No hay duda de que la vida moderna nos trae comodidades que hay que aprovechar. Con toda certeza, muchas de las cosas que ahora son cotidianas y no llaman la atención de nadie serían la envidia de quienes transitaron por estos caminos hace 50 años.
Pero es que hay cada modernidad que simplemente hace perder la paciencia (y por estos barrios, es un artículo bastante escaso).
El otro día tuve una reunión en el quinto piso se un edificio ultramoderno, flamante y recién construido, donde todo huele a nuevo. Así fue que llegué, me identifiqué con la amable señorita de recepción, quien me entregó una especie de credencial que debía colgarme al cuello. Esa credencial era ultramoderna y flamante, para no desentonar con el entorno, no podía ser de otra manera.
Para acceder a los ascensores, hay que mostrar la credencial a unos sensores colocados a manera de tranqueras. Es la única manera de entrar al edificio, de otro modo, la persona simplemente se queda varada en la recepción. No hay más remedio que poner la credencial ante el sensor para poder entrar.
La vez anterior que estuve por allá, que también debí ir hasta el quinto piso, opté por las escaleras, para asombro de todos los que me decían que tomara el ascensor. Esta vez, preferí ir en el ultramoderno y flamante ascensor. Al entrar, vi a un trabajador del edificio, que me saludó y me preguntó a qué piso iba. Muy amable, marcó el piso al que me dirigía y luego marcó el suyo, el octavo.
Esperamos pero no pasó nada, las puertas del ascensor no se cerraron. El hombre volvió a apretar los números de los pisos a los que íbamos, pero el ascensor seguía sin cerrarse. Así que los dos tomamos la decisión de pasarnos al otro ascensor pensando que este estaba malogrado. Grande fue la sorpresa cuando en este segundo ascensor pasó lo mismo, apretamos nuestros respectivos pisos y las puertas siguieron abiertas.
Fue ahí que la señorita de la recepción, que lo había visto todo desde su sitio, nos dijo que debíamos pasar nuestra credencial por la lectora que estaba encima del panel de los números para accionar los mecanismos respectivos. Si ella no lo hacía notar, jamás me hubiera percatado de la lectora, no hay ni un solo cartel que contenga las instrucciones para tanta modernidad. Fue así que pasé mi credencial anaranjada por el ultramoderno y flamante panel. Sonó un pitito apenas audible, y recién el ascensor se puso en marcha casi de inmediato.
Ese día encontré una razón más para subir por las escaleras.
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Esta es la primera entrada de 2014, así que aprovecho la oportunidad para hacerles llegar mis mejores deseos de un buen año para todos.
Pero es que hay cada modernidad que simplemente hace perder la paciencia (y por estos barrios, es un artículo bastante escaso).
El otro día tuve una reunión en el quinto piso se un edificio ultramoderno, flamante y recién construido, donde todo huele a nuevo. Así fue que llegué, me identifiqué con la amable señorita de recepción, quien me entregó una especie de credencial que debía colgarme al cuello. Esa credencial era ultramoderna y flamante, para no desentonar con el entorno, no podía ser de otra manera.
Para acceder a los ascensores, hay que mostrar la credencial a unos sensores colocados a manera de tranqueras. Es la única manera de entrar al edificio, de otro modo, la persona simplemente se queda varada en la recepción. No hay más remedio que poner la credencial ante el sensor para poder entrar.
La vez anterior que estuve por allá, que también debí ir hasta el quinto piso, opté por las escaleras, para asombro de todos los que me decían que tomara el ascensor. Esta vez, preferí ir en el ultramoderno y flamante ascensor. Al entrar, vi a un trabajador del edificio, que me saludó y me preguntó a qué piso iba. Muy amable, marcó el piso al que me dirigía y luego marcó el suyo, el octavo.
Esperamos pero no pasó nada, las puertas del ascensor no se cerraron. El hombre volvió a apretar los números de los pisos a los que íbamos, pero el ascensor seguía sin cerrarse. Así que los dos tomamos la decisión de pasarnos al otro ascensor pensando que este estaba malogrado. Grande fue la sorpresa cuando en este segundo ascensor pasó lo mismo, apretamos nuestros respectivos pisos y las puertas siguieron abiertas.
