El sábado último tenía pensado ir al mercado que queda relativamente cerca de la casa. Por eso mismo, la idea era ir caminando. La ruta es muy simple: directo por la Av. Larco hasta la Av. Ricardo Palma, donde se voltea a la derecha y cuatro cuadras más allá está el mercado.
Todo iba muy bien hasta que llegué al cruce de las avenidas Larco y Benavides. El tráfico estaba cerrado para los carros. Así que todos los carros que venían por Larco, avenida de cuatro carriles, debían desviarse por Benavides, avenida de dos carriles. En verdad cuatro carriles, pero como es de doble sentido, son dos de ida y dos de vuelta. Ahí estaban los carros que venían por Larco y los que estaban en Benavides.
Lo peor es que nadie había tomado la precaución de poner un simple aviso que advirtiera del desvío unas cuadras antes. NADA.
Al día siguiente se iba a llevar a cabo el acostumbrado corso de Fiestas Patrias (28 y 29 de julio) que un conocido autoservicio realiza cada año. El corso pasa justamente por ahí, así que lo primero que se me ocurrió fue que las calles ya estaban cerradas para el dichoso corso. Se me hizo raro, porque lo habitual es que todo el despliegue se realice el mismo domingo.
Avancé dos cuadras más y me di cuenta de que el motivo del cierre de calles era un desfile escolar, con bailes y trajes típicos de las diferentes regiones del Perú. ¡Qué tal ocurrencia!, me dije, reflexionando que hubieran aprovechado el pánico del corso del día siguiente para provocar un solo día de caos.
Pero lo peor estaba por venir.
Seguí avanzando y de un momento a otro el paso estaba cerrado para los peatones también. De nuevo, ni un simple aviso. Uno se daba cuenta al llegar al lugar donde estaba una tremenda tranquera que impedía el paso. Le dije a un sereno que quería seguir de frente, y su respuesta fue que tenía que cruzar la pista y caminar por la acera del frente. "¿Y por dónde cruzo, si justo por acá están desfilando los niños? ¿A qué genio se le ocurrió este descalabro?"
Tuve que desistir de mi idea de ir al mercado, así que me di media vuelta. A pocos metros de donde yo estaba, el alcalde distrital y unas cuantas personas más (aparentemente) disfrutaban de los bailes, mientras a mi alrededor todo lo que había era caos, molestia, gritos y quejas airadas.
Pensar que uno vota por esas autoridades.
Hasta este momento, no entiendo por qué no hicieron ese mismísimo desfile al día siguiente. No solamente porque el domingo es un día menos transitado, sino porque al día siguiente las mismas calles iban a estar cerradas para un corso.
Si bien dicho corso no es precisamente de mi agrado, sobre todo por lo que eufemísticamente llaman fin de fiesta de luz y sonido (léase interminables minutos de fuegos artificiales), debo admitir que está anunciado desde días antes con carteles por todos lados. Su organización es bastante buena, así que se me hacía muy injusto que la mayoría de gente atrapada en esa batahola culpara al corso por sus penurias.
Si pues, a veces parece que las autoridades no piensan.
Todo iba muy bien hasta que llegué al cruce de las avenidas Larco y Benavides. El tráfico estaba cerrado para los carros. Así que todos los carros que venían por Larco, avenida de cuatro carriles, debían desviarse por Benavides, avenida de dos carriles. En verdad cuatro carriles, pero como es de doble sentido, son dos de ida y dos de vuelta. Ahí estaban los carros que venían por Larco y los que estaban en Benavides.
Lo peor es que nadie había tomado la precaución de poner un simple aviso que advirtiera del desvío unas cuadras antes. NADA.
Al día siguiente se iba a llevar a cabo el acostumbrado corso de Fiestas Patrias (28 y 29 de julio) que un conocido autoservicio realiza cada año. El corso pasa justamente por ahí, así que lo primero que se me ocurrió fue que las calles ya estaban cerradas para el dichoso corso. Se me hizo raro, porque lo habitual es que todo el despliegue se realice el mismo domingo.
Avancé dos cuadras más y me di cuenta de que el motivo del cierre de calles era un desfile escolar, con bailes y trajes típicos de las diferentes regiones del Perú. ¡Qué tal ocurrencia!, me dije, reflexionando que hubieran aprovechado el pánico del corso del día siguiente para provocar un solo día de caos.
Pero lo peor estaba por venir.
Seguí avanzando y de un momento a otro el paso estaba cerrado para los peatones también. De nuevo, ni un simple aviso. Uno se daba cuenta al llegar al lugar donde estaba una tremenda tranquera que impedía el paso. Le dije a un sereno que quería seguir de frente, y su respuesta fue que tenía que cruzar la pista y caminar por la acera del frente. "¿Y por dónde cruzo, si justo por acá están desfilando los niños? ¿A qué genio se le ocurrió este descalabro?"
Tuve que desistir de mi idea de ir al mercado, así que me di media vuelta. A pocos metros de donde yo estaba, el alcalde distrital y unas cuantas personas más (aparentemente) disfrutaban de los bailes, mientras a mi alrededor todo lo que había era caos, molestia, gritos y quejas airadas.
Pensar que uno vota por esas autoridades.
Hasta este momento, no entiendo por qué no hicieron ese mismísimo desfile al día siguiente. No solamente porque el domingo es un día menos transitado, sino porque al día siguiente las mismas calles iban a estar cerradas para un corso.
Si bien dicho corso no es precisamente de mi agrado, sobre todo por lo que eufemísticamente llaman fin de fiesta de luz y sonido (léase interminables minutos de fuegos artificiales), debo admitir que está anunciado desde días antes con carteles por todos lados. Su organización es bastante buena, así que se me hacía muy injusto que la mayoría de gente atrapada en esa batahola culpara al corso por sus penurias.
