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Un hombre camina a paso ligero. Sujeta en una mano las correas de dos perros, uno grande y uno chico, que lo jalan en su paseo por la calle. Los perros van ansiosos y marcan el ritmo de la caminata. El hombre solamente puede seguirlos. De repente, los perros paran en seco y comienzan a ladrar furiosos al unísono, en diferentes volúmenes Se distingue perfectamente cuál ladrido es de qué perro. A pocos pasos, el motivo de tanta furia repentina: un gato techero se pasea altivo indiferente al revuelo que ha causado.
El consultorio de un dentista tiene la ventana abierta, quien pasa por afuera puede oír lo que pasa adentro. Suena el inefable taladro odontológico, ese cuyo sonido aterra a muchos y les impide ir al dentista. De inmediato, la risa clara de un niño se impone al taladro. El taladro deja de sonar. Una voz de hombre pregunta cariñosamente cuál es el motivo de esa risa. Una voz de niño dice que la causa gracia el sonido de "ese aparato". Ojalá que siempre sea causa de gracia, que nunca sea motivo de miedo ni aprensión.
Cuatro personas caminan por la calle. Van en orden un hombre, una niña, un niño más pequeño, una mujer cierra la fila. Cada uno lleva un helado en la mano. El del niño más pequeño se derrite y se inclina peligrosamente hacia el suelo. Siguen avanzando, se ignora el destino del helado del más chiquitito.
Nunca nos acostumbraremos a ese "ruidito" del taladro... es solo leerlo y ya se nos ponen los vellos de punta, jajajaja ¡Bendita inocencia la de ese niño! Nos quedamos con la intriga del helado...Seguramente acabaría en el suelo y terminaría comiéndose el de alguno de los mayores, ¡lo decimos por experiencia propia!... Historias de cada día narradas a través de tus observadores ojos, Gabriela.
ResponderEliminarUn beso fuerte de las dos
J&Y
También espero que nunca deje de reír ante el sonidito que pone los pelos de punta. A mí me hacer recordar con terror una película con Dustin Hoffman y John Gielgud.
EliminarDel helado, espero que la gravedad no haya ganado esta vez.
Simpáticas escenas de la vida cotidiana. Qué bueno que pudiste grabarlas en tu memoria para luego compartirlas con tus lectores. Narraciones como ésta alegran el día. Gracias y feliz semana.
ResponderEliminarA veces, las cosas más interesantes son las más simples que pasan a nuestro lado.
EliminarUn relato muy bien detallado, que nos haces participar al leerlo. Te felicito. Después de una larga ausencia por causas ajenas a mí, regresé y vine a saludarte.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
Me dio gusto leerte de vuelta, Sara. Bienvenida al barrio bloguero.
EliminarRetratas el día a día con un toque de humor. Sin duda, cada día suceden cosas y centrarse en lo positivo, en lo sencillo nos ayuda a ser nosotros mismos
ResponderEliminarCreo que es mejor ver las cosas simples, María Jesús, porque las complicadas, las que suenan más, esas no necesitan de nadie para darse a conocer.
EliminarSão instantâneos, flashes interessantes do quotidiano que tu, Gabriela, muito bem retratas.
ResponderEliminarBoa semana.
Beijo da Nina
Me gustó lo de flashes, Nina. En verdad, es lo que son estas estampas.
EliminarSeguro que se le cayó!!....jejeej!
ResponderEliminarMe temo que sí, Norma.
EliminarLas cosas simples también logran hacernos reflexionar, apreciada Gabriela.
ResponderEliminarY es justamente por ser simples, Esteban.
EliminarQue poco me gusta ese ruido Gabriela. Siempre voy al dentista con nervios. Ella me dice. relajate mujer que ya sabes que no te hago daño ;)
ResponderEliminarBuen fin de semana.
Un beso.
No, no hace daño, pero bien que el sonidito pone los nervios de punta a cualquiera.
EliminarPintorescas estampas que describes con buena pluma :)
ResponderEliminarSaludos!
O buen teclado, Soñadora.
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