Fue ahí que la señorita de la recepción, que lo había visto todo desde su sitio, nos dijo que debíamos pasar nuestra credencial por la lectora que estaba encima del panel de los números para accionar los mecanismos respectivos. Si ella no lo hacía notar, jamás me hubiera percatado de la lectora, no hay ni un solo cartel que contenga las instrucciones para tanta modernidad. Fue así que pasé mi credencial anaranjada por el ultramoderno y flamante panel. Sonó un pitito apenas audible, y recién el ascensor se puso en marcha casi de inmediato.
Ese día encontré una razón más para subir por las escaleras.
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¡Yo también lo habría hecho!
ResponderEliminarVeo que no estoy sola en esto, Esteban.
EliminarA veces tanta modernidad me irrita!!!
ResponderEliminarMi deseo es que tambien tengas un buen año.
Saludos.
Ciertamente, Laura, las cosas más primitivas eran más simples, digan lo que digan.
EliminarSi por esas razones prefieres subir por las escaleras, por las mismas, y a pesar de mis dificultades de ahora, yo también prefiero ESCALERAS.
ResponderEliminarEspero que esas dificultades que mencionas pasen rápido, Virginia.
EliminarMe sumo a los que prefieren las escaleras. Y sobre las modernidades, no puedo olvidar que soy del siglo pasado. Y aprovecho para decirte !FELIZ CUMPLEAÑOS SEIS DE ENERO!
ResponderEliminarCreo que por acá, los del siglo pasado somos mayoría. Me refiero al siglo XX, por si acaso.
EliminarMenos mal que no te ocurrió eso cuando intentabas bajar y estabas sola.
ResponderEliminarBeso y feliz año para vos
Parece que las seguridades son al subir porque es la revisión por el ingreso. Ya para la bajar creo que la cosa se relaja un poco.
EliminarTambién recibe un cariñoso saludo por tu cumpleaños Seis de enero. Sigue deleitándonos con tus interesantes entradas y gracias por eso.
ResponderEliminarLas gracias son para quienes leen y comentan sin fallar una, Acirema.
Eliminar:D
Bom Ano de 2014!!!
ResponderEliminarBeijo.
Nita
Obrigada, Nita.
Eliminar:D
Gabriela, por aqui, essa pratica não é novidade, principalmente em hóteis. Sem passar la tarjeta, o elevador não se move. Modernices!!!
ResponderEliminarDesejo-te um feliz 2014!
Parece que las malas costumbres se contagian, Nina.
EliminarFeliz 2014 también.
Es curioso que la seguridad no funcione en la escalera…
ResponderEliminarFeliz 2014
Mejor que así sea, Milena.
EliminarMuchas veces odio tanta modernidad. La primera vez que fui a un hotel con llave electrónica tuve que ir a pedir ayuda:(( Y pasas apuro porque creo que terminan llamándonos "paletos"
ResponderEliminarQue tengas un buen año Gabriela y que podamos seguir contándonos cosas a través de esta pantalla:))
Buen fin de semana.
Un beso con muchaaaa agua.
Lo peor es cuando otras personas resuelven con facilidad pasmosa lo que nos tuvo dando vueltas por un buen rato, Laura.
Eliminar¡Ni me imagino la de cosas que habrán inventado para cuando seamos viejitas, Gabriela!
ResponderEliminarEl mundo va tan rápido que de una año a otro aparecen tantos cachivaches ultramodernos que hay que hacer un master para usarlos.
Un besazo y Feliz 2014
Espero poder ver esas maravillas y, más importante, saber cómo usarlas, ja, ja.
EliminarGracias Marta, feliz 2014 para ti también.
Gabrielita, me divirtio muchisimo, tu entrada. En Este
ResponderEliminarcaso discrepo un poquito contigo, Yo, prefiero lo mo-
derno, bueno, son puntos de vista. Aprovecho, Para a-
Brazarte muy fuerte,por tu cumpleanos y desearte un
FELIZ Y VENTUROSO ANO NUEVO! Te quiero.
Cotiti.
, poor tu cumleanos
Yo también prefiero lo moderno en la medida que me facilite la vida. Las complicaciones prefiero dejarlas a un lado.
Eliminar:D
¡Feliz seis de enero, Seis de enero!
ResponderEliminar¡Gracias Coqui!
EliminarPor favor, estas cosas desquician al más tranquilo...
ResponderEliminarAprovecho para felicitarte en este 6 de enero y mandarte un beso y un abrazo muy fuerte desde Málaga querida amiga.
Y justamente yo no estoy en el grupo de los más tranquilos, Laly.
Eliminar¡Gracias!
Con tantas modernidades, Gabriela, cada vez me siento más inutil.
