Cuando alguien viaja a Brasil, es usual que traiga de recuerdo una o varias cintas de diferentes colores con la inscripción Lembrança do Senhor do Bonfim da Bahia. Nunca he estado en Brasil (al menos hasta ahora, espero que ese hecho cambie), pero conozco estas cintas.
Dicen que la cinta tiene que ser regalada, que uno mismo no puede comprársela. Dicen que hay que amarrarse una cinta alrededor de la muñeca, formulando un deseo a la vez que un tercero hace los nudos. Dicen que hay que dejar que la cinta se caiga sola y que eso pasa cuando se han cumplido los deseos formulados.
Resulta que durante la Cumbre de Medios Ciudadanos de Global Voices, que se realizó en Santiago de Chile, muchos de los colaboradores de la comunidad tenían esas cintas. Por alguna razón, falta de curiosidad tal vez, no pregunté quién las entregaba ni dónde las habían conseguido. Así que me quedé sin cinta.
En realidad, después ni siquiera recordé el asunto.
Hasta que hace pocos días empezaron a llegar los mensajes de correo electrónico de los asistentes a la Cumbre, donde muchos de ellos anunciaban que se les había caído su respectiva cinta y que esperaban que su deseo se cumpliera pronto. Otros decían que sus deseos ya habían empezado a cumplirse. Otros que seguían esperando.
Yo contesté que a mí no me habían ofrecido una de esas cintas. Creo que debí decir que no me tomé la molestia de buscar que me ofrecieran una. Sea como sea, la cosa es que sentí que me estaba perdiendo parte de la diversión.
Hasta que tuve un nuevo encuentro con la dimensión desconocida. Buscando algo, abrí un cajón que abro todos los días. Y ahí, encima de todas las cosas que estaban en el cajón que abro todos los días, había una cinta amarilla (aunque sin viejo roble a la vista), un recuerdo del Señor de Bonfim de Bahía. No sé cómo ni cuándo llegó ahí, pero puedo asegurar con total certeza que el día anterior no la había visto. Lo que no puedo asegurar con total certeza es si el día anterior había estado ahí sin que yo la notara.
Ahora, tres nudos están en mi muñeca izquierda. Si me veo en la situación de algo muy formal, la puedo esconder con mi reloj. Es cuestión de esperar que lleguen los tres deseos.
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Dicen que la cinta tiene que ser regalada, que uno mismo no puede comprársela. Dicen que hay que amarrarse una cinta alrededor de la muñeca, formulando un deseo a la vez que un tercero hace los nudos. Dicen que hay que dejar que la cinta se caiga sola y que eso pasa cuando se han cumplido los deseos formulados.
Resulta que durante la Cumbre de Medios Ciudadanos de Global Voices, que se realizó en Santiago de Chile, muchos de los colaboradores de la comunidad tenían esas cintas. Por alguna razón, falta de curiosidad tal vez, no pregunté quién las entregaba ni dónde las habían conseguido. Así que me quedé sin cinta.
En realidad, después ni siquiera recordé el asunto.
Hasta que hace pocos días empezaron a llegar los mensajes de correo electrónico de los asistentes a la Cumbre, donde muchos de ellos anunciaban que se les había caído su respectiva cinta y que esperaban que su deseo se cumpliera pronto. Otros decían que sus deseos ya habían empezado a cumplirse. Otros que seguían esperando.
Yo contesté que a mí no me habían ofrecido una de esas cintas. Creo que debí decir que no me tomé la molestia de buscar que me ofrecieran una. Sea como sea, la cosa es que sentí que me estaba perdiendo parte de la diversión.
Hasta que tuve un nuevo encuentro con la dimensión desconocida. Buscando algo, abrí un cajón que abro todos los días. Y ahí, encima de todas las cosas que estaban en el cajón que abro todos los días, había una cinta amarilla (aunque sin viejo roble a la vista), un recuerdo del Señor de Bonfim de Bahía. No sé cómo ni cuándo llegó ahí, pero puedo asegurar con total certeza que el día anterior no la había visto. Lo que no puedo asegurar con total certeza es si el día anterior había estado ahí sin que yo la notara.
Ahora, tres nudos están en mi muñeca izquierda. Si me veo en la situación de algo muy formal, la puedo esconder con mi reloj. Es cuestión de esperar que lleguen los tres deseos.
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¿Por qué los jeans azules vienen cosidos con hilo anaranjado? ¿No sería más lógico que se usara hilo azul?
