Un sábado que comenzó como todos y terminó como pocos.
A eso de las 3 pm de un sábado, suena el teléfono. Contesto y me sorprende la voz de Gonzalo, que me dice: ¿vamos al cine? Cuando me dijo el título de la película, dudé por una décima de segundo, pero pensando en tardes de cine de hace algunos años, le dije que si. Quedamos en que a las 5 pm estaría en la casa.
Efectivamente, a la hora acordada en punto, sonó el timbre. Y hacia el cine partimos.
La sala estaba llena, mucho más de lo que yo esperaba. La película que vimos transcurre en una ciudad famosa por su puente rojo y su bahía, sus tranvías y sus calles ondulantes. Le pregunté a Gonzalo si recordaba el puente, y me dijo que no estaba seguro de si lo recordaba o si recordaba saber que había estado ahí.
Creo que toda película, por más mala y aburrida que sea, siempre tiene algo que destacar. Esta película no es mala ni aburrida, pero debo reconocer que no la hubiera visto de no haber sido por Gonzalo. Para mí, su mensaje final es que hay cosas que no se pueden forzar y que no importa lo que hagamos, cada ser tiene una naturaleza contra la cual no puede luchar.
Particularmente, le doy otro valor. Me hizo pensar y recordar un pasado no tan remoto en términos de tiempo, pero que se siente tan distante como si hubiera transcurrido en otro mundo. En otra vida. Una vida en la que éramos uno más y una menos. Recuerdos por un lado, expectativas por el otro.
Al salir del cine nos recibió una fría y húmeda noche limeña. La noche de un sábado que comenzó como todos y terminó como ninguno.
A eso de las 3 pm de un sábado, suena el teléfono. Contesto y me sorprende la voz de Gonzalo, que me dice: ¿vamos al cine? Cuando me dijo el título de la película, dudé por una décima de segundo, pero pensando en tardes de cine de hace algunos años, le dije que si. Quedamos en que a las 5 pm estaría en la casa.
Efectivamente, a la hora acordada en punto, sonó el timbre. Y hacia el cine partimos.
La sala estaba llena, mucho más de lo que yo esperaba. La película que vimos transcurre en una ciudad famosa por su puente rojo y su bahía, sus tranvías y sus calles ondulantes. Le pregunté a Gonzalo si recordaba el puente, y me dijo que no estaba seguro de si lo recordaba o si recordaba saber que había estado ahí.
Creo que toda película, por más mala y aburrida que sea, siempre tiene algo que destacar. Esta película no es mala ni aburrida, pero debo reconocer que no la hubiera visto de no haber sido por Gonzalo. Para mí, su mensaje final es que hay cosas que no se pueden forzar y que no importa lo que hagamos, cada ser tiene una naturaleza contra la cual no puede luchar.
Particularmente, le doy otro valor. Me hizo pensar y recordar un pasado no tan remoto en términos de tiempo, pero que se siente tan distante como si hubiera transcurrido en otro mundo. En otra vida. Una vida en la que éramos uno más y una menos. Recuerdos por un lado, expectativas por el otro.
Al salir del cine nos recibió una fría y húmeda noche limeña. La noche de un sábado que comenzó como todos y terminó como ninguno.
A veces solo hay que dejarse llevar y no hacer planes... Muchas de esas ocasiones que no parecen planeadas se convierten en lindas memorias.
ResponderEliminarUn abrazo!
Asi se escribe!!!!!!! (y aqui deberia venir una palabrota)
ResponderEliminarComo dice Cheluca, a veces hay que dejarse llevar...
ResponderEliminarme di unas vacaciones "blogueras" por eso no pasé a vistarte. Besos
Saludos de USA.
ResponderEliminarGabrilita. No creo que fuera un Sabado como
otros y que terminara como ninguno.Para mi
fue Un sabado especial.Cuando pasen los aos
y alguien o algo les haga recordar esa peli-
cula, ese puente,esa fria y lluviosa noche,
recordaran que la vieron juntos y que ese
momento no se repetira. ese instante no vol-
vera a ser igual. Te quiero.
