Hace pocos días, caminaba por la avenida Larco. Era una mañana un poco fría y húmeda, de esas que anuncian la inminente llegada del invierno limeño pero que a la vez dejan ver un tímido y ocasional rayo de sol. Parece que los días de sol no se deciden a irse y que los días fríos tiene cierta pereza por instalarse entre nosotros.
Caminaba sin prisa, cosa rara en alguien que por lo general avanza rápido por las calles. De repente, noté que un poco más adelante de mí había unos ruidos conocidos, un ruido agradable que al instante supe qué era y de dónde venía. Era un grupo de niños muy chiquitos, probablemente de un centro preescolar, que caminaban en una nada ordenada fila india. Nada ordenada y por demás bulliciosa. Sus voces se confundían con el ruido del tráfico de esta avenida tan concurrida y transitada.
Estaban separados en tres grupos, de lejos pude calcular unos 15 niños por grupo, encabezado cada uno por una profesora. Otra profesora más iba al final del alegre y diminuto gentío.
En eso, una de las profesoras dijo en voz alta y clara: "Chicos, ¿estamos en Barranco?", a lo que el alegre coro contestó con toda la fuerza de sus pulmones: "¡¡¡NOOO!!!" La profesora repreguntó: "¿Estamos en Chorrillos?", y esta segunda respuesta fue exactamente igual a la primera, pero algunos decibeles más alta. Y la profesora lanzó su tercera pregunta "¿Dónde estamos entonces?", a lo que una multitud de ensordecedoras vocecitas contestó: "¡¡¡En Miraflores!!!"
En eso, noté que uno de los niños tuvo la intención de separarse de la fila y de acercarse a una tienda. La profesora que tenía más cerca corrió a su lado y le dijo: "no, no Daniel, el camino no es por ahí". El niño regresó al buen camino sin decir nada.
Así avanzamos juntos, hasta que me tocó el turno de voltear en una esquina. Los vi alejarse, los oí contestar nuevas preguntas de su profesora hasta que sus voces se perdieron en la distancia. Retrocedí en el tiempo, a cuando mi voz era la que se confundía con tantas otras, en esas caminatas que hacíamos desde el antiguo local escolar de San Isidro hacia el Olivar.
Por coincidencia, Nina publicó fotos de algo similar que vio hace pocos días. Lo de ella fue en Portugal, por lo que parece que hacer caminar a los niños en (nada) ordenadas filas indias es una tendencia universal.
Caminaba sin prisa, cosa rara en alguien que por lo general avanza rápido por las calles. De repente, noté que un poco más adelante de mí había unos ruidos conocidos, un ruido agradable que al instante supe qué era y de dónde venía. Era un grupo de niños muy chiquitos, probablemente de un centro preescolar, que caminaban en una nada ordenada fila india. Nada ordenada y por demás bulliciosa. Sus voces se confundían con el ruido del tráfico de esta avenida tan concurrida y transitada.
Estaban separados en tres grupos, de lejos pude calcular unos 15 niños por grupo, encabezado cada uno por una profesora. Otra profesora más iba al final del alegre y diminuto gentío.
En eso, una de las profesoras dijo en voz alta y clara: "Chicos, ¿estamos en Barranco?", a lo que el alegre coro contestó con toda la fuerza de sus pulmones: "¡¡¡NOOO!!!" La profesora repreguntó: "¿Estamos en Chorrillos?", y esta segunda respuesta fue exactamente igual a la primera, pero algunos decibeles más alta. Y la profesora lanzó su tercera pregunta "¿Dónde estamos entonces?", a lo que una multitud de ensordecedoras vocecitas contestó: "¡¡¡En Miraflores!!!"
En eso, noté que uno de los niños tuvo la intención de separarse de la fila y de acercarse a una tienda. La profesora que tenía más cerca corrió a su lado y le dijo: "no, no Daniel, el camino no es por ahí". El niño regresó al buen camino sin decir nada.
Así avanzamos juntos, hasta que me tocó el turno de voltear en una esquina. Los vi alejarse, los oí contestar nuevas preguntas de su profesora hasta que sus voces se perdieron en la distancia. Retrocedí en el tiempo, a cuando mi voz era la que se confundía con tantas otras, en esas caminatas que hacíamos desde el antiguo local escolar de San Isidro hacia el Olivar.
Por coincidencia, Nina publicó fotos de algo similar que vio hace pocos días. Lo de ella fue en Portugal, por lo que parece que hacer caminar a los niños en (nada) ordenadas filas indias es una tendencia universal.
