Ciertamente, es muy difícil borrar aquello en lo que has creído tu vida entera. Y paso a explicar algunos de las cosas en las que he creído mi vida entera.Hay un mito que ha pasado de generación en generación en Corea. La “muerte por ventilador”. Si te duermes con un ventilador [prendido] en un cuarto hermético, puedes morir. Cuando era niña, los adultos que me rodeaban siempre me advertían que no debía cerrar la puerta y dejar el ventilador prendido mientras dormía porque podría morir. Es como una historia de terror de verano. A veces en el verano los periódicos informan que alguien murió en una habitación hermética y que había un ventilador prendido cerca de la persona. Cuando crecí, amigos – no coreanos – se burlaban de mi creencia y llegué a dudar de que podría no ser posible.
Wiki mencionó ‘muerte por ventilador’ como una leyenda urbana que se originó en Corea del Sur, y los bloggers hablan sobre la leyenda.
Pero es difícil borrar aquello que has creído tu vida entera.
La tía Angelita contaba la historia de un hombre que alguna vez tomó ciertas sales digestivas efervescentes, de las que vienen en pastillas que hay que disolver en agua, pero como las tomó antes de que estuvieran totalmente disueltas "en la noche lo estaban velando". Ella lo contaba así, y ya sabemos lo impresionables que son los niños a los cuatro o cinco años, que era la edad que yo tenía.
Muchos años han pasado, mucha agua ha corrido por debajo del puente, pero a mí me sigue dando miedo tomar cualquier tipo de sales digestivas. Cuando mi mamá se enteró de la razón de mi negativa a tomarlas, me contó que la historia real fue que el hombre ni siquiera intentó disolver la pastilla, sino que se la tragó directamente con la idea de que la efervescencia se produciría en su estómago sin tener que esperar, esperar y esperar. Que nada tiene que ver con las otras sales, las que vienen en polvo y que si el polvo queda bien disuelto nada va a pasar. Pero nada. Me sigo negando a tomar toda clase de sales digestivas.
A mediados de los años 70, cuando yo era muy chica, hubo en Lima un terremoto muy fuerte. Lo recuerdo como si lo estuviera viviendo, y en verdad ese no es uno de mis recuerdos más felices de la infancia. Lógicamente, ese terremoto tuvo varias réplicas, y una de ellas empezó en el preciso instante en que yo golpeaba fuertemente la puerta del baño pidiendo a mi querida Cami que saliera a jugar conmigo. En ese momento, sentí que la réplica había sido consecuencia de mi violenta forma de tocar la puerta del baño. Racionalmente, sé que no es así... pero desde entonces no puedo escuchar que golpeen ninguna puerta fuertemente, pues siento inmediatamante el miedo de que todo va a empezar a temblar.
Nunca había oído el mito de la muerte por ventilador, pero entiendo perfectamente que haya coreanos que durante el verano prefieran no dormir con el ventilador prendido y las puertas cerradas. Ni siquiera con el ventilador apagado.
Son sensaciones de las que uno no puede desprenderse. No importa cuántos años tengas, no importa cuánto tiempo haya pasado, no importa que racionalmente sepas que nada va a pasar, no importa lo que otros te digan... es muy difícil borrar aquello en lo que has creído tu vida entera.
Seguramente más de uno tiene creencias como estas, de las que están fuertemente arraigadas en algún lugar del subconsciente, tan profundamente arraigadas que ya ni sabríamos cómo librarnos de ellas, a tal punto que dejamos de hacer algunas cosas de puro miedo.
Yo siempre le tuve terror a las historias del padre Urraca (seguro era aficionado a los ampays).
ResponderEliminarNi siquiera se si me las contaron bien, solo imaginar que se puede aparecer el diablo así nomás de la nada. Yo no tengo al fe para atravesar paredes ¿que hago entonces? Me tapo con la sabana y me quedo dormido.
No eres el único. Alguna vez me dijeron que si mirabas por encima de tu propio hombro al mirarte el espejo podías ver la cara del diablo. Es por eso que casi no me miro al espejo, y esto no lo incluí en el post porque recién lo recordé al leer tu comentario.
ResponderEliminarMuerte por ventilador ..... Yo imaginé el ventilador de techo y al miedo de que, por el movimiento, sus paletas se desprendieran hiriendo (¿de muerte?)a alguien. No imaginé que el miedo surgiera, como se sugiere, por la ¿corriente de aire?. El miedo al desprendimiento de las paletas, es uno que sin duda yo si tengo.
ResponderEliminarmuy bueno tu post!
ResponderEliminarAl comienzo, Inés, también creía que se refería a esos ventiladores en el techo. También me da miedo que se desprendan y caigan sobre las personas que están cerca. Lo pintoresco fue que se refería a las corrientes de aire...
