viernes, 26 de febrero de 2010

Cuando no es una es otra...

Ahora que por estos lares estamos a punto de iniciar un nuevo año escolar, los medios de comunicación nos saturan con notas y recomendaciones de cómo hacer una lonchera saludable, qué incluir y, sobre todo, qué excluir.
Entonces vienen los términos grasas trans, grasas polinsaturadas, grasas saturadas, grasas hidrogenadas. Grasas en casi todos los tamaños, formas y colores. Como para satisfacer el gusto de todos los clientes. Lo que nunca he visto es que expliquen a los ignaros qué son las grasas trans, polinsaturadas, saturadas, hidrogenadas y similares. Qué son y dónde están, para que las mamás puedan saber qué deben excluir de las loncheras de sus hijos.
Pero lo que fue una completa novedad para mí fue una lista que encontré hoy. Una lista de alimentos peligrosos. Lo novedoso es que su peligro no radica necesariamente en sus componentes. La lista original, en inglés, en la página web de la revista Time.
A continuación, indico algunos de los que llamaron mi atención.
1. El hot dog: pero no por ser embutidos ni por tener no sé cuál de los tipos de grasas. No... Los hot dogs son peligrosos por su forma, porque pueden provocar que los niños se atoren al comerlos. La Academia de Pediatría de Estados Unidos ha recomendado que sean rediseñados.
Mi generación creció comiendo este embutido en muchas formas. Creo que todos recordamos las queridas salchipapas. Nunca he sabido de nadie que se haya atorado por culpa de su forma.
2. Las hojas verdes: a pesar de haber pasado mi vida oyendo que hay que comer verduras, ahora resulta que las hojas verdes como la lechuga, la col y la arúgula son potencialmente peligrosas porque pueden no estar bien lavadas.
O sea que porque hay personas que no tienen tiempo, o ganas, de lavar las hojas verdes antes de comerlas, ya no podremos disfrutar de una ensalada César.
3. El atún: debido a sus altos niveles de mercurio, ahora deberemos mirar con desconfianza cuando nos ofrezcan una apetitosa causa limeña.
4. La yuca: si no está bien preparada puede producir cianuro, un componente mortal que puede envenenar a quien lo consume.
He leído muchos libros de Agatha Christie, pero nunca me imaginé que matar fuera tan fácil como comer una yuca.
5. El café: no por la cafeína, sino porque uno se puede quemar el cuerpo si está muy caliente y lo derramamos encima de nosotros. El café no es una bebida que yo tome, pero si el argumento para su peligro es la temperatura, habría que incluir a la leche (eso si me molestaría, y mucho), el té y todas las infusiones que se les pueda ocurrir.
O sea que porque alguien fue torpe y derramó su café, mi amiga del blog Coffeewallah no podrá disfrutar de su preciada bebida.
Bueno, parece que cuando una sociedad se desarrolla y ya no tiene que preocuparse por cosas intrascendentes como alimentar a los niños cuando tienen hambre es que surgen estas importantísmas listas que todos los demás debemos seguir sin chistar. Total, es por nuestro bien y tenemos que agradecerles.
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A través de mis amigos Esteban y AleMamá, hago llegar un saludo a todos los chilenos en los momentos difíciles por los que están atravesando.

viernes, 19 de febrero de 2010

Para mentir y vender pescado...

Hace algunos meses, contaba de un episodio ocurrido en una tienda de autoservicio cuando intentaba comprar guindones (que es como llamamos en el Perú a las ciruelas pasas). La semana pasada, en la misma tienda, me pasó algo similar con el pescado tilapia.

