Si yo fuera adolescente en estos días, definitivamente estaría más que furiosa con los guionistas de los programas que ellos consideran son para ese público, es decir, para adolescentes.
Primero, había un programa de hechura latinoamericana de cuyo nombre es mejor olvidarse que transcurría en un colegio. Supuestamente, eran las vivencias de un grupo de estudiantes de secundaria de un colegio que, asumo yo, ellos creen que es muy normal. Todos los chicos que actuaban ahí eran sobreactuados. En verdad, eran sobreactuadísimos hasta el hartazgo, con gestos y caras que yo jamás he visto en seres humanos comunes y corrientes. Además de eso, todos iban al colegio con unos uniformes escolares que más parecían ropa para un desfile de moda que prendas para ir al colegio. No tenían nada que ver con los grises uniformes que todos los escolares peruanos usamos durante muchos años hasta hace pocos años.
Eso no es todo. He dejado la parte más picante para el final. Los alumnos de ese colegio usaban conjuros de brujería para lograr sus fines. Y como por arte de magia (nunca mejor dicho), los personajes dejaban su forma original y pasaban a ser sapos, perros, lagartijas o alguna alimaña igualmente simpática.
Hablo en pasado sobre el programete este porque espero que su ausencia de las pantallas de televisión sea definitiva y que no se trate simplemente de un receso entre temporadas.
Ayer vi otro programa etiquetado también como juvenil. Venía este de una cadena estadounidense, debidamente doblado al castellano, donde lo único que quieren los chicos cuyas vidas ficticias se retratan acá es salir en televisión. Ese es su máximo logro y cometido y para eso son firmes creyentes y practicantes de que el fin justifica los medios.
Entre unos y otros se ponen unas trampas tremendas para lograr que otros y unos no cumplan con las citaciones que reciben para pasar las diferentes pruebas que determinarán si salen o no en televisión.
Antes de que alguien se pregunte por qué razón me dedico a ver estos bodrios televisivos, diré que del primer programa veía muy de vez en cuando sus dos minutos finales, mientras esperaba el programa que venía a continuación. El otro lo vi hace pocos días de casualidad, mientras escogíamos con Marcela algo para ver juntas. Menos de dos minutos más tarde simplemente cambié de canal.
Francamente, qué paupérrimo concepto tienen algunos de la mente adolescente. Ojalá dejaran de alimentarlos con programas como estos lamentables ejemplos que menciono. Tal vez ese supuesto público objetivo debería rebelarse de alguna manera ante tan grande subestimación a su capacidad intelectual.
Primero, había un programa de hechura latinoamericana de cuyo nombre es mejor olvidarse que transcurría en un colegio. Supuestamente, eran las vivencias de un grupo de estudiantes de secundaria de un colegio que, asumo yo, ellos creen que es muy normal. Todos los chicos que actuaban ahí eran sobreactuados. En verdad, eran sobreactuadísimos hasta el hartazgo, con gestos y caras que yo jamás he visto en seres humanos comunes y corrientes. Además de eso, todos iban al colegio con unos uniformes escolares que más parecían ropa para un desfile de moda que prendas para ir al colegio. No tenían nada que ver con los grises uniformes que todos los escolares peruanos usamos durante muchos años hasta hace pocos años.
Eso no es todo. He dejado la parte más picante para el final. Los alumnos de ese colegio usaban conjuros de brujería para lograr sus fines. Y como por arte de magia (nunca mejor dicho), los personajes dejaban su forma original y pasaban a ser sapos, perros, lagartijas o alguna alimaña igualmente simpática.
Hablo en pasado sobre el programete este porque espero que su ausencia de las pantallas de televisión sea definitiva y que no se trate simplemente de un receso entre temporadas.
Ayer vi otro programa etiquetado también como juvenil. Venía este de una cadena estadounidense, debidamente doblado al castellano, donde lo único que quieren los chicos cuyas vidas ficticias se retratan acá es salir en televisión. Ese es su máximo logro y cometido y para eso son firmes creyentes y practicantes de que el fin justifica los medios.
Entre unos y otros se ponen unas trampas tremendas para lograr que otros y unos no cumplan con las citaciones que reciben para pasar las diferentes pruebas que determinarán si salen o no en televisión.
Antes de que alguien se pregunte por qué razón me dedico a ver estos bodrios televisivos, diré que del primer programa veía muy de vez en cuando sus dos minutos finales, mientras esperaba el programa que venía a continuación. El otro lo vi hace pocos días de casualidad, mientras escogíamos con Marcela algo para ver juntas. Menos de dos minutos más tarde simplemente cambié de canal.
Francamente, qué paupérrimo concepto tienen algunos de la mente adolescente. Ojalá dejaran de alimentarlos con programas como estos lamentables ejemplos que menciono. Tal vez ese supuesto público objetivo debería rebelarse de alguna manera ante tan grande subestimación a su capacidad intelectual.
Sé de fuente fideligna que los programas de televisión, para que tengan éxito, se hacen para una mentalidad de 12 años. De ahí lo paupérrimo de la TV actual.
ResponderEliminarBesoss
Pues qué pésimo es el concepto que se tiene de la inteligencia de la pobre muchachada de 12 años, Norma.
EliminarEs bien sencillo Gabriela
ResponderEliminarTelevisión bruta = Electores brutos = Gobierno para brutos
Acá tienes otra
Televisión bruta= Consumidores brutos = Pagan lo que sea por ver a sus "estrellas"
Pésimo nivel de la TV de ahora
=(
Lo que es un terrible desperdicio de recursos, Renzo. Lamentable, pero es así.
EliminarHola Gabriela.
