Empezamos el año con una entrada renegona, de esas que aparecen de vez en cuando por estos barrios.
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Dice Celia Cruz que la vida es un carnaval, pero yo creo que la salsera se equivoca. La vida es una pregunta. Una pregunta incómoda, impertinente y molesta muchas veces.
Cuando conocemos a un niño, lo primero que se le pregunta es: "¿cuántos años tienes?", como si no lo pudiéramos calcular por su tamaño, por cómo habla o por otras señales a la vista. Finalmente, tampoco es tan importante saber su edad. Pero si el niño, después de contestar, pregunta a su vez la edad de su interlocutor adulto, la respuesta instantánea es: "no, a los grandes no se les pregunta su edad".
Vaya doble moral.
Algunos años después, la pregunta cambia y pasa a ser más académica: "¿cuál es tu curso favorito en el colegio?". Parece que no le podemos preguntar por el nombre de sus amigos, por ejemplo. ¿Y si al niño no le gusta ningún curso o si es de los que sufre terriblemente en el colegio?
Tiempo después, la nueva pregunta es: "¿qué quieres estudiar cuando termines el colegio?", y el escolar que está a punto de dejar de serlo tiene que dar una respuesta sustentada de sus razones para optar por una u otra carrera. Y escuchar callado una serie de "sabias" recomendaciones que muchas veces solamente lo confunden más.
Más adelante, el ya exescolar está estudiando una carrera en la que se desempeña bastante bien. Se vislumbra buen profesional en el futuro cercano. Entonces presenta a su enamorada, y ahora la pregunta es si ya tienen fecha de matrimonio.
Como diría Condorito, ¡PLOP!
Pasado un tiempo, largo o corto, viene la esperada boda. Al cabo de casi nada, ni bien terminada la boda y cuando los flamantes esposos están recién estrenando nueva casa, viene la pregunta demoledora: "¿y los hijos, para cuándo?". Y esta sí que es una pregunta sumamente delicada, porque no sabemos qué motivos puede habar para que esa pregunta no tenga respuesta.
Cuando finalmente llega el heredero y ya (casi) todos creemos que se agotaron las preguntas, la curiosidad cambia a "¿y para cuando la parejita?" (así, en diminutivo).
Como ven, no acaban nunca. Y es que la lista de preguntas sigue, pero es bastante aburrido enumerarlas todas.
Lamentablemente, casi todas las personas que atosigan a los demás con preguntas suelen tener la mejor de las intenciones. Digo lamentablemente porque si las intenciones fueran malas, la respuesta podría ser un sonoro ¡a ti qué te importa! Bien merecido lo tendría el preguntón, pero eso es válido solamente para personas malintencionadas. Para todas las demás existe la simple respuesta "tones".
- ¿Tones?
- Sí, para los preguntones.
En esta primera entrada de 2016 aprovecho para agradecer una vez más a los lectores y para invitarlos a seguir leyendo Seis de Enero en este nuevo año.
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Dice Celia Cruz que la vida es un carnaval, pero yo creo que la salsera se equivoca. La vida es una pregunta. Una pregunta incómoda, impertinente y molesta muchas veces.
Cuando conocemos a un niño, lo primero que se le pregunta es: "¿cuántos años tienes?", como si no lo pudiéramos calcular por su tamaño, por cómo habla o por otras señales a la vista. Finalmente, tampoco es tan importante saber su edad. Pero si el niño, después de contestar, pregunta a su vez la edad de su interlocutor adulto, la respuesta instantánea es: "no, a los grandes no se les pregunta su edad".
Vaya doble moral.
Algunos años después, la pregunta cambia y pasa a ser más académica: "¿cuál es tu curso favorito en el colegio?". Parece que no le podemos preguntar por el nombre de sus amigos, por ejemplo. ¿Y si al niño no le gusta ningún curso o si es de los que sufre terriblemente en el colegio?
Tiempo después, la nueva pregunta es: "¿qué quieres estudiar cuando termines el colegio?", y el escolar que está a punto de dejar de serlo tiene que dar una respuesta sustentada de sus razones para optar por una u otra carrera. Y escuchar callado una serie de "sabias" recomendaciones que muchas veces solamente lo confunden más.
Más adelante, el ya exescolar está estudiando una carrera en la que se desempeña bastante bien. Se vislumbra buen profesional en el futuro cercano. Entonces presenta a su enamorada, y ahora la pregunta es si ya tienen fecha de matrimonio.
Como diría Condorito, ¡PLOP!
Pasado un tiempo, largo o corto, viene la esperada boda. Al cabo de casi nada, ni bien terminada la boda y cuando los flamantes esposos están recién estrenando nueva casa, viene la pregunta demoledora: "¿y los hijos, para cuándo?". Y esta sí que es una pregunta sumamente delicada, porque no sabemos qué motivos puede habar para que esa pregunta no tenga respuesta.
Cuando finalmente llega el heredero y ya (casi) todos creemos que se agotaron las preguntas, la curiosidad cambia a "¿y para cuando la parejita?" (así, en diminutivo).
