Por lo menos una vez en la vida, todos hemos sucumbido a la tentación de llenar un álbum de figuritas, como llamamos en el Perú a lo que en otros países se conoce como álbum de cromos. Aunque es casi una actividad de tiempos escolares, el último álbum en el que me enfrasqué fue hace unos diez años, algo después de haber terminado el colegio. Ahí estaba yo comprando figuiritas de Candy Candy, todo un ícono de mi generación, y lo más gracioso era que intercambiaba mis repetidas con la señora dueña de la tienda de la esquina de mi casa.
Recordé todo esto a raíz de la fiebre que he visto desatada por el álbum alusivo al Mundial de Fútbol Brasil 2014. La semana pasada estuve en una reunión de amigos, todos treintones y cuarentones, hablando de las figuritas que les faltaban, de cuántas repetidas tenían y de cómo intercambiaban con otros coleccionistas esas repetidas. Uno de ellos llegó a decir que pensaba comprar el álbum ya lleno y los demás saltaron respondiéndole que la gracia de todo el asunto era llenarlo, figurita a figurita, y no comprarlo completo.
Los recuerdos fueron más lejos en el tiempo, no me quedé solamente en el álbum de Candy Candy. Mi caprichosa mente me llevó a una época algo más lejana, de cuando apareció el álbum "El porqué de las cosas" que mi hermano mayor, el sabedor de todas las cosas, juntaba con devoción. Recuerdo que cada figurita tenía una pregunta en la parte delantera y la respuesta estaba en el recuadro correspondiente en la página del álbum en donde correspondía. Eran preguntas de varios temas, del tipo ¿por qué sale el arco iris?, ¿por qué nos duele la cabeza?, ¿por qué las jirafas tienen el cuello tan largo? y muchas más de ese estilo.
Cuando ya le faltaban muy pocas para completar el álbum, después de haber agotado todos los intercambios posibles en el colegio, cuando comprar figuritas nuevas significaba llenarse de más repetidas y muy pocas nuevas, mi mamá optó por ir al mercado de Jesús María y buscar ahí a alguien que vendiera las figuritas sueltas y que diera la posibilidad de escoger solamente las faltantes.
Recuerdo que encontramos un muchacho que tenía una caja con las figuritas muy bien ordenadas y, lista en mano, mi hermano le iba pidiendo los pocos números que le faltaban y el muchacho se los entregaba sin la menor demora. Así fue hasta que llegaron a la figurita n°50.
El muchacho no la tenía.
Mi hermano la había perseguido sin éxito desde hacia semanas en sus intercambios en el colegio. El muchacho preguntó a uno de sus colegas. Tampoco tenía la esquina figurita n°50. Recurrieron a un tercero, con igual suerte.
Al final no recuerdo si logró consiguió el elusivo cromo que yo había visto en otros álbumes bien puesto en su lugar. Lo que sí recuerdo es que esa página estaba con un recuadro sin llenar, como un lunar en una galería colorida y diversa.
Recordé todo esto a raíz de la fiebre que he visto desatada por el álbum alusivo al Mundial de Fútbol Brasil 2014. La semana pasada estuve en una reunión de amigos, todos treintones y cuarentones, hablando de las figuritas que les faltaban, de cuántas repetidas tenían y de cómo intercambiaban con otros coleccionistas esas repetidas. Uno de ellos llegó a decir que pensaba comprar el álbum ya lleno y los demás saltaron respondiéndole que la gracia de todo el asunto era llenarlo, figurita a figurita, y no comprarlo completo.
Los recuerdos fueron más lejos en el tiempo, no me quedé solamente en el álbum de Candy Candy. Mi caprichosa mente me llevó a una época algo más lejana, de cuando apareció el álbum "El porqué de las cosas" que mi hermano mayor, el sabedor de todas las cosas, juntaba con devoción. Recuerdo que cada figurita tenía una pregunta en la parte delantera y la respuesta estaba en el recuadro correspondiente en la página del álbum en donde correspondía. Eran preguntas de varios temas, del tipo ¿por qué sale el arco iris?, ¿por qué nos duele la cabeza?, ¿por qué las jirafas tienen el cuello tan largo? y muchas más de ese estilo.
