Un escolar de primaria impecablemente uniformado y esmeradamente peinado espera en la entrada de un edificio la llegada de su movilidad escolar. A la distancia se oye su alegre voz y sus risas mientras le cuenta algo a la persona que lo acompaña.
Una mujer y una niña caminan juntas por la calle. Cruzan una estrecha y tranquila pista por la que no pasa ningún auto. La mujer está con ropa deportiva de colores y va a paso firme. La niña lleva un mandil típico de los jardines de la infancia y una pequeña mochila colgada de su espalda, también avanza a paso firme. El perfil de una parece un modelo a escala del perfil de la otra.
Un hombre se dispone a empezar el día armando su quiosco en una tranquila esquina. Retira una infinidad de candados que va metiendo en un misterioso cajón invisible. Sin duda es un ritual que se repite a diario pues lo ejecuta de memoria y en un orden aparentemente riguroso. Después va sacando la mercadería, y va poniendo cada uno de los artículos en un lugar previamente asignado y deja la impresión de que la ubicación de las cosas solamente cambia cuando alguno de los artículos se vende y debe reemplazar el espacio que quedó vacío.
Una mujer camina con pasos apresurados, le faltan pocos metros para llegar al paradero al que se dirige. En eso, ve llegar el microbús que debe tomar todos los días. Sus pasos apresurados se convierten en una carrera a toda la velocidad que sus tacos le permiten. Otro pasajero que sube en esa precisa esquina ve sus esfuerzos y le hace una seña al chofer. El chofer espera a la mujer que, con una sonrisa, le agradece mientras busca un lugar donde hacer el viaje cotidiano.
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Terminó una temporada más de Cuéntame cómo pasó. Pasarán meses antes del estreno de la siguiente temporada de los Alcántara.
Una mujer y una niña caminan juntas por la calle. Cruzan una estrecha y tranquila pista por la que no pasa ningún auto. La mujer está con ropa deportiva de colores y va a paso firme. La niña lleva un mandil típico de los jardines de la infancia y una pequeña mochila colgada de su espalda, también avanza a paso firme. El perfil de una parece un modelo a escala del perfil de la otra.
Un hombre se dispone a empezar el día armando su quiosco en una tranquila esquina. Retira una infinidad de candados que va metiendo en un misterioso cajón invisible. Sin duda es un ritual que se repite a diario pues lo ejecuta de memoria y en un orden aparentemente riguroso. Después va sacando la mercadería, y va poniendo cada uno de los artículos en un lugar previamente asignado y deja la impresión de que la ubicación de las cosas solamente cambia cuando alguno de los artículos se vende y debe reemplazar el espacio que quedó vacío.
Una mujer camina con pasos apresurados, le faltan pocos metros para llegar al paradero al que se dirige. En eso, ve llegar el microbús que debe tomar todos los días. Sus pasos apresurados se convierten en una carrera a toda la velocidad que sus tacos le permiten. Otro pasajero que sube en esa precisa esquina ve sus esfuerzos y le hace una seña al chofer. El chofer espera a la mujer que, con una sonrisa, le agradece mientras busca un lugar donde hacer el viaje cotidiano.
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Describe perfectamente una ciudad despertando. Al final todas se parecen.
ResponderEliminarBesazo
Así parece, Dolega, que la gente despierta igual en todas partes.
EliminarRealmente, parece que uno mismo estuviera viendo esas imágenes cotidianas, magistralmente descritas. La vida sigue.
ResponderEliminarGracias Acirema. Sí, la vida sigue, todos los días.
EliminarEsto son verdaderamente algunos de los mil rostros de la ciudad.
ResponderEliminarY se multiplican si miramos bien, Mil rostros.
EliminarHe pasado mucho tiempo sin entrar .Primero por trabajo en mi país y luego que nos preparamos para volver a vivir a España .
ResponderEliminarComo siempre me encanta leerte , todo es muy entretenido y para reflexionar .
Como me gustan los programas que te poner retos sobre perpectivas.
A mi tb, me gusta Internet , pero cuando esta bien usada y que los pequeños tengan un limite.
A mi me pasa que cada vez que regresos a mi país me gusta volver al barrio donde viví de niña y la nostalgia es muy grande . Pero saber que no esta es porque hubo alguien que lo choco es mas triste .
Lo de la máquina de foto me hace gracia , porque antes de volver a España di una de rollo de hace como 30 años .Pero a mi me sigue costando manejar los mòviles de última generación .
Yo com los mòviles nunca tuve problemas . pero se de muchas personas de una compañía que le dan el oro y el moro y nunca cumplieron .
