- Oye, ¡no tienes cejas! —dice ella, asombrada.
- No —responde él, con cara y tono de fastidio—. ¿Recién te das cuenta?
- Si, como siempre tienes los lentes puestos nunca lo había notado.
- Toda mi vida he envidiado tus cejas, las comparaba con las mías y salían perdiendo.
---------------------------
La pequeña levanta un paquete del piso y exclama algo ininteligible.
- Imbécil tú —dice el más grande, con la velocidad de un acto reflejo.
- ¡Pobrecita! —sale la segunda, defensora—. Ella dijo "¡qué bestia!"
- ¿Qué les pasa? Yo dije "¡pesa!" —concluye la pequeña.
---------------------------
- ¿Yo tengo piernas? —pregunta el más grande.
- No, nunca me había fijado. Tus pies salen directamente de debajo de tu tronco —responde la pequeña, sin evitar lanzar una muy sonora carcajada.
- No, no —dice el más grande, riendo también—. Quise preguntar si tengo las piernas quemadas.
- Ah, si, un poco... creo.
---------------------------
El más pequeñito pone en fila las figuritas de su álbum de super héroes, mientras va enumerando en voz alta los nombres de los que ya tiene.
- Acá están el Hombre Elástico, la Mujer Invisible, la Mole y el Doctor Chumana.
Quien lo oye conoce a los Cuatro Fantásticos, pero ese doctor mencionado al final no le suena para nada. Teme preguntar y sentir que su tiempo de estar al día con los nombres de los súper héroes ya pasó. Pero el más pequeñito insiste y lo repite todo:
- No —responde él, con cara y tono de fastidio—. ¿Recién te das cuenta?
- Si, como siempre tienes los lentes puestos nunca lo había notado.
- Toda mi vida he envidiado tus cejas, las comparaba con las mías y salían perdiendo.
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La pequeña levanta un paquete del piso y exclama algo ininteligible.
- Imbécil tú —dice el más grande, con la velocidad de un acto reflejo.
- ¡Pobrecita! —sale la segunda, defensora—. Ella dijo "¡qué bestia!"
- ¿Qué les pasa? Yo dije "¡pesa!" —concluye la pequeña.
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- ¿Yo tengo piernas? —pregunta el más grande.
- No, nunca me había fijado. Tus pies salen directamente de debajo de tu tronco —responde la pequeña, sin evitar lanzar una muy sonora carcajada.
- No, no —dice el más grande, riendo también—. Quise preguntar si tengo las piernas quemadas.
- Ah, si, un poco... creo.
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El más pequeñito pone en fila las figuritas de su álbum de super héroes, mientras va enumerando en voz alta los nombres de los que ya tiene.
- Acá están el Hombre Elástico, la Mujer Invisible, la Mole y el Doctor Chumana.
Quien lo oye conoce a los Cuatro Fantásticos, pero ese doctor mencionado al final no le suena para nada. Teme preguntar y sentir que su tiempo de estar al día con los nombres de los súper héroes ya pasó. Pero el más pequeñito insiste y lo repite todo:
- Mira, acá están el Hombre Elástico, la Mujer Invisible, la Mole y el Doctor Chumana.
- ¿Doctor Chumana? A ese no lo conozco —después de todo, hay veces en que la curiosidad puede más que el orgullo—. ¿Es un nuevo miembro de los Cuatro Fantásticos o es de otro lado?
- ¿Quién es el Doctor Chumana? ¡Antorcha Humana!
- ¿Doctor Chumana? A ese no lo conozco —después de todo, hay veces en que la curiosidad puede más que el orgullo—. ¿Es un nuevo miembro de los Cuatro Fantásticos o es de otro lado?
- ¿Quién es el Doctor Chumana? ¡Antorcha Humana!
Ahora si quedó completo el cuarteto, tal como siempre lo conoció.
QUERIDA GABY: DÍA A DÍA NO DEJA DE SORPRENDERME ESA CREATIVIDAD LITERARIA,INNATA.
ResponderEliminarINOCENTES Y DULCES DIÁLOGOS QUE NOS LLEVAN A AQUELLA ETAPA DE NUESTRA VIDA EN LO QUE TODO ERA COLOR DE ROSAS.