ResponderEliminarYo también hubiese hecho lo mismo.
Un abrazo enorme.
A veces estos aparatos que se creen más inteligentes que la gente también me hacen sentir un poco inútil, pero después me doy cuenta de que ayudan mucho.
EliminarJa ja ja...la primera vez que me sucedió algo así, me sentí como recién llegada de otro planeta. Acostumbrarse a la tecnología toma tiempo, lo que nos hace sentirnos fuera de lugar, casi siempre. El ritmo vertiginoso de los cambios nos marea un poco y si no te subes al carro, te quedas varada en la recepción :) Abrazos, querida
ResponderEliminarCasi me pasó eso, Mary, por poco me quedé literalmente varada en el primer piso, sin ir más allá de la recepción.
EliminarEs emocionante dejar mi comentario en tu blog un 6 de enero!
ResponderEliminarFeliz 2014!! (sonido de trompetas)
Modernidad, tecnologia, nunca parara...mejor acostumbrarse porque vienen epocas de constante innovacion. Que se puede hacer? Subir escaleras ya no funcionaria en el Burj Khalifa :(
aunque tienes razon cuesta!!
besos amiga, feliz anyo nuevamente!!
Espero que subir escaleras nunca deje de estar de moda, igual que recibir postales reales, Patricia.
EliminarEsta claro que la tecnología nos ha facilitado un montón la vida pero cuando falla.... nos la complica demasiado y lo peor es que nos sentimos sin recursos.
ResponderEliminarA veces hasta puedo sentir que las cosas se burlan de mí cuando me hacen pasar un mal rato.
EliminarOlá Gabriela, como foi as festa de fim de ano?
ResponderEliminarMenina essas tecnologias as vezes atrapalham. Imagina eu, que sou do interior desconheço essas tecnologia, passo por muito apuro, muitas vezes passo vergonha, mas no fim tudo vira uma comédia. hahah
Bjos desejo a você e sua família a um excelente 2014 com muito amor, paz, saúde, realizações, alegria, prosperidade e muitas felicidades.
Yo ya aprendí que no hay nada de malo en preguntar, Anajá. Así que a dejar la vergüenza de lado y a perderle el miedo a la tecnología.
EliminarEn primer lugar muchas felicidades Gabriela, y en segundo decirte que yo soy muy antigua, cuando fallan los aparatos ultramodernos me desquicia un montòn, a parte que no me gusta "dialogar" con una màquina, asì que vivan las escaleras de toda la vida, y en forma...
ResponderEliminarUn abrazo grande desde Venecia hasta Lima Gabri (aunque no te gusten las efusiones virtuales)
Así es, Chusa, que vivan las escaleras, que nunca dejen de estar.
EliminarSaludos desde Lima.
Aún no me he topado con tanta modernidad para subir a un ascensor. Sí muchas veces he debido esperar ante varios de ellos sin saber en cual te tocará. Generalmente NO es el que uno enfrenta.
ResponderEliminarCariños
Para evitar esa incertidumbre, me pongo lo más equidistante que puedo de las puertas. Así no muestro favoritismos, ja, ja.
EliminarHola Gabriela, despues de casi un mes paso por acá y encuentro bastante lectura amena! Te contaré que yo soy gran usuaria de las escaleras, los ascensores me dan cierta claustrofobia que prefiero evitar.
ResponderEliminarMis mejores deseos para este año 2014 que vamos estrenando!
Bienvenida de vuelta y gracias por los buenos deseos, Soñadora.
EliminarEs reconfortante saber que no estoy sola en esto de preferir las escaleras antes que los ascensores.
Cada día los fabricantes introducen novedades para vender su producto y estas en muchas ocasiones lo único que hacen es entorpecer una vida ya de por sí acelerada y estresante.
ResponderEliminarTambién la seguridad se esgrime para hacer estas tonterías que luego cuestan un platal.
Besazo y feliz año
La seguridad y la famosa privacidad, Dolega, en un tiempo en que a veces de la manera más inconsciente la gente se publicita de lo más feliz en cuanto lugar virtual puede.
EliminarJajaja... pero bueno! qué modernidades!
ResponderEliminarYo eso lo utilicé en un hospital ultrapijo, pero nada del detector en el ascensor!
Vamos, que empezaste bien el año! haciendo ejercicio! espero que no te citen en un vigésimo noveno piso! :P
En ese caso, me aseguraría de tener compañía en el ascensor, Teresa.
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