquetas medias caladas se van con el primer calcetín que pase, con tal de que sea de marca, ya se sabe.... Conseguí entrar al cajón donde sabía que mi fiel Media Naranja me esperaría en el rincón de nuestra cita convenido para estos casos, pero ¿qué explicación le podría dar? por eso prefería que mi huida se transforme en misterio, que Gaby lo postee y me haga famoso a pesar de ser tan gris. A lo mejor lo logro.
(Cuento recién inventado. Besos)
Gracias por llevar la historia a tu blog. Me encantó cómo le diste una voz a la media... la Media Naranja me pareció simplemente genial.
EliminarLas medias siempre se esconden en el tambor del lavarropas. No creo que el peine esté por allí. Fijate en la heladera, muchas veces de apuro van a parar allí. Te lo digo por experiencia, una vez encontré un tubo de dentifrico y una amiga dejó allí su par de zapatos...jejej!
ResponderEliminarAunque no lo creas, Norma, ya buscamos ahí. Definitivamente, ha ido a parar a la dimensión desconocida.
EliminarHola amiga, yo se donde está el peine. Hace algunos meses se me callo en el cuarto de baño el tapón de mi agua de colonia, dio dos botes en el suelo según el sonido que emitió y esperando el tercero me quedé. Mi cuarto de baño es pequeño y después de buscar repetidas veces el tapón desistí, un misterio. veo que existe un lugar en este universo que recoge objetos para no se que.No dudes que el peine y mi tapon estan en alguna estantería esperando a otros abjetos que se sumen a su mundo.
ResponderEliminarBesos.
Tienes razón, Fernando, ahí están. Junto a un par de zapatos cuya historia ya contaré.
EliminarHola, Gabriela,,me ha hecho mucha gracia, lo del calcetín desaparecido, por que yo tengo tres pares impares que están esperando volver a ver a su otra mitad,,,y es un misterio,,,por que uno las mete a la lavadora, y las mete juntas y cuando las tiendes resulta que sale sólo una,,jjejej, jjeje buen post y divertido,,,me gusta mucho leerte,,,que tengas un bonito fin de semana, besitos bye bye
ResponderEliminarhttp://www.evanidades.com
Parece que a todos les pasa eso de encontrar solamente una media, Yadira. Ojalá esas tres fugitivas regresen pronto.
EliminarQué suerte la tuya, Gabriela. Al menos, encuentras el otro lado del par, tarde o temprano. En cambio yo, he llegado a ponerme medias de diferentes colores porque tengo más de 50 pares perdidos.
ResponderEliminarMe gustó mucho tu entrada. Habrá que seguir buscando el peine.
De una forma u otra, Cyrano, las medias que se me pierden siempre regresan. A veces se demoran más, pero por lo menos nunca he llegado a ponerme medias de diferente color.
EliminarDespués de leer tu relato, creo que en mi casa han fletado un bus y se han ido de vacaciones, porque la cantidad de medias sin pareja es descomunal.
ResponderEliminarMe ha encantado el relato.
Saludos.
PD: vengo del blog de Alemamá
Bienvenida, Dolega. Siempre veo que AleMamá se refiere a ti y tu blog. Me encanta que hayas pasado por acá.
EliminarY seguro que con ese bus fletado pasan por la casa de todos aquellos que han perdido medias en la lavadora. A este paso, creo que a todas las personas les ha pasado al menos una vez.
Lindo, me encantó. Le pasa a todo el mundo.
ResponderEliminarA todo el mundo y en todo el mundo, Carmen.
EliminarTe cuento que hace poco me ocurrió algo similar con un arete que voló en el momento de sacarme una chompa de cuello alto. Lo busqué por todo el cuarto y no lo encontré, hasta un día que me pidieron prestada una maleta que tenía y que estaba a medio cerrar, pues ahí dentro había ido a parar el arete travieso, así es que tienen esperanza de encontrar el famoso peine.
ResponderEliminarAsí como apareció el arete, aparecerá el peine. Es cosa de tener paciencia nomás.
EliminarGabriiela, a fuga das meias constitui um dos mais obscuros e insondáveis mistérios do universo:-) Acredito que elas fogem de verdade!!!!
ResponderEliminarBeijo
Y seguramente después se reúnen todas en algún lugar, mientras nos ven desesperados buscándolas.
EliminarSaludos, Nina.
Gabriela, yo no pierdo medias, pues no tengo, pero no entiendo por qué pierdo tantos peines. No los encuentro nunca, ni al retirar los muebles. Curioso, no?
ResponderEliminarSaluditos.
Para mí es la primera vez que me cuentan que se pierde un peine, Antonio. En cambio lo de las medias, ocurre con demasiada frecuencia.
EliminarAhora ya sé de que parte salieron un peine y una media desconocidos que aparecieron en mi closet.
ResponderEliminar(Por supuesto es una broma. Tampoco tengo explicaciones)
No sería raro, Esteban: por un lado desaparecen y por otro aparecen, con la misma dosis de misterio.
Eliminar¡Me han contado que apareció el peine! ¿Verdad? ¿Y es cierto que estaba en un cajón que se abre a cada rato, todos los días? ¿Y que estaba debajo de papeles y cajitas que tambien se mueven todos los días?
ResponderEliminarEsto ya es demasiado... ¡EXIJO UNA EXPLICACIÓN!
Qué rápido vuela la información, Anónimo. Pero si, es cierto lo que dices. También exijo una explicación.
EliminarGenial la entrada!!!
