jueves, 18 de junio de 2009

Movilidad escolar

Prácticamente, a lo largo de toda nuestra vida escolar, mis hermanos y yo fuimos usuarios de esa entrañable institución llamada la movilidad.

Primero, en mi año de kindergarten, fue la señora Raquel, con su inolvidable Volkswagen Kombi (las auténticas, no las infames de estos tiempos) color verde agua. Los de kínder, que en la movilidad éramos tres, entrábamos a la misma hora que el resto del colegio, pero salíamos dos horas más temprano. Así que a nuestro regreso la camioneta era solamente para nosotros tres, que por ser los menores, íbamos muy intimidados y tranquilitos por la mañana. Muchas veces, la señora Raquel se aparecía con regalitos para nosotros, por lo general trozos de queque hechos en casa.

Después vinieron varias otras "señoras de la movilidad": la señora Matienzo, la señora Pinto, la señora Riva y finalmente Manuel, la única excepción en esta lista de mujeres. Hubo un año, cuando recién el colegio se mudó al local nuevo, en que usamos el servicio de ómnibus. Solamente duró un año porque el servicio no era muy bueno ni tenía ese sabor tan familiar de la camioneta.

En esas mañanas limeñas tan húmedas de junio, la camioneta paraba en la casa de alguien, que bien podía estar listo y formalito esperando muerto de frío en la calle, como también podía salir apurado con un pan en la mano y sin peinarse. Ya se sabía quién era (éramos) de los formalitos y quién de los que salían a la volada con la mitad del desayuno en la mano.

Recuerdo que era todo un triunfo cuando uno de "los grandes" te saludaba al cruzártelo en el patio del colegio.

Todas estas evocaciones y añoranzas me vinieron a la mente hace poco, una tarde cualquiera. Caminaba sin apuro por una de tantas callecitas miraflorinas, sin pensar en nada en especial. De repente escuché a uno de mis costados muchas voces de niños gritando: "¡somos hermanos!, ¡somos hermanos!" a voz en cuello. Cuando me voltée a ver de dónde venían las voces, vi una camioneta, inequívocamente una movilidad escolar, ahora casi todas uniformadas de amarillo. Desde dos ventanas abiertas asomaban cuatro cabecitas, pregonando alegremente a los cuatro vientos esa hermandad que los hacía tan inmensamente felices.
Retrocedí no sé cuántos años, a los tiempos en que era yo quien hacía lo mismo: asomar la cabeza por la ventana para gritar alegremente a los cuatro vientos (no mamá, nunca sacaba la cabeza por la ventana), para sorpresa, y fastidio a veces, de los transeúntes. Retrocedí también a los diálogos de los más chicos, cuando yo ya era de "los grandes", que decían llenos de asombro que "Magnum tiene un teléfono en su carro". Recuerdo ese momento, recuerdo quién lo dijo. Para mí fue una sorpresa descubrir hace pocos años que es todo un colega, especialista en Derecho Comercial. Para él ya no debe ser sorpresa hablar por teléfono desde el carro.

Otra generación. Otro tiempo. Otro mundo. Otra vida. Los mismos gestos. Los mismos gritos. Las mismas acciones. Algún día, será otra generación en otro tiempo, otro mundo y otra vida, con los mismos recuerdos. Tal vez hasta con la misma nostalgia por la moviildad.

13 comentarios:

  1. Mi mama hizo movilidad en dos años no consecutivos de mi vida escolar. El resto de los años hicimos Car Pool con compañeros de la zona. El año pasado durante el concierto de R.E.M., en medio de 40 mil personas me saluda un hombre que resulto ser compañero de la movilidad de mi mama y le mando saludos. No tengo idea quien era.

