Alguien que conozco
tuvo un problema en su casa el otro día.
Me cuenta que acababa de llegar a su casa y que estaba en la cocina, una mañana cualquiera de un día de semana cualquiera, cuando notó que el piso tenía un poco de agua. Fue a ver de dónde provenía y vio que salía de un depósito que conduce el agua de los baños del edificio donde vive directamente hacia el desagüe. Como su departamento está en el primer piso, el agua sucia debe pasar por ahí obligadamente antes de perderse en el drenaje de la ciudad.
El flujo de agua no era muy fuerte, pero era constante y en un rato el agua amenazaba con entrar a su casa. Para evitar eso, se puso a barrer tan rápido como pudo con una mano mientras con la otra llamaba apresuradamente por teléfono a un gasfitero conocido que solucionara el problema.
Mientras seguía evitando que el agua ingresara a su casa, marcó el teléfono del maestro, que es como llamamos en el Perú a todos aquellos hombres que ejercen un oficio muchas veces de manera empírica. A la vez, rezaba para que el gasfitero estuviera cerca y el inicio de los arreglos no demorara. Felizmente, el hombre le dijo que estaba a una cuadra de su casa, así que en menos de un minuto llegó.
Lo primero que le pidió fue detener el flujo, de agua. Para eso, tenía que abrir la tapa de otro buzón que esta fuera del departamento, en el área de los estacionamientos, justamente en el lugar de un auto que nunca sale y cuyo dueño nunca está en casa. Por suerte, ese preciso día, el auto no estaba en su lugar habitual, con lo que el maestro pudo trabajar sin ninguna dificultad. Tampoco estaba otro carro, que de haber estado estacionado en su sitio de siempre, no hubiera dejado que el hombre pudiera transitar libremente.
Luego de unos quince minutos, quedó detenido el flujo del agua, aunque había que seguir sacando todo lo que se había derramado en la cocina en el camino hacia el exterior y que apenas entró a la casa. A pesar de ser agua sucia, agua de desagüe, el olor no era todo lo desagradable que se podría suponer.
El gasfitero hizo su diagnóstico en poco rato. Había pasado lo que era previsible, que las tuberías se habían atorado por una serie de cosas que incomprensiblemente las personas arrojan por el inodoro. Me dicen que el maestro encontró hasta un trapo.
Casi dos horas después, cuando ya todo se hubo limpiado todo, se pusieron las tapas de los desagües de vuelta a su sitio, las cosas volvieron a la normalidad. Y vaya que sí, pues al poco rato, uno de los autos que hubiera sido un gran impedimento para realizar el trabajo ya estaba estacionado en su lugar de siempre, sin enterarse de lo que minutos antes había estado pasando.
Muchas circunstancias buenas en medio de un acontecimiento francamente malo.
Me cuenta que acababa de llegar a su casa y que estaba en la cocina, una mañana cualquiera de un día de semana cualquiera, cuando notó que el piso tenía un poco de agua. Fue a ver de dónde provenía y vio que salía de un depósito que conduce el agua de los baños del edificio donde vive directamente hacia el desagüe. Como su departamento está en el primer piso, el agua sucia debe pasar por ahí obligadamente antes de perderse en el drenaje de la ciudad.
El flujo de agua no era muy fuerte, pero era constante y en un rato el agua amenazaba con entrar a su casa. Para evitar eso, se puso a barrer tan rápido como pudo con una mano mientras con la otra llamaba apresuradamente por teléfono a un gasfitero conocido que solucionara el problema.
Mientras seguía evitando que el agua ingresara a su casa, marcó el teléfono del maestro, que es como llamamos en el Perú a todos aquellos hombres que ejercen un oficio muchas veces de manera empírica. A la vez, rezaba para que el gasfitero estuviera cerca y el inicio de los arreglos no demorara. Felizmente, el hombre le dijo que estaba a una cuadra de su casa, así que en menos de un minuto llegó.
Lo primero que le pidió fue detener el flujo, de agua. Para eso, tenía que abrir la tapa de otro buzón que esta fuera del departamento, en el área de los estacionamientos, justamente en el lugar de un auto que nunca sale y cuyo dueño nunca está en casa. Por suerte, ese preciso día, el auto no estaba en su lugar habitual, con lo que el maestro pudo trabajar sin ninguna dificultad. Tampoco estaba otro carro, que de haber estado estacionado en su sitio de siempre, no hubiera dejado que el hombre pudiera transitar libremente.
Luego de unos quince minutos, quedó detenido el flujo del agua, aunque había que seguir sacando todo lo que se había derramado en la cocina en el camino hacia el exterior y que apenas entró a la casa. A pesar de ser agua sucia, agua de desagüe, el olor no era todo lo desagradable que se podría suponer.
El gasfitero hizo su diagnóstico en poco rato. Había pasado lo que era previsible, que las tuberías se habían atorado por una serie de cosas que incomprensiblemente las personas arrojan por el inodoro. Me dicen que el maestro encontró hasta un trapo.
Casi dos horas después, cuando ya todo se hubo limpiado todo, se pusieron las tapas de los desagües de vuelta a su sitio, las cosas volvieron a la normalidad. Y vaya que sí, pues al poco rato, uno de los autos que hubiera sido un gran impedimento para realizar el trabajo ya estaba estacionado en su lugar de siempre, sin enterarse de lo que minutos antes había estado pasando.
Muchas circunstancias buenas en medio de un acontecimiento francamente malo.
Siempre hay un lado bueno
ResponderEliminarY más si se está convencido de ello
Se ve que la persona a la que le pasó el incidente es positiva
Caminar así por la vida hace todo más fácil.