ME DEJAS NOSTÁLGICO DE LOS MOMENTOS VIVIDOS. HACES QUE EXTRAÑE MUCHO EL LUGAR DONDE NACÍ Y CRECÍ.
GRACIAS POR HACERME SENTIR QUE LA VIDA TIENE UN PORQUÉ Y PARA QUÉ.
FELICIDADES...ME HALAGA SER TU FERVIENTE LECTOR.
Hola Gabriela:
ResponderEliminarLos pequeños diálogos- de ese tipo-nos enseñan, generalmente, mucho más que laaaaaaaargos discursos.
Cariños.
Me gustó mucho, en la vida diaria suceden muchísimos diálogos que causan risa y algunas veces colera.Te cuento dos reales:
ResponderEliminarÉste parece de teléfono malogrado.
¿A dónde vas?
-¿Cómo que a donde voy?
-Tú sabes que hace tres meses salgo a clases en la universidad.
-¿universidad?, ¿qué estudias?
-Todos saben que estudio una maestría, ms hijos,la empleada, mis nietos y amigos.
-¿maestría?, yo,ni enterado.
Los niños tiene nmucha imaginación.
-No pises mi linea invesible.
-¿qué línea?, yo no veo nada.
-Es que eres un tonto, si es invisible ¿cómo vas a verla?
-No soy tonto, es que soy más chico que tu, seguro que la veré cuando sea de tu tamaño.
La vida es bella, cuando recordamos las pequeñas cosas cotidianas.
Cariños,
María del Carmen
Me encanta oir los diálogos de los niños entre ellos cuando se sienten solos. Nos hablan más que muchos interrogatorios.
ResponderEliminarBesos
Gracias Antonio (te reconocí por el uso las mayúsculas). Esos diálogos son una pequeña parte de recuerdos compartidos con la spersonas que más quiero.
ResponderEliminarClaro, Esteban. De los largos y malos discursos solamente recordamos eso: que fueron largos y malos.
Ese del invisible, Maricarmen, me ha causado mucha gracia.
Así es, AleMamá, a veces vale la pena escucharlos sin que ellos se den cuenta.
jajajaja.. me ha hecho reir bastante el ultimo de la antorcha humana!!!!
ResponderEliminarlos diálogos así son los más profundos en algunas ocasiones.
Entré hoy por primera vez en tu blog, por un comentario en "soy una pobre pensionista". Como soy un bichito bastante raro, lo primero que leí fue el perfil y me encontré con algo insólito: es habitaul encontrar entre los libros preferidos de la gente " el principito " o los de García Márquez, pero es la primera vez que veo "rosaura a las 10" un libro que yo leí hace cerca de treinta años, creo que de Marco Denevi, (que me encantó en su día) , de quién nunca leí nada más ni he vuelto a oir hablar
ResponderEliminardice el refrán que lo bueno si breve dos veces bueno...
ResponderEliminarMe ha encantado!
El recuerdo del doctor Chumana también me hace reír siempre casi a carcajadas, Zocadiz.
ResponderEliminarBienvenida María Jesús.
Rosaura a las diez me encantó, y eso que por el título no llamaba mucho mi atención. Mi mamá me convenció de leerlo y no me arrepiento. Es un cambio total de la perspectiva de muchas cosas.
Como dice Esteban también, Teka, de los diálogos cortos se aprende mucho más que de los interminables y soporíferos.
Gracias por tu visita a mi blog, aunque no creo que la tonterías que cuento puedan llegar a interesarte. Yo vendré al tuyo porque me gusta, pero no te sientas obligada.
ResponderEliminarLa breva es en realidad, un higo, pero aunque el árbol es el mismo, el color, la textura y el sabor del fruto es completamente diferente.
Gaby! Me he reído mucho y en voz alta, sobre todo con el de las piernas, jaja!, ya me había olvidado de ese diálogo... Y el de "imbécil tú", qué risa y qué recuerdos también.
ResponderEliminarLos quiero mucho.
No me siento obligada para nada, María Jesús. Tu blog, como el mío, está lleno de esas cosas simples que son las más lindas que tenemos para compartir.
ResponderEliminarYa me imaginaba, hermanilla, que te reirías con alguno de estos diálogos. Lo que no me imaginé era que lo harías a carcajadas y en voz alta.
Hola gabi
ResponderEliminarme gusto mucho los diálogos
ResponderEliminarGracias.
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