jueves, 28 de octubre de 2010

Marrón

El gerente de la tienda había notado últimamente que las cantidades de chocolates en las estanterías no coincidían con el inventario. Faltaban muchos chocolates, sobre todo de los más caros. De los que tenían avellanas y nueces enteras dentro. Era evidente que alguien se estaba robando los chocolates.

Decidió averiguar quién.
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Sus pequeños hijos le habían pedido nueces. Nueces en cualquiera de sus formas. Lo que fuera: castañas, pecanas, avellanas. Con tal de que fueran nueces, lo demás era lo de menos.

Así pasaron varios días de desesperación para esta pobre madre. Sus pequeños le reclamaban nueces, y ella no sabía de dónde sacarlas. Lo peor es que ella misma hubiera agradecido un puñado de esos frutos. Pero se le hacía tan difícil encontrar nueces... y todo era más difícil todavía sabiendo que sus hijos querían esas nueces con tanta desesperación.

De repente, algo llegó en forma de inspiración. Si hacía un esfuerzo podría encontrar nueces. Era algo arriesgado, pero era tanta su desesperación que estaba dispuesta a correr el riesgo.

Esperó a que fuera de noche. Cuando la afluencia de gente disminuyó, asomó la cabeza por la ventana entreabierta y entró. Un aterrizaje perfecto. Miró a ambos lados y empezó a correr ágilmente entre los pasadizos. Guiada por su olfato y casi sin ver, pues las luces estaban apagadas, llegó al estante de las nueces. En verdad, eran nueces dentro de chocolates, pero no importaba. Sacó todos los que pudo, dejó botados muchos más de los que pudo sacar.

Satisfecha con su botín, llegó hasta donde estaban sus hijos. Les mostró las nueces, les hizo ver que dentro de los chocolates había nueces. Muchas nueces. Suficientes nueces. Estaban felices.

Cuando se acabaron las nueces, repitió la operación. Y así lo hizo, varias veces.

Hasta que llegó el día en que, en medio de su operativo de aprovisionamiento, unas luces le dieron de lleno en los ojos. No sería posible saber quién estaba más sorprendido: el vigilante de la tienda, que sujetaba una enorme linterna encendida en la mano. O la pequeña ardilla que durante semanas había estado llevándole a sus crías las nueces que estaban dentro de los chocolates.

jueves, 21 de octubre de 2010

Orgullos

Una niña corre feliz de acá para allá. Recibe la atención de todo el mundo. Hay ojos que solamente están puestos en ella. Está a punto de cumplir tres años y casi empieza a ser consciente de lo que significa ser la dueña del santo.

Por un segundo, aparece un adolescente. Ya tiene sus propias prioridades y un cumpleaños infantil no está en el primer lugar de la lista. En cambio, no tiene problemas en bailar y cantar, con un micrófono, delante de un montón de personas, sin sentir un ápice de vergüenza.

Más allá, la mamá de la pequeña dueña del santo. Ha preparado todo con mucho amor durante días. Al verla, es fácil recordarla sentada durante horas en una pequeña carpeta amarilla, haciendo interminables tareas escolares.

Sentada por otro lado, una mujer admirable, que siempre conservó la serenidad hasta en los momentos más duros y difíciles. Ha estado en tres actividades diferentes durante la mañana, y aun así tiene una sonrisa de cálida bienvenida para todos los asistentes.

Finalmente, sentada entre personas amigas, otra mujer valiente. Valiente y admirable. Tanto que no hay palabras adecuadas para describirla. El resto es silencio.

Desde algún lado, dos tocayos lo miran todo.

Orgullos...
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Isobel leyó la versión de Verde que salió en Rammenas y escribió un post al respecto.



jueves, 14 de octubre de 2010

Amarillo

Había una vez un carro amarillo. Había venido directamente de Alemania, en un tiempo en que Alemania se decía en plural y había que usar otras dos palabras para ser completamente precisos. El nombre del carro amarillo sonaba como a toro, y su modelo era un número y una letra.

Eran pocos los carros parecidos a este carro amarillo. Su orgulloso dueño lo compró nuevecito.

Hay que reconocer que no siempre fue amarillo. Antes había tenido un color incierto, más oscuro que un simple amarillo. Pero tampoco llegaba a ser anaranjado. Un avisado dijo alguna vez que el color era amarillo subido.