ResponderEliminarNosotros también hemos tenido otra pequeña aventura, en principio paranormal, aunque después se ha descubierto el ardid.
Hoy ha comido un amigo de Manuela en casa. Después de comer y jugar un rato, ella se ha ido a baloncesto y cuando han venido a recoger a Alejandro no encontrábamos sus zapatos. El pobre se ha tenido que ir sin ellos a casa y yo me he vuelto loca buscando los zapatos.
Cuando Manu ha vuelto de las clases, me ha preguntado "¿Mamá cómo se ha ido Alejandro sin zapatos? Los había escondido en el armario para que no pudiera irse hasta que yo llegara..."
Ahhhhhh, Socorrooooo!!!!!!!
No paro de reír, Laly. Genial tu niña. Bueno, no me extraña, con los genes maternos no es sorpresa.
EliminarLos objetos no tienen pies aunque a veces parezca que tienen vida y que se diviertan en ponernos en dificultad burlàndose de nosotros cuando no los encontramos. Imagino que el peine de tu madre estarà allì mismo donde saliò volando o muy bien colocadito en el rodapiés de la pared, jaja. Yo me cojo un cabreo cuando no aparece algo, pero cuando se me pasa y no lo busco, aparece. La media seguro que està dentro de otra prenda junto a la cual se lavò...
ResponderEliminarBuenìsimo también lo de la nena de Laly. Me habéis alegrado la mañana. Ahora me voy a trabajar y te saludo con un abrazo virtual,
Chusa
A veces creo que los objetos tienen pies, Chusa. Es que simplemente hay veces en que no hay más explicación.
EliminarAy Gabriela como te entiendo... Lo mío es más gordo y se ve mejor...Llevo un mes buscando un pantalon vaquero que no sé donde diablos puede estar, he rebuscado en todos los armarios de casa, no sé cuantas veces y no hay manera de encontralo. Esppero que no le pase como al peine de tu madre.
ResponderEliminarUn beso.
¿Y si se hubiera quedado en Cabo de Gata, Laura? Eso si que sería un problema.
EliminarJejeje Gabriela, a veces los objetos se nos ponen traviesos no?
ResponderEliminarUn besito!
Como si tuvieran voluntad propia, Soñadora.
EliminarYo tengo la teoria que entre la lavadora y la secadora se comen las medias!@#$%^&*Yo tengo cantidades de medias perdidas no importa el dueño o el color. ES un misterio:) Por suerte encontraste la tuya...que cosa esa jugadas de mente
ResponderEliminarEn mi caso, Iela, siempre encuentro las medias que se pierden. No se me quedan impares por mucho tiempo... hasta ahora, por lo menos.
EliminarGabriela, já visitei , uma vez, o teu país e a comida foi, na verdade, excelente.
ResponderEliminarAcontece que vou todos os anos ao Brasil, às vezes mais que uma vez, e por isso conheço profundamente a sua gastronomia.
Beijo
Y si vuelves por estas tierras, Nina, espero que me avises.
Eliminar:D
Gabriela, bem vinda ao clube das depressivas outonais. Vou olhar para o lado e esperar que o mês passe.
ResponderEliminarBeijo
Desde acá, Nina, haré lo mismo.
EliminarQuerida Gaby,
ResponderEliminarTu relato y los comentarios me encantaron, el cuento de AleMamá, me pareció fabuloso, ya la visitaré.
Como en el cuarto de vestir de tu tío Javier, hay un comodín con su cajón de medias, y como era super ordenado, en un lado muy ordenadas, están esperando su par perdido 32 medias sin par,siempre preguntaba si habían encontrado alguna de las perdidas, y hasta hoy, nada. Luego de ver que son muchas las medias viajeras, he llegado a la conclusión que existe en algún lugar de "La Dimensíon Desconocida", "La Ciudad de las Medias aventureras". donde viven felices riéndose de sus dueños y de su triste pareja que dejaron sola.
Un domingo hace tres meses estaban mis hijos y nietos en casa, y como tienen por costumbre al llegar se sacan las zapatillas para correr por la alfombra, subir a los sillones y saltar en mi cama, la noche que les comento, su mamá les dijo, pónganse las zapatillas que ya nos vamos, muy obedientes buscaron donde los dejaron y el de 7 años seguía buscando con una zapatilla puesta y la otra sin aparecer, todos lo ayudamos a buscarla y hasta hoy no apareció. ¿Dónde se fue?, es un misterio. Espero que esté con los zapatos de tu mamá, ja,ja,.
Cariños, me divierto mucho leyendo tus post de misterio de cosas perdidas.
Besos virtuales,
Maricarmen
¡32 medias impares! Yo tengo una nomás, porque la otra aparece siempre. A veces se demora un año, pero que regresa, regresa.
Eliminarja ja ja... Al menos tus objetos a la fuga son ordenaditos, y cuando vuelven se colocan en su sitio.
ResponderEliminarYa nos dirás si aparece el peine
(me ha encantado la historia, y la versión de Alemama
Ordenaditos y regresan a su sitio, Miriam.
EliminarYo todavía sigo esperando que un anillo de oro precioso que se cayó debajo del closet, decida regresar de vacaciones, hace años que cayó al suelo y nunca lo encontré. Obviamente, nadie en mi casa lo tomó :S
ResponderEliminarsaludos. Hilda
Vas a ver cómo vuelve cuando se aburra de sus vacaciones, Hilda.
Eliminarjajaja ojalá, porque ahorita que me acuerdo hace dos semanas se extravió uno de mis calcetines, a lo mejor fue a visitar al anillo :P
Eliminar