Cuando ya le faltaban muy pocas para completar el álbum, después de haber agotado todos los intercambios posibles en el colegio, cuando comprar figuritas nuevas significaba llenarse de más repetidas y muy pocas nuevas, mi mamá optó por ir al mercado de Jesús María y buscar ahí a alguien que vendiera las figuritas sueltas y que diera la posibilidad de escoger solamente las faltantes.
Recuerdo que encontramos un muchacho que tenía una caja con las figuritas muy bien ordenadas y, lista en mano, mi hermano le iba pidiendo los pocos números que le faltaban y el muchacho se los entregaba sin la menor demora. Así fue hasta que llegaron a la figurita n°50.
El muchacho no la tenía.
Mi hermano la había perseguido sin éxito desde hacia semanas en sus intercambios en el colegio. El muchacho preguntó a uno de sus colegas. Tampoco tenía la esquina figurita n°50. Recurrieron a un tercero, con igual suerte.
Al final no recuerdo si logró consiguió el elusivo cromo que yo había visto en otros álbumes bien puesto en su lugar. Lo que sí recuerdo es que esa página estaba con un recuadro sin llenar, como un lunar en una galería colorida y diversa.
Siempre sucede lo mismo, seguramente es un artilugio para que la gente compre, compre, tratando de conseguir la faltante y que seguramente no existe. Yo coleccioné figuritas con ramos de flores, angelitos y las que "tenían brillantitos".
ResponderEliminarBesoss Gabriela
hoy desde
http://norma2-siempreesprimavera-norma2.blogspot.com.ar/2014/04/hoy-sabras-mas-sobre-elefantes.html
No, Norma, doy fe de que la figurita 50 existía. Yo la había visto en otros álbumes.
EliminarGabriela, também faz parte das memórias da minha infância os albúns de cromos que enchia com a maior paixão.
ResponderEliminarBeijo e boa semana
Es interesante ver que la costumbre también existe en Portugal, Nina.
EliminarA mi me paso lo mismo con una colección que hice, pero mi recuerdo es que justo ese cromo le faltaba a todos... O eso quizás fue lo que me pareció! Chi lo sa!
ResponderEliminarEso sí que me huele a error nada involuntario de los editores del álbum, Milena.
EliminarQue recuerdos, esos álbumes de naturaleza y vida. Ahora mi hijo colecciona de vez en cuando algo de futbolistas, creo que por el contagio de sus compañeros en el colegio ya que no es futbolero.
ResponderEliminarRecuerdo que existían mercadillos los domingos donde se acercaba uno a cambiar y comprar los que te faltaban para terminar la colección. Los tiempos cambian....
Besos.
Los tiempos cambian, Fernando, pero veo que en cuestión de álbumes y figuritas, las cosas son como siempre.
EliminarYo creo, efectivamente, que los editores de albumes de esos siempre dejan algunos nùmeros con poquìsimas copias y asì se convierten en el objeto deseado. Yo recuerdo uno que tenìa de actores y otro de futbolistas también, nunca completados. Pero lo que màs recuerdo es el de los Pokemon de mi hijo que por tener una figurita rarìsima de encontrar regalò su mejor juguete...
ResponderEliminarYo también lo creo, Chusa. No hay otra explicación para que tengamos diez iguales de una figurita y ni una de otra. Eso sí, yo he visto álbumes llenos, que es el resultado de una paciente tarea del coleccionista.
EliminarQué bueno es compartir los recuerdos de mejores tiempos, de pequeñas historias que nos llevan a tiempos ya pasados pero nunca olvidados.
ResponderEliminarPequeñas historias que después de haber estado muy bien guardadas, aparecen en nuestra memoria como si las estuviéramos volviendo a vivir, Acirema.
Eliminar¡Jo, Gabriela! Que buenos años me has hecho recordar... Candy, Candy!! Hacia mucho tiempo que no la oía nombrar.
ResponderEliminarRespecto a los álbumes siempre hay algún cromo del que se hacen pocas copias y a todo el mundo le falta.
Creo que yo el único álbum que terminé fue de la Barbie.
