Había entrado a esa casa incontables veces en los últimos años. La recepción siempre era cálida y acogedora. Los saludos venían cargados de risas, de bromas, de buenos deseos.
La primera de las últimas veces referidas a las visitas a la casa fue un frío día de fines de agosto. Esa vez la recepción no fue ni tan cálida ni tan acogedora. Diría que fue preocupante. Se sintió como si los años hubieran caído encima de golpe y porrazo. Sin aviso y de manera definitiva.
Luego vinieron las constantes idas y venidas, entradas sin permiso que con el pasar de los meses y las semanas se fueron haciendo más frecuentes. La casa en la que los recibimientos siempre habían sido cálidos y acogedores estaba ya vacía de gente. Pero no vacía de vida porque se podía notar que en cada rincón había pedacitos de algún recuerdo ajeno: una foto acá, un regalo más allá, detalles por casi todos lados. Por eso es que a veces sentía como si estuviera profanando la intimidad de quienes fueron sus ocupantes, escarbando en lo que fueron sus objetos más preciados.
Poco a poco, la casa comenzó a quedar vacía de cosas también. Tenía que quedar vacía, primero sin una fecha fija. Después, con plazos que comenzaron a correr. Literalmente a correr, y lo que en un comienzo se contaba por semanas y hasta por meses, comenzó a contarse por días.
En la última de las últimas veces referidas a la casa, en el jardín que sin duda había sido motivo de cuidados y orgullo de las personas que la habitaban, estaba una flor. Varias flores, mejor dicho. Lo raro es que en tantas veces de haber ido y venido a la casa las flores habían pasado desapercibidas. Pero ahí estaban, llenas de color y de vida.
La casa y todo lo que en ella había habido alguna vez se despedía con flores llenas de color y de vida. Una larga vida.
(*): Cloris.
¡Ay que lindo relato de algo tan simple como una olvidada planta! hay mucho jugo que sacarle a ésto, Gaby.
ResponderEliminarTu entrada me ha recordado algunas de Winnie que comenta en mi blog. Su casa, donde se crió con sus 9 hermanos terminó vacía, pero enconró tesoros olvidados por ahí....
Besos
QUERIDA GABY: CUÁNDO NO CON TUS RELATOS EVOCAS EN MÍ RECUERDOS IMPERECEDEROS, QUE NUNCA JAMÁS NADIE PUEDE BORRAR.
ResponderEliminarTE CUENTO QUE HUBO ALGUNA VEZ UNA CASA EN LA MOLINA HABITADA POR UNA FAMILIA DE BUENA CRIANZA Y PRINCIPIOS.
HOY ESA CASITA QUEDÓ EN MANOS DE SABE DIOS QUIÉNES.
SE QUEDARON MUCHAS PLANTAS, ENTRE TODAS ELLAS LA SÁBILA QUE TANTO BIEN HIZO A PERSONAS QUERIDAS, AHÍ QUEDÓ LUEGO DE TANTO ESFUERZO, CUIDADOS. NADIE SE ATREVIÓ A SACARLA DE SU LUGAR.
RECUERDOS QUE QUEDARÁN POR SIEMPRE EN LA MENTE Y CORAZÓN.
SALUDOS Y GRACIAS POR HACERME REVIVIR HERMOSOS MOMENTOS DE MI INFANCIA.
SALUDOS,
ANTONIO
Bonita Entrada.
ResponderEliminarUn saludo
Y así dicen que a "las cosas" les falta alma.
ResponderEliminarA veces es al revés.
Asi pasa cuando te mudas o cambias de domicilio.
ResponderEliminarMe gusta pensar en lo que dejas.
Y lo vacía que se vuelve la casa.
Que situación angustiante y a la vez mágica!
ResponderEliminarSuele suceder que entre muchas y tantas cosas, no notamos algunas realmente hermosas.
Besos!
El circulo continua... las flores como símbolo de esperanza, y la tierra inmóvil, serena, a la espera de nuevas voces que esperemos sean tan acogedoras como los que la dejaron. Cesar
ResponderEliminarQuerida Gaby, al leer tu comentario en mi Blog.,"El Cofre de los recuerdos", me di con la sorpresa de que ya estás en Chile, !que maravilla!, espero que leas ésto y hagas un post.,de tu reunión con muchas fotos. No dejes de saludar muy cariñosamente a AleMamá de parte mía, es una persona maravillosa y le tomé un gran cariño a través de sus comentarios.
ResponderEliminarTu entrada es muy triste, sentí mucha pena al leerla, pensé en casa sola, sin tu tío que cuídaba tanto el jardín, lugar al que no me gusta ir ultimamente, veo el arbolito que sembró y dijo, ya solo me falta escribir un libro, libro que no llegó a escribir, tampoco verá crecer su "ÁRBOL DE LA FELICIDAD", así de llama ese arbolito que sembró.
Bueno, nada de tristes recuerdos, que todo sea un éxito en el bello Chile.
Cariños a todos los Bloggers chilenos y de otro lugares que son nuestros amigos a través del Ciberespacio.
María del Carmen
Un planta olvidada, una casa que tiene que quedar vacía. Hay mucho que contar en esto, AleMamá.
ResponderEliminarPlantas que pasaron a ser parte de nuestras vidas, ¿no Antonio?
Gracias Nicolás.
A algunas cosas les sobra vida Esteban. De eso estoy convencida.
Y lo que uno deja a veces se siente muy pesado, Zocadiz.
Diría más mágica que angustiante, Katy. Mucha magia.
Voces más acogedoras... algo difícil pero no imposible. Estaremos al tanto, César.
La nostalgia invita un poco a la tristeza, pero no tiene que ser así. Nada de ponerse triste Maricarmen.