Qué lindo encuentro Seis de enero. Hermosa manera de empezar el día, con el futuro a la vista de todos. Algún día esos niños también recordarán los momentos vividos en Miraflores.
ResponderEliminarTal vez se encuentren con otra generación de niños igualmente bulliciosos que los hagan retroceder en el tiempo, Acirema.
EliminarQué bonito encontrarte de buena mañana con ese 'retroceder en el tiempo'.
ResponderEliminarY además de los mejores tiempos, Milena.
EliminarSon divinos los pequeñines Gabriela!!!...Yo me mato de la risa cuando voy a la escuela de mi chiquita. La semana pasada fue el día del concierto anual en su escuela y fue una experiencia parecida el ver esas caritas felices, otras tímidas, otras que nada que ver en su canto desentonado y gritón al momento de cantar...Bellos y a mi particularmente me roban el corazón y una sonrisa. Me imagino eso también te saco una sonrisa a ti y especialmente al dejar volar tu pensamiento de caminatas por esas calles.
ResponderEliminarUn abrazo...
Me sacó una sonrisas, Iela, de esas que salen del fondo de la nostalgia.
EliminarYo jamás tuve un paseo de esos. Debo haberme perdido momentos muy gratos.
ResponderEliminarMe temo que sí, Cyrano, te perdiste momentos muy gratos que se convierten en eternos.
EliminarComo docente te digo que es una actividad que venimos realizando desde hace muchos años en la que hay que estar muy atenta para que los Danieles no se escapen de nuestra vista.
ResponderEliminarBesos Ga
http://siempreseraprimavera.blogspot.com.ar/
Habrá que tener seis pares de ojos, Norma, sobre todo si en el grupo hay más de un Daniel.
EliminarMe gusta de tu blog < 33
ResponderEliminarEs muy hermosito!!!
besos
Bienvenida, Camila, y gracias por tus palabras.
EliminarEn España, cuando los niños de preescolar salen a la calle, las filas desordenadas son con los niños agarrados al baby del que va delante, o con la mano en el hombro del de delante y una profesora al principio de la fila y otra al final para vigilar Danieles.
ResponderEliminarLos niños hacen bonita la vida
Por lo general, acá también van así, María Jesús. Creo que estas profesoras mantenían buen orden, a pesar de Daniel, ja, ja.
EliminarHola guapetona!
ResponderEliminarYo aquí lo que he visto son filas de niños bastante ordenadas y suelen cogerse a una cuerda de colores, del baby o similar con las profes delante y detrás.
Aveces van cantando y te mueres de la risa con los pequeñines. Otras van en silencio y, de pronto, uno de los peques se arranca a cantar el solo a voz en grito y ves como todo el mundo comienza a sonreír.
¡Son de lo que no hay! ¡Me encantan!
Besos
El don de la espontaneidad en carne y hueso, Marta.
EliminarGabriela, recebo cada novo post teu por mail e leio-o de imediato.
ResponderEliminarQuando comecei a ler este, pareceu-me familiar!
Na verdade, em distintos pontos do globo, assistimos ao mesmo espetáculo.
Beijo
Me encanta que te haya gustado, Nina. Así parece, a los niños los podemos ver así en todas partes.
EliminarEscuchar esas vocecitas inevitablemente me hace sonreir, me trae lindos recuerdos de una época en que mi casa albergó un preescolar y saliamos con los niños en filita, pero con sus manos tomadas de una soguita.
ResponderEliminarUn abrazo!
Acá también los he visto andando con la soguita, Soñadora, siempre cuidando que ninguno se suelte.
EliminarEs una escena universal, creo yo. Acá suelen ir pescados unos con otros de sus delantalitos acuadros típicos de los jardines infantiles. Son filas de angelitos traviesos y todos preciosos. El futuro de la Humanidad, nada menos.
ResponderEliminarUn besote, querida Gaby.
Así caminará Juanito dentro de pocos años, AleMamá.
EliminarPues si que es una escena mundialmente típica, de todas formas, por mucho desorden de fila, da gusto, entre el bullicio de las ciudades, escuchar la dulce voz de un coro de pequeñines. Un abrazo
ResponderEliminarEs uno de los pocos bullicios que no cansan ni aturden, Releante.
EliminarJajajajaa...Hoy me los encontré yo, iban de "excursión " a comer a un parque de aquí y estaban como unas castañuelas. y la fila como tú explicas nada ordenadas:))
ResponderEliminarLos más chicos los llevan agarrados a un cuerda y los mayorcitos agarrados de dos en dos de la mano.Dá alegría verlos.
