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Las hermanitas jugaban como jugaban todos los días. Sus gritos salían por la ventana de su salón de juegos. No era un salón de juegos precisamente, era una habitación grande en el segundo piso de la casa donde vivían.
De repente, de la nada, una pelota entró volando por la ventana. Era una pelota grande, nueva y con muchos colores que se quedó rebotando hasta que se detuvo completamente.
Sorprendidas, las niñas corrieron hacia la ventana por donde había entrado la pelota volando. Miraron hacia abajo, no había nadie.
Con la mirada recorrieron todo el panorama hasta donde sus pequeños ojos alcanzaban. La calle, a izquierda y derecha. No había nadie cerca. Las únicas personas que lograron ver estaban demasiado lejos como para haber lanzado la pelota y salir corriendo.
Estaban tan intrigadas que hasta se olvidaron de lo mucho que habían querido una pelota, de las veces que habían comentado cuánto querían una pelota en la mesa familiar durante las comidas. La sorpresa lo había invadido todo.
Finalmente, volvieron a sus juegos, esta vez con la colorida novedad. Sus voces volvieron a llegar hasta la calle.
En sus cabecitas seguía la pregunta: "¿de dónde salió esa pelota tan bonita?".
En la calle, debajo del saliente que protegía contra la lluvia a la altura de la ventana por donde las niñas se habían asomado, un padre fuera de serie contenía la risa ante su propia travesura.
Bonita historia. Un beso
ResponderEliminarGracias por leer, Susana.
EliminarCOMO SIEMPRE, TIERNO Y ENCANTADOR RELATO.
ResponderEliminarQUÉ MEJOR SORPRESA PARA LAS NIÑAS!!!
LA INTRIGA, EN ESTOS CASOS, ES DULCE.
GRACIAS POR TU ENVÍO.
CARIÑOS.
Entre el susto y la intriga, las niñas lograron su pelota.
EliminarTan bonita historia, y una de ellas no la recuerda...
ResponderEliminarYo creo que las dos la recuerdan, y son una sonrisa.
EliminarBonita historia que provoca una sonrisa. El padre se divertía y les daba una alegría a sus pequeñas hijas.
ResponderEliminarCreo que el más feliz de esta historia era el padre.
EliminarLos padres siempre tratan de complacer a sus hijos.
ResponderEliminarBesos Gabriela
Y para este papá, eso siempre era una prioridad.
EliminarQué historia tan hermosa, las niñas ingenuas que creían que las cosas llegan del cielo y el padre "fuera de serie " que llenaba de alegría a sus hijas con esa "travesura " tierna y muy propia de él. Yo tuve un PADRE tal cual.
ResponderEliminarSin duda, eso representa una infancia feliz y llena de sorpresas.
EliminarMuy tierna y sentimental la acción de ese padre dando a sus hijas la pelota que tanto querian pero valiendose de una bonita e integrante sorpresa.
ResponderEliminarEra un hombre muy ingenioso, realmente un fuera de serie.
EliminarQue tierna historia Gabriela, tu corazón es bondadoso, un abrazo
ResponderEliminarGracias, Jorge. Que bueno que te gustara esta historia.
EliminarLa simpleza de tus relatos y tu capacidad de sintesis son admirables, de alguien con gran talento. La historia es entrañable. Muchos saludos,
ResponderEliminarSilvana
Y esas niñas, ya adultas, la recuerdan con mucho cariño.
Eliminar¡Ay que bueno, Diana! ¡Ese padre nos ha conquistado por su ocurrencia y su ternura hacia sus niñas!
ResponderEliminarBesos mil de las dos
J&Y
Por algo las niñas adoraban a su papá, hasta el día de hoy.
EliminarQué preciosa historia, Gabriela!
ResponderEliminarViniendo de ti, me siento más que halagada.
EliminarUm relato muito vivo, muito real.
ResponderEliminarBeijo
Gracias por leer, Nina.
EliminarLinda travasura paternal.
ResponderEliminarBuen fin de semana Gabriela. Y Cuídate Mucho.
Un abrazo.
A cuidarnos todos, Laura. No hay otra.
EliminarBonita historia, Gabriela. Esas son las cosas que recordamos toda la vida, los detalles de los papás.
ResponderEliminarUn abrazo!
A ese papá se le recuerda con un amor inmenso. Y es que se lo merecía, y multiplicado.
EliminarBuen fin de semana Gabriela. Cuídate.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias, Laura.
EliminarMe gustan las travesuras es un mundo de no entregarse a la vejez
ResponderEliminarmuy buena entrada
Te doy la bienvenida al blog.
EliminarApi es, La vejez en mental. Conozco viejos de 25 años y jóvenes de 90.
Me ha recordado un anuncio de seguros del hogar que había en la tv hace tiempo, jajajaj.... espero que no rompiese nada ;)
ResponderEliminarQué curiosidad me has dado. No sé si podría encontrar el video del anuncio para verlo.
EliminarY no, no rompió nada.
:D