Como ven, no acaban nunca. Y es que la lista de preguntas sigue, pero es bastante aburrido enumerarlas todas.
Lamentablemente, casi todas las personas que atosigan a los demás con preguntas suelen tener la mejor de las intenciones. Digo lamentablemente porque si las intenciones fueran malas, la respuesta podría ser un sonoro ¡a ti qué te importa! Bien merecido lo tendría el preguntón, pero eso es válido solamente para personas malintencionadas. Para todas las demás existe la simple respuesta "tones".
- ¿Tones?
- Sí, para los preguntones.
Aí como aqui! As perguntas são as mesmas. Sempre, sempre. Iguais.
ResponderEliminarFeliz 2016, querida Gabriela.
Beijo da Nina
Igual de impertinentes, Nina. Cambia el país y el idioma, nunca la impertinencia.
Eliminarsiempre existira el por que, siempre.
ResponderEliminarSí, y también el qué, el cuándo, el cuánto, el dónde, el quién. Siempre.
EliminarAsí es Grabiela, un beso
EliminarY así será.
EliminarLo que pasa es que algunas veces no hay muchos temas de conversación y se llega a esos lugares comunes. Muy comunes.
ResponderEliminarFeliz Año y feliz 6 de enero para ti, Seis de enero.
Demasiado comunes, qué vamos a hacer.
EliminarGracias por los buenos deseos para el año.
GENIAL, INTERESANTE E IMPORTANTE SECUENCIA DE CUESTIONAMIENTOS DE VIDA, REALES E INCÓMODAS, PARA ALGUNOS SERES HUMANOS. HE SABIDO ESCUCHAR LA SIGUIENTE RESPUESTA:"¿Y POR QUÉ TE IMPORTA LO QUE HAGO?"...CON ESA RESPUESTA A QUIEN PREGUNTA LE QUEDAN LOCAS GANAS DE VOLVER A HACERLO.
ResponderEliminarO para usar una respuesta más o menos de moda: "¿Y para qué quieres sabes eso? ja, ja. Saludos".
EliminarHappy belated Birthday, my Dear. I hope this year will bring more answers than questions. Big Hugs.
ResponderEliminarHappy belated birthday to you too, dear Sylwia. May 2016 be a great year for you and your boys too.
Eliminar...y bueno...otros preguntan sobre el tiempo para iniciar una conversación.
ResponderEliminarAquí estaré Gabriela
Besos
Ciertísimo, Norma, pero al menos esas preguntas no son invasivas... aunque la verdad me aburren tremendamente oír quejas del tipo: "con este calor no da ganas de hacer nada".
EliminarQue verdad más grande has contado, Gabriela. Y nosotras nos incluimos entre los preguntones, que seguro que más de una vez hemos hecho alguna de esas preguntas tontas y sociales a más no poder. Por aquí hay un refrán muy sabio que dice que al que quiera saber, mentiras con el. Y no te negamos que alguna vez que otra, frente a alguna pregunta indiscreta, hemos hecho uso del refranero, jejejeje.
ResponderEliminarUn beso enorme de las dos
J&Y
A veces dan ganas de responder mentiras, y a veces la repuesta "tones" parece ser la más adecuada.
EliminarIniciar uma conversa é difícil, e essas perguntas prontas as vezes facilita para iniciar uma dialogo. Feliz 2016. Que este novo ano seja de muitas alegrias e felicidades.
ResponderEliminarBjos
Lo mismo deseo para ti, Anajá.
EliminarMuy buena síntesis de esos cuestionarios que vamos respondiendo por allí, estimada. Coincido con que las preguntas sirven para comenzar una conversación, pero en realidad demuestran que la falta espontaneidad es un mal que aqueja a los adultos. ¡Brindemos por diálogos más sinceros y menos estructurados en este año! Abrazo.
ResponderEliminarFalta de espontaneidad y a veces hasta espíritu de metichería a veces, Martín. Brindemos por un 2016 con mejores redacciones también.
EliminarComo siempre todo lo que pones es muy entretenido, interesante y que da gusto leerlo.
ResponderEliminarEs un gusto saber que me leen también, Yvette.
EliminarBuen título le has puesto a la entrada.
ResponderEliminarYa no es que preguntemos o nos pregunten Gabriela...
Nosotros mismos al cabo del día nos hacemos un montón de ellas, hasta para la decidir que comer...y que vamos a comer hoy :))))
Un beso.
Sí, Laura, en algún momento, todos hemos incurrido en estas intromisiones.
EliminarTotalmente cierto...
ResponderEliminarBesitos
Y triste.
EliminarAh feliz año, que no sé si aún te he felicitado.
ResponderEliminarMás besos
Feliz año también.
EliminarImpecable entrada Gabriela. La pura verdad. Son preguntas generalmente bien intencionadas, que resultan abusivas e irrritantes. Si "se me ocurren" en el futuro, trataré de contenerme.
ResponderEliminarSi lo logras, consideraré que esta entrada cumplió su cometido, Esteban.
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