Hace ya seis años publiqué esta historia. El niño del que se habla debe tener ya siete años, debe estar en primer o segundo grado y no tiene la menor idea de este episodio del que es protagonista.
------------------------------
Era una tarde cualquiera de esos días soleaditos que nos regaló julio de 2008. Yo estaba en una avenida de doble sentido de Miraflores intentando cruzar la pista.
Del otro lado de la pista que yo quería cruzar venía una mujer joven con un bebé en su coche. Presumo que eran madre e hijo. El niño tendría unos ocho meses, o por lo menos edad suficiente como para estar bien sentado, agarrado con ambas manos al tablero del coche. Tenía un gorrito amarillo que le tapaba la cabeza, pero le dejaba toda la cara libre para seguir con mucha atención lo que pasaba a su alrededor. Volteaba continuamente la cabeza de izquierda a derecha y viceversa, mirando los carros pasar.
No sé por qué ese bebito despertó mi curiosidad, y decidí quedarme ahí para poder verlo de cerca cuando el dúo pasara a mi costado.
La madre cruzó el primer carril de la pista sin problema. Subió el coche a la berma y lo bajó para cruzar el segundo carril usando la rampa que está ahí con ese fin. Al bajar, no se dio cuenta de que la pista tenía un bache, que provocó que el bebé se fuera con toda su humanidad hacia atrás. Vi cómo sus piecitos se levantaron y volvieron a su sitio en cuestión de segundos. Él seguía muy atento a todo lo que pasaba a su alrededor.
Terminaron de cruzar la pista y, al llegar a la vereda, nuevamente la madre no se dio cuenta de un desnivel, bastante más grande que el primero. Otra vez, el niño se fue con todo él hacia atrás, en un choque de su espalda con la parte posterior del coche un poco más violento que el anterior, obviamente sin mayores consecuencias... aparentemente.
Inmediatamente después de eso, el niño volteó hacia su madre y le lanzó una mirada que parecía decirle: "¡¿QUÉ TE PASA?! ¡TEN MÁS CUIDADO!" Con mayúsculas además.
Vi su cara claramente, ya estaban a un metro de mí.
No pude evitar reírme. La madre también rió, lo miró, le pidió disculpas entre risas y mimos y siguieron su camino.
Una simple historia simple, pero inolvidable.
--------------------
Imagen de Google Images
------------------------------
Era una tarde cualquiera de esos días soleaditos que nos regaló julio de 2008. Yo estaba en una avenida de doble sentido de Miraflores intentando cruzar la pista.
Del otro lado de la pista que yo quería cruzar venía una mujer joven con un bebé en su coche. Presumo que eran madre e hijo. El niño tendría unos ocho meses, o por lo menos edad suficiente como para estar bien sentado, agarrado con ambas manos al tablero del coche. Tenía un gorrito amarillo que le tapaba la cabeza, pero le dejaba toda la cara libre para seguir con mucha atención lo que pasaba a su alrededor. Volteaba continuamente la cabeza de izquierda a derecha y viceversa, mirando los carros pasar.
No sé por qué ese bebito despertó mi curiosidad, y decidí quedarme ahí para poder verlo de cerca cuando el dúo pasara a mi costado.
La madre cruzó el primer carril de la pista sin problema. Subió el coche a la berma y lo bajó para cruzar el segundo carril usando la rampa que está ahí con ese fin. Al bajar, no se dio cuenta de que la pista tenía un bache, que provocó que el bebé se fuera con toda su humanidad hacia atrás. Vi cómo sus piecitos se levantaron y volvieron a su sitio en cuestión de segundos. Él seguía muy atento a todo lo que pasaba a su alrededor.
Terminaron de cruzar la pista y, al llegar a la vereda, nuevamente la madre no se dio cuenta de un desnivel, bastante más grande que el primero. Otra vez, el niño se fue con todo él hacia atrás, en un choque de su espalda con la parte posterior del coche un poco más violento que el anterior, obviamente sin mayores consecuencias... aparentemente.
Inmediatamente después de eso, el niño volteó hacia su madre y le lanzó una mirada que parecía decirle: "¡¿QUÉ TE PASA?! ¡TEN MÁS CUIDADO!" Con mayúsculas además.
Vi su cara claramente, ya estaban a un metro de mí.
No pude evitar reírme. La madre también rió, lo miró, le pidió disculpas entre risas y mimos y siguieron su camino.
Una simple historia simple, pero inolvidable.
--------------------
Imagen de Google Images
ja ja jja... no hay nada como un bebé o un pequeño cuando aun no saben hablar, intentando hacerse entender. Preciosa la anécdota¡
ResponderEliminarEn verdad este niño se hizo entender perfectamente, Miriam.
