Hace algunos días fui al banco de siempre, pero a una oficina distinta a la de siempre. No había mucha gente, es más, ni siquiera tuve que hacer cola pues en cuanto llegué, una de las cajeras me llamó para atenderme.
Mi operación era muy simple: cambiar un billete grande en otros más chicos. Saludé a la señorita, le entregué el billete y mientras ella buscaba en su cajón la cantidad exacta que debía entregarme, vi un cartel escrito a mano al lado del cartel habitual que nos pide que contemos el dinero antes de retirarnos.
El cartel decía en letras azules muy grandes: "Gracias a Dios y a mis padres, hoy puedo decir que soy una profesional titulada".
Al momento que me entregaba los billetes, felicité a la cajera por su logro profesional. Me contó que había terminado sus estudios algunos meses antes, pero que recién la semana anterior le habían entregado su título. Se le notaba la alegría en los ojos al contarlo.
Le pregunté qué había estudiado y me contestó que Administración Bancaria. También me dijo que debió haber incluido al propio banco en su agradecimiento, pues le habían dado todas las facilidades necesarias para poder trabajar mientras estudiaba.
Volví a felicitarla, consciente de que no es nada fácil llevar adelante una carrera sin dejar de lado las responsabilidades laborales. Le agradecí el cambio de los billetes y me fui.
Sin conocer a esta cajera, sin siquiera saber su nombre, su sencillo gesto me pareció digno de ser contado en Seis de enero.
Mi operación era muy simple: cambiar un billete grande en otros más chicos. Saludé a la señorita, le entregué el billete y mientras ella buscaba en su cajón la cantidad exacta que debía entregarme, vi un cartel escrito a mano al lado del cartel habitual que nos pide que contemos el dinero antes de retirarnos.
El cartel decía en letras azules muy grandes: "Gracias a Dios y a mis padres, hoy puedo decir que soy una profesional titulada".
Al momento que me entregaba los billetes, felicité a la cajera por su logro profesional. Me contó que había terminado sus estudios algunos meses antes, pero que recién la semana anterior le habían entregado su título. Se le notaba la alegría en los ojos al contarlo.
Le pregunté qué había estudiado y me contestó que Administración Bancaria. También me dijo que debió haber incluido al propio banco en su agradecimiento, pues le habían dado todas las facilidades necesarias para poder trabajar mientras estudiaba.
Volví a felicitarla, consciente de que no es nada fácil llevar adelante una carrera sin dejar de lado las responsabilidades laborales. Le agradecí el cambio de los billetes y me fui.
Sin conocer a esta cajera, sin siquiera saber su nombre, su sencillo gesto me pareció digno de ser contado en Seis de enero.
Si el mundo tuviera mas gente así seguramente sería otro. Gente agradecida y con valores.
ResponderEliminarSin duda, Katy, necesitamos más personas dispuesta a poner carteles así.
EliminarBonitos gestos: el del banco, el de la trabajadora, y el tuyo.
ResponderEliminarGracias por lo que me toca, Milena.
Eliminar¡Tienes toda la razón! Me alegro por ella y te felicito por tener la idea de contarlo. Vale la pena.
ResponderEliminarBesos
Detalles así de pequeños pueden convertirse en enormes, AleMamá.
EliminarQué bonito es saber y poder contar historias simples pero hermosas, que nos dejan con una sonrisa en el corazón.
ResponderEliminarFelizmente abundan, Acirema.
EliminarOjalá muchas empresas hicieran lo mismo.
ResponderEliminarBesosss
Lo mismo va para la propia chica, Norma.
EliminarPues sí, es algo para contar, anécdotas del día a día bonitas.
ResponderEliminarUn beso!!!
http://quedateenminube.blogspot.com.es/
Que a veces son más importantes que los grandes acontecimnientos.
EliminarAqui, em Tallin, li com muito interesse o teu relato.
ResponderEliminarUm beijo.
Creo que es la primera vez que me visitan desde Estonia, Nina.
Eliminar:D
Que bom ver as conquistas mesmos de pessoas estranhas. Alegria é contagiante, fiquei muito feliz por ele também.
ResponderEliminarBjos e tenha um ótimo fim de semana.
Así es, Anajá. No me cabe duda de que será una buena profesional.
