Esta historia me la mandó un buen amigo de toda la vida que hace algunos años descubrió la maravilla de correr olas. Con su permiso la publico, con algunos cambios en los nombres.
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Un sábado cualquiera hace unos meses, salí con mi hija del agua después de correr unas olitas en una playa limeña. Mientras nos secábamos, mi hija me dice: "Papá, no voltees pero detrás de ti está un señor con su hijo autista". Obviamente y movido por la curiosidad, volteé, pero luego seguí secándome y cambiándome.
Este señor entró al agua con su hijo, una tabla y un instructor de tabla, pero les fue fatal. El mar estaba ligeramente embravecido, la playa era de piedras y el niño no quería subirse a la tabla. La gente que estaba ahí viéndolo todo no sabía lo que pasaba y todos gritaban cosas como "sáquenlo del agua", "no lo obliguen". Todo el ambiente era feo, negativo.
A mi hija le picaban los pies por acercarse a ellos y ayudarlos, así que me preguntó si se podía acercar. Yo se lo permití y salió disparada a la orilla a ayudar a sacarlo. Una vez fuera le recomendamos al padre que llevara a su hijo a otra playa, con arena y sin gente para evitar la mala vibra. Le recomendamos que los fuera metiendo al agua poco a poco.
Mi hija se ofreció a acompañarlos el siguiente sábado. Al despedirnos intercambiamos teléfonos.
Es así que desde ese día hasta ahora bajamos juntos casi todos los fines de semana. El muchacho tiene 13 años, y al inicio no quería ni tocar la tabla, pero luego de algunas semanas y mucha paciencia logramos que se metiera en la misma tabla con su papá en tándem a correr olas echados. La conexión que padre e hijo han logrado única. En el mar, el chico hace caso a todas las instrucciones y se nota que disfruta un montón. Todos nos metemos al agua y la pasamos muy bien.
Con los días, nació la idea de formar una asociación sin fines de lucro a la que hemos llamado Tabra. El nombre nació de una manera espontánea un día que estábamos conversando fuera del agua y el muchacho empezó a decir "quiero tabra", pronunciando mal la palabra tabla. Nos gustó tanto el nombre que quedó así, con el lema "No existe una sola forma de expresarse".
La idea de la asociación es dar la oportunidad a niños con autismo o síndrome de Down de que experimenten el deporte de la tabla. Es totalmente gratuito.
Un día, este papá me dijo que en los 13 años de vida de su hijo, nunca había logrado tal conexión con él, a pesar de las diferentes terapias, y que tampoco había conocido personas con ese deseo genuino de ayuda como el de mi hija y, bueno, de bueno de pasadita mío también.
Me conmovió eso que mencionó, la conexión que logró con su hijo. La verdad es que hay ciertos mitos que hay que desmitificar. Existen muchas personas con deseo genuino de ayudar, el ser humano es noble por naturaleza, ¡solo es cuestión de buscar! La otra cosa es que gane un amigo sencillo, simple y buena onda.
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Un sábado cualquiera hace unos meses, salí con mi hija del agua después de correr unas olitas en una playa limeña. Mientras nos secábamos, mi hija me dice: "Papá, no voltees pero detrás de ti está un señor con su hijo autista". Obviamente y movido por la curiosidad, volteé, pero luego seguí secándome y cambiándome.
Este señor entró al agua con su hijo, una tabla y un instructor de tabla, pero les fue fatal. El mar estaba ligeramente embravecido, la playa era de piedras y el niño no quería subirse a la tabla. La gente que estaba ahí viéndolo todo no sabía lo que pasaba y todos gritaban cosas como "sáquenlo del agua", "no lo obliguen". Todo el ambiente era feo, negativo.
A mi hija le picaban los pies por acercarse a ellos y ayudarlos, así que me preguntó si se podía acercar. Yo se lo permití y salió disparada a la orilla a ayudar a sacarlo. Una vez fuera le recomendamos al padre que llevara a su hijo a otra playa, con arena y sin gente para evitar la mala vibra. Le recomendamos que los fuera metiendo al agua poco a poco.
Mi hija se ofreció a acompañarlos el siguiente sábado. Al despedirnos intercambiamos teléfonos.
Es así que desde ese día hasta ahora bajamos juntos casi todos los fines de semana. El muchacho tiene 13 años, y al inicio no quería ni tocar la tabla, pero luego de algunas semanas y mucha paciencia logramos que se metiera en la misma tabla con su papá en tándem a correr olas echados. La conexión que padre e hijo han logrado única. En el mar, el chico hace caso a todas las instrucciones y se nota que disfruta un montón. Todos nos metemos al agua y la pasamos muy bien.
Con los días, nació la idea de formar una asociación sin fines de lucro a la que hemos llamado Tabra. El nombre nació de una manera espontánea un día que estábamos conversando fuera del agua y el muchacho empezó a decir "quiero tabra", pronunciando mal la palabra tabla. Nos gustó tanto el nombre que quedó así, con el lema "No existe una sola forma de expresarse".
La idea de la asociación es dar la oportunidad a niños con autismo o síndrome de Down de que experimenten el deporte de la tabla. Es totalmente gratuito.