ResponderEliminarGracias Marta, siempre tan amable.
Me pasa lo mismo que a Inés, en todo caso mi miedo sería a que de tanta vuelta se afloje y se caiga encima de uno, pero por el aire? es realmente extraño.
ResponderEliminarEstuve pensando y creo no tener ningún miedo de niña e imagino que debe ser porque mi mamá siempre se preocupó de no asustarnos con ninguna historia y les advertía a las empleadas que ni se les ocurra asustanos con la oscuridad, ni nada y menos con el tunchi...es la las chicas que han trabajado toda la vida en mi casa son de la selva :)
Acá en Bs As hay muchas que me causan gracia, pero la más es que si comes sandía con vino te mueres ...por qué?? nadie lo sabe...a lo más te dará un dolor de estómago de aquellos.
Hola, mucho gusto, bueno dormir con el ventilador prendido si que es muy peligroso, y no es un mito, pude dar neumonia,
ResponderEliminar¿Sandía con vino y en la noche te están velando, como decía mi tía Angelita? Esa no la sabía.
ResponderEliminarLo del tunchi, lo conozco, aunque no constituye gran miedo para mí.
Claro Gluis, pero el hecho es que el miedo a que se refiere la blogger coreana no tiene mucho que ver con neumonía precisamente, sino con la combinación de calor con el aire en un cuarto hermético.
Gracias por la visita.
Mi mamá decía que nunca hay que bañarse inmediatamente después de estar bajo un sol ardiente. Ella contaba que eso le pasó a una estudiante luego de un desfile escolar, en una mañana especialmente calurosa: regresó a su casa, se bañó y "en la noche la estaban velando".
ResponderEliminarMi mamá era un caso muy especial, tenía terror de sólo escuchar el nombre de "ASPIRINA", el trauma lo tenía desde los 11 años, ella era la última de dos hermanas, la mayor que en esa época tenía 15 años, estaba a un mes de su matrimonio con un médico, una noche regresó del cine con un terrible dolor de cabeza, su novio sacó de su maletín una "aspirina", mi abuelita le dio un vaso con agua y le dijeron que se la tomara, el novio le dijo descansa que mañana ya estaras muy bien, se fue a dormir y al día siguiente la encontraron MUERTA, dice mi mamá que parecia dormida, estaba con la cara caliente y por la nariz le salian dos hilos de sangre.
ResponderEliminarMi madre dice que ella estaba "en esos días" y que la famosa aspirina le hizo que la sangre se le subiera a la cabeza y que eso la mató.
Cuando ella lo contaba y nos hacia jurar que núnca tomaramos aspirina, yo le creía lo que ella decía, murió sin saber que con el correr de los años, tanto Javier como yo tomabamos aspirina todos los días, estoy segura de que lo que mató a mi tía fue un aneurisma.
Durante muchos años yo no tome aspirina, para el dolor de cabeza que eran frecuentes tomaba......, y ni hablar de las gaseosas normales, yo tomaba PASTEURINA, desde niña mi padre decía que la única que no hacia daño era esa.
El terror que tenía mi madre a los asensores era patológico, decía que trituraban y prefería subir 20 posos por las escaleras, Javier su querido yerno al que quería mucho trataba de quitarle esa fobia, pero núnca lo logró, cuando ibamos a su oficina que está en el piso 14, ella subia por las escaleras y yo por el asensor pero con el miedo que aún tengo de que no termine de entrar y se cierre, se rien los que van conmigo, yo hago que sujeten la puerta mientras entro corriendo, es una prueba de que lo que escucha desde niña deja una marca en nuestra computadora cerebral.
estudios que se han hecho muestran que la aspirina adelgaza la sangre posiblemente ella se le rompió una vena y se desangro
EliminarEn los lugares de sierra y selva exite el miedo a bañarse en la tina cuando hay una tempesta con rayos, truenos y relampagos, una amiga de mi epoca de universitaria, cuando vivia en una pensión de monjitas, me contó que un día de tempestad en Iquitos, al llegar del colegio a su casa encontró muerta a su mamá dentro de la tina, un rayo la había matado.
ResponderEliminarEn Huancayo mi querido terruño, teníamos terror de contestar el teléfono,cuando había descargas eléctricas, decían que había personas que se habían muerto al estar con el teléfono en la mano, que eso atraía los rayos.
No se que de ciuerto sea, pero por yo no contestaba el teléfono cuando llovía, por temor a morir.
Gracias a Dios que en Lima no tenemos ese problema.
Solo mi terror a los temblores.
Hey!! recuerdo haber tomado de chico una pastilla efervescente como si fuera algo para chupar, era grande, una d esas Alka Seltzer creo y d pronto sentí burbujas en la boca, m asusté y m la pasé.. y luego sentí cosquillas en el estomago, pero d morirme nada, jajaja.