Son muy simpáticas y yo no tenía idea de tantas reglas para usarlas. Las consideraba un lindo recuerdo o amistad, poco más.
ResponderEliminarEspero que tus deseos se cumplan con o sin esas cábalas.
Oye, ¿habrá quién se obsesione con algo así? se ve cada cosa.
Besos
Creo que el hilo naranja y la ya desaparecida etiqueta naranja se usaba para diferenciar todos los jeans que no habían sido fabricados en la planta original de LeVI'S en San Francisco que tenian etiqueta roja. Hoy todo es un pan con mago, etiqueta roja e hilo naranja.
ResponderEliminarRecuerdo que hace unos 18 años mas o menos, fui a Chile y un amigo me dijo - Mira esos libais - y yo mira por todos lados y no tenia idea de que me estaba hablando de los levis que tenia en frente y que en Lima siempre habíamos pronunciado mal.
Si sabía sobre las cintas en la muñeca, núnca estuve en Brasil, tu tío Javier viajó muchas veces a Brasil y tu primo trabajó dos años en ese país, les pedía las famosas cintas y se burlaban de mi,diciendo que eran una tonteria.
ResponderEliminarAún espero tener una de esas cintas y sus famosos nudos. La historia sobre las cintas es así como la cuentas. ¿Cómo llegó a tu cajón la que encontraste?, eso si es !un misterio por resolver!.
Me gustó,el recordar las cintas.
Cariños.
Como dice Alemamá, repito: Que tus deseos se cumplan, si es con la cinta amarilla, mejor todavía.
ResponderEliminarEstoy segura de que se te cumplirán, no sé si por los nudos. De hecho ya se te cumplió el de tener la cinta que misteriosamente llegó a ti.
ResponderEliminar2. Alguna vez encontré un jean cosido con hilo azul y me lo compré sin importar cómo me quedaba. solo porque nunca me gustó lo del hilo amarillo.
Luego preguntando descubrí que le hilo azul, por el tinte, tiende a ser menos resistente. El amarillo que usan en todos los jeans, negros y azules, es más resistente normalmente. Me lo dijo un amigo que estaba en ese negocio.
Hola Gabriela:
ResponderEliminar¡Eso si que es magia!
En buena hora, si se trata de la generación de ondas positivas.
Un beso.
Hola Gabriela:
ResponderEliminarEso de las cintas se da también en otros lugares... Si vas a Zaragoza, te dan una con la longitud de la imagen de la Virgen, si vas a Lourdes, otra de revuerdo...
El consumismo se generaliza en nuestra sociedad globalizada...
Que tengas un feliz fin de semana, con o sin cinta...
Si AleMamá, se va cada cosa... Por acá tenemos un dicho: siempre hay un roto para un descosido.
ResponderEliminarY además todas las marcas han imitado lo del hilo anaranjado, Martín.
No sé cómo llegó la cinta al cajón, Maricarmen. Lo más curioso es que es un cajón que abro casi todos los días.
Cinta amarilla sin viejo roble, ¿no?
No tenía idea de ese dato de los hilos anaranjados, Renata.
Esperemos que sea todo positivo, Esteban. Y si, parece magia.
Aparentemente Luis, son cintas universales.
La verdad que si apareció sin que te dieras cuenta , se te cumplirán más rápido seguro !!!
ResponderEliminarPasate por mi blog de premios que hay algo para vos .No se si aceptas premios .
Un beso , cuidate .
Nancy
Yo no tenía ni idea. Cada día se aprende algo nuevo :)
ResponderEliminarQue se te cumplan todos tus deseos (con o sin cintas, jeje)
Un abrazo,
Cati
Gracias por el premio, Nancy.
ResponderEliminarA ver si la cinta les da un empujoncito a los deseos, Cati.
jajajaja genial!!! pues mira, cuando se te cumplan esos deseos, puedes enviarme regalada esa cinta aquí a mi casa, porque tengo varias peticiones jajajaja
ResponderEliminarLo que sí es que complicada cinta, muchas reglas para usarlas :D
abracitos. Hilda
A mi si no me ligó una de esas cintas amarillas... ni con magia1 jajaja. Saludos.
ResponderEliminarHola burnas tardes yo tenia una puesta y en este momento se acaba de caer.me quede sorprendida puesto que los nudos estaban bien .espero mis deseos se cumplan pronto
ResponderEliminar..saludos