Un día, este papá me dijo que en los 13 años de vida de su hijo, nunca había logrado tal conexión con él, a pesar de las diferentes terapias, y que tampoco había conocido personas con ese deseo genuino de ayuda como el de mi hija y, bueno, de bueno de pasadita mío también.
Me conmovió eso que mencionó, la conexión que logró con su hijo. La verdad es que hay ciertos mitos que hay que desmitificar. Existen muchas personas con deseo genuino de ayudar, el ser humano es noble por naturaleza, ¡solo es cuestión de buscar! La otra cosa es que gane un amigo sencillo, simple y buena onda.
Qué hermosa historia, sobre todo porque se demuestra que la generosidad de las personas está latente, y lista para ayudar a los demás. Solo es necesario llegar en el momento oportuno y puede iniciarse toda una cadena de ayuda, una "tabra" de amor y buena voluntad.
ResponderEliminarSi es para ayudar a más chicos como el de la historia, pues que vengan más y más tabras.
EliminarAs terapias para este tipo de patologia continuam sendo um mistério, mas, a verdade é que o desporto parece ser uma excelente ponte que liga estas pessoas especiais ao mundo. Já ouvi falar que o hipismo tem também excelentes resultados.
ResponderEliminarBeijinhos, Gabriela. Tem uma feliz semana.
Sé lo de los caballos, he leído al respecto. Parece que el agua también sirve con los mismos fines.
EliminarHay terapias que ayudan mucho a niños con problremas. Tabra en un buen ejemplo. Hoy más que nunca hacen falta muchos voluntarios Gabriela. En Cruz Roja lo sabemos.
ResponderEliminarBonita historia.
Un beso.
Los voluntarios hacen una labor digna de todo apoyo. Dan su tiempo, que es el recurso más valioso que tenemos todos.
EliminarInteresante ejemplo de comunicaciòn padre e hijo autista en tàndem corriendo olas. Has hecho muy bien en traerlo aquì, Gabri
ResponderEliminarEs la magia del mar, Chusa, que nos devuelve lo bueno que le damos.
Eliminar¡Me encanta la idea!
ResponderEliminarAquí tenemos muy buenas playas para practicar surf y hay varias escuelas. Sí que es verdad que cuando el mar se pone bravo es peligroso y con un niño aún más.
Pero este tipo de acciones ayudan a los niños con problemas y me parecen una buenísima idea.
Ojalá la Asociación crezca.
Un abrazo
También les deseo lo mejor, Marta, que crezcan y que ayuden a más familias.
EliminarPor cierto, te he dejado un sorpresa en el blog.
ResponderEliminarun besote
Pasaré por ahí, gracias.
EliminarRara vez una palabra nueva como TABRA, lleva a cuestas una historia de esfuerzo, amor y dedicación de gran envergadura, como la expuesta en este post, Gabriela. Hiciste bien en dar a conocer esta bella historia a tus lectores de tantas latitudes.
ResponderEliminarCuando leí la palabra TABRA por primera vez, pensé que era una palabra en otro idioma. No imaginé que venia cargada de tantas cosas buenas, Esteban.
EliminarQue linda história, como é bom quando podemos fazer a diferença e ajudar pessoas. Desejo sorte e sucesso neste projeto tão iluminado.
ResponderEliminarTenha uma ótima semana.
También les deseo mucha suerte, Anajá.
EliminarOlá Gabi,
ResponderEliminarQue linda história!
E pelo que entendi,pai e filha foram colocadas ali por providência divina...Tudo que se inicia com amor e carinho pelo próximo e principalmente por crianças altistas há que se da louvor...
Beijos com carinho
Marilene
Esas son las cosas que un amigo mío llama diosidencias, Marilene, porque van más allá de meras coincidencias.
EliminarTem selinho pra ti no blog, fique a vontade quanto a aceitar.
ResponderEliminarBjos
¡Muchas gracias!
EliminarBuen fin de semana ;)))
ResponderEliminar¡Gracias!
EliminarPreciosa historia, la comunicación existe a muchos niveles.
ResponderEliminarGracias por compartir.
Hay que tener "oídos" para escuchar en cuando nivel se pueda, Milena.
EliminarOjalá hubiera más gente abierta como este conocido y su hija. El mundo necesita más "tabras", entendiendo las diferentes formas de expresión como válidas.
ResponderEliminarSaludos
Por eso es que hay que promover las tabras de las que tengamos conocimiento. Gabriela.
EliminarPreciosa historia, es verdad que hay mucha gente que hace que la vida de otras personas sea mas feliz, ¡siempre gracias!
ResponderEliminarCreo que quien más gano en esta historia es el padre, aprendió a relacionarse con su hijo en ese medio y gracias a ello, su hijo gano confianza, nunca es tarde.
Besos amiga Gabriela.
Creo que padre e hijo fueron los más beneficiados. Qué bueno que se cruzaron con ese otro padre y que todo saliera bien para todos.
EliminarImpresionante historia. Son pequeños gestos los que consiguen grandes resultados y a veces basta con un poco de paciencia, cariño y comprensión.
ResponderEliminarGracias por traernosla.
Un beso
Laly
Grandes dosis de comprensión, Laly, tan escasa a veces.
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