Tenía sus peculiaridades el carro amarillo. A veces se trababa al momento de tratar que la palanca se quedara fija en el retroceso. En esas ocasiones era inútil discutir con él: era cosa de levantar el capote, bajar del carro amarillo, buscar los engranajes respectivos y darles un jalón. Asunto arreglado. Pero eso no pasaba siempre. Dependía del buen humor del carro amarillo.

Otra peculiaridad era su bocina ronca y sonora. Es que al carro amarillo le gustaba destacar, no solamente por ser diferente a casi todos los carros que circulaban a su lado por las calles. También le gustaba destacar por su bocina ronca y sonora. Inconfundible, y nunca más escuchada.

Hasta que un día el carro amarillo se fue. En un momento de dificultad, se convirtió en un fajo de billetes. Otras manos lo manejaron. Otras manos aprendieron a conocer y a apreciar sus peculiaridades. Y a renegar de ellas también, seguramente.

Ojalá no se haya molestado el carro amarillo. Ojalá haya sabido entender que no fue fácil dejarlo partir.

Se le vio pocas veces después. Seguía siendo el carro amarillo con su placa llena de ochos. Y aunque tenía nuevas marcas, parecía que reconocía a quien lo miraba asombrado.

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1. El sitio web Rammenas ha publicado una versión en inglés del post Verde.
2. Imposible no emocionarse con las imágenes del rescate de los 33 mineros chilenos. Toda una hazaña de principio a fin. Bien por ellos, por sus familias, por todos los que participaron en el más que asombroso rescate.

jueves, 7 de octubre de 2010

Domingo electoral

El domingo 3 de octubre, los peruanos elegimos a los alcaldes, regidores y presidentes municipales que asumirán sus nuevas funciones el 1 de enero de 2011.

La campaña ha sido realmente desgastante, disgustante y hartante. Al punto que existe mucho recelo sobre cómo será la campaña presidencial del próximo año.

Pero para eso falta.

Por lo pronto, ese domingo electoral me dejó un buen sabor. Tuve la idea de ir a votar relativamente temprano. A eso de las 10:30 am... por eso lo de relativamente temprano.

Experiencias pasadas me hacían temer largas colas y desorden. Por eso, me sorprendió no encontrar nada de eso. Todo lo contrario. Ubiqué mi mesa de sufragio muy rápido, gracias a un clarísimo cartel ubicado en la entrada del colegio. Llegué al salón donde estaba ubicada mi mesa. No había cola. Voté en menos de 2 minutos. De ahí fui al baño a tratar de limpiarme un poco la tinta indeleble con que nos manchan el dedo. Otra cosa sorprendente: el baño estaba limpio. Otros años... mejor no detallar cómo lo encontraba.

No sé cómo habrá sido con otras personas, pero al menos mi experiencia fue buena esta vez.

He sido miembro de mesa más de una vez. Es uno de los pocos sorteos en los que no me gusta ver mi nombre. Pero debo admitir que una vez en el sitio, la experiencia es aleccionadora. Hasta divertida por momentos. De todas maneras, considero que luego de tres veces como miembro de mesa, dos de ellas como presidenta (la primera en pleno tiempo en que los chicos malos hacían de las suyas), es momento de darles la oportunidad a otros.

El día estaba como me gusta: frío y húmedo. Decidí regresar caminando. La foto que acompaña este post es de mi camino de regreso, en la vía peatonal de la Av. José Pardo. Calles tranquilas, sin aglomeraciones.

Dos reflexiones finales y una alegría.

Los limeños nos hemos portado como si las elecciones solamente se refirieran a Lima. Casi nos hemos olvidado de que esto era un proceso a nivel nacional. No es nada justo para con los peruanos que viven fuera de la capital.

Es bueno siempre confirmar el lugar de votación. Esta vez fusionaron muchas mesas, y era muy fácil averiguarlo en la página web del ente rector de nuestras elecciones. Fue mi caso, pues mi mesa se había fusionado y terminó incluida en otra. Mucha gente no hizo la verificación. Se confió en eso de "voto en el sitio de siempre" y tremendo chasco se llevaron cuando no encontraron su mesa en el lugar de siempre. A esas alturas, ponerse a buscar es de locos.

Finalmente, el candidato de mi distrito no fue reelecto.
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1. Les invito a leer mi post sobre el tema publicado en Global Voices, en inglés y en castellano.
2. Hoy me desperté con la primicia de que Mario Vargas Llosa es el Premio Nobel de Literatura 2010. Una excelente noticia para el Perú y la literatura en castellano en general. Ver mi post en Global Voices, en inglés y en castellano.