    ResponderEliminar
  2. Cómo cambian las cosas con la edad!
    Cuando vas a buscar al nieto al colegio..., le llevas a comprar alguna chuchería..., a comer con los abuelos... y después le llevas de nuevo al colegio en coche... recuerdas las épocas pretéritas cuando (sin ningún tipo de movilidad) a pie o en medios de locomoción nos trasladábamos al colegio...
    Me has hecho recordar viejos tiempos...
    Un cordial saludo,
    Luis

    ResponderEliminar
  3. Yo solo tuve un año de movilidad propia del colegio en un omnibus amarillo que yo lo veía enooorme.
    Luego pasé al famoso pool, donde con chicas que vivían cerca se coordinaba los días que le tocaba a cada uno. En este caso estaban los papás puntuales y simpáticos y los papás demorones, olvidadizos y malhumorados que se iban peleando con todos los carros que pasaban jeje los recuerdo perfectamente.
    Debo haber odiado todas las mañanas que tuve que ir al colegio, salvo los días de paseo seguramente. Además porque yo era alérgica a la lactosa, cosa que en ese entonces no se sabía y mis papás creían que era capricho para no ir al colegio, así que me obligaban igual a tomarla y por supuesto llegaba al colegio directo a la enfermería. En fin, traumas de niña que no he podido superar creo jajaja
    Besos
    Katia

    ResponderEliminar
  4. Mis hijos núnca tuvieron movilidad escolar, los llevamos su padre y yo,como "mamá gallina, así me decían", ellos envidiaban a los que llegaban en movilidad escolar, los consideraban "chicos libres del control de sus padres".
    Tu recuerdo de esa época, trajo a mi memoria algo terrible sucedido a una señora que hacia movilidad para los del colegio "Maristas de San Isidro". La monjita que les hablaba en la formación de la mañana antes de entrar al salón rezaban las oraciones acostumbradas,pero esa mañana le dijo vamos a pedir por la señora...,( no recuerdo su nombre),y por su familia, en especial por sus hijitos que eran compañeros de muchos de ustedes, ayer cuando regresaba de dejar a todos en sus casas, su camioneta chocó y ella murió.el patio del colegio quedó congelado,silencio total,fue un impacto terrible la noticia,todos la conociamos,era muy alegre,buena y cariñosa, sólo hacia movilidad a los alumnos de primaria, motivo por el cual sus tres hijos de secundaria no estaban con ella cuando choco.
    La monjita dijo: les pido que siempre digan esta Jaculatoria antes de salir de casa,para estar protegidos "DE BELÉN SALIÓ JESÚS CON JOSÉ Y CON MARÍA, DE MI CASA SALGO YO EN LA MISMA COMPAÑÍA".
    Mis hijos ya están casados, uno me ha dado 3 nietos hermosos, pero esa Jaculatoria no dejamos de decirla siempre que salimos de casa,estoy segura que también se la enseñaran a sus hijos.
    Esa buena señora de la movilidad dejó en la mente de todos la pena de ya no verla y el recuerdo de esa Jaculatoria.
    MARICARMEN

    ResponderEliminar
  5. Hola Gabriela:
    El tuyo es un emotivo recuerdo de esos años que a todos se nos hacen inolvidables, mientras más pasan los años. Quedé particularmente impresionado por el comentario de Maricarmen y su recuerdo de aquella infortunada conductora.
    Me trajiste a la memoria mis primeros años en el colegio, en que como hijo de inmigrantes yo hablaba un castellano con mucho acento alemán que provocaba las risas de mis compañeros. Me diste indirectamente una idea para comentar aquello más adelante en mi blog.

    Cariños.

    ResponderEliminar
  6. Mi movilidad nunca fue una camioneta o combi como describes si no uno de los tantos (eran como 23 si mal no recuerdo) omnibus amarillos de mi colegio que cubrian distintas rutas de nuestra gran Lima. Eso si, toda mi vida escolar fuimos en omnibus. Incluso cuando mi papi fue designado a Iquitos seguimos mis hermanos y yo yendo al colegio en omnibus. El colegio era de la Marina pero estaba abierto a cualquier otra Arma o rama de la Policia y recuerdo con gracia que el omnibus de la Marina era amarillo, el de la FAP azul y lo del Ejercito y Policas (PIP, Guardia Civil, Guardia Republicana) verdes (colores representativos de cada una).
    Tal vez no habia el calor mas intimo de las camionetas que describes, pero tambien me han dejado muchos recuerdos y anecdotas de todo tipo, bailes, peleas, cantos, bromas, cariño a los choferes (en muchos omnibus se ostentaba el privilegio de tener al mejor chofer del colegio y en otros al cascarrabias mala gracia), etc.
    Nos has hecho traer a la mente gratos recuerdos.
    Besos,
    Silvana

