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Hace poco, saqué un reloj para ponérmelo ese día, pero tuve que buscarle reemplazo de inmediato porque vi que no funcionaba. "Más tarde lo llevo a cambiarle la pila", pensé, mientras me ponía el otro reloj elegido, previa comprobación de que funcionara.
Recién al día siguiente pude llevarlo al maestro relojero que ya me conoce y a quien encargo estos menesteres y otros relacionados con su oficio. De su destreza depende el buen funcionamiento y exactitud de quienes me dan la hora a lo largo del día.
Tomé el reloj de la caja donde lo tenía guardado, lo metí en mi cartera y me fui caminando hasta el lugar donde atiende el relojero.
Al llegar, luego de los saludos de rigor, le entregué el reloj a la vez que le dije:
- Maestro, espero que sea solamente la batería. Ojalá no se haya malogrado.
El hombre miró el reloj, y mostrándomelo me dijo un segundo después:
- Este reloj está funcionando.
Me lo entregó, lo acerqué a mi cara por las dudas. No solamente estaba funcionando. Estaba con la hora correcta. Con la mayor confusión del mundo, le agradecí al relojero y me di media vuelta. En el camino de regreso a casa, miraba el reloj de vez en cuando para cerciorarme de que siguiera caminando.
Seguía caminando.
No entendía nada.
Cuando llegué a la casa, aún con la confusión por lo que acababa de pasar, me dispuse a guardar el reloj en la caja que comparte con los demás de su especie.
Entonces noté que entre la profusión de tic-tacs, de correas multicolores y de manecillas que indicaban la misma hora había uno que marcaba cualquier otro número. Lo separé del grupo, y ahí entendí todo: ese era el reloj sin batería, no el que había llevado al relojero.
Al menos este misterio relojero quedó resuelto.
Bueno, te,diste un buen paseo y también sacaste a pasear al reloj. Aunque el afectado se quedó olvideado eno el cajón. Cómo se habrán reído de él sus compañeros.
ResponderEliminarMás deben haberse los relojes reído de mí, sin duda.
EliminarMuy gracioso lo que pasó con el misterio, pues realmente parecía un misterio o cosa de magia, pero resulta que sucedió por la multiplicación de los relojes.
ResponderEliminarMe ha divertido la confusion.
Exactamente, el misterio se disipó en un segundo.
EliminarÉ o problema de ter muitos!
ResponderEliminarLogo levará para reparar aquele que realmente necessita reparação.
Exactamente, es lo que pasa cuando se tiene mucho. Pero con los relojes me ocurre así.
Eliminar:D
¡Misterio resuelto! Menos mal Gabriela, pues esos pequeños sucesos inexplicables nos ponen muy nerviosas y no paramos hasta encontrarles cierta lógica.
ResponderEliminarBesos mil de las dos
J&Y
Sí, lo sé muy bien, porque cuando las cosas quedan sin explicar, la duda sobre qué pasó surge una y otra vez.
EliminarEl misterio resultó ser un despiste, jeje.
ResponderEliminarBesos y buena semana.
Sí, despiste total y absoluto... y hasta vergonzoso.
EliminarY al día siguiente fuiste ¿a otro relojero?
ResponderEliminarNo, al relojero no lo cambio por nada. Es muy buen profesional.
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