Por seguir con una lista iniciada hace algún tiempo, hay muchas más cosas que no entiendo.
No entiendo por qué hay gente que va al cine y recién decide la película que va a ver en la fila de la boletería. Peor aun, están los que después de una larga cola, con conversación incluida, llegan a la ventanilla y le piden recomendación al encargado de la venta de las entradas. Le hacen preguntas como: "¿qué tal es la película Tal y cual?", con lo que ponen al trabajador en un compromiso. Imaginen que recomienda una película que no es del gusto de estos incomprensibles asistentes.
No entiendo por qué las empresas que se dedican a poner subtítulos en las películas usan el color blanco para sus letras. Casi siempre el texto termina perdiéndose en la imagen, sobre todo cuando predominan los colores claros. Usar amarillo no es solución tampoco, pues pasa lo mismo. No sé cómo a nadie se le ocurre usar letras blancas con un ligero borde negro. Ese contorno sería fácilmente notorio en un fondo blanco y se acabaría el problema.
No entiendo por qué algunos medios de comunicación usan páginas con fondo negro, o cualquier otro color oscuro, y letras mínimas, por lo general de color blanco. No solamente me parece un inútil derroche de tinta. Lo más grave es el esfuerzo que debemos hacer los lectores con ese texto, que muchas veces se queda sin leer, con lo que el esfuerzo del autor queda desperdiciado.
No entiendo la costumbre de algunas personas de afirmar y confirmar su asistencia a alguna actividad con el mayor entusiasmo del mundo y que después simplemente no aparezcan. Cualquiera puede tener las mejores intenciones de ir, y nadie está libre de inconvenientes de último minuto, pero lo mínimo que manda la educación y la consideración a los demás es hacer llegar un mensaje dando cuenta del inconveniente. En estos tiempos de hipercomunicación, no hay excusa válida para dejar a nadie plantado.
No entiendo por qué hay gente que va al cine y recién decide la película que va a ver en la fila de la boletería. Peor aun, están los que después de una larga cola, con conversación incluida, llegan a la ventanilla y le piden recomendación al encargado de la venta de las entradas. Le hacen preguntas como: "¿qué tal es la película Tal y cual?", con lo que ponen al trabajador en un compromiso. Imaginen que recomienda una película que no es del gusto de estos incomprensibles asistentes.
No entiendo por qué las empresas que se dedican a poner subtítulos en las películas usan el color blanco para sus letras. Casi siempre el texto termina perdiéndose en la imagen, sobre todo cuando predominan los colores claros. Usar amarillo no es solución tampoco, pues pasa lo mismo. No sé cómo a nadie se le ocurre usar letras blancas con un ligero borde negro. Ese contorno sería fácilmente notorio en un fondo blanco y se acabaría el problema.
No entiendo por qué algunos medios de comunicación usan páginas con fondo negro, o cualquier otro color oscuro, y letras mínimas, por lo general de color blanco. No solamente me parece un inútil derroche de tinta. Lo más grave es el esfuerzo que debemos hacer los lectores con ese texto, que muchas veces se queda sin leer, con lo que el esfuerzo del autor queda desperdiciado.
No entiendo la costumbre de algunas personas de afirmar y confirmar su asistencia a alguna actividad con el mayor entusiasmo del mundo y que después simplemente no aparezcan. Cualquiera puede tener las mejores intenciones de ir, y nadie está libre de inconvenientes de último minuto, pero lo mínimo que manda la educación y la consideración a los demás es hacer llegar un mensaje dando cuenta del inconveniente. En estos tiempos de hipercomunicación, no hay excusa válida para dejar a nadie plantado.