    ResponderEliminar
  7. Eso que cuentas, Martín, me hizo acordar a la vez en yo me encontré con un pata cuya mamá era dueña de una movilidad legendaria en el colegio. Le mandé saludos a su mamá, y aunque él si supo quién era yo, se sorprendió al ver que yo recordaba la camioneta ploma de su mamá.

    Así es Luis, las cosas cambian de perspectiva con la edad. Qué lindo que puedas compartir esos momentos con tu nieto.

    Pobre Katy, que te obligaran a tomar leche a la mala. Con razón no debes tener recuerdos muy felices de esas mañanas de tiempos escolares, con movilidad o sin ella.

    La historia que cuentas, Maricarmen, me dejó asombrada. Lo que habrá sido escuchar esa noticia de golpe y porrazo.

    Me quedo intrigada, Esteban, y con ganas de saber qué idea te he dado.

    Claro que sé a cuáles buses te refieres, Silvana. Estoy casi totalmente segura de que todavía andan por ahí. No había ese calor íntimo, como dices, pero también tenía su encanto.

    ResponderEliminar
  8. Que lindos recuerdos !!

    Yo como tenía la escuela a una cuadra iba caminando .

    Si que cambian las épocas y las maneras de movilidad .
    A mis hijos los llevaba yo el cole tb , les quedaba cerca .

    Algunas veces he llevado a mi nietito al jardín .

    Un beso , cuidate .
    Nancy

    ResponderEliminar
  9. has conseguido que yo tambien vuelva a esos años...que nostalgia!!
    yo iba en bus escolar al colegio pero cuando mi hermana se enamoró de un chico que iba en metro hacía que siempre lo perdiesemos para poder verle!! de esto me enteré hace poco!!jeje

    ResponderEliminar
  10. Solo hice algunas veces movilidad a Gonzalo, cuando sus padres me pedían ayuda el día que no podían llevarlo. En el camino, él me iba señalando con la mano por donde voltear. Yo, muy seria, le preguntaba, ¿por aquí? y el asentía con la cabeza. Así, hasta llegar al nido donde lo veía desaparecer por la puerta después de una, también muy seria, despedida con la mano. Ay, el pequeñín que ahora va a "reus" y quinceañeros.

    ResponderEliminar
  11. Me encantó!!!!
    Acá en México se les llama "la ronda".
    :)
    Nos leemos.

    ResponderEliminar
  12. Nunca he sabido, Nancy, lo que es vivir cerca del colegio. Para nosotros era un viaje de casi una hora en la mañana y otro tanto en la tarde.
    Pero los que vivían cerca eran los que más tarde llegaban.

    Eso de "perder" el bus me lo contó hace poco una amiga. Se lo hacía un chico con el que terminó casándose poco tiempo después.

    Esa seriedad la tuvo siempre, carita de autoridad le decía la tía Angelita.

    A mí me encanta ver cómo las cosas cambian de nombre de un país a otro de los nuestros, Zocadiz.

    ResponderEliminar
  13. Your post made me think about mobile homes and trailer parks, like the ones they have in the US.

    Given Ukraine's poverty level, mobile homes would be quite popular here, at least for the time being. But no one is selling them.

    ResponderEliminar

Por el cumplimiento del Reglamento de Protección de Datos de la UE (RGPD) 2016/679, al suscribirte a Seis de enero aceptas que se usen tus datos conforme a lo establecido en la política de privacidad. Esta establece los términos en que el blog usa y protege la información que brindan los suscriptores al usar el blog.