Jejejejeje (ni me acuerdo ya)
Candy Candy es un hito en el desarrollo de mucha gente. ¿Quién no ha derramado lágrimas ante la muerte de Anthony?
EliminarVer un albúm completo es una satisfación tremenda.
ResponderEliminarTodos hemos hecho ese cambalache de cromos. En Cácares nos íbamos a la Plaza Mayor los domingos con la lista y los repes, cuando conseguíamos uno que faltaba bricabamos de alegría...que buenos recuerdos!!
Buen miércoles.
Un beso.
Sí, era una maravilla conseguir una figurita que nos faltaba. A veces algunos la tenían varias veces repetida mientras que en nuestro álbum el cuadradito acusador estaba vacío.
EliminarÉ verdade, eu tinha um álbum e sempre faltava uma figura para terminar. Aqui os meninos vendiam caro, tinha umas que eu acho que nunca foram feitas, pois era impossível de encontrar. Que decepção quando vinham repetidas hahaha
ResponderEliminarBjos tenha um ótimo dia, não sei se ai é feriado no dia 1° de maio, aqui comemora o dia do trabalhor.
Ver repetidas era una verdadera y terrible decepción, Anajá.
EliminarSí, mañana es feriado acá también.
Ay. He visto el álbum que está llenando Marcela... y no tiene la figurita 50!
ResponderEliminar¡Nooo! Que la historia no se repita.
Eliminar:S
Candy candy!!! OMG era mi favorita también...mis hermanas y yo nos sentábamos cada tarde a llorar por candy candy y el amor verdadero! jajaj. En cuanto a los álbumes y las figuritas nunca los pude llenar completos siempre había una que era imposible encontrar...seguro era la 50.
ResponderEliminarUn Abrazo
iela
Seguro que todos los álbumes tienen su cuota de figuritas n°50, Iela.
EliminarBuen finde Gabri;)
ResponderEliminarUn beso
¡Gracias Laura!
EliminarDe todos, el álbum que recuerdo con más cariño es el de "La abeja Maya". Daban un sobrecito con unos cuantos cromos por cada cuatro yogures y yo los consumía como loca para poder conseguir más cromos. No recuerdo si conseguí completarlo o no, lo que sí sé es que han quedado grandes heridas colaterales... No soporto los yogures de sabores, jajaja
ResponderEliminarHubo un tiempo en que trabajé en una oficina de una famosa fábrica de galletas peruana. Comí tantas galletas de chocolate de una de sus marcas que desde ahí no puedo ni oler esas galletas. Casi como lo que te pasa con los yogures de sabores (que me encantan).
EliminarVeo lejanos mis recuerdos de algún álbum propio, Gabriela, pero me divierto con los esfuerzos que hace mi nieto Esteban, el más futbolizado, en las proximidades del Mundial brasileño.
ResponderEliminarOjalá la figurita n°50 no se cruce en su camino, Esteban.
EliminarYo recuerdo que en Panamá cuando yo era apenas una niña salió un album de figuritas de plantas que eran las etiquetas de la leche evaporada Ideal. La popularidsad llegó a tal punto entre la gente, especialemnte mujeres que tuvieron que poner personal donde estaban colocadas las latas para que la gente no arrancara las etiquetas y también recuerdo que hubo una figurita (de una orquídea) que fue la más buscada. Había señoras por todos los supermercados buscándola. :P
ResponderEliminarBesazo
Qué tal fiebre la que generó esa leche evaporada, Dolega. Espero que no haya habido incidentes en la cacería de etiquetas.
Eliminar¡Qué lindo recuerdo!, Gabriela. Agrego una anécdota personal. En San Jacinto, pequeño pueblo de Uruguay, en 1994 me convertí en "clasificador" de residuos, porque para llenar el albúm del Mundial había que conseguir envoltorios de alfajores. Comí muchísimos y recorrí el pueblo en bicicleta para conseguir completarlo. Tenía trece años entonces y el albúm es el único que logré completar hasta ahora.
ResponderEliminarYo creo que nunca logré completar ningún álbum, Martín. Seguro se acababa la venta antes de que los terminara.
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