martes, 16 de junio de 2015

La bocamina cerrada

Volviendo a las historias misteriosas, cuento acá algo que le pasó a alguien que conozco de toda la vida. Tengo la autorización para narrar la historia que viene a continuación.
---------------
Un ingeniero, al que llamaré Benjamín, trabajó un tiempo en una mina en el interior del Perú. Tenía a su cargo a un grupo de operarios originarios de la zona que conocían bien los alrededores del asentamiento minero. Con una mezcla de cariño y respeto, a Benjamín lo conocían como Inge, nombre corto de ingeniero.

Un día, Benjamín y un grupo de trabajadores se adentraron en la mina para realizar unas obras de apuntalamiento de las paredes para que no se debilitaran a causa de las excavaciones. Eran cinco, todos guiados por uno de los trabajadores, que estaba muy familiarizado con las rutas que había dentro de la mina.

Cuando llegaron al punto en que debían trabajar, uno de los trabajadores se dio cuenta de que no había llevado su material completo. Para no perder más tiempo que ya perderían por el olvido, Benjamín anunció que él saldría solo y regresaría con las herramientas que se quedaron afuera. Así, el grupo podría ir avanzando en otras labores mientras esperaban su regreso.

El papá de un amigo de Benjamín, un experimentado ingeniero de minas, le había dicho al saber que iría a trabajar a una mina, que nunca, por ningún motivo, bajo ninguna circunstancia y por más fácil que pareciera, nunca jamás entrara o saliera solo de la mina. Demasiado tarde recordó Benjamín la recomendación de su viejo colega, cuando llegó a una encrucijada. No sabía si debía ir a la derecha o a la izquierda. Retomar sus pasos hubiera significado demorar aun más los planes de ese día.

No sabía qué hacer. No sabía qué camino tomar. No quiso dejarse llevar por el miedo, pero lo empezaba a sentir.

De repente, delante de él, vio un pequeñísimo punto de luz que crecía imperceptiblemente. También empezó a percibir un sonido. El inequívoco sonido de uno de esos vehículos que se usan dentro de las minas para llevar personal y material de un lugar a otro.

Se quedó donde estaba, esperando que pasara el vehículo para luego seguir el mismo camino por el que este estaba usando. Se alegró de la coincidencia de que justo otra persona viniera a su encuentro y le mostrara la ruta a seguir. El sonido y la luz se acercaron cada vez más hasta que estuvieron a su lado. Subido encima del carrito venía un trabajador al que Benjamín nunca antes había visto. El hombre venía muy tranquilo, con las manos detrás de la cabeza, tarareando una canción que Benjamín no reconoció.

Cuando estuvo a su costado, los dos hombres se miraron. El del carrito dejó de cantar, lo miró y lo saludó con un movimiento de cabeza: "Inge, ¿cómo está?" Y luego, siguió su camino sin esperar respuesta.

Así que Benjamín caminó por ahí hasta que llegó a la salida. Ya afuera, se encontró con otro ingeniero y otro grupo de trabajadores que lo miraron intrigados. Les contó del olvido de los materiales y que debía ir a buscarlos para entregárselos al grupo que había entrado con él. El ingeniero le preguntó: "¿por dónde has salido?"

Benjamín le señaló la bocamina y en breves frases detalló de su momentánea pérdida y de cómo un trabajador que no recordaba haber visto antes le había dado la pista de la ruta a seguir. El ingeniero lo miró incrédulo y luego de una pausa atinó a decirle: "pero si esa bocamina está cerrada hace más de veinte años".

Cuando Benjamín volteó a mirar el breve trecho que había desde donde estaba parado en ese instante al punto por donde había salido, lo único que vio fue un lugar en el que parecía que nadie había puesto un pie en muchísimo tiempo.

50 comentarios:

  1. Hola. una historia con un gran misterio... seguimos en contacto

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Ciertamente. Benjamín nunca supo quién era el trabajador que le mostró el camino.

      Eliminar
  2. Gabrielita que historia misteriosa nos traes hoy!! Te mantiene en vilo durante todo el relato.
    Un abrazo guapa.

    ResponderEliminar
  3. INCREIBLEMENTE INTERESANTE. TU RELATO ES DE PELÍCULA. LA EXPERIENCIA DEL "INGE" DEBE HABER SIDO CON UNO DE LOS ÁNGELES QUE NOS PROTEGEN.
    GRACIAS POR TAN HERMOSO RELATO.

