jueves, 1 de noviembre de 2018

La taza del bonzo blanco

Como tantas historias publicadas en este espacio, este es un relato prestado de alguien que recuerda un episodio de su niñez.
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(Agradezco a Gabriela por permitirme usar su blog para contar esta pequeña y antigua historia.)

Cuando llegó la fecha señalada para recibir el sacramento de la confirmación, mi mamá me pidió que eligiera a mi madrina. En esa época, la confirmación se recibía a los ocho años de edad. Yo elegí como madrina a una amiga de mi mamá, la señorita Irene, que era maestra de escuela. Ella estuvo a mi lado durante la ceremonia y luego todos fuimos a casa para una pequeña celebración. Al finalizar, mi flamante madrina me dio un regalo, algo que yo recibí fascinada: un libro.

En mi casa todos éramos grandes lectores, había muchos libros y teníamos un estante bien surtido. Pero el libro que recibí de mi madrina era especial y diferente: era mio. Era mi primer libro propio, algo que yo podía llevar y guardar donde quisiera. Se titulaba: La taza del bonzo blanco.

Apenas recuerdo la portada, un anciano y un niño con el fondo de un jardín, o algo así. Tampoco recuerdo de qué trataba el argumento. Pero desde que lo tuve en mis manos aprendí a mirar y estimar los libros como algo especial que ayudaban a alimentar mis fantasías de pequeña soñadora.

Hace poco recordé esta historia y se me ocurrió pedir ayuda a san Google. Puse el título en el buscador: La taza del bonzo blanco, y quedé maravillada. Ahí está, en medio de ofertas de libros antiguos, en una colección de Los cuentos del abuelo Anacleto. Libros de segunda mano, dice el subtítulo.

El libro de mis recuerdos existe y se sigue vendiendo. Su autor es Antonio Huonder, aunque no encontré información sobre este señor. Pero dejó su huella imborrable, sin importar el paso del tiempo. Por eso sé que los libros, esos que puedes tener en las manos, cuyas páginas puedes abrir y cuyas historias pueden conmoverte, nunca dejarán de existir. A pesar de todos los adelantos virtuales, siempre habrá un libro en algún lugar de la casa.

20 comentarios:

  1. Es muy cierto, Gabriela. El primer libro nos marca. Aparte de textos escolares iniciales, el primer libro propiamente tal que recuerdo y que llegara a mi, fue Las Aventuras de Tom Saywer de Mark Twain. Se me ocurre que a un chico de hoy le provocaría la misma emoción.

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    1. Yo leí Tom Sawyer también en la niñez, pero mi primer libro, regalo de mis padrinos, fue Heidi, varios años antes.

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  2. ¡Qué palabras tan emocionantes, Gabriela! Tanto, que así nos sentimos ahora, con la sensibilidad a flor de piel... Qué bonito como describe esta pequeña la sensación de propiedad sobre sobre SU libro, uno de los bienes más preciados que se puede tener.

    Besos mil de las dos

    J&Y

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    1. Qué tal sensación, y eso que en su casa no faltaban los libros. Pero ese era suyo y de nadie más.

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  3. Yo también tuve curiosidad, recurrí a San Gooogle y con sorpresa aquellos libros estaban allí, en venta y por pocos pesos
    Besos Gabriela

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    1. San Google está ahí, siempre dispuesto a ayudar a quien recurra a su ayuda.

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  4. Também recordo com muito carinho alguns dos primeiros livros que li.
    Beijo

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    1. Creo que lo mismo nos pasa a todos los que gozamos con la lectura.

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  5. Recentemente li "Momentos para inventar o amor" um ebook que o livro não se encontra escrito em papel. Foi a primeira vez que li uma história assim, mas o que gosto mesmo é de sentir nas minhas mãos, o livro.
    Abraço e bom fim de semana.

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    1. Nunca he leído un libro que no esté en papel impreso. Debe ser una sensación totalmente diferente y, por lo que cuentas, emocionante.

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  6. Qué ilusión hace encontrar la información sobre algo que nos quedó grabado en la infancia. Bonito relato. Saludos desde el otro lado del charco :)))))

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    1. Yo también he pasado por una emoción así, y realmente es una sensación de asombro que dura casi para siempre.

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  7. Bonito relato. El recuerdo del primer libro de nuestra infancia perdura toda la vida.

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    1. Sobre todo para los que encontramos tanta compañía en la lectura.

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  8. Me encanta, me encanta. En mi casa también eramos grandes lectores y recuerdo colecciones de libros clásicos que mi madre compraba para nosotros: Mujercitas, Tom Sawyer, Viaje al centro de la tierra y tantos y tantos libros de los que éramos ávidos lectores... Agradezco mucho a mi madre el que siempre nos alentase a leer. Siempre había algún libro de regalo por cumpleaños o fiestas y la sensación de tu primer libro es indescriptible a cualquier edad es incomprensible para quien no ame la lectura. Hace no mucho también he buscado libros de mi infancia en Internet y en las tiendas... Es muy emocionante cuando encuentras un libro que creías perdido y que te trae tantas emociones y buenos recuerdos.

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    1. Qué maravilla es leer y más si estamos acostumbrados desde niños. En mi casa, jamás han faltado los libros. Agradezco también por eso.

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  9. Me encanta leer, y me aficionó mi padre, siempre que tenía tiempo estaba con un lbro en la mano. Recuerdo uno de mis primeros libros. Platero y yo, es muy antiguo y lo tengo en mi casa.
    Besos

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    1. Qué lindo que guardes tu primer libro. Yo pensaba que tenía el mío, pero resulta que no... no sé dónde habrá quedado.

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  10. Que bela história. Guardei por muitos anos meus primeiros livros, nas mudanças da vida perdi-os. Adorei ler e reler as mesmas historias.
    Bjos tenha um ótimo fim de semana.

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    1. A mí me pasó lo mismo con mi primer libro. Lo malo es que no sé dónde quedó.

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