Si pues, a veces parece que las autoridades no piensan.
NO!! Que terrible.
ResponderEliminarMe imagino el caos....y la bulla...lo peor de todo es la bulla.
Saludo desde Colombia
Deberían avisar con tiempo para que peatones y automovilistas busquen otras rutas o simplemente no salgan de casa en esos días.
ResponderEliminarYo me pregunto lo mismo, Gaby!!! Es el precio de vivir en Miraflores :(
ResponderEliminar¿¿¿A veces??? Estás siendo muy benevolente amiga... Eso es NUNCA piensan... (no llegaste tarde al blog, a mi padre lo operaron sin novedad gracias a Dios y ahora está en recuperación, la operación se hizo esta mañana)
ResponderEliminarNo solamente es responsabilidad de las autoridades, que cierran las calles cuando quieren, sino de nosotros los ciudadanos, tanto los que manejan como los que van a pie que no respetan señales ni semáforos. Yo también sufrí el caos sabatino.
ResponderEliminarSaludos de USA.
ResponderEliminarGabita, hace 22 anos que sali del Peru y
veo que estos problemas siguen igual. Me-
nos mal que tu ibas al mercado; a mi me
cogian estos horrores, cuando iba a tra-
bajar y tenia que llegar a la hora exacta.
Bueno, habra que poner en practica la san-
ta paciencia. Te quiero mucho.
Cotiti.
Aquí en Santiago pasan cosas todavía peores.
ResponderEliminarVecinos de la Plaza Italia, habitual sitio de "celebraciones" por las victorias de nuestros deportistas, se sienten aliviados, según expresan en los diarios, por la eliminación de Chile en Copa América. Allí las reuniones multitudinarias empiezan con bocinazos y agitar de banderas y terminan en violentos saqueos del comercio y otro caudal de destrucción múltiple.
Un beso.
Te cuento que en ese desfile del sábado 16, también yo iba a participar desfilando con el grupo de señoras del Tai Chi. Gracias a Dios que no estuve, porque sospechaba todo el laberinto que se iba a formar, además te imaginas... unas viejitas desfilando con todo el frio y humedad de Miraflores (ja ja... eso no es para mi).
ResponderEliminarYo si le echo la culpa al corso. Hace tiempo que perdió su esencia y deberían mudarlo a un lugar más popular.
ResponderEliminarEn cuanto al tráfico ni todo el diccionario te alcanza para definir lo caótico que se ha vuelto.
Saludos
Caos y bulla van juntos, Madame Web. Pésima combinación.
ResponderEliminarDespués de ver lo que pasó el sábado, lo mejor hubiera sido no salir de casa, Anónimo.
Es el precio de vivir rodeados de improvisación, Olenka.
Benévola o políticamente correcta, Cheluca, ja, ja.
Me alegran las buenas nuevas sobre tu papá.
Todos tenemos nuestra cuota de responsabilidad, Cyrano.
Felizmente en 22 años el Perú ha cambiado para bien en muchísimas cosas, Consuelo.
Acá también les pasa eso a los vecinos del Estadio Nacional, Esteban. No hay derecho, francamente.
Fuiste inteligente en no venir, Virginia.
Soy más drástica, Renzo: deberían eliminarlo completamente.
He estado de viaje y llevo varios dias sin entrar por aqui pero ya estoy de nuevo.
ResponderEliminarEsas cosas pasan en todas las ciudades y en todos los paises, por si te consuela. Estos días nos toca vivirlas a nosotros ya que son las fiestas locales del pueblo. Besos
Lamentablemente esto sucede mucho, es triste ver como las autoridades no hacen nada realmente en momentos como este.
ResponderEliminarComo dices, poniendo un poquito más de cabeza al tema tendrían a muchos más disfrutando el esfuerzo del baile, el corso y todo, y no rabiando por mala organización. En todas partes se cuecen habas.
ResponderEliminarBesos
Lo de nunca acabar...
ResponderEliminarBuen blog.
That's very frustrating, Gabriela. I remember I used to have the same reaction about snow removal. They'd send the big grinders down to remove snowbanks which also requires large snow transporting trucks to work in cooperation with the grinders. On a two lane street in downtown this takes up almost two lanes so the cars have to creep behind. And guess when they do it...8:30 am on a weekday...rushhour. Brilliant!!
ResponderEliminarQuerida Gaby,
ResponderEliminarEse es nuestro querido Peru, caos vehicular, calles rotas, !todas al mismo tiempo!, trancas para peatones, nos creen pajaritos que podemos volar sobre autos y huecos. Nada ha cambiado después de años, cambio de Alcaldes, todo igual.
Estoy de acuerdo con Consuelo, debemos recrdar el programa de TV.,!con la santa paciencia!, jaja, veo que en otros países es igual, me recuerda el dicho peruano, "mal de muchos, consuelo de tontos".
Cariños,
Maricarmen.
p.d.
Perú quedó tercero en la Copa América.- !VIVA EL PERÚ!.
Bienvenida de vuelta, Chelo.
ResponderEliminarRealmente lamentable, Estrella Azul.
Pésima organización, AleMamá.
Efectivamente, Óscar.
Really brilliant, Isobel.
Un tercer puesto que nos devolvió muchas cosas, Maricarmen.
y qué es una "tranquera"?
ResponderEliminarCreí que la palabra tranquera se entendería sin problemas, Marta.
ResponderEliminarEs una valla de madera o metal que impide el libre paso y que se parece a las vallas de las pruebas de atletismo.