Lo de los billetes rotos , en Uruguay hay billetes hasta pegados con cinta y están en circulacion.
jajaja lo que son las considencia , a parte de haber leído el mismo libro ; supieron donde se encontraba la corva .
Los de la figuritas me llenan de lindos recuerdo !! Las junte de niña y el último fue con mi hijo menor hace ya unos años . Solo guardo uno de raza de animales .Tb, intercambiaba con otros , pero nunca deje sin llenar uno , salían todas las figuritas .
Las lluvias sin son calmas me gustan , pero cuando hay viento y tormenta ya no me gustan .
Las mamas somos una genias , aunque seamos pesadas acertamos y no hacemos nada para dañarlos .
Es lindo ver las distintas personas que van a distintos lugares .Para muchos de ellos es una rutina .
Un beso , cuìdate y feliz fin de semana .
Nancy
Gracias por ese extenso recorrido por esas entradas pasadas, Nancy. Les deseo lo mejor a su regreso a España.
EliminarEscenas cotidianas en el despertar de la ciudad.
ResponderEliminarAyer estaba viendo el capítulo y se fue la luz a la mitad... pude verlo terminar, me gustó mucho!
Felizmente pudiste verlo, Milena. También me gustó, parece que las cosas se arreglan. Habrá que esperar nomás.
EliminarEs una gracia, Gabriela, retratar escenas de ocurrencia diaria con talento y en forma "gráfica", no obstante la ausencia de fotos.
ResponderEliminarMe siento honrada con tus palabras, Esteban, sobre todo porque vienen de un maestro en describir escenas que no se ven.
Eliminar...y la vida sigue y sigue, nosotros corriendo trás ella.
ResponderEliminarBesoss
¿O por delante de ella, Norma?
EliminarUm flash do cotidiano muy bien delineado.
ResponderEliminarBeijo
Besos también, Nina.
EliminarDetallas perfectamente la vida cotidiana, que a muchos nos pasa inadvertida.
ResponderEliminarBuen domingo, bueno ya mejor buena semana ;)
Un beso.
Es lo que tiene andar temprano por la calle sin prisas, Laura.
EliminarFeliz semana también.
Una estampa habitual por las mañanas, muy bien plasmada Gabi! lo de correr para coger el autobus... alguna vez me ha pasdo, unos me han esperado y otros no...! y da una rabia... jijii, despues ya no he corrido, total voy casi siempre, con tiempo suficiente y ademas pasan muy amenudo.
ResponderEliminarBesitosss.
Lo mejor es siempre ir con tiempo suficiente, Golosengus, pero nunca faltan veces en que parece que la hora avanzara más rápido de lo habitual y no nos queda más que correr.
EliminarOi Gabi, bom dia! Muito bem escrito o cotidiano de toda cidade ao amanhecer, pessoas sempre apressadas sem olhar para o lado sem ver e sem serem vistas...
ResponderEliminarBeijos com carinho. Tenha uma linda semana de paz.
Marilene
Personas apuradas que repiten rituales casi idénticos día con día, Marilene, pero hasta en la rutina hay cierta magia.
EliminarY el muchacho que baja corriendo las escaleras del metro para alcanzar el tren en el momento en que suena la alarma en que se inicia el cierre de las puertas... La cara de velocidad y la de decepción cuando no logra entrar... jaja
ResponderEliminarUn abrazo Gabriela
No sé qué es peor, saber que vas a llegar tarde o sentir la mayor frustración del mundo.
EliminarRetazos preciosos de la vida cotidiana. Trazos del despertar de la ciudad.
ResponderEliminarUn besito
Hasta con legañas y mucha modorra, Marta.
EliminarQué perfectamente has fotografiado escenas de la vida en la mañana. Todos activos ya, y la estampa del tendedero desplegando sus cosas la has descrito minuciosamente y con moviola jaja. Enhorabuena, escribes de manera impecable. Me ha encantado. Hasta parece atractivo ese momento matutino visto desde fuera...
ResponderEliminarGracias por esas palabras, Chusa.
EliminarSon escenas vistas desde fuera y sin prisas, pues yo me dirigía cómodamente sentada y con tiempo de sobra a donde tenía que ir.
Ahora que estamos en verano en Málaga, disfruto especialmente de ese momento del día. Es el mejor para pasear y poder observar todas estas escenas que tan bien has retratado. Y a las sensaciones visuales que describes añado el olor del pan recién hecho saliendo del horno de las panaderías que todavía han madrugado más que tú.
ResponderEliminarUn besazo
Pan caliente y recién horneado, con la mantequilla derritiéndose... ¿existirá algo más delicioso que eso?
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