Un beso y buen fin de semana. El lunes contaré.
A ver cómo son los alegres coros en Béjar, Laura. Seguro tendrás fotos fabulosas.
EliminarQue linda cena deves ter assistido, crianças são todas iguais, muita energia e a sede de descoberta. Essa fila indiana, é a melhor maneira dos professora terem um melhor domínio de um grupo. Que saudade dos tempo de escola.
ResponderEliminarBjos e tenha uma ótima semana.
Sí, Anajá, las profesoras los tenían bien controlados, todos en fila, los niños iban muy bien cuidados.
EliminarGabrielita. Que relajante manera de empezar el dia,
ResponderEliminarsin poder evitar una tierna sonrisa, retrocediendo
en el tiempo. Si que es una manera universal,de ha-
cer caminar a los ninos chiquitos, en USA. tembien
se usa.
Que pena, que el invierno no se decida a entrar; es-
toy esperando con ansias, esas mananas lluviosas,pa-
ra salir a caminar y que la llovizna me empape la
cara.Te quiero mucho.
Cotiti.
Yo también esperando esas grises mañanas lluviosas, Consuelo. Pronto llegarán.
EliminarPor lo que me cuentas en mi blog, Gabriela, es preferible ese tipo de tierno bullicio, y de día, que aquel de los hinchas bullangueros que trataron que la Selección de Ecuador no pudiera dormir la noche previa al partido frente a Perú y que, de paso, afectó tu propio sueño, amiga.
ResponderEliminarDefinitivamente, Esteban, creo que todo es preferible antes que unos cuantos desadaptados que no respetan nada.
EliminarHola Gabriela, qué deliciosa entrada que leo a mi vuelta de Madrid, como siempre sabes describir de manera envidiable hasta las cosas màs simples. Esa fila de nenitos la veo también yo a veces como una cadenita humana enlazada por las manitas cuando las maestras sacan a los peques de la guarderìa en los dìas soleados a dar un paseo por el pueblo. Es maravilloso verlos caminar despacito.
ResponderEliminarMuchos saludos desde Venecia
chusa
Estos niños no andaban despacito, Chusa. Con muchos pares de ojos encima de ellos, eso sí, muy bien cuidados. Tanto que a Daniel lo regresaron a la fila en cuanto tuvo intenciones de irse por el mal camino.
EliminarSweet story, Gabriela. Makes me wish I could pass by my school I attended as a child but it's too far. There's something to be said for not leaving your home town. :-)
ResponderEliminarI'm sure that with your day care you can collect lots os these sweet stories, Isobel.
Eliminar¡Qué imagen más bonita!
ResponderEliminarTambién me gusta cuando veo excursiones de preadolescentes. En sus actitudes puedes ya ir intuyendo los adultos que van a ser, con toda la vida por descubrir.
Un beso guapa
Sí que fue una imagen muy bonita, Laly. Más que preadolescentes, estos niños eran de edad preescolar.
EliminarSí, lo sé.
EliminarPero ahora que tengo a Candela acercándose a esa edad crítica de la adolescencia, cuando veo grupos de niños de esas edades también me emociono. Porque recuerdo lo que sentía en esa época y sé que mi hija está empezando a vivir.
Y que su camino sea siempre tranquilo, con normales turbulencias.
EliminarMe ha gustado la historieta! y viajar al pasado yo también! :)
ResponderEliminarYo no sé por qué pero... aquí en París, no hay día que no me encuentre a un grupo de niños de excursión... es muy común! por la calle, en el metro... y bien chiquitines! va un profesor cada 4 niños.
Me encanta encontrármelos... adoro la diversidad de razas que se encuentra aquí en una misma clase... indios, chinos, negros... enredando los unos con los otros... me parecen adorables, nunca sabrán de la palabra RACISMO. :)
Ojalá todos los grupos escolares fueran así de diversos, Teresa, para que nadie siquiera escuche la palabra racismo.
EliminarMe gusta de su blogue!
ResponderEliminarGracias Camila.
EliminarOlá,
ResponderEliminarestava vendo agora que tudo que escrevo quando troca para o espanhol perde o sentido, muitas palavras mudam.
Vou aprender espanhol, aqui recebemos muitos turistas espanhóis e faz falta conhecer o idioma.
Como está o clima ai? Muito frio?
Bjos e tenha um ótimo fim de semana.
Ya empezó el frío por acá, pero todavía no con todos sus rigores.
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