EliminarYo pensé que esas cosas pasaban solo aquí...jejeje!
ResponderEliminarBesos Gabriela, hoy desde
http://siempreseraprimavera.blogspot.com.ar/2014/09/congelacion-de-alimentos.html
Deben ser hechos universales que pasan con niñitos que ven sacudidas sus pequeñas humanidades, Norma.
Eliminar:D
Simple pero bonita historia en verdad. Creí que el niño iba a llorar, pero no fue así, no?
ResponderEliminarCreo que la mirada acusadora que lanzó fue peor que si se hubiera echado a llorar, Acirema.
EliminarSon muy listos...Me imagino la cara de los tres y seguro que a partir de entonces su made puso más cuidado
ResponderEliminarUn beso.
Eso espero, Laura, porque la verdad es que fue una sacudida poco agradable.
EliminarPrecioso...!!!! Cosita más bonita...
ResponderEliminarRecuerdo el día que Candela consiguió ponerse ella sola el chupete... Estaba todo atareada con sus manitas regordetas intentando ponérselo en la boca hasta que por fin lo consiguió y soltó un suspiro de alivio magistral, jajaja. Me lo pasé en grande viéndola.
Ya me la imagino, qué triunfo debe haber sentido.
EliminarLa historia es simple pero tú le das ese toque tan lindo que siempre tiene reparar en las cosas sencillas que al final son las más grandes y las más importantes de la vida.
ResponderEliminarBesos hasta mi Lima querida.
Lo más extraño de todo es que lo más probable es que ni el niño sepa del incidente ni la madre lo recuerde, Nica.
EliminarJajaja Hay miradas que matan!!! Los niños cada día me sorprenden más.
ResponderEliminarUn beso
Y esa mirada verdaderamente gritó a todo pulmón, Marta.
EliminarNos vamos unos días volveré ;)))
ResponderEliminarYa nos vemos.
EliminarQué historia tan simple y deliciosamente contada...
ResponderEliminareres fenomenal narrando Gabriela
me has hecho sonreìr también a mì y lo vi al bebito con tus ojos...
Cuando paso por esa esquina, me pregunto qué sera de ese niño. y cómo estará.
EliminarGabriela, me encanta tu relato... sé lo que dices, ya que me imagino a mi nietecita -que va a hacer seis mesecitos, está espabiladísima, y también es gran observadora- en esa tesitura :D
ResponderEliminarPues entonces a evitar baches cuando la paseen, Milena, para no tener que enfrentar miradas acusadoras de gente muy menuda.
EliminarEntre mãe e filho as formas de comunicação ultrapassam as palavras.
ResponderEliminarBom fim de semana, Gabriela.
Beijinhos
Espero que sigan comunicándose igual de bien hasta ahora, Nina.
EliminarTal como dice el Chapulín Colorado, Gabriela podría haber pensado "no contaban con mi astucia", al fijar esa escena tan tierna para el futuro.
ResponderEliminarHubiera querido grabarla para la posteridad, Esteban.
EliminarPues si, esa mirada lo dijo todo jajaj......Bonita historia Gabriela...
ResponderEliminarUn besito...
En realidad, gritó de todo, Camelia.
EliminarBonito relato, gracioso, los niños siempre nos sorprenden y tu eres una gran observadora. Un abrazo
ResponderEliminarQué bueno verte de nuevo por acá, María Jesús. Esa sí que es una sorpresa.
EliminarQuerida amiga, luego dicen que los niños pequeños no se dan cuenta de nada. Es curioso lo que nos cuentas y es curiosa la cara que ponen cuando los subestimamos y nos ponemos delante de ellos a hacer bobadas para que se rían, si nos paráramos a analizar su expresión no lo haríamos más.
ResponderEliminarBesos Gabriela.
Yo creo que se dan cuenta de todo, Fernando, y que no deberiamos subestimarlos. Hay una canción de Mario Moreno, el genial Cantinflas, que dice "ojalá que la gente lo entienda, los problemas de un niño sí cuentan". Podríamos cambiar problemas por opiniones, ideas, lo que sea y la frase seguiría siendo ciertísima.
EliminarMe gusto como relatas el evento; es curioso como a pesar del tiempo existen personas (desconocidas) que se quedan en la memoria...son eventos que por alguna razon nos recuerdan algo o nos invitan a reflexionar...
ResponderEliminarbesos, feliz semana!!
Cada vez que paso por el lugar de esta historia, me parece volver a ver a madre e hijo. Lo más gracioso es que empiezo a buscarlos, como si pudiera volver a verlos por ahí.
EliminarEs verdad una carita de bebe no miente ..ja ja ja
ResponderEliminarEse pequeñito gritaba con los ojos.
Eliminar