Desde varios metros de distancia se divisaba un enorme cartel, con letras rojas sobre fondo blanco que decía: OFERTA - TILAPIA S/.5.99 KG. Exactamente debajo del enorme cartel, había varios trozos de tilapia.
Entonces, agarré una bolsa, un tenedor enorme de los que hay en los supermercados para estos fines, y metí cuatro trozos de pescado en la bolsa. Se lo entregué a un amable señor para que lo pesara, y cuando me devolvió la bolsa vi en la etiqueta que el precio era cerca de S/.20, por poco más de medio kilo de pescado. Aunque no suelo hacer las cuentas tan rápido, algo no me cuadraba. Volví a ver la etiqueta buscando el precio por kilo, y vi que era de S/.32.
Regresé para reclamarle al señor y a preguntarle por qué me salía un precio tan alto. De acuerdo al precio del cartel, mi compra no debía ser mayor a los cinco soles. Entonces me dijo: "ah, es que el precio de la oferta es para la tilapia entera y la que está acá ya está limpia y cortada en filetes". Cuando le pregunté dónde estaba la tilapia entera, no me supo contestar. La verdad, no había a la vista ningún pescado entero, sin cortar.
Dejé la bolsa ya pesada a un lado. No la llevé.
Retrocedí para ver bien si se me había pasado ver que la oferta se refería a la tilapia entera y no a la cortada. Pero en el cartel solamente decía OFERTA - TILAPIA S/.5.99 KG. Quise tomarle una foto para incluirla acá, pero las cabezas de otros compradores no me dejaban tener una imagen completa del cartel.
Dos episodios similares en la misma tienda. Como para pensar que no es casualidad.

jueves, 11 de febrero de 2010

Frases memorables

Frases oídas en películas o novelas, de las que no necesariamente todas son igualmente memorables.

Gratis es muy caro.
Anita en Presencia de Anita.

Sacaré a mi ego a dar una vuelta.
Nick Ferrante en An affair to remember.

Hijo, cuando sea grande quiero ser como tú.
Elena Roitman en Vale todo.

No soy el hijo menor. Soy el que nació al último.
Alejandro Makantasis en Cenizas del paraíso.

Personas ordinarias bajo presión extraordinaria.
Lowell Bergman en The insider.

Volé muy alto con alas prestadas.
Carl Van Doren en Quiz show.

Solamente quien ha llorado entiende las lágrimas ajenas.
Voz en off en Nada.

40 años de amor. Flor de slogan.
Rafael Belvedere en El hijo de la novia.

Nadie es perfecto.
Osgood Fielding III en Some like it hot.

Un día a los 33 años, me desperté y me di cuenta de que nunca habia tenido 23.
Thomas Sullivan Magnum en Magnum. P.I.

Tú tienes un lujo. El lujo de no saber todo lo que yo sé.
Coronel Nathan Jessep en A few good men.

Señorita Jean Louise, señorita Jean Louise, póngase de pie. Su padre está pasando.
Reverendo Sykes en To kill a mockingbird.

martes, 2 de febrero de 2010

"No hay sistema"

Cuántas veces nos ha pasado: vamos a alguna entidad a hacer algún trámite, entramos al sitio y vemos que no hay cola. Lo que parece ser el preludio de una gestión rápida y agradable se convierte en frustración cuando desde la ventanilla nos informan: "no hay sistema". La experiencia me ha enseñado que me debo preocupar cuando veo que no hay colas delante de una ventanilla.
No importa que sea una entidad pública o privada. El "sistema" no hace discriminaciones. Se va sin hacerse el más mínimo problema.
Hace más de un mes, me demoré casi una semana completa en obtener una partida que necesitaba para un trámite. La razón era que no había sistema. Durante cuatro días, recorrí cuatro oficinas diferentes del Registro Nacional de Identificación y del Estado Civil (Reniec), en cuatro distritos diferentes de Lima, a razón de una oficina por día. Las cuatro veces obtuve la misma respuesta: "no hay sistema".
Obtener una partida toma más o menos 5 minutos, sin contar el tiempo de espera. Sin contar tampoco lo que demore hacer el pago de la tasa respectiva que también son otros cinco minutos... sin contar el tiempo de espera hasta llegar a la ventanilla. Pero aun así son lapsos tolerables. Pero cuatro días para sacar una partida es un plazo que supera todas las expectativas, y eso que yo ya tenía en la mano el comprobante de mi pago.
La falta de sistema en los bancos es otro clásico. Lo peor es cuando el sistema se va justo cuando a uno lo están atendiendo, después de una larga espera. Además, nunca se sabe cuánto va a demorar el famoso sistema en regresar.

La próxima vez que me digan eso de "se fue el sistema", preguntaré "¿a dónde se fue?" y a ver si lo puedo alcanzar en donde sea que esté y convencerlo de que regrese.