    ResponderEliminar
  4. Incrível!!!!
    O que aconteceu? Como se explica essa situação? Só perguntas e nenhuma resposta!
    Como explicas tu tão raro acontecimento?
    Se souberes a resposta, me esclarece, por favor.
    Beijo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¿Sabes qué, Nina? No tengo explicación. Todo lo contrario, lo catalogo como hecho misterioso.

      Eliminar
  5. Este nuevo relato tuyo me reafirma en la existencia de ángeles protectores que nos cuidan todo el tiempo. Seguro que el Inge de la historia es una persona buena y generosa.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Sí que este ingeniero es una buena persona, Acirema. Por eso tuvo cuidadores en ese mal momento que acabó bien.

      Eliminar
  6. En situaciones difíciles nunca sabemos cómo actuaremos o qué sucederá con nosotros realmente, es ahi que aparece esa "persona" que nos ayuda.... besitos

    ResponderEliminar
  7. Increíble historia. Las cosas inexplicables resultan fascinantes.

    Un beso, Gabriela.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Pues sí, Marta, y nos dejan pensando sin dar con una solución.

      Eliminar
  8. Gabriel, qué historia! Me corren culebritas, eventos sorprendentes que no encuentran explicacion.

    Saludos!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Pues todos estamos como las culebritas de la pura emoción que esto nos dejó, Soñadora.

      Eliminar
  9. El final me dió un escalofrío...que cuando estemos en un apuro se nos presente una ayuda así :))
    Un beso.

    ResponderEliminar
  10. Qué misteriosa aparición...Nosotras queremos pensar que fue un ángel de la guarda el que le echó una mano a Inge.

    Un beso enorme de las dos

    J&Y

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Debe haber sido eso, pues es un hombre muy bueno y seguro tiene cuidadores que no lo sueltan.

      Eliminar
  11. Coisa e fatos acontecem que ninguém consegue explicar. Mas sempre tem alguém nos protegendo.
    Bjos tenha um ótimo dia.

    ResponderEliminar
  12. Misterio y un final que da algo de escalofríos....
    Besitos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Yo no quiero imaginar lo que habrá sentido el propio Benjamín.

      Eliminar
  13. Seguramente sería un ángel...Feliz fin de semana

    ResponderEliminar
  14. Me recuerda el dicho, no sé de qué origen, "no creo en brujos, caray...pero que los hay...los hay".

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Es un dicho gallego, Esteban, que va más o menos: No creo en las meigas (brujas), pero haberlas, hailas

      Eliminar
  15. Hola Gabriela.
    Muy buena esta historia.....gracias a Dios todo salió bien...
    Un besito grande......feliz fin de semana...

    ResponderEliminar
  16. Menos mal que consiguió salir, porque me imagino la claustrofobia en un lugar así. Ese punto de luz fue una bendición y el final una incógnita ...
    Me gustan mucho las historias de misterio como ésta. Un abrazo Gabri!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Yo hasta siento la claustrofobia cuando me imagino el momento, Chusa. Felizmente terminó bien.

      Eliminar
  17. ¡Otra vez un ángel! Gabriela, estos relatos que nos traes siempre me acaban dibujando una amplia sonrisa ; )

    ResponderEliminar
  18. Que susto no ????

    Muchas gracias por pasar por mi blog. Un abrazo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Sí, buen susto, felizmente con buen final.
      Gracias también por pasar por acá.

      Eliminar
  19. ¡Qué increíble! las minas encierran muchos misterios.
    Gabriela: Hola, te acabo de ver en el blog de Camelia, me gustó mucho un comentario que le hiciste y me llamó la atención conocerte, aquí estoy disfrutando de tu blog y si me lo permites, me agrego para estar pendiente de tus post.
    Un abrazo de anís.

    ResponderEliminar
  20. Olá
    passando para lhe desejar um ótimo fim de semana.

    ResponderEliminar
  21. jajajajaja genial! no pos si, Dios envía ángeles definitivamente, que susto para Benjamín

    saludos Hilda

    ResponderEliminar

Por el cumplimiento del Reglamento de Protección de Datos de la UE (RGPD) 2016/679, al suscribirte a Seis de enero aceptas que se usen tus datos conforme a lo establecido en la política de privacidad. Esta establece los términos en que el blog usa y protege la información que brindan los suscriptores al usar el blog.