ResponderEliminarPor aquí ocurre algo muy parecido, las series juveniles de TV no son para nada reflejo de la realidad social juvenil española. Es triste que disfrute la sociedad con algo tan simple y precario.
Un abrazo.
Y que encima subestima su capacidad de pensar, Antonio.
EliminarLo peor es que en esas edades tan delicadas, se crean lo que ven...
ResponderEliminarMe gusta la idea que das de que se rebelen contra ese tipo de series que les atonta -atonta, en todos los sentidos-.
Feliz día Gabriela.
Por el bien de nuestro futuro común, espero que por lo menos alguno no llegue a atontarse con estos mamarrachos, Milena.
EliminarMe parece que la difercia está en el tope de edad que ellos ponen a la adolescencia.
ResponderEliminarY por curiosidad tienes cerca a algún adolescente para pregunarle su opinión?
Un abrazo
Le pedí opinión a una chica de 15 años y su respuesta fue que ve estos programas porque los chicos le parecen churros (guapos).
EliminarQuerida Gabrielita, desafortunadamente, todos es-
ResponderEliminarsos programs estan hechos, para mentes muy preca-
rias. Deberia haber una revolucion.
Te quiero.
Cotiti.
El problema es que consideran muy precarias a todas las mentes, Consuelo.
EliminarConcordo em absoluto. Insultam a inteligência dos jovens.
ResponderEliminarBeijo
Sí, Nina, como si fueran cualquier cosa.
EliminarPues si lo de los conjuros y las lagartijas te parece irreal, no te cuento aquí en españa que hubo una época de series de chicos de secundaria que en cada capítulo una ó dos se acostaban con uno ó dos diferentes cada capítulo.
ResponderEliminarLlegó un momento en que se acababa el círculo y tenían que volver a empezar...patético.
Besazo
Patético y promiscuo, Dolega. Muy triste.
EliminarMuy triste, Gabriela, muy triste.
ResponderEliminarPorque además te encuentras muy sola en tu cruzada frente a este tipo de televisión. Yo no he permitido que mis hijas vean series que en su clase veían todos sus compañeros porque he considerado que el contenido no era apropiado. Y lo peor del caso es que se conocían con pelos y señales todos los pormenores porque sus amigas se las contaban y yo era la mala porque no las dejo verla.
Un beso
Laly
Seguramente estos dos programas que menciono encabezarían la lista de tus prohibiciones, Laly.
EliminarOlá Gabriela, boa tarde!
ResponderEliminarConcordo plenamente contigo, a Tv em geral esta muito empobrecida no que diz respeito a instruir e evoluir, ela acaba levando a mente dos jovens menos desavisados para o caminho errado...isso é muito triste.
Beijos com carinho e tenha um iluminado final de semana.
Marileene
Sí, Marilene, es triste e indignante. Gracias por la visita.
EliminarGabrielamiga Gabriela + amiga
ResponderEliminar¡Hola!
¡Mira que cosa más bonita! Por primera vez encuentro una chica del Perú. Tengo muchísimos (per)seguidores – casi mil… - y finalmente te encuentro. Me encanta el castellano y intento de halarlo lo mejor posible. Es mi segunda lengua. Sin embargo, si encuentras muchos errores en lo que escribo, por favor dímelo. Gracias.
¡Mi cuidad, Lisboa, es muy bonita! Porque soy periodista y (dicen…) escritor, he pasado por más o menos 120 países, pero, desafortunadamente, no por Perú. Por supuesto, intentamos visitarlo, mi mujer Raquel es jubilada de TAP (Transportes Aéreos Portugueses) y todavía tenemos billetes gratis… Por eso, no puedo divorciarme :):):)
Me gusta bromear. Hay que decir que somos muy felices y cumpliremos el 26 de Diciembre nuestras Bodas de Oro. Es decir, como lo sabes, 50 años me matrimonio – y siempre con la misma mujer. Ufff… :):):)
Vengo de Derecho, pero jamás lo platiqué. Siempre estuvo con Información. Me gustará muchísimo verte en mi Travessa. No pagas impuestos por visita…
Qjs = quesitos = besitos (además riman…)
Henrique (con H…)
__________
Te pongo en mi Travessa, en mis blogs MAIS PORREIROS - MÁS MONOS
Bienvenido, Henrique. Qué gusto tener un lisboeta por este rincón.
EliminarOjalá en esos viajes por el mundo pudieran venir por Lima. Sería muy bueno.
Gracias por la visita y saludos a Raquel.
Hola Gabriela:
ResponderEliminarAl tenor de lo escrito por ti y los comentarios, veo que universalmente somos "colegas" del mismo dolor televisivo, en sus diferentes formas.
Abrazo.
Alucinante!!! y todo por el rating...
EliminarEso es algo que preferiría no compartir, Esteban.
EliminarSí, Cyrano, y ahí muchos caen redonditos.
EliminarGabriela, necesito una ayudita. ¿Cómo haces para leer el código que has puesto arriba a la derecha? Con mi móvil no lo logro.
ResponderEliminarBesoss
Tal vez tenga algún error, Norma. Déjame verificarlo y te aviso.
EliminarGaby, que buen tema has elegido. Te felicito por tocarlo. Estoy de acuerdo, porque lo poco que por casualidades como las tuyas he visto de esos programas "para adolescentes" me asquean, y si fuera uno de ellos protestaría con toda la energía de la juventud por presentarla estúpida, tramposa, hipócrita, promiscua y pervertida en todos los campos. Hay algunos así, pero no son la norma, gracias a Dios.
ResponderEliminarSaludos
Asquear es la palabra, AleMamá. Si bien este tipo de mentes no es la norma, lo malo es que los programas tratan a todos por igual.
Eliminar