jueves, 10 de agosto de 2017

Noche de togas y birretes

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Siempre te ha llamado la atención cómo, en un mar interminable de cabecitas que a la distancia parecen iguales, puedes distinguir perfectamente al objeto de tu afecto. Lo distingues a lo lejos y en el segundo que lo reconoces sientes un salto en el corazón. Y es que no parece fácil saber quién es quién cuando todos llevan toga y birretes de idéntico color.

Hay que aprovechar que aún es de día y que hay abundante luz para las fotos de rigor. Ya tienes una anterior del fin de la etapa escolar, ahora se sumará una nueva que indica el fin de los estudios universitarios. Ya serán dos las imágenes que mostrarás con orgullo a quien quiera verlas... y a quien no quiera verlas también.

Se acomodan los asistentes en el recinto especialmente habilitado para la ocasión. Desde tu sitio cuentas las filas de sillas, multiplicas las hileras y concluyes que son 300 las cabecitas que viste un rato antes entre las que pudiste distinguir la que motiva que estés ahí.

De un momento a otro, la iluminación cambia, todas las luces se dirigen a la entrada y empieza el desfile de autoridades y profesores universitarios. Son varias facultades las reunidas ese día, por eso hay tantas personas entre muchachos con toga y birrete, y personalidades universitarias a cargo de la ceremonia.

Todo se desarrolla con orden casi cronométrico. Cada quien tiene su lugar, quien te interesa está casi delante de ti, a varios metros de distancia. Como están todos sentados en orden, vas a saber cuánto falta para que mencionen su nombre y deba pasar al frente para recibir su diploma. A pesar de los reiterados pedidos de mantener el silencio y esperar el momento adecuado para aplaudir, algunos no se aguantan y aplauden y vitorean cuando no se debe. Nunca faltan...

De repente oyes un nombre muy familiar, uno que en su máxima abreviatura has pronunciado infinitas veces. Se pone en fila, recibe su diploma, ves cómo le pasan la borla de un lado al otro para indicar que pasó del grupo de los graduandos al de los graduados.

Una vez que desfilaron todos en orden, uno por uno, anuncian que pasarán a reconocer a los alumnos más destacados de ese enorme grupo, a los que han logrado el primer puesto de cada facultad, siempre en orden alfabético. Vuelven a pedir al público que contengan las expresiones de júbilo hasta que los premios hayan sido entregados, pero nunca faltan los que no hacen caso.

Es eso, llega la facultad que te interesa. El nombre que anuncian es el mismo nombre familiar que esperabas oír y aplaudes a rabiar, y hasta gritas porque ya no importa nada. Y como vivimos en un mundo de tiempo real, anuncias por mensajería instantánea lo que acabas de escuchar.

Poco después, el orgullo se manifiesta frente a frente, con abrazos, sonrisas, felicitaciones y más fotos que se sumarán a las que mostrarás feliz a quien quiera verlas... y a quien no quiera verlas también.

Como hubiera dicho tía Angelita: ¡Bravo, chilín!

14 comentarios:

  1. Me llevaste contigo. Gracias. Ya no son cabecitas. ¡Son adultos! La vida los espera. Que lindo, empezar, errar, triunfar.

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    1. Lo de cabecitas es por la distancia que nos separaba. Vistos así, el diminutivo vale.

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  2. yo he pasado por esa emoción y sé que uno se siente en la gloria viendo ya formado a la personita querida y yo tambien me uno a lo que diria la tía Angelita FELICITACIONES

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  3. Emociona ver a ese pequeñito de hace unos años convertido en un hombre lleno de proyectos para el futuro. Y aún más abrazarlo y felicitarlo por ser el primero de su promoción. A él y a la madre que al quedare sola para velar por su hijo, puede decir ahora "tarea cumplida".

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  4. São momentos únicos que jamais se apagarão da nossa memória. São momentos felizes,momentos inesquecíveis.
    Bom fim de semana
    Besitos

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    1. Y que auguran buenos momentos para quien se graduó, no libre de trabajo y esfuerzo.

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  5. UN LOGRO MÁS.
    BENDICIONES Y ADELANTE COMO LOS VALIENTES.
    SALUDOS.

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  6. Te acompaño en la alegría, Gabriela. Todo exceso se justifica.

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  7. Esa emoción se recuerda siempre Gabriela. Es un placer verlos como se van haciendo hombres de bien ;)
    Besos.

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