EliminarFelicitaciones a la esforzada cajera...y gracias, Gabriela, por haberle dado al hecho proyección internacional por medio de este blog, que la chica bien ganado se lo tiene.
ResponderEliminarTal vez la emocionarías si recoges tu artículo y sus comentarios y la próxima vez que vayas al banco se los muestres. Creo que se lo merece.
Me gustó eso de la proyección internacional, Esteban. Está buena tu idea de regresar al banco y contárselo a la flamante profesional.
EliminarNo hay nada más hermsoos que sentirse orgullos de los logros sin olvidarse de aquellos que los hicieron posibles.
ResponderEliminarBesazo
Sin duda, Dolega, un esfuerzo tan grande como este merece todo tipo de reconocimiento.
EliminarDice el refrán...De bien nacidos es ser agradecido.
ResponderEliminarUn gesto que honra a esta chica y ya lo creo que merece ser contado en esta "tu casa":)))
Buen fin de semana por aquí "mú calentito".
Un beso.
Y por acá, bastante frío, Laura.
EliminarYa lo creo que fue un lindo gesto Gabriela, la gratitud se contagia.
ResponderEliminarUn abrazo!
Algo así como una cadena de favores, Soñadora.
EliminarQuerida Gabrielita, Me encanto tu entrada! Ojala!
ResponderEliminartodos los jovenes, siempre, pudieran estudiar.
Nuestro pais progresaria al maximo.
Te quiero.
Cotiti.
Si fuera así, Consuelo, las cosas serían infinitamente mejores.
EliminarPreciosa historia, Gabriela. Y precioso gesto.
ResponderEliminarHay tantas cosas que tenemos que agradecer y la mayoría de las veces no correspondemos, cuando es tan sencillo como lo que ha hecho esta chica.
Un beso
Tan (mal)acostumbrados estamos a ver y destacar solamente lo malo que pocas veces también vemos y destacamos lo bueno, Laly.
Eliminarhola gabriela, aveces esperamos que sea como siempre y nos reciban de mal gesto pero no siempre es asi y cuando nos hacen un buen gesto nos creemos que pasa algo raro jaja
ResponderEliminarhe visto que te gusta mucho el blog de el vicio de comer, si te interesa las comida y las experiencias gastronomicas personales puedes echar un vistaso porr mi blog http://gabodice.blogspot.com/ saludos!!!!!
Bienvenido, tocayo.
EliminarRaro, pero también me ha pasado que desconfío de lo muy fácil o de las personas amables.
Una historia digna de mención.
ResponderEliminarUn abrazo, Gabriela
Y de que se conozca, Marta.
EliminarHola Gabi. Los logros personales obtenidos con tanto esfuerzo y sacrificio , son una caricia para el alma. Yo pude terminar mi secundaria casi a los treinta años y para mi fue uno de los mejores regalos que recibí en mi vida. Un beso.
ResponderEliminarQué linda frase: una caricia para el alma. Imagino cómo se habrá sentido acariciada tu alma cuando por fin concluiste tus estudios de secundaria. Te felicito por no dejarte estar.
EliminarOlá Gabriela, boa noite minha amiga! Devemos sim homenagear jovens que se dedicam a estudar e trabalhar, porque realmente isso não é fácil. A gratidão é um dos maiores e dos mais belos sentimentos, ela acaricia a alma de quem recebe...Parabéns a ela pelo esforço e a você por ter compartilhado essa linda história.
ResponderEliminarBeijos com carinho
Marilene
Gracias, Marilene. Besos con cariño también para ti.
EliminarPassando para lhe desejar uma ótima semana cheia de boas surpresas.
ResponderEliminarAnajá
Que sean para todos, Anajá.
EliminarMuy bonita historia.
ResponderEliminarComo para alegrar el día y olvidarme de las preocupaciones mundanas XD
Esas son las cosas simples de la vida que nos dan siempre alegría, Renzo.
Eliminarlindo gesto el de ella, pero que suerte que el banco le permitiese hacer eso, acá las empresas tienen horarios que la gente estudia o trabaja :S
ResponderEliminarAcá también tienen horarios, Hilda, por eso es más difícil poder arreglárselas para hacer las dos cosas. Bien por ella, que logró su objetivo.
Eliminar