Feliz día Gabriela
Es una persona positiva y más que ejemplar, Milena. Simplemente admirable.
EliminarMe acordé de esa vez en que esa misma persona levantó con una mano (con una mano!) un pesadísimo balón de gas en pleno estado de fuga y lo llevó caminando afuera del edificio (mientras con la otra mano agarraba la llave y abría la reja).
ResponderEliminarCreo que no fue así. Esa persona levantó el balón de gas, con una mano, eso sí, y otra iba abriéndole camino y las puertas.
EliminarUna serie de circunstancias favorables que hicieron fácil solucionar un problema que hubiera sido de enormes proporciones. Por ejemplo, si el aniego empezaba cuando nadie estaba en casa, o si ocurría de noche, cuando estaban durmiendo. Yo a esto lo llamo "providencia".
ResponderEliminarO todo eso, más los carros estacionados estorbando el camino. Terrible, Acirema.
EliminarPues menos mal que se dieron esos felices acontecimientos. Parece que tenía la suerte de su parte.
ResponderEliminarUn beso
Dentro del mal momento, sí que tuvo suerte, Marta.
EliminarSuele pasar muy a menudo que se atoren las cañerias por la desaprensión de algunas personas. El que haya encontrado un trapo es una obtrucción menor a las que suelen encontrar por estos lares jajajaja. En fin hay gente que no sabe, aún, vivir en sociedad. Un besote
ResponderEliminarNo deja de sorprenderme, tía Lelé. No creo que haya sido un accidente.
EliminarGabriela, quando tudo poderia ter corrido mal ... correu bem!
ResponderEliminarFoi o anjo da guarda da tua amiga que, seguramente, estava vigilante!
Beijo
Eso mismo me dijo la persona que me contó la historia, Nina. Lo malo iba a pasar de todas maneras, pero felizmente pasó rodeado de circunstancias favorables.
EliminarPues aunque empezò mal el dìa, todas las cosas se pusieron a su favor y acabò bien. Estoy de acuerdo con Milena, creo que la positividad de la persona favoreciò la buena fortuna.
ResponderEliminarQue te vaya bonito Gabri, buena fortuna!
Habrá que contagiarse de ese ánimo positivo, Chusa. A veces hace falta una sobredosis de entusiasmo.
EliminarA pesar del desaguisado tuvo un buen día.... la suerte se alió con ellos.
ResponderEliminarLa gente sigue tirando por el wc de todo, a veces lo utilizan de cubo de basura. Pañales de niño sacaron una vez por aquí, como para no atascarse :((
Buen finde.
Un beso.
¡Pañales! De verdad, no sé por qué toman el inodoro como basurero. como dices.
Eliminar¡Gracias!
Es un alivio que las circunstancias ayuden a la hora de solucionar problemas.
ResponderEliminarFui presidenta de la comunidad de propietarios dónde vivía y hubo muchos atascos. Encontraron de todo, pero lo que era recurrente una y otra vez de forma totalmente incomprensible eran los pañales desechables.
No entiendo cómo alguien puede pensar en echar eso por el inodoro... :(
Besazo
¡¡¡Pañales!!! Creerán que desechable significa que se puede echar por el inodoro. Incomprensible por donde se le mire.
EliminarHola amiga, este mundo es de contrastes, unos viven acontecimientos y resuelven incidentes y otros no se enteran de nada y viven al margen de lo que sucede.
ResponderEliminarSi supieras Gabriela, que ayer mi amigo Ángel me contaba que en la comunidad donde vive le pasó un caso similar esta semana. Debe ser de lo más cotidiano.
Besos.
Espero que Ángel haya tenido la misma suerte que la persona que me contó este incidente, Fernando. Es lamentable que esa falta de consideración sea cotidiana.
EliminarOlá,
ResponderEliminarquando acontece esses acidentes nos tiram do sério. Princialmente com água.
Bjos tenha uma ótima semana.
Y es que cuando el agua viene con fuerza, nadie la detiene, Anajá.
EliminarGabrielita. Ese mal padecen todos los edificios, en nuestro pais, Nos hace falta una Buena dosis de educacion civica. Te quiero.
ResponderEliminarCotiti.
Y por lo que se ve en los comentarios, parece que es un mal compartido con otros países, Consuelo.
EliminarOlá Gabriela!
ResponderEliminarIsso acontece muitas vezes por pura falta de cuidado do vizinho próximo, não imaginando que o mal feito dele pode prejudicar outras pessoas...
Beijos com muito carinho e tenha uma linda e abençoada semana.
╭⊰✿╭⊰✿__________Marilene
Lamentablemente, hay personas que solamente piensan en ellas mismas. Felizmente la cosa se solucionó con bien dentro de lo malo que pudo ser.
EliminarEs una historia que de cierta forma nos ha ocurrido a todo de una alguna forma. Es lamentable porque la no sabes que levantar primero…o limpiar.
ResponderEliminarO secar, Iela, porque la inundación fue más o menos seria.
Eliminar¡¡¡Gasfitero!!! Es la primera vez que oigo (leo) esa palabra...
ResponderEliminarAy, madre mía, alguna experiencia de este tipo he vivido, con la diferencia de que sucedió nada más comprar el piso, así que no pudieron ser otros más que los propios trabajadores de la obra.
Así llamamos acá a lo que en otros países dicen plomeros, Laly.
EliminarQue pase algo así en un departamento con 20 años es una cosa, pero que pase en una propiedad nueva es francamente el colmo.