El otro día me hicieron leer un artículo cuya frase final me gustó mucho. Lo leyó también otra persona, a quien inspiró a escribir el texto que copio a continuación.
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"A veces preguntan por qué uno escribe. Supongo que por cosas como esas", decía una frase de un artículo del diario El País. Un artículo sobre un recuerdo de infancia. Inevitablemente recordé algo que pasó hace muchos... muchos años.
Viajaba con mi madre en un viejo barco de vapor por el río Amazonas. Estaba muy oscuro pero el calor me hizo salir del camarote y en la cubierta me encontré con la señora Luzmila, la madre del comandante del vapor.
Yo tenía 12 años y mucha fantasía en la cabeza. La señora estaba sentada en una mecedora y abrigada con un chal. El barco avanzaba por el inmenso río cuando la señora comenzó a contarme una historia, su historia.
"Nos conocimos en Tanger, en una fiesta de la embajada. Salimos a la terraza y ahí estaban las casas puntiagudas y al final el mar Mediterráneo. Luego bailamos hasta el amanecer. Y así empezó todo", suspiró la señora. Luego volteó la cabeza y se quedó dormida.
Yo miraba el río que se abría al paso del vapor. Todo estaba negro como ala de cuervo. Es cierto que nunca está más oscuro que antes de amanecer. Poco a poco un resquicio de claridad comenzó a iluminar el cielo. Los colores empujaban el velo negro y todo comenzó a revivir.
Estaba viendo, por primera vez en mi vida, un amanecer. En un viejo barco de vapor, sobre el río Amazonas. Me senté en un banquito al lado de la mecedora de doña Luzmila. Seguramente me dormí también, y así terminó el encuentro.
Han pasado muchos años. Pero quedaron en mi cabeza para siempre una historia de amor en una terraza sobre los techos puntiagudos de Tanger, a orillas del mar Mediterráneo, en medio del amanecer que iluminaba las aguas oscuras por donde navegaba un viejo barco de vapor sobre el río Amazonas.
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"A veces preguntan por qué uno escribe. Supongo que por cosas como esas", decía una frase de un artículo del diario El País. Un artículo sobre un recuerdo de infancia. Inevitablemente recordé algo que pasó hace muchos... muchos años.
Viajaba con mi madre en un viejo barco de vapor por el río Amazonas. Estaba muy oscuro pero el calor me hizo salir del camarote y en la cubierta me encontré con la señora Luzmila, la madre del comandante del vapor.
Yo tenía 12 años y mucha fantasía en la cabeza. La señora estaba sentada en una mecedora y abrigada con un chal. El barco avanzaba por el inmenso río cuando la señora comenzó a contarme una historia, su historia.
"Nos conocimos en Tanger, en una fiesta de la embajada. Salimos a la terraza y ahí estaban las casas puntiagudas y al final el mar Mediterráneo. Luego bailamos hasta el amanecer. Y así empezó todo", suspiró la señora. Luego volteó la cabeza y se quedó dormida.
Yo miraba el río que se abría al paso del vapor. Todo estaba negro como ala de cuervo. Es cierto que nunca está más oscuro que antes de amanecer. Poco a poco un resquicio de claridad comenzó a iluminar el cielo. Los colores empujaban el velo negro y todo comenzó a revivir.
Estaba viendo, por primera vez en mi vida, un amanecer. En un viejo barco de vapor, sobre el río Amazonas. Me senté en un banquito al lado de la mecedora de doña Luzmila. Seguramente me dormí también, y así terminó el encuentro.
Han pasado muchos años. Pero quedaron en mi cabeza para siempre una historia de amor en una terraza sobre los techos puntiagudos de Tanger, a orillas del mar Mediterráneo, en medio del amanecer que iluminaba las aguas oscuras por donde navegaba un viejo barco de vapor sobre el río Amazonas.
Me encantó lo que has escrito, muy dulce, besos
ResponderEliminarGracias, Abril. El texto en verdad no es mío, pero también me parece muy dulce.
EliminarOlvidé decirte que tienes una sorpresa en mi blog, correeee
Eliminarja, ja... ¡¡¡corro!!!
EliminarEso es lo malo de los tiempos que corren... parece que uno tenga que andar explicándolo todo.
ResponderEliminarUno escribe por mil razones y a la vez por ninguna y, en definitiva, uno se pone a escribir principalmente porque quiere escribir.
No creo que sea solamente cosa de los tiempos que corren, Holden. Fíjate que a lo largo de la vida, siempre hay una preguntita: ¿quieres más a tu mamá o a tu papá? ¿Qué vas a estudiar cuando termines el colegio? ¿Dónde vas a trabajar? ¿Cuándo te casas? ¿Cuándo tienes un hijo? ¿Cuándo tienes otro hijo?
EliminarLa lista sigue.
Cuando la idea tiene vida propia y te desborda, ahí escribes. Escribir pujando no es escribir.
ResponderEliminarNo, la cosa sale cuando está lista, cuando no hay que empujarla, solamente "darle voz".
EliminarPor qué uno escribe? Creo que porque sientes la necesidad de compartir lo que tienes dentro, un recuerdo, una historia sin importancia que te dejó huella. Por eso uno escribe.
ResponderEliminarHistoria que empieza a ser importante en el momento que deja huella. Puede ser un acontecimiento o un segundo en nuestras vida, lo importante es que trasciende.