ResponderEliminarA una amiga su mamà le decìa: no camines pegada a la pared, porque se abre una puerta y te jalan para adentro. Ni camines pegada a la pista porque pasa un carro, se abre la puerta y te meten al carro. Asì que no se sabìa por donde caminar.
ResponderEliminarAl entrar a un ascensor siempre me fijo que el ascensor este ahí para no entrar a una caja vacía. Deben ser rezagos de una película de terror que no vi que se llamaba, precisamente, "El ascensor".
ResponderEliminarLo de las tormentas eléctricas no lo conozco, acá en Lima no las hay.
He leido el comentario de tu mami (Lina) sobre como caminar en la calle, "ESA AMIGA SOY YO", recuerdo que estaba recien llegada de Huancayo, como se dice "recién bajadita", había estado interna en colegio de monjas, criada con una mamá que era padre y madre, quedó viuda a los 24 años y era super chapada a la antigua, decia que mi inocencia era tan grande que podía pasarme cualquier cosa. Su principal recomendación fue la que tu mami recuerda, ya puedes isuponer como eran nuestros recorridos por las calles de Lima, ella tan buena como siempre tenía una gran paciencia y me decia, no te va pasar nada. !QUE MONGA Y BOBA!, ahora me rio recordando esa época, que me la revivió el último comentario.
ResponderEliminarAsí es mi querida madrina, eres tú... pero por protegerte tu nombre fue omitido.
ResponderEliminarAhora que te has descubierto, no hay razón para ocultarte.
Muy bueno tu post, me trajo recuerdos. Yo tampoco conozco la muerte por ventilador pero coincido totalmente contigo, cuando algo te impacta es muy difícil de borrar.
ResponderEliminarMi abuelita decía que si comías agua con galletas te salian lombrices en el estómago. Sé perfectamente que los seres vivos no salen de la materia inerte como podría ser el agua y la galleta, pero hasta la fecha el solo imaginar los gusanos en mi estómago, me hace preferir leche para mis galletas.
Por otro lado, no recuerdo porqué pero debió impactarme lo suficiente para que ni de chiste me vea en un espejo cuando es de noche. De día sí, pero de noche, jamás!!
Saludos desde México. Hilda
Siempre son las abuelitas, o las tías viejitas como en mi caso, las que generan esos miedos.
ResponderEliminarMe tranquiliza saber que no soy la única con miedo a mirarse en un espejo.
Gracias Hilda.
Gabriela, I wish desperately that I could understand Spanish. I would like to review your blog as well. I shall try my best to translate but may not comment as I might not have a full understanding of the articles.
ResponderEliminarNo necesariamente es un miedo pero si esos temas que se te fijan desde niña... yo no puedo comer quinua... recuerdo claramente que era la comida que le dábamos a estos tipicos pollitos con los que regresábamos a casa después de una kermess cuando éramos niñas. Para mi, digan lo que digan, la quinua siempre será comida de pollitos!
ResponderEliminarA los que entiendan inglés, les invito a leer el blog de Mariyah. Yo lo descubrí ayer y he quedado fascinada.
ResponderEliminarClaro que recuerdo esos famosos pollitos, Claudia, víctimas inocentes de todos los niños que asistían a las kermesses. Una vez en casa, los pobres no duraban ni una semana.
For me this is walking under a ladder or raising an umbrella inside. Superstitions. They are ingrained in our subconscious, I think. Very hard to ignore...it is difficult to move against them.
ResponderEliminarHola Gabriela:
ResponderEliminarAcerca de las creencias que se arraigan en nuestro espíritu desde cuando las escuchamos de niños, yo todavía creo que a los bebés los trae la cigüeña desde París.
¿O acaso no es así?
Cariños.
Qué bueno verte de vuelta, Esteban.
ResponderEliminarFrancis P. Church le dijo a Virginia O'Hanlon: "sí Virginia, existe Santa Claus". Y de la misma manera en que el mundo sería sombrío si no existiera Santa Claus (o Papa Noel como lo llamamos por acá), sería igual de sombrío si las cigüeñas no trajeran a los niños desde París.
Gracias por la visita y bienvenido de nuevo a la blogósfera.
¿En pleno siglo XX y todavía siendo supersticiosos? ¡Por favor!
ResponderEliminarNadie ha mencionado supersticiones. El título habla de miedos atávicos. Además, creo que hace 9 años que estamos en el siglo XXI.
ResponderEliminarSaludos.
hola yo llevo meses durmiendo con mis hijos de 7 años y mi ñiña de 18 meses con el ventilador fijo prendido toda la noche y no sabía que eso fuera malo
ResponderEliminartengo meses durmiendo con el ventilador dijo toda la noche voy a morir
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