Cotiti.
En general, suena como triste y con algo de resquemor, no se; el mensaje de la película deprimente
ResponderEliminarMe parece tan bien eso de salir aprovechando una invitación, sin hacerse demasiadas espectativas y sacando lo bueno de la situación.
ResponderEliminarCariños
Fue ciertamente una tarde inolvidable, Cheluca.
ResponderEliminarPonla con X, Cyrano.
Espero que hayas disfrutado de tus vacaciones, Chelo.
Te doy la razón, Consuelo.
La película no me pareció deprimente, María Jesús, sino aleccionadora.
Tanto como invitación no fue, AleMamá, porque cada uno pagó lo suyo. Fue todo muy especial.
¿Y el Pop Corn quién lo pagó?
ResponderEliminar¿O en Lima no se estila?
En Santiago los cines "modernos" son sinónimo de consumo de golosinas, en tamaño gigante.
Un beso.
Justamente estoy por ver esa película, veremos que me sucede. Casi siempre cuando las cosas salen sin planearse con anticipación suelen tener su encanto.
ResponderEliminarBesos.
¿Destino Final 5?
ResponderEliminarJa ja ja no te imaginaba viendo una película así.
Bueno hoy fui a verla y me pareció que cumple su objetivo aunque exageran demasiado para el efecto 3d.
Saludos
La canchita la pagó cada uno, Esteban. Acá llamamos canchita al popcorn, aunque los más "in" han adoptado la forma en inglés.
ResponderEliminarAprovecho para hacerte llegar mi pesar por el accidente en la isla de Juan Fernández.
Por eso prefiero planificar lo mínimo necesario, Katia.
Pues es otra película, Renzo. Creo que la que mencionas no la iría a ver de ninguna manera.
¡Hola
ResponderEliminarHe venido aquí para desear una buena semana.
Un beso.
Nita
Qué bonito despertar los recuerdos en una frìa noche de cine limeña!!!
ResponderEliminarUn abrazo desde Venecia
Chusa
Gabriela, se me olvidaba, nosotros al popcorn lo llamamos palomitas y vosotros...canchita!. Es por el recipiente?
ResponderEliminarHe aprendido otra palabra nueva y a lo mejor me sirve pues cuando acabe el libro que estoy leyendo empiezo con "Lituma en los Andes" de Vargas LLosa, aunque quizá no aparezca.
Hola Gabriela,
ResponderEliminarme he emocionado con tu entrada,y he recordado otra salida de un cine y he sonreído.
Por otro lado, me apena pensar que no podamos cambiar nuestra naturaleza. Eso deja poco margen a la esperanza ¿no crees?
Hola Gaby,
ResponderEliminar¿Qué tal tus vacaciones en Piura?, espero fotos.
Sabado de cine, me recuerda otros tiempos, tiempos que no volveran, tu tío y padrino tenía siempre planeado que película veríamos ese sabado, y se compraba !un recipiente de tamaño gigante de popcorn, le encantaba.
Desde hace dos años solo voy al cine con mis nietos, siempre los sabados, y veo las películas infantiles, como "Los Pitufos", "La era del hielo","las Princesas",etc., no me quejo, me gustan, y me entretienen.
Cariños,
Maricarmen
Gracias por tan lindo detalle, Nita.
ResponderEliminarFría y húmeda, Chusa.
Ese es un libro de Vargas Llosa que me falta leer.
Me alegra haberte hecho sonreír, Laly. Y lo de no cambiar nuestra naturaleza se refiere a lo que está más que arraigado en nuestros genes.
Ya leerás sobre las vacaciones, Maricarmen. Se vienen algunas crónicas.
El Planeta de los Simios La Evolución???
ResponderEliminarHas dado en el clavo, Claudia.
ResponderEliminarJaja. Puse popcorn para que se entendiera, porque en Chile le llamamos "cabritas".
ResponderEliminarEso se parece más a nuestra canchita, Esteban.
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