EliminarUno escribe por vocación, porque lo ha hecho toda la vida. El tener ganas de escribir no basta, hay que tener armas elementales para que el otro te comprenda.
ResponderEliminarBesos Gabriela
Por supuesto, Norma. Si el texto está mal escrito, nadie lo va a entender y la lectura tiene que ser un placer sin esfuerzo.
EliminarQue bonita historia, que recuerdo inolvidable. No se por que lo habrá escrito la autora, pero me alegra que lo haya hecho, asi he podido vivirlo yo tambien
ResponderEliminarQué bueno verte por acá, María Jesús, comentándolo todo. Me alegra que te haya gustado esa historia fluvial y amazónica.
EliminarYo creo que uno escribe porque es una forma de inventar el mundo cada día...Un relato muy tierno Gabriela.
ResponderEliminarSiii,,,estoy tratando de ver si vuelvo a mi rutina bloguera. Por lo menos una vez al mes. Gracias por siempre darme animo bloguero :)
Un abrazo
iela
Inventar el mundo y darle una forma propia, Iela.
EliminarSiempre es un placer leerte y ver tus coloridas fotos.
Un placer aterrizar y conocer tu blog
ResponderEliminarYo escribo por puro placer
Bienvenida, ya pasaré a visitarte.
EliminarYo también.
Concordo. Há episódios que permanecem intocáveis na nossa memória. Eu possuo alguns. Sei que muitas vezes escrevo motivada por eles, ainda que, a eles não faça referência porque são meus e são íntimos.
ResponderEliminarBom fim de semana e feliz primavera/outono!
Beijo
Me pasa lo mismo, Nina. Y esos episodios pueden ser grandes o durar apenas segundos. Lo importante es que nos dejaron alguna huella.
EliminarPor historias asì vale la pena escribir, para que no se olviden o mueran con quien las conserva en su memoria. Pero sobre todo cuando estàn tan bien contadas como ésta, para deleitar al que las lee. No es suficiente, Gabri?
ResponderEliminarFeliz equinoccio :)
Es más que suficiente, Chusa. De verdad, poco más se puede pedir.
EliminarEscribimos para comunicarnos y saber que escriben los demás;))
ResponderEliminarSi fue el primero no lo olvidarás. Como nos gusta ver como sale y se oculta el sol.
Buen fin de semana.
Un beso.
Y para saber qué piensan también, Laura. ¿Será por eso que recibir comentarios, aunque sea discrepantes, es siempre satisfactorio?
EliminarTambién por eso ;))
EliminarBuena semana.
Un beso.
¡Gracias!
EliminarAquí queda escrito un precioso relato... me encantó : )
ResponderEliminarMe alegra, Milena.
EliminarQue por qué uno escribe? Pues porque te bulle la cabeza, te bailan las palabras, te golpean las ideas. Como si tuvieras algo atravesado en la garganta y si no toses te ahogas. Simplemente porque quieres, escribes o escribes. Mejor si te leen, mejor.
ResponderEliminarExacto, se escribe para sacar eso que nos va dando vueltas por dentro, para que no nos ahogue. Claro, si te leen, mejor. Y si comentan, mucho mejor.
EliminarSupongo que cada persona que escribe tendrá su motivo o necesidad, para mi es necesidad me libera y es como mi medicina.
ResponderEliminarTu historia preciosa.
BESITO
También digo tener un blog puede llegar a ser terapéutico, Inma Luna.
EliminarNuestra imaginación, recuerdos, necesidades de expresión nos llevan a escribir, comunicar porque al menos yo explotaría¡¡¡,
ResponderEliminarjejejeje, gusto en conocerte,
Besos Gabriela
tRamos
Gusto en conocerte también, Tramos.
EliminarTodo eso, ya sea que nos lean o no, es lo que mueve a escribir.
Hola,.te acabo de conocer¿quieres que nos sigamos por GFC? me encantaría,te espero en:
ResponderEliminarhttp://sonymingoss.blogspot.com.es/
Un saludo!
Bienvenida, gracias por la vistia.
EliminarSaludos desde Lima.
Que preciosa mezcla: Tánger, el Amazonas... Lugares tan lejanos entre sí pero igualmente bellos y exóticos. He disfrutado con este relato que nos ha trasladado a tu infancia, que bueno que hayas compartido ese recuerdo.
ResponderEliminarMuchos besos y feliz otoño (aquí primavera).
Tánger, el Amazonas, dos lugares tan diferenrtes unidos en este relato tan lelno de nostalgia.
EliminarEs una linda historia, apreciada Gabriela.
ResponderEliminarEn mi caso, escribir es una necesidad de espíritu desde mi lejana infancia, cuando en las clases que en Chile llamaban "de composición" daba rienda a mi fantasía. ¿Por qué? Hasta hoy lo desconozco.
Creo que la educación actual, sobre todo de los primeros años de primaria, debería enfatizar la composición. Serviría para que nuestros nativos digitales se dieran cuenta de lo que es escribir de verdad, no limitados a 140 caracteres en pantallas apenas más grandes que la palma de una mano.
EliminarSerá acaso que uno siempre encuentra algo que contar? Me siento contenta de estar de vuelta entre los amigos blogueros! Fue una necesidad volver!
ResponderEliminarSaludos,
Pues, ¡bienvenida de vuelta!
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