Pensabas que porque habían pasado 25 años de tu graduación te iba a dar igual ver graduarse a un grupo de muchachos. Eso pensabas, y eso sentías.
Aparece el grupo de graduandos y reconoces una cara conocida. Una entre más de cien. Podría ser una entre más de mil, de cien veces mil y de todas maneras reconocerías esa cara. Y recuerdas ese diálogo entre un zorro y un principito que casi conoces de memoria:
En todos los discursos, hubo recuerdos para los ausentes. Hubo también agradecimientos para todos. Bueno, para casi todos. Se agradeció a los profesores, a los padres, a los abuelos y, por supuesto, a los propios (ex)alumnos. A pesar de lo que pensabas, esta vez tampoco agradecieron a los tíos. Para otra oportunidad será. Aunque no te importó mucho, porque más de uno te saludó con mucho cariño.
Más de cien graduandos, todos ellos elegantemente vestidos, que una hora y media después se convirtieron en graduados. Una letra menos que es todo un mundo de diferencia. Entre la multitud, una cara conocida. En medio del bullicio, una voz conocida. En medio del barullo, unos pasos conocidos.
Pensabas que sería una ceremonia como muchas. Como todas. Y resultó ser como ninguna. Con su propia pompa y su propia circunstancia.
¡A todos, mis mejores deseos de que 2012 sea un año mucho mejor!
------------------
Si tienes problemas para dejar comentarios en este blog, usa el boton rojo de la esquina superior derecha donde dice EMAIL ME!, deja ahí tu comentario, y yo me encargaré de hacer que salga en su debido lugar. Gracias y perdona la molestia.
También lo puedes usar para comunicarte conmigo.
Aparece el grupo de graduandos y reconoces una cara conocida. Una entre más de cien. Podría ser una entre más de mil, de cien veces mil y de todas maneras reconocerías esa cara. Y recuerdas ese diálogo entre un zorro y un principito que casi conoces de memoria:
Para mí, no eres todavía más que un muchachito semejante a cien mil muchachitos. Y no te necesito. Y tú tampoco me necesitas. No soy para ti más que un zorro semejante a cien mil zorros. Pero, si me domesticas, tendremos necesidad el uno del otro. Serás para mí único en el mundo. Seré para ti único en el mundo...Pensabas que sería una ceremonia como muchas. Como todas. Y resultó ser como ninguna. Ni siquiera como aquella en la que tú y tu grupo fueron los protagonistas, hace 25 años.
[...]
Conoceré un ruido de pasos que será diferente de todos los otros. Los otros pasos me hacen esconder bajo la tierra. El tuyo me llamará fuera de la madriguera, como una música.
[...]
Pero tú tienes cabellos color de oro. Cuando me hayas domesticado, ¡será maravilloso! El trigo dorado será recuerdo de ti. Y amaré el ruido del viento en el trigo...
En todos los discursos, hubo recuerdos para los ausentes. Hubo también agradecimientos para todos. Bueno, para casi todos. Se agradeció a los profesores, a los padres, a los abuelos y, por supuesto, a los propios (ex)alumnos. A pesar de lo que pensabas, esta vez tampoco agradecieron a los tíos. Para otra oportunidad será. Aunque no te importó mucho, porque más de uno te saludó con mucho cariño.
Más de cien graduandos, todos ellos elegantemente vestidos, que una hora y media después se convirtieron en graduados. Una letra menos que es todo un mundo de diferencia. Entre la multitud, una cara conocida. En medio del bullicio, una voz conocida. En medio del barullo, unos pasos conocidos.
Pensabas que sería una ceremonia como muchas. Como todas. Y resultó ser como ninguna. Con su propia pompa y su propia circunstancia.
¡A todos, mis mejores deseos de